La voz profética de la Madre de Dios
Hace unos días Javier Paredes tuvo el detalle de regalarme el libro “Madre de Dios y Madre nuestra” (Santiago Lanus, Ed. San Román) . El mismo se presentará en España el próximo 13 de mayo, a las ocho de la tarde, en el Gran Hotel Velázquez (C/Velázquez 62, Madrid).
La obra trata sobre las apariciones marianas en Amsterdam, Fátima y Garabandal. Las dos primeras han sido reconocidas oficialmente por la Iglesia. Pero muchos fieles creen que lo ocurrido en Cantabria a principios de la década de los 60 del siglo pasado tiene todas las características de una intervención de la Madre del Señor en nuestro mundo.
No en vano, las apariciones de la Virgen María vienen a cumplir en nuestra era el papel señalado por la Escritura para la profecía: “Y tenernos aún algo más firme, a saber: la palabra profética, a la cual muy bien hacéis en atender, como a lámpara que luce en lugar tenebroso hasta que luzca el día y el lucero se levante en vuestros corazones” (2ª Ped 1,19). A lo largo de la Biblia vemos intervenciones ordenadas por Dios para dar un mensaje a su pueblo. En el Antiguo Testamento fueron obra sobre todo de ángeles. En los dos últimos siglos, el Señor ha enviado a su Madre a advertirnos de la necesidad de conversión. De hecho, todas las apariciones tienen en común que encajan como guante en mano con la Revelación. De lo contrario, se les debería aplicar aquello que San Pablo nos advirtió: “Pero aunque nosotros o un ángel del cielo os anunciase otro evangelio distinto del que os hemos anunciado, sea anatema” (Gal 1,8).
Dado que todavía no me ha dado tiempo para leerme el libro entero, me centraré en el prólogo redactado por Javier Paredes. Catedrático de Historia contemporánea, tiene una ventaja sobre gran parte de sus compañeros de profesión: es consciente de que Dios interviene en las vidas de los hombres y de las naciones. Es más, sabe que la Historia tendrá un fin, el día en que Cristo regrese en gloria y poder para juzgar a todos los hombres. Esa perspectiva le ayuda a ver los acontecimientos de los últimos tiempos con una dosis de providencialismo ausente en muchos otros.
Lo primero que cabría preguntarse es por qué nos llega desde el cielo, en este tiempo, la voz amorosa y admonitoria de la Madre del Señor. En mi opinión, desde la Revolución francesa la Iglesia se enfrenta al más peligroso de los enemigos de su historia, solo equiparable al que representó la herejía arriana. Me refiero al modernismo.
Paredes explica muy bien lo que es:
“…consiste en edificar la Iglesia utilizando como cimiento el pecado contra el Espíritu Santo, al introducir el concepto de autonomía del hombre en el ámbito religioso. La proclamación de la autonomía del hombre, reivindicada como un derecho fundamental, exigía necesariamente la negación de la concepción del hombre como criatura, dependiente del Creador".
Y
“… La concepción del hombre como un ser autónomo que puede darse a sí mismo sus propias leyes fue la idea nutricia de la ideología liberal progresista, negándole así toda posibilidad de trascendencia".
¿En qué sentido el modernismo se constituye en un enemigo formidable de la Iglesia? Por una parte, a nivel mundano, plantea una oposición que nace no de una espiritualidad equivocada sino de sacar la trascendencia del ámbito de la acción humana. Se sustituye lo divino por la razón humana, que pasa de ser iluminada por lo alto a rechazar cualquier intromisión sobrenatural. El catolicismo asume que fe y razón no solo no son incompatibles sino compañeras de viaje. A diferencia de Lutero, que consideraba que la razón era la “grandísima puta del diablo“, la Iglesia sostiene que “la fe trata de comprender” (San Anselmo de Canterbury, Proslogion, proemium) y “…la gracia de la fe abre «los ojos del corazón» (Ef 1,18) para una inteligencia viva de los contenidos de la Revelación, es decir, del conjunto del designio de Dios y de los misterios de la fe, de su conexión entre sí y con Cristo, centro del Misterio revelado” (CIC 158). Como bien dijo el Concilio Vaticano I:
“A pesar de que la fe esté por encima de la razón, jamás puede haber contradicción entre ellas. Puesto que el mismo Dios que revela los misterios e infunde la fe otorga al espíritu humano la luz de la razón, Dios no puede negarse a sí mismo ni lo verdadero contradecir jamás a lo verdadero” (CVI: DS 3017).
