Llegamos al final de un proceso muy peligroso
Muchos católicos hemos reaccionado con estupor, asombro e incluso santa indignación, ante lo que se puede leer en el texto del Pontificio Consejo para la Unidad de los cristianos como material para la prepración de la próxima semana de oración ecuménica.
En dicho texto se afirma que Lutero fue un “testigo del evangelio” y, pásmense ustedes, se pone a Lutero, Calvino y Zwinglio en el mismo saco que San Ignacio del Loyola, San Francisco de Sales y San Carlos Borromeo. Esto último no me lo invento. Lean:
Los grandes reformadores como Martín Lutero, Ulrico Zuinglio y Juan Calvino, como también muchos que permanecieron católicos, como Ignacio de Loyola, Francisco de Sales y Carlos Borromeo, intentaron conseguir que la Iglesia occidental se renovara.
Sin embargo, por mucho que nos escandalice esa infamia, porque infamia es, no estamos sino ante la penúltima estación de un camino peligrosísimo que se empezó hace demasiado tiempo. El falso ecumenismo.
Los papas de principios del siglo XX fueron grandes profetas cuyo mensaje ha sido olvidado y/o despreciado. Uno de ellos, Pío XI, ya advirtió de por dónde podían ir las cosas. En su encílica Mortalium Animos, dijo:
Pero donde con falaz apariencia de bien se engañan más fácilmente algunos, es cuando se trata de fomentar la unión de todos los cristianos. ¿Acaso no es justo -suele repetirse- y no es hasta conforme con el deber, que cuantos invocan el nombre de Cristo se abstengan de mutuas recriminaciones y se unan por fin un día con vínculos de mutua caridad? ¿Y quién se atreverá a decir que ama a Jesucristo, sino procura con todas sus fuerzas realizar los deseos que El manifestó al rogar a su Padre que sus discípulos fuesen una sola cosa?. y el mismo Jesucristo ¿por ventura no quiso que sus discípulos se distinguiesen y diferenciasen de los demás por este rasgo y señal de amor mutuo: En esto conocerán todos que sois mis discípulos, en que os améis unos a otros?. ¡Ojalá -añaden- fuesen una sola cosa todos los cristianos! Mucho más podrían hacer para rechazar la peste de la impiedad, que, deslizándose y extendiéndose cada más, amenaza debilitar el Evangelio.
Estos y otros argumentos parecidos divulgan y difunden los llamados “pancristianos”; los cuales, lejos de ser pocos en número, han llegado a formar legiones y a agruparse en asociaciones ampliamente extendidas, bajo la dirección, las más de ellas, de hombres católicos, aunque discordes entre sí en materia de fe.
Comparen ustedes eso que denunciaba ese papa santo y profeta, con lo que hoy leemos del documento mencionado de la Santa Sede:
… las dos tradiciones se acercan a este aniversario en una época ecuménica, con los logros de 50 años de diálogo a sus espaldas y con una comprensión nueva de su propia historia y de la teología. Separando lo que es polémico de las cosas buenas de la Reforma, los católicos ahora son capaces de prestar sus oídos a los desafíos de Lutero para la Iglesia de hoy, reconociéndole como un «testigo del evangelio» (Del conflicto a la comunión, 29). Y así, después de siglos de mutuas condenas y vilipendios, los católicos y los luteranos en 2017 conmemorarán por primera vez juntos el comienzo de la Reforma.
Lo que aquel Papa condenó, hoy aparece en la web del Vaticano. Con los mismos argumentos, con las mismas excusas.
Así exhortó Pio XI sobre el intento de conciliar catolicismo y protestantismo:
Siendo todo esto así, claramente se ve que ni la Sede Apostólica puede en manera alguna tener parte en dichos Congresos, ni de ningún modo pueden los católicos favorecer ni cooperar a semejantes intentos; y si lo hiciesen, darían autoridad a una falsa religión cristiana, totalmente ajena a la única y verdadera Iglesia de Cristo.
¿Y habremos Nos de sufrir -cosa que sería por todo extremo injusta- que la verdad revelada por Dios, se rindiese y entrase en transacciones? Porque de lo que ahora se trata es de defender la verdad revelada. Para instruir en la fe evangélica a todas las naciones envió Cristo por el mundo todo a los Apóstoles; y para que éstos no errasen en nada, quiso que el Espíritu Santo les enseñase previamente toda la verdad (15); ¿y acaso esta doctrina de los Apóstoles ha descaecido del todo, o siquiera se ha debilitado alguna vez en la Iglesia, a quien Dios mismo asiste dirigiéndola y custodiándola? Y si nuestro Redentor manifestó expresamente que su Evangelio no sólo era para los tiempos apostólicos, sino también para las edades futuras, ¿habrá podido hacerse tan obscura e incierta la doctrina de la Fe, que sea hoy conveniente tolerar en ella hasta las opiniones contrarias entre sí? Si esto fuese verdad, habría que decir también que el Espíritu Santo infundido en los apóstoles, y la perpetua permanencia del mismo Espíritu en la Iglesia, y hasta la misma predicación de Jesucristo, habría perdido hace muchos siglos toda utilidad y eficacia; afirmación que sería ciertamente blasfema.
Como ocurrió tantas veces con los profetas a lo largo de la historia sagrada, lo que Pio XI profetizó que pasaría si no se le hacía caso, ha pasado. Hoy vemos que en el seno del catolicismo se eleva a Lutero, Calvino y Zwinglio a un lugar que solo pueden ocupar los verdaderos reformadores, aquellos que recibieron el don de la santidad para reformar su Iglesia, no para destrozarla en mil pedazos e introducir todo tipo de herejías.
Pero nadie piense que hemos llegado a este punto de la noche a la mañana. Nadie piense que es el pontificado de Francisco el único que ha abierto la puerta a todo esto. No, más bien es el resultado lógico y natural de lo que los papas anteriores hicieron. Ejemplos:
San Juan Pablo II, Discurso en el encuentro con los obispos de la Iglesia nacional danesa, en la residencia del obispo luterano de Roskilde, martes 6 de junio 1989
Hoy ante todo necesitamos una valoración nueva y común de muchos interrogantes que han surgido de Lutero y de su mensaje. Por este motivo he podido afirmar en el curso del 500 aniversario del nacimiento de Martín Lutero: «En la práctica, los esfuerzos científicos de los investigadores evangélicos y de los católicos, que han logrado resultados excelentes, han conducido a un panorama pleno y diferenciado de la personalidad de Lutero y a una complicada conexión de los acontecimientos históricos en la sociedad, en la política y en la Iglesia de la primera mitad del siglo XVI. De todos modos, lo que ha salido a la luz de modo convincente es la profunda religiosidad de Lutero(1), que ardía de ansia abrasadora por el problema del la salvación eterna»
(1) Carta al cardenal Willebrands, 31 de octubre, 1983: A AS 77, 1985, págs. 716-717.
