De profesión, propagandistas de herejes y saboteadores de obispos honestos
No pueden evitarlo, no lo soportan, es superior a sus fuerzas. Los propagandistas de la herejía están rabiosos porque existimos una serie de católicos que nos oponemos a la presencia en la Iglesia de seglares, sacerdotes, religiosos y teólogos que atacan públicamente la fe católica. Como no nos callamos y les plantamos cara desde nuestros medios de comunicación, modestos pero cada vez más influyentes, se muestran inquietos, preocupados y tensos.
Si alguno de nosotros dice algo tan de sentido común como que jamás puede llamarse católico un señor que niega nuestra salvación y redención por el sacrificio de Cristo en la cruz, enseguida asoman los padrinos mediáticos de turno para defender al hereje y llamarnos torquemadas. Es decir, ellos querrían que nos calláramos ante quien blasfema contra la cruz de Cristo, ante quien blasfema contra el Dios cristiano, al que llama sádico por enviar a su Hijo a morir en una cruz como cordero que se inmola por nuestros pecados.
Pero ojo, esos mismos propagandistas del error y la herejía son los primeros en montar autos de fé públicos y mediáticos contra algunos obispos. A muchos no se nos va a olvidar nunca el sabotaje cruel y repugnante que le prepararon a Monseñor Munilla antes, durante y después de su llegada a la diócesis de San Sebastián. O cómo arremetieron contra el actual obispo de Córdoba por cometer la osadía de velar por la sana doctrina. El último de la lista es el P. Rico Pavés, al que ya van preparando la hoguera progre ante la posibilidad de que sea obispo de Orense o de cualquier otra diócesis.
Es decir, esos propagandistas del error y de la herejía, esos lacayos profesionales del progresismo eclesial, son además una panda de hipócritas que acusan a los que somos fieles al Magisterio de hacer aquello en lo que ellos son expertos: las campañas mediáticas.