Pero aún más grave es el ataque que el modernismo ha lanzado contra la Iglesia desde dentro de la misma. El profesor Paredes lo explica muy bien:
Las distintas tendencias modernistas se pueden definir como un nuevo intento gnóstico que trata de sustituir los fundamentos doctrinales sobre los que su Fundador había edificado la Iglesia, en un afán de desplazar la fe y la Revelación como fundamento del hecho religioso y colocar en su lugar los criterios del racionalismo y de la ciencia positivista. En suma, el modernismo subordina la fe a lo que los modernistas denominan “formulaciones de los tiempos modernos”, que por ser opuestas a la fe acaban modificando el depósito entregado por Jesucristo.
Efectivamente, una cosa es adecuar el mensaje del evangelio a los “tiempos modernos” y otra muy distinta tomar como referencia los “tiempos modernos” como excusa para degenerar la Revelación que “una vez para siempre, ha sido dad a los santos” (Jud 3).
Hasta la llegada del modernismo al seno de la Iglesia, el martirio había llegado de dos maneras. Leemos en el prólogo de Paredes:
En el primer modelo, los perseguidores ignoran que es la gracia santificante lo que vivifica a la Iglesia y no el número mayor o menor de cristianos. En consecuencia piensan que eliminando al mayor número posible de cristianos conseguirán acabar con la Iglesia. Pero su error de inicio explica que obtengan un resultado contrario al de sus objetivos, pues como ya puso de manifiesto Tertuliano (160-225) “la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos”.
Y:
El segundo tipo de martirio apareció durante la Revolución Francesa. En esta ocasión los perseguidores, algunos de ellos sacerdotes y obispos (que, aunque renegados, son sacerdotes in aeternum), conocen perfectamente que el catolicismo es una religión sacramental y que es a través de los sacramentos por donde circula la gracia que produce la santidad. El historiador francés Jean de Viguerie, en un excelente libro que se titula Cristianismo y Revolución, ha puesto de manifiesto cómo las medidas revolucionarias tenían como objetivo apartar a los fieles de los sacramentos.
Sin embargo, hoy asistimos a lo que yo llamaría el martirio por la verdad y Javier Paredes califica como martirio de la coherencia:
El tercer tipo es el martirio de la coherencia. Ahora a los perseguidores ya no les importa tanto si vas o dejas de ir a misa. Es más, si la parroquia en la que se celebra tiene algunos pedruscos de hace unos cuantos siglos, el sistema político puede que hasta financie el mantenimiento o la limpieza del templo. Por lo tanto, en nuestro juicio particular, a los cristianos del siglo XXI no se nos preguntará sólo si hemos asistido a misa los domingos y fiestas de guardar, sino que además se nos pedirá cuentas también y especialmente de qué hicimos con esta sociedad desacralizada.
Aunque los cristianos siguen siendo martirizados violentamente en países donde existe otra religión mayoritaria -mayormente el Islam- y un régimen político dictatorial -mayormente el comunismo-, en Occidente se da ya el martirio por la verdad. Así vemos que son cada vez más las noticias de cristianos que tienen problemas legales por ser coherentes con su conciencia y oponerse a leyes y normas inicuas.
Pero también existe otra especie de persecución o desprecio interno. Me refiero al que sufren aquellos que osan plantar cara al modernismo eclesial, que buscan hacer una apologética “ad intra” que libere a la Iglesia de esa hidra cancerígena de varias cabezas que representa el liberalismo teológico. Quien hace eso es tildado de fundamentalista, inquisitorial, profeta de calamidades, preconciliar y otros epítetos similares.
Cuando se alude a la secularización interna de la Iglesia, se suele evitar señalar que la misma no se puede combatir con buenas palabras sino con una decidida acción pastoral encaminada a devolver a los fieles aquello que les han robado los modernistas y sus hijos: el ethos católico.
María, como Madre preocupada por la salud espiritual de los hijos que Cristo le encomendó en la Cruz, ha sido nuevamente sensible a la voz de Dios y se nos ha manifestado para recordarnos las grandes verdades de la espiritualidad cristiana: oración, conversión, fidelidad a Cristo.
La Virgen es considerada tradicionalmente como la Destructora de todas las herejías. No hay peor herejía que la que está llevando a Occidente a la gran apostasía. Es necesario que volvamos nuestra mirada a Ella. Hoy, como en las bodas de Caná, sigue diciéndonos: “Haced lo que Él os diga” (Jn 2,5). La Madre nos lleva al Hijo y el Hijo al Padre. Escuchemos su palabra. Si este libro nos ayuda a ello, habrá conseguido un gran bien.
Luis Fernando Pérez Bustamante
21 comentarios
Que la Virgen María ruegue por nosotros para que tengamos buenos y santos pastores.