Discurso del Papa Benedicto XVI en el Augustinerkloster de Erfurt, al reunirse con los quince representantes del Consejo de la EKD – Iglesia Evangélica Alemana, el 23 de septiembre de 2011.
Como Obispo de Roma, es para mí un momento emocionante encontrarme en el antiguo convento agustino de Erfurt con los representantes del Consejo de la Iglesia Evangélica de Alemania. Aquí, Lutero estudió teología. Aquí, en 1507, fue ordenado sacerdote. Contra los deseos de su padre, no continuó los estudios de derecho, sino que estudió teología y se encaminó hacia el sacerdocio en la Orden de San Agustín. En este camino, no le interesaba esto o aquello. Lo que le quitaba la paz era la cuestión de Dios, que fue la pasión profunda y el centro de su vida y de su camino. «¿Cómo puedo tener un Dios misericordioso?»: Esta pregunta le penetraba el corazón y estaba detrás de toda su investigación teológica y de toda su lucha interior. Para él, la teología no era una cuestión académica, sino una lucha interior consigo mismo, y luego esto se convertía en una lucha sobre Dios y con Dios.
…
¿Cómo puedo tener un Dios misericordioso?» No deja de sorprenderme que esta pregunta haya sido la fuerza motora de su camino. ¿Quién se ocupa actualmente de esta cuestión, incluso entre los cristianos? ¿Qué significa la cuestión de Dios en nuestra vida, en nuestro anuncio?
…
La pregunta: ¿Cómo se sitúa Dios respecto a mí, cómo me posiciono yo ante Dios? Esta pregunta candente de Martín Lutero debe convertirse otra vez, y ciertamente de un modo nuevo, también en una pregunta nuestra. Pienso que esto sea la primera cuestión que nos interpela al encontrarnos con Martín Lutero.
¿Y bien? ¿Criticaremos solo que en este pontificado se ensalce a Lutero, cuando fue ensalzado por los pontificados inmediatamente anteriores?
No creo que haga falta que repita lo que pensaba y decía Martín Lutero sobre la fe católica, sobre el papado, sobre la Misa, sobre etc. En este mismo portal se puede leer abundante material al respecto. Y no cabe pensar que los últimos papas eran ignorantes respecto al heresiarca alemán.
La perplejidad que algunos tenemos ahora ya la tuvieron otros cuando vieron el camino que estaba emprendiendo el ecumenismo. Hubo voces que se sumaron a la de Pio XI y advirtieron de lo que se nos venía encima. Una de ellas, la da Mons. Lefebvre, que por mucho que se equivocara gravemente al ordenar obispos contra la voluntad del Papa, en este asunto, sencilla y llanamente, tenía razón. Cito de su carta abierta a los católicos perplejos:
La palabra ecumenismo, aparecida en 1927 en un congreso que se reunió en Lausana, debería poner por sí misma en guardia a los católicos, teniendo en cuenta la definición que se da de dicha palabra en todos los diccionarios: “Ecumenismo-. movimiento favorable a la reunión de todas las Iglesias cristianas en una sola”. No es posible fundir principios contradictorios, eso es evidente; no se puede reunir la verdad y el error para hacer de ellos una sola cosa.
Esto sólo sería posible adoptando errores y rechazando parcial o totalmente la verdad. El ecumenismo se condena por sí mismo.
…
La Iglesia es la única arca de salvación, no debemos tener miedo de afirmarlo. Muchas veces se habrá oído decir: “Fuera de la Iglesia no hay salvación” y esto choca a las mentalidades contemporáneas. Es fácil hacer creer que este principio ya no está en vigor, que ha quedado superado. Parece un principio de severidad excesiva.
Sin embargo nada ha cambiado, pues nada puede cambiar en este dominio. Nuestro Señor no fundó varias Iglesias, sino que fundó sólo una. Sólo hay una cruz por obra de la cual uno puede salvarse y esa cruz le ha sido dada a la Iglesia católica, no ha sido dada a las demás. Cristo dio todas sus gracias a su Iglesia que es su esposa mística. Ninguna gracia otorgada al mundo, ninguna gracia registrada en la historia de la humanidad se distribuye sin pasar por la Iglesia.
No estoy de acuerdo con Mons. Lefebvre en que todo el ecumenismo se condena por sí mismo. Hay un ecumenismo real, fructífero: el que representan los ordinariatos anglocatólicos. Pero el ecumenismo que nos están vendiendo hoy, resultado del nefasto ecumenismo que se ha venido realizando desde hace décadas, debemos rechazarlo sí o sí, a menos que queramos enterrar el catolicismo. Pero claro, si se acaba asumiendo la idea presente en el punto 303 y 304 de Amoris Laetitia, de que la última autoridad sobre las actuaciones propias la tiene la conciencia personal de cada cual, por encima de la propia ley divina, ¿qué es lo que pensamos que va a quedar de la fe que ha sobrevivido durante 20 siglos? Es el libre examen de las Escrituras, forjado por Lutero y Calvino, encarnado en la enseñanza moral y la pastoral de una Iglesia que necesita más que nunca que Cristo acuda a salvarla del error, la herejía y la aposatasía.
Luis Fernando Pérez Bustamante
68 comentarios
Son justamente los lamentables antecedentes que tú aguda y acertadamente señalas, LF, los que han dado alas a los demoledores para emprender el empuje final. Pero a quienes por gracia de Dios conservamos la fe, la papolatría no nos sienta. Si hay algo que está mal, está mal sea quien sea que lo haya dicho. Y entonces nos vamos a plantar frente a los demoledores. Mejor dicho, nos hemos plantado ya. Decididos a que no se afrente más a la Iglesia, menos que menos desde donde se la debe defender. Decididos a soportar a pie firme los intentos de echarnos mediante un "cisma inducido", porque los que se deben ir formalmente de la Iglesia son los que en los hechos demuestran que no tienen fe. Los cuales teológica y metafísicamete no están formando parte del Pueblo de Dios, aunque su situación canónica diga otra cosa.
Desconocía que el error de considerar a Lutero, y con él a Calvino, Zuinglio y Knox et al, ya tuviera antecedentes en San Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Pero en este pontificado de Francisco, bajo el Cardenal Koch, es el que ha establecido el título oficial de Lutero como "testigo del Evangelio". Quizás unos abrieron el camino, pero hoy se ha construido la casita.
Y para ello, el Cardenal Koch han valido del método de la descomposición, deconstrucción, despedazamiento o dépeçage, de la biografía de Lutero.
No interesa el Lutero de antes de 1517 (publicación de las 95 tesis) ni el Lutero de después de 1521 (declaración formal de hereje y excomulgado), pues en un caso es católico formal y en el otro está formalmente excomulgado.
El interés está en el Lutero de 1517 a 1520-1521, cuando se publican las dos Bulas, una de condena de las 95 tesis (1520) y la otra de excomunión formal (1521). Lo interesante está en este Lutero de 1517-1521, que cristaliza su intención inicial de iniciar una reforma del catolicismo, y la supuesta buena fe que le otorgan.
Por aquí está el juego y fantasía de un Lutero en pie de igualdad con los grandes reformadores de la catolicidad: San Benito, San Francisco, Santa Teresa de Jesús, San Ignacio de Loyola.
Pero la realidad es que la santidad de todo hombre ha de ser contemplada en su conjunto íntegro y completo, hasta la muerte, momento del último acto de libertad.
Y Lutero manifestó su constante y permanente voluntad cismática y herética, hasta el momento de la muerte, además de una intención puesta en práctica de belicosidad y beligerancia total y absoluta contra la Iglesia Católica, comprobada de forma histórica, jurídica y teológica.
Por esta circunstancia, es imposible que Lutero sea testigo del Evangelio, todo lo contrario, es modelo ejemplar de infidelidad al Evangelio, de traición al Evangelio, porque del Evangelio salen las verdades de fe y moral católicas y la jurisdicción y primacía del Papa, cosa que Lutero las negó completamente, creando además otra religión.
Por eso, el documento del Cardenal Koch sobre la Semana de la Unidad de los cristianos, en la que declara que Lutero es un testigo del Evangelio, representa a "una Iglesia que necesita más que nunca que Cristo acuda a salvarla del error, la herejía y la aposatasía".
Nunca Lutero, Zuinglio, Calvino y Knox serán jamás testigos del Evangelio, son testigos del cisma y de la herejía.
Opino que dicho documento no ha de ser obedecido, ha de ser invalidado, y el Cardenal Koch, o dimite o es depuesto.
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LF:
El cardenal Koch está para lo que le digan. Tan pronto dice esto:
http://infocatolica.com/blog/delapsis.php/1206210524-cardenal-koch-sobre-el-v-cent
y esto:
http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=20165
Como firma ese documento.
O sea, es un mandado.
Pero es que no creo que la Iglesia vaya mal, la Iglesia va y punto. Donde va no lo sabemos por nosotros mismos, parece que no creemos en Cristo y sus promesas, nos afanamos como si la Iglesia fuera nuestra y dependiera de nosotros, de nuestros proyectos, de nuestro buen hacer, no creemos que el Espíritu Santo obra a pesar de nuestros planes, no creemos que la pastorea Cristo, no creemos que si o si se hará la voluntad del Padre...
Durante toda mi vida me ha dolido que los cristianos estuviéramos separados y hasta enfrentados unos contra otros, no era el mandato de Cristo.
Si las iglesias cristianas buscan encontrarse y unirse oremos porque así sea y que Dios nos ayude a conseguirlo con su bendición. Cuando estemos unidos en El ya nos irá guiando, corrigiendo y santificando por amor de su nombre.
No somos partidos políticos ni equipos de fútbol, somos comunidades cristianas dispersadas por los avatares de la historia, de la vida, de los enredos del mal, pero estamos llamados a ser todos uno con Cristo nos cueste lo que nos cueste, hay que perdonar, ceder posiciones en favor de los hermanos alejados, tender a lo bueno y lo común, lo único que hay que reivindicar es ser siervos de Dios. El nos irá llevando donde quiera y como quiera. Nadie tiene la exclusiva de la verdad, los católicos no somos mejores si no vamos al encuentro de los hermanos cristianos.
Es difícil saber ante qué estamos, pues me resulta incomprensible que desde la misericordia se pueda defender los errores más graves de los que nadie se arrepintió jamás. Una misericordia que lleva al error no es misericordia. ¿Se puede hablar de ignorancia? ¿Hay intereses claros para defender que se busca la apostasía? ¿Hay una corrupción no sólo intelectual, sino también ética y espiritual, que haga que se presente como comportamiento misericordioso y, por tanto, respetuoso con la voluntad del Señor, los actos nacidos de una experiencia personal con Dios por el mero hecho de que esa experiencia es genuina en cuanto que supone una búsqueda de la relación con Dios? ¿Cualquier búsqueda de Dios es buena con independencia de sus resultados y de las decisiones que se tomen posteriormente?
Realmente no sé si estamos ante gente pervertida o ante ignorantes bienintencionados; ante un proyecto satánico o ante simples ineptos, imbéciles que jamás debieron llegar tan alto, mediocres que defienden su mamandurria. No sé lo que resultará de todo esto; tal vez el Señor busque purificar su Iglesia. Visto como está el patio, estoy de acuerdo con que la Iglesia debe redimensionarse. Su tamaño es elefantiásico a pesar de los cincuenta años de caídas continuas en todos los datos (vocaciones, etc.) para lo que somos y significamos para el mundo. Más vale ser pocos y unidos, que albergar, incluso en las sedes más altas, gente que no merece pertenecer a ella.
Pidamos a Dios que dirija esta purificación de todo punto necesaria, aunque debamos atravesar de nuevo por otros desiertos.
Aceptando el hecho objetivo que firma lo que le pongan encima de la mesa, y que parece que tanto se le da Isabel como su hermana, mi pregunta es para qué sirve el cardenalato, si es una consagración que implica la defensa de la fe hasta el martirio, como dijo San Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Es decir, parece que tenemos un Torrente, el brazo tonto de la Curia, que tanto se le da que le pongan un papel de dice "Se aprueba la Santísima Cuaternidad, introduciendo a la Diosa María, quedando derogada la Santísima Trinidad, que ha quedado anticuada".
Él, a firmar, que para eso es un "mandao", y a vivir del cuento, que tiene techo, lecho, leche con magdalenas, compañeros, comida y comodidades.
Esto no es aceptable de ninguna de las maneras.
Y encima, muchísimo más oneroso.
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LF:
Que tuviera razón en muchas cosas no cambia que metiera la pata como la metió. Pero bueno, no es ese el tema del post.
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LF:
Zwinglio se dedicaba a llenar barcazas de anabaptistas, las llevaba al centro de los lagos suizos y allí las hundía.
Gran reformador y defensor de la libertad de expresión, sí señor.