"En mi opinión, desde la Revolución francesa la Iglesia se enfrenta al más peligroso de los enemigos de su historia...al modernismo... consiste en edificar la Iglesia utilizando como cimiento el pecado contra el Espíritu Santo"
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¿Cómo se puede edificar a la Iglesia SOBRE LA BASE DEL UNICO PECADO QUE NO TIENE PERDÓN??
¿Puede haber un despropósito mayor?
Es evidente que se tienen que haber dado una serie ininterrumpida de lo que denunciara tantas veces el P. Iraburu: LAS INFIDELIDADES EN LA IGLESIA.
Y sigue:
"La proclamación de la autonomía del hombre, reivindicada como un derecho fundamental, exigía necesariamente la negación de la concepción del hombre como criatura, dependiente del Creador...
La concepción del hombre como un ser autónomo que puede darse a sí mismo sus propias leyes fue la idea nutricia de la ideología liberal progresista.."
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Ideología liberal-progresista que fue a su vez el germen de la actual DEMOCRACIA. Sí, de ésta que tenemos y padecemos. Cuyos políticos "de derechas y conservadores", aliados con el ala modernista de la Iglesia, han monopolizado el voto católico que ha hecho posible dar poder a políticos que pertenecen a un sistema basado...¡en el pecado que no se puede perdonar!
Nada menos.
¿Y después nos maravillamos de la apostasía, de la sequedad de vocaciones, etc., etc?
¿Y después nos maravillamos si vemos que las ovejas que exigen coherencia a sus pastores son perseguidas DESDE ADENTRO, generalmente por pasiva pero a veces también hasta por activa?
¿Y después nos maravillamos que los herejes campen a sus anchas, con total desparpajo y haciendo gala de una insolencia enervante?
Me gustaría comprar el libro, por lo que agradeceré informes de cómo hacerlo desde Argentina.
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LF:
Pues según tengo entendido en Argentina se está vendiendo desde hace cierto tiempo. Pero sin el prólogo de Javier Paredes.
Como bien sabes, la Iglesia acepta la democracia siempre que se garanticen una serie de principios pre-políticos. Dicho lo cual, no quiero ahora un debate sobre la democracia en este blog.
Me pondré a averiguar y pasaré el dato a los argentinos interesados en comprarlo.
http://www.pueblodemaria.com/libro_madre_de_dios_y_madre_nuestra.htm
Allí estaré, si Dios quiere, pues imagino que se podrán adquirir varios ejemplares del libro en el transcurso de la presentación.
Bendiciones
Que Nuestra Madre se aparezca con relativa frecuencia en estos últimos tiempos, y haciendo especial hincapié en la conversión y el sacrificio, son indicios claros que nos acercamos a tiempos verdaderamente dramáticos para la humanidad. Y en esta línea, Garabandal es -con las reservas de su todavía no definitiva aprobación eclesiástica-, la intervención mariana más asombrosa de toda la historia (dejando a salvo su vida mortal): si realmente son ciertos los asombrosos eventos que se profecizan, nosotros -que vivimos en el tiempo de las videntes- tendremos necesariamente que ser testigos de ellos. Y esto es realmente impresionante.
La segunda reflexión tiene que ver con una profunda decepción. Que en nuestro actual Catecismo, como si hubiera dejado de ser un peligro para la fe en nuestro tiempo, ni se mencione el "modernismo".
La Verdad se encuentra en lo mental, en nuestro inconsciente al que hay que interpretar. La Verdad nos salva, esa es su razón de ser, estamos hablando de condenas eternas.
Pues bien yo creo que si queremos llegar al Paraíso no hace falta preocuparse de leyes anticristianas, llegaremos al Paraíso a través de nuestra mente. El mensaje cristiano se ha de convertir en un instrumento de analisis de nuestro psique, y a través de ello evitar el Infierno.
No hemos de luchar contra leyes externas sino contra leyes internas. El Juicio Particular, y posteriormente el Juicio Universal serán juicios de nuestra mente de nuestra psique, de la riqueza cognoscitiva que hayamos podido acumular.
Un Juez imparcial no puede pedirnos cuentas por decisiones asumidas democráticamente. Yo no participo en el sistema democrático, Dios ha de juzgar mi mente no mis actos en un sistema del que estoy absolutamente descolgado.