“Vi aquí, en nuestro país (Alemania), muchas Iglesias en lastimosa decadencia. (…) Con sus malignas tretas consiguió el diablo que los eclesiásticos se dividiesen en dos partidos. Hubo entre ellos una especie de concilio. Trataban de cosas relativas al matrimonio. En favor de la justicia no había más que cinco eclesiásticos, a lo sumo, entre ellos uno muy anciano. Los otros estaban todos en contra. Se habían reunido y comenzaron a disputar de tal manera que tuve miedo. Entonces se retiraron los más severos, pero los otros se encerraron con los luteranos”.
“¡Oh, Cristianos! Tiempo es de defender a vuestro Rey y de acompañarle en tan grande soledad, que son muy pocos los vasallos que le han quedado y mucha la multitud que acompaña a Lucifer; y lo que es peor, es que se muestran amigos en lo público y véndenle en lo secreto; casi no halla de quien se fiar”.
Jamás podrá ser canonizado, a menos que la Iglesia se disponga a fomentar los cismas.
Eso faltaría.
En este mismo portal, Alonso Gracián ha explicado magistralmente cómo la filosofía y el pensamiento católicos han ido convirtiéndose en lo que tenemos ahora desde finales de la Edad Media. El CVII y especialmente su famoso espíritu (que no tiene nada que ver con el Espíritu Santo, sino más bien con otro que yo me sé) no surgieron de la nada, nihil fit ex nihilo.
Yo he leído aquí en Infocatólica cómo se dice, con cierto tonillo triunfal, que los "espiritistas del Concilio" van desapareciendo por imperativo biológico sin que una nueva generación venga a sustituirlos. Como si eso representase su derrota o algo. Error, error, mis hermanos: ¿no tenemos ojos en la cara o qué? ¿De verdad nos creemos que con tanto progre como tenemos en la Iglesia por medio mundo no hay una masa crítica suficiente para realizar ese relevo generacional? Si no ha surgido, es por innecesario: descontando las estridencias, sus postulados de fondo ya forman parte de la Iglesia desde una inmensidad de fieles sencillos hasta las máximas alturas. Es un caso de autodisolución por innecesariedad. No hace falta mantener movimientos, con la pereza que da, si el propio devenir histórico hace el trabajo por ti.
No pocos buenos católicos (de los pocos buenos católicos que van quedando) siguen encabezonados con la idea de que todo esto tiene que ser el resultado de un diabólico plan magistral, que achacan a su coco favorito: el NOM, la masonería, quien sea. Disiento. No hay diabólico plan magistral que dure decenas, cientos de años. A mi modo de ver, la explicación es mucho más sencilla: como bien sabemos, la Iglesia no está compuesta por ángeles viviendo en un vacío. La Iglesia está compuesta por seres humanos viviendo en el mundo, un mundo cuya filosofía y pensamiento se han transformado radicalmente en los últimos 300 años por un conjunto de razones complejísimo. Y eso lo impregna todo. No discuto que pueda haber logias, mafias o gente que queda para cenar más de lo esperable. Digo que eso es peccata minuta, que la verdadera razón de fondo es que el pensamiento moderno y posmoderno han arramblado con todo en Occidente y los países occidentalizados y la Iglesia no es una excepción.
En este escalón que nos ocupa ahora mismo, el del ecumenismo valetudo, no hay sino otra expresión del pensamiento posmoderno unida a un caso de "realpolitik": la verdad es discutible y discutida (parafraseando a cierto político de cuyo nombre no quiero acordarme), el buen rollo mola más que el mal rollo, la fe retrocede por todo Occidente y particularmente en Europa (que dicho sea de paso, es de donde sale gran parte de la pasta...), así que pelillos a la mar, dame un abrazo colega, y a ver si juntos hacemos más fuerza. Si Pirrón de Elis pudiese ver lo lejos que ha llegado su pensamiento, quedaría atónito.
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LF:
... y entonces llegará el anticristo.
¿No querrás decir que estamos ante un callejón sin salida?
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LF:
Todavía no. Al menos eso creo. Pero da igual lo que yo crea. Lo que haya de ser, será.
Los "reyes-notario" son lo que hay en todas las monarquías parlamentarias occidentales donde "el rey reina, pero no gobierna."
Incluso la famosa mini-abdicación de Balduino de Bélgica para no firmar la ampliación del aborto fue, en mi opinión, un truco sucio: abdico para que los conservadores monárquicos no se cabreen con la monarquía, dejo (como consecuencia legislativa automática) que el Consejo de Ministros se constituya en Regente del Reino y sancione la ley, y 36 horas después el Parlamento (como estaba previsto y muy posiblemente pactado) me devuelve al trono para el resto de mis días. Que sólo fueron 3 años porque se murió, pero podrían haber sido 30 si Dios le hubiese dado más vida. Luego su hijo y nieto fueron heredando el trono, y ahí siguen, firmando lo que el gobierno les ponga a firmar.
Pero bueno, con esto nos salimos del tema. Por mí, zanjado.
Es decir, se acobardan de llamar santos a los santos, pero no dudan en llamar "grandes reformadores" a los herejes.
A este paso, acabaremos diciendo que todos somos buenos, y que la condena a los ángeles rebeldes fue un desgraciado malentendido. Y rehabilitaremos la "apocatástasis" de Orígenes, y al final todos sin excepción -buenos y malos, doctores y herejes, Miguel y Satanás-, todos en el Cielo.
Muy bonito. Pero nada católico. Y además absurdo.
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LF:
Sí, es que lo de "san" queda poco ecuménico, porque los protestantes no creen en beatificaciones y canonizaciones.
Se ha de atender, a ver si ese camino es recto o desviado. Para tal misión de proclamar la doctrina ortodoxa fueron escritas las "Cartas Pastorales", se anatematizó hasta a un posible "ángel", que enseñara "otro Evangelio" (Gal 1, 8).
Por otro lado, si bien algunas concesiones de S. Juan Pablo II y Benedicto XVI no estuvieron muy felices, en nada se comparan con las sorpresas y asombros, que desde hace pocos años, nos asustan desde el Vaticano. Se multiplica la confusión, la ambigúedad, se silencian pedidos honestos de claridad, se favorecen posturas aventuradas. En fin: mucha misericordia para una parte del rebaño (Kasper, Schoenborn, obispos de la región bonaerense, Spadaro, Bonny) ; pero dejando de lado los "dubia" de 4 prestigiosos y sabios cardenales, calificando al proselitismo como "veneno", sin explicar de qué proselitismo se trata.
En fin, si bien son de lamentar posturas o dichos pasajeros de papas anteriores, hoy en día lo que oímos casi a diario, nada tiene de temporario. Pareciera más bien, que llegó para quedarse, instalando la división en la Iglesia de Cristo, cuando se proclama que se busca su unificación.
Caricias para los de afuera, bastonazos hacia dentro.
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LF:
El problema con esas "concesiones" es que permiten que ahora se usen las mismas para justificar lo injustificable.
Finalmente con el mal, y Lutero es el mal, no cabe concesión alguna.
La preconciliar y está son doctrinas diferentes y Francisco es el que más lo destaca.
Muchas gracias por tus amables palabras. A tu objeción, que ciertamente es verdadera, te digo: "...y sin embargo, sigue habiendo una inmensa cantidad de (pos)modernos y progres en general dentro de nuestra Santa Madre Iglesia." Cada vez más, diría yo, a tenor de todo lo que se está viendo y especialmente de lo que no se está viendo (la ausencia de "resistencia.")
¿Cómo es esto posible, si lo que dices es bien cierto? Sencillo: cometes, permíteme, la misma equivocación que quienes dicen que puesto que las familias creyentes tienen muchos más hijos que las no creyentes, el ateísmo y agnosticismo terminarán desapareciendo... en contra de toda evidencia sociológica y práctica durante ya unas cuantas décadas si no más de un siglo. ¿Dónde está el fallo? En que las ideas no sólo se transmiten verticalmente sino también, y sobre todo, horizontalmente, en función del ambiente filosófico general.
De ese modo, los hijos y nietos de familias numerosas firmemente católicas del pasado acaban siendo tan estupendamente ateos, agnósticos, sincréticos, "no practicantes", (pos)modernos, progres o concejales de Podemos como cualquier otro. Y del mismo modo, si bien los discípulos más comprometidos de los espiritistas del Concilio acaban en la consecuencia lógica de convertirse en agnósticos o ateos (transmisión vertical "maestro>discípulo"), precisamente por comprometidos, sus ideas y el ambiente filosófico general de la sociedad se extienden de manera menos acusada pero efectiva a todos los demás (transmisión horizontal.) A fin de cuentas, ¿cuánta gente lee a Pagola? (Y por cierto, ¿cuánta gente se lee las Encíclicas papales?) Pues los cuatro a los que les interesa el tema. Los textos religiosos no suelen ser best-sellers exactamente. El resto lo hace el ambiente filosófico. Pagola y los demás no son causas, son consecuencias. A menudo, consecuencias casi irrelevantes. Lo gordo es lo que está en el aire, en todo lo demás, a lo que ellos sólo añaden su diminuta voz.
Un fuerte abrazo en Cristo.
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Ahí está el problema Xandros: que la Iglesia no sea una excepción. Siendo que fue fundada para ser, no ya una excepción, sino una contra para el mundo.
Otra cuestión que no se explica en tu ponderado análisis, es la razón por la cual la Iglesia ha entrado en un proceso de autodemolición propiciado por su cúpula, precisamente. Eso es una anomalía que hace pensar que quizás la "peccata minuta" no sea tan minuta. Algo raro hay. Se supone que Roma debería ser el último reducto de la resistencia católica, no una cueva de traidores que conspiren un día sí y otro también buscando una capitulación sin condiciones.
En cambio estoy totalmente de acuerdo con tu comentario sobre los reyes democráticos. Son como esas hermosas reliquias de tiempos idos que se conservan en museos, pero con ventajas: si les pones un papel lo firman, y si les pones un discurso lo recitan con excelente dicción.
También de acuerdo con lo que dices sobre la farsa de Balduino. Lo cual confirma que las reliquias saben actuar por la galería, pero no tienen idea de lo que es el honor y la coherencia.
Zwinglio se dedicaba a llenar barcazas de anabaptistas, las llevaba al centro de los lagos suizos y allí las hundía."
Si esto es cierto, es un crimen de genocidio por razón de la religión.
"LF:
Sí, es que lo de "san" queda poco ecuménico, porque los protestantes no creen en beatificaciones y canonizaciones."
Quizás por eso han inventado este concepto de "testigo del Evangelio", que en Lutero queda absurdo, pues se dedicó a destruir todas las verdades de fe y moral y el primado y jurisdicción del Papa que están contenidos en el Evangelio.
"LF:
El problema con esas "concesiones" es que permiten que ahora se usen las mismas para justificar lo injustificable."
Lo mismo acaece con la ideología de género. Se aprueban los matrimonios homosexuales con derecho a adopción (matrimonios que no llegan al 3% del total), y al final, en las escuelas, se enseñará el concepto de transexual en género fluido, por el que un hombre puede ser hombre y mujer según lo sienta un día u otro. En deportes, podría inscribirse en las secciones femeninas y masculinas a la vez, para recoger medallas. En el matrimonio, sería un matrimonio de género fluido, por el que dos personas podrían ser hombre-mujer, hombre-hombre, mujer-hombre, mujer-mujer, según lo sientan un día sí y otro no.
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LF:
Tengo la sospecha de que en InfoCatólica hay algo escrito sobre ese capítulo de Al.
No pocos buenos católicos (de los pocos buenos católicos que van quedando) siguen encabezonados con la idea de que todo esto tiene que ser el resultado de un diabólico plan magistral, que achacan a su coco favorito: el NOM, la masonería, quien sea. Disiento. No hay diabólico plan magistral que dure decenas, cientos de años.
Disiento. ¿Cómo que no hay plan diabólico que dure cientos de años? Eso es precisamente. ¿Quién tiene prisa? ¿él tiene prisa? Nooooooo.
Los cocos favoritos no son más que instrumentos del plan. Sucesivos. Claro que es un plan…. a muy largo plazo (casi, casi, casi….. desde Erasmo y colegas).
La Iglesia está compuesta por seres humanos viviendo en el mundo, un mundo cuya filosofía y pensamiento se han transformado radicalmente en los últimos 300 años por un conjunto de razones complejísimo. Y eso lo impregna todo.
Pues ese era “el plan”. Transformar radicalmente el pensamiento y la filosofía –no importa si en 300 ó en 500 años- para que lo impregnara todo y la Iglesia quedara en fuera de juego y “no tuviera más remedio” que rendirse. ¿Conjunto de razones complejísimo? En absoluto. Simplísimo. Quitar a Dios y poner al “Hombre”. Poco a poco.
En efecto. Un diabólico plan magistral. Los cocos….. instrumentos.
Por su parte, el padre Stefano Manelli -fundador de los Franciscanos de la Inmaculada- ha recordado -en Il Settimanale di Padre Pio del 20 de Enero de 2013, p.1- que lo mismo señalaba el Padre Pío sobre la condenación eterna de Martín Lutero. Explicó que el P. Pío advertía que aquellos que creen poder comunicarse directamente con Dios -como Lutero-, también están en camino al infierno. El final de Lutero fue horrible y angustioso, escribió el P. Manelli, y señaló -fundamentándose en lo dicho por el padre Pío- que quienes lo siguen se arriesgan a ir al infierno como Lutero, por no escuchar las enseñanzas de la Iglesia Católica.
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LF:
Es el final de un proceso. Hasta ahora era más o menos lamentable con algunos hitos buenos destacables (ordinariatos). Lo que puede haber empezado ya no tendrá nada de bueno.
Estimado Tyto Alba: ¿Crees que cuando Erasmo & co. empezaron con lo suyo estaban realmente poniendo en marcha un plan siniestro a siglos vista? No, la evolución del pensamiento y las sociedades no va así. Es un proceso ciego, en el que cada uno va soltando la suya en función de las necesidades y condiciones del momento.
Podría decirse que procesos como la aparición de las burguesías urbanas, las revoluciones industriales, la urbanización de las sociedades que se desarrollan, el desarrollo del materialismo tanto en su versión capitalista como socialista y otro millón de factores más "confabularon" para dar lugar a lo que tenemos. Pero es una "confabulación sin confabuladores." Cuando las burguesías urbanas cada vez más poderosas económicamente decidieron que querían más poder político y prefirieron unas ideologías determinadas para alcanzarlo en contra del "orden antiguo" centrado en la nobleza y el clero, no lo hicieron pensando "ajajá, esto hará que dentro de unos siglos los gobiernos aprueben el gaymonio" (cosa que les habría espantado), sino que querían... eso, más poder político, en el contexto de su tiempo, y la Ilustración les vino al pelo para conseguirlo. Cuando obreros y campesinos sin tierra decidieron que ya les habían explotado bastante y se sumaron en masa a movimientos marxistas, tampoco pensaban "ajajá, esto acabará conduciendo a la ideología de género" (cosa que les habría espantado igualmente); no, sólo querían que les explotaran menos, y los cantos de sirena del marxismo sonaban de lo más bien para alcanzar una vida mejor. Cuando los capitalistas constataron que la industralización, la producción en masa, la sociedad de consumo y la globalización les iban a hacer más ricos de lo que nadie jamás pudo soñar, abandonaron en masa su conservadurismo tradicional para abrazar y promover un liberalismo individualista del "todo vale" a toda máquina. ¿Acaso voy yo a molestar a mis clientas lesbianas casadas con su señora si compran mis pantalones, coches, casas o fondos de inversión internacionales? Quita, quita, bad for business. Cada uno en su casa y Dios en la de todos (o algo...)
Ninguna de estas personas eran o son "confabuladoras" o "parte de un plan" en el sentido que sugieres. Sólo gente mirando por lo suyo o, no pocas veces, pensando altruistamente que ayudaban o ayudan a hacer un mundo mejor. No fue un "plan" (al menos no uno a larguísimo plazo.) La historia no tiene "planes." Simplemente las cosas van ocurriendo y cada cual se las apaña para bregar con ellas como mejor puede. En retrospectiva, siempre se puede decir "¡ah, sí, mira, hay una línea que lleva de aquí a acá!" Pero extraer conclusiones de eso es sumamente temerario. La gente hace las cosas por sus motivaciones particulares de cada momento o lugar. Al final eso, claro, eso termina por adquirir el aspecto de "un camino" que lleva de un punto a otro, pero eso no quiere decir que hubiera un ingeniero de caminos trazándolo desde el día 1. Se parece más a los senderos rurales que conducen del pueblo a la fuente, aparecidos porque la gente tiende a ir por el camino más fácil, que a una autopista planeada desde el primer momento.
Permíteme hacer un pequeño ejercicio de "religión-ficción" para contestarte. Vamos a imaginar por un instante que existiese efectivamente algo así como una "gran logia" dentro de la Iglesia decidida a transformarla desde dentro en nuestros peores temores. Imaginemos también que los principales actores de esta gran logia y sus mejores ayudantes deciden reunirse en secreto para perfilar sus planes en, qué te diré yo, un hotel de aquí de España. Y ahora, imaginemos que los del Daesh se enteran, dicen "así se las ponían al rey de Francia" y les meten tal bombazo que te tiembla la casa ahí al otro lado del Charco, matándolos a todos.
Incluso sin contar el "efecto mártir", ¿crees que sus ideas desaparecerían de la Iglesia con ellos? ¿Cuánto tiempo te parece que otras personas distintas tardarían en volver por sus fueros? No mucho, ¿verdad? Las ideas no mueren con los hombres y las filosofías que impregnan a una sociedad entera, menos. Los hombres que componen la Iglesia son eso, hombres, pecadores como tú y yo, más o menos en connivencia con las ideas del mundo como tú y yo (si no, es imposible vivir), y además los altos poderes de la Iglesia no tienen exactamente un historial perfecto de resistirse a las ideas y tentaciones del mundo. Creo que todos podríamos mencionar unos cuantos casos históricos que preferiríamos olvidar.
Sabemos por fe que la Santa Madre Iglesia Católica es la verdadera Iglesia de Cristo, que fuera de ella no hay salvación, y que las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. De hecho, para mí es un gran milagro en sí mismo que siga aquí a pesar de la catadura de muchos personajes que han pasado por ella. Pero la Santa Madre Iglesia no es la inmensa estructura humana construida a su alrededor, con la que se suele confundir. Nuestro Señor Jesucristo no dijo que las puertas del infierno no prevalecerán contra la Ciudad del Vaticano, la conferencia episcopal de turno, el venerado monasterio de Santa Agapita o la parroquia de don Jenaro. Todo eso, bien que muy querido por nosotros, son estructuras humanas. Sólo dijo que las puertas del infierno no prevalecerán sobre Su Iglesia. Sólo Él, en Su infinita sabiduría, conoce qué forma material exacta tendrá Su Iglesia en cada momento de la historia. A fin de cuentas, "donde dos o tres están reunidos en Mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos." Quizá ahora lo que viene es un "downsizing", no lo sé. Nada ocurre sin que Dios lo quiera. Sólo Dios sabe, y yo en Sus manos me pongo; hágase Su voluntad.
Pienso que los modernistas nunca se fueron, y empezaron a salir y fortalecerse cuando Juan XXIII, en su concilio, decidió no condenar el error, no lanzar anatemas (algo inédito en la historia de los concilios).
A partir de Juan XXIII, los pontífices fueron negligentes en su misión de protegernos de los lobos, un ejemplo fue Kasper, cuyas herejías se conocen desde varias décadas, y lejos de ser excomulgado, termino investido con la purpura cardenalicia.
Decir la verdad, implica proclamarla, también condenar lo contrario, es decir condenar el error, y a quienes pertinazmente lo sostiene.
El pecado de adulterio se empezó a presentar con eufemismos: situación irregular, situación dolorosa, etc.
Se dejo de hablar de la herejía, y ahora al propio heresiarca lo presentan como un reformador, testigo del evangelio.
La vidente de Fátima, llego a decir en una entrevista, que las autoridades eclesiásticas sufrirían una desorientación diabólica, también que el tercer secreto debía darse a conocer en 1960, porque en esa fecha, seria evidente cual era el contenido.
Viendo con perspectiva histórica, resulta evidente que ocurrió tal y como lo advirtió sur Lucia.
Si bien es cierto, en el año 2000 por fin se dio a conocer la vision del tercer secreto, no conocemos la explicación que dio la Virgen, y por los escritos de sor Lucia, sabemos que la Virgen SI le revelo el significado de la vision profética.
"El problema con esas "concesiones" es que permiten que ahora se usen las mismas para justificar lo injustificable.
Finalmente con el mal, y Lutero es el mal, no cabe concesión alguna."
Tyto Alba:
"Pues ese era “el plan”. Transformar radicalmente el pensamiento y la filosofía –no importa si en 300 ó en 500 años- para que lo impregnara todo y la Iglesia quedara en fuera de juego y “no tuviera más remedio” que rendirse. ¿Conjunto de razones complejísimo? En absoluto. Simplísimo. Quitar a Dios y poner al “Hombre”. Poco a poco."
Estimo acertadísimas ambas afirmaciones. Y quise destacarlas, además, para hacer más visible el hilo que las une. Pues ¿que hizo mejor Lutero, si no quitar a Dios y poner al "hombre"?
Saludos cordiales
Y añado: Estuvo totalmente acertado en la ordenación de los 4 Obispos Mons. Lefrebvre. El único error ha sido el número. Deberían haber sido tres Obispos.
Parece que ya van asomando la patita y nos presentan al nuevo "testigo del Evangelio" al que ahora los católicos son capaces de prestar sus oídos a los desafíos para la Iglesia de hoy.
Es una Nueva Evangelización apóstata y herética de la que me desmarco y jamás anunciaré la Buena Nueva ni hablaré de ella en la clave que se nos presenta e impone.
Saludos cordiales
LF, gracias, el Señor te bendiga por hacer sonar las trompetas de alarma, me parece que todas las alertas están siendo dadas. En medio de esta confusión sin precedentes hay algo totalmente seguro: QUIEN DEFIENDE LA IGLESIA FUNDADA POR NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO Y SU FE BIMILENARIA NO SE EQUIVOCA. Apoyemos a los cardenales firmantes de los dubia y demás jerarquía fiel a Cristo que empieza a reaccionar y levantarse. Sigamos gritando con cien mil lenguas, el Señor Jesús hará el resto y será para bien, amén.
"… Otros en cambio aun avanzan a desear que el mismo Pontífice presida sus asambleas, las que pueden llamarse “multicolores”…
10. La Iglesia Católica no puede participar en semejantes uniones.
Siendo todo esto así, claramente se ve que ni la Sede Apostólica puede en manera alguna tener parte en dichos Congresos, ni de ningún modo pueden los católicos favorecer ni cooperar a semejantes intentos; y si lo hiciesen, darían autoridad a una falsa religión cristiana, totalmente ajena a la única y verdadera Iglesia de Cristo."
Es más, en determinado momento la actitud del heresiarca fue esa: una honda preocupación religiosa, aunque obsesiva.
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LF:
Hay diferencias, pero cuando se habla de un heresiarca sin decir que lo es, señalando cosas que parecen buenas de él, se abre el camino a lo otro. Al menos así lo veo yo.
Benedicto XVI llegó a decir:
Por eso la expresión "sola fide" de Lutero es verdadera si no se opone la fe a la caridad, al amor.
Claro, y si mi abuela tuviera ruedas, sería una bicicleta. El Sola Fide de Lutero es el que es, no el que quisiéramos que fuera.
Por eso insisto en que lo que vemos ahora es la consecuencia de lo que se vio antes.
¿Quién puede negar que, hoy, el modernismo, ha adquirido carta de naturaleza en Roma para enfocar los asuntos de filosofía, de fe y de moral? ¿Quieren pruebas?
1º.- En filosofía: frente a una filosofía segura (tomista) del Ser, se propone una filosofía existencialista del perpetuo cambio o devenir; frente a una filosofía optimista en conocer el ser de las cosas, se propone la imposibilidad de fijar bases sólidas, y por ende, la apertura a todos los errores conocidos y por conocer. Se acoge el error de los nominalistas de que las verdades y los errores sólo son meros nombres, sin que se refieran a esencias inmutables.
2º.- En fe, se propone que las Verdades reveladas deben rebajar su importancia a efectos salvíficos, resultando así que para acceder a la salvación se pueden negar esas verdades sin problema, hasta el punto de que todos, de alguna manera, por la Encarnación del Señor, somos cristianos anónimos y por ello podemos salvarnos, aunque neguemos la única mediación de Cristo y la necesidad de la pertenencia a la Iglesia Católica, como único arca de salvación. Los dogmas se miran con recelo, como fórmulas anquilosadas que dificultan el loable diálogo.
3º.- En moral, frente a la Verdad revelada -lo que es bueno y lo que es malo- , se alega el cambio según la variación de la conciencia de la humanidad, y la necesidad de ajustar los principios inmutables a la situación específica de cada circunstancia, aunque ello implique negar de facto esos principios inmutables
En definitiva, el principio de contradicción deja de tener relevancia. Lo que es verdad hoy en fe y moral, puede ser falso mañana. Es el triunfo del modernismo, o dicho de otra manera, la disolución de la fe. Hay que darle la razón a Lutero, cuando dijo en Worms, ante Carlos V, que los concilios de la Iglesia antigua erraron o pudieron errar en cuestiones de fe y moral.
Por supuesto, que también salen de vez en cuando lúcidos documentos, como la "Veritatis Splendor". Pero cada vez más parecen como meras luciérnagas en un inmenso universo oscuro.
¿Quién que tenga un corazón católico puede negar que vamos por un camino errado desde hace ya varios lustros?
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Quizá se refiera a la mal llamada contrarreforma... no sea mal pensado.
Aún así, siempre me queda el regusto de que más de uno se queda con las ganas de decirlo abiertamente... ¡¡¡¡La iglesia de después del concilio vaticano II no es iglesia!!!! Al final todo se reduce a eso. Y Lefebvre también estaría más que de acuerdo, por cierto.
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LF:
La Iglesia no puede dejar de ser Iglesia. Ni antes ni durante ni después de un concilio.
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LF:
Lo de Asís fue, en mi opinión, el peor error de ese pontificado, pero no apostasía. Lo del beso al Corán era un gesto de respeto hacia los musulmanes. Yo no lo habría hecho, pero no es comparable a lo de Asís.
Y eso de juanpablistas, como bergoglianos, ratzingerianos, etc, a mí me sobra.
1) Es mas que obvio que dio en el clavo con lo del falso ecumenismo, y ya se vera que en todo el resto de sus criticas también tenia razón. No se trago el sapo de la novedades del CVII.
2) El Vaticano prácticamente lo forzó a ordenar a los obispos, dandole a la larga con el estudio de los candidatos que les proponia el frances. Sabian muy bien que tenia los dias contados por el cancer y llevaron adelante una vergonzosa maniobra dilatoria de la cual sus responsables deberan dar cuentas a Dios.
3) Benedicto XVI levanto las excomuniones, probablemente arrepentido de la sucia maniobra vaticana. Se ve que no todo era tan trigo limpio en la defenestracion de Mons. Lefebvre por parte de Roma. Me suena actual.
4) Gracias a la obra de Lefebvre se conservo la santa misa tradicional, injustamente abrogada por el "espiritu del concilio".
5) Yo no se si deberia ser canonizado Lefebvre, pero con el mismo criterio tampoco deberia serlo Karol Wojtyla-JPII, ya que sus aquelarres de Asis son apostasia pura, y el daño prococado por tan grueso "error" lo estamos viendo hoy mismo.
6) No tengo nada que ver con los lefebvrianos, en mi ciudad no existen, jamas fui a una de sus misas (lamentablemente). Pero Lefebvre TENIA RAZON, les guste o no a los juanpablistas y a los ratzingerianos.
Qué clarividencia tuvo entonces Pío XI al decir mucho antes que los católicos que colaboren con esos esfuerzos ecuménicos "le darían autoridad a una falsa religión cristiana, totalmente ajena a la única y verdadera Iglesia de Cristo".
Si bien es cierto que varios Papas anteriores fueron preparando el camino, no cabe duda que Francisco se lleva las palmas. No quisiera estar en su pellejo.
Por eso y aunque resulte lamentable reconocerlo, el cisma ya es un hecho consumado que nadie puede poner en duda. Verá la luz en este 2017 y sólo resta por saber el día y la hora del anuncio.
A partir de ese momento, no sólo la Iglesia, sino el mundo entero, entrarán en un terreno desconocido como parte de la necesaria purificación que ha de venir para barrer con tanta podredumbre, porque es sabido que de lo malo Dios siempre saca lo bueno...
No pudo dar la espalda a los sacramentos. Los cuales son de Dos.
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LF:
En este post no he quitado ningún comentario tuyo.
Cuando un cardenal hace poco dijo que la división puede ser el precio a pagar por la misericordización modernista de la iglesia, pensé en eso. Puede ser no un peligro temido por equivocados reformadores, sino algo querido por los esclavos del diablo.
En la Iglesia hay hoy posibilidades reales de resucitar, si nos libramos del cáncer que nos está destruyendo desde hace 50 años. Si quedamos reducidos a los que verdaderamente creemos los dogmas, los que creemos que los sacramentos son 7, y que los mandamientos son 10 -es decir, no los santos, sino solo los que creen lo mismo que cualquier católico de hace 100 años- podríamos llegar a ser un 5% de los que hoy engordan el censo.
Eso parece un desastre, pero sería la mejor noticia posible para la Iglesia Católica. De hecho, entre los menores de 50 años en Occidente, la práctica totalidad pertenecemos al sector "conservador", los nuevos curas también, los nuevos movimientos también... ¿qué perderíamos?
Dejaríamos de hacer el payaso en las primeras comuniones, dejaríamos de llamar católicos a colegios ateos, podríamos juntarnos y vivir como cristianos, casarnos y tener hijos, crear escuelas católicas, y quien viera la alegría de esa forma de vivir se uniría para recibir de la Iglesia la gracia en los sacramentos.
Nuestros curas predicarían solo para los católicos, y el que quisiera bautizarse ya sabría que la forma de vida católica no tiene nada que ver con la forma de vida actual.
Yo estoy convencido de que en 2017 Francisco será acusado de errores gravísimos, y no retractará de ellos. Estoy convencido de que será acusado finalmente de herejía, y depuesto, y que el cisma llegará, en muy poco tiempo.
¿Significa eso el final de todo? No me parece descabellado pensar que no, que Dios puede empezar de nuevo, retirándonos a los monasterios, a grupos pequeños, alejados del mundo.
Los que tenemos una edad y la inmerecida gracia de Dios, Lo vímos venir hace años y Lo denunciamos y seguímos denunciando. Antes eramos locos, ultra católicos, sedevancatistas fuera de la Iglesia. Gracias a Dios este horrible pontificado hace que esa acusación cada dia sea más absurda.
Finalmente, me gustaría señalar que el siguiente paso a dar no es buscar "Refugio" en la supuesta ortodoxia de Woytila o Raztinger para confrontarla con la heterodoxia actual. Ni siquiera en la tatareada "humane Vitae".
Woytila es responsable de Los sucesos de Asisi en 1986 y fue el primero en dar de comulgar a un hereje protestante, ademas de besar el Corán publicamente y otras sandeces.
Humane Vitae no trajo Ni clarificó la pastoral Católica de la familia. Justo todo Lo contrario, enmarañó y complicó todo Lo que Casti Connubii había logrado. De hecho, Fue una encíclica q ofuscó la Jerarquía de Los fines Del matrimonio tal y como habia sido definido e interpretado en la tradición de la Iglesia.
En cuanto a Lefebvre, que no era solamente él, uno de los problemas muy graves fue la alteración en la forma de sacramentos.
Ningún católico puede permitir que los sacramentos de siempre se pierden, ese fue la principal motivación de Lefebvre.
No se trataba solamente de la misa, sino también del sacramento de orden. El nuevo rito de consagración utiliza términos no claros (como de costumbre). No voy a extenderme, pero esa fue la razón por qué Lefebvre ponía la norma para los sacerdotes externos a la Fraternidad en el caso de querer colaborar con ellos. Tenían que ser ordenados condicionalmente.
Todo eso al margen del Novus Ordo Missae, que en palabras de cardenales Ottaviani y Bacci se "aleja de modo impresionante, en conjunto y en detalle, de la teología católica de la Santa Misa, tal y como fue definida en XXII sesión del Concilio de Trento".
Lo que ahora está ocurriendo es que nos está explotando entre las manos artilugio generado bastante años atrás.
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