El Cristianismo del siglo XXI será completamente mental, que el resto se hunda en sus ciénagas, los cristianos estaremos ocupados con nuestra mente porque solo esta nos salva.
creo que antes de que acabe esta década los sucesos predichos en las apariciones de Garabandal van a tener lugar. En particular vemos como la situación en Europa va degenerando por momentos y no me extrañaría que acabe en revueltas a la egipcia ,en países como Francia e Italia, creo que cuando podamos hablar de revueltas generalizadas en Europa , es cuando se dará el aviso profetizado en Garabandal, también leí que estos hechos tendrían lugar después de un viaje del Santo Padre a Rusia, que también debe estar a las puertas. Santiago Lanus tiene una web con testimonios y videos bien interesantes sobre Garabandal:
http://www.pueblodemaria.com/programas.htm
Don Javier Paredes, excelente profesor, da en el clavo sobre la situación actual... Debemos combatir el modernismo. Por desgracia lo tenemos infiltrado dentro de la misma Iglesia y también en la cúpula. Ese es el peror mal de nuestra época... No hay que desesperar, Ella, Nuestra Madre, la Santísima Virgen María está dispuesta a ayudarnos.
Recomiendo que se rece todos los días la oración que pidió que se rezara Nuestra Señora de Todos los Pueblos:
"Señor Jesucristo, Hijo del Padre, manda ahora tu Espíritu sobre la tierra. Haz que el Espíritu Santo habite en el corazón de todos los pueblos para que sean preservados de la corrupción, de las calamidades y de la guerra. Que la Señora de todos los Pueblos, que un día era María, sea nuestra Abogada"
En su vida terrena era María, ahora también, pero recibe además muchos otros nombres: Nuestra Señora de Gracia, Nuestra Señora de los Dolores, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, Nuestra Señora del Pilar...
Lo de Garabanda no es nuevo, se viene profetizando desde el Siglo XVI que yo sepa, asique quien no quiera creer en Garabandal puede hacerlo en otros profetas. Si todo va segun lo previsto, la vidente Conchita es quien avisara unos dias antes de la fecha del milagro, asique teniendo en cuenta su edad, el Aviso debe de ser inminente.
ALGUNAS PROFECIAS SOBRE EL TEMA
“Habrá un momento de Iluminación de las Conciencias en donde cada persona se verá a sí misma como la ve Dios. De esta iluminación resultará la salvación de muchas almas, porque muchos se arrepentirán como resultado de esta advertencia, de este milagro de iluminación propia.” Beata Ana Maria Taigi 1836
"Antes de venir como juez, vendré primero como Rey de Misericordia. Precediendo el día de la justicia, HARÁ UNA SEÑAL EN EL CIELO dada a los hombres. Toda luz será apagada en el firmamento y en la Tierra. Entonces aparecerá venida del Cielo la señal de la Cruz, de cada una de mis llagas de las manos y de los pies saldrán luces que iluminarán la Tierra por un momento". Jesus a Santa Faustina Kowalska
“Yo he decretado un gran día, será donde un terrible Juicio revelará las conciencias de todos los hombres y probará a todo hombre de cualquier religión. Este será el día del cambio...” San Edmundo de Londres S. XVI
“Está llegando el gran momento de un Gran día de Luz. La conciencia de este amado pueblo debe ser sacudida violentamente para que pongan sus asuntos en orden y ofrezcan a Jesús la justa reparación por las infidelidades cometidas diariamente” Betania, Venezuela 1980
“Daré un Aviso, haré un milagro, lo verán todos, pero la humanidad – salvo una pequeña minoría – seguirá sin creer. Antes del castigo os daré un Aviso: se iluminará el cielo con una gran cruz que al descomponerse producirá una inmensa luz blanca de tal fuerza que incluso impedirá ver el sol". Felisa Sistiaga 1941
"Y entonces se mostrará la señal del Hijo del hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del hombre que vendrá sobre las nubes del cielo, con grande poder y gloria". Mateo 24:30
No admito blasfemias en mi blog. Y acusar a Cristo de herejía es blasfemo.
En Verdad hay muchos textos bíblicos que encajan como anillo al dedo al "Aviso" de Garabandal y tantas otras profecías.
San Buenaventura nos dice que en los Últimos Tiempos las Sagradas Escrituras serán comprendidas, refiriéndose al Apocalipsis y textos relacionados, lo que viene a decir que toda la escatología clásica es abierta y en nada dogmática.( Salvo los novísimos, se entiende .)
Como ya casi no se estudia Historia Sagrada estamos perdiendo todo sentido escatológico y profético de los sucesos mundiales; y escondiéndonos en un "doctrinalismo" necesario pero muy cojo.
Dios está al mando de todo y tan solo está desplegando Su Historia de Amor para con sus elegidos.
“Estamos en los umbrales de una nueva escatología”
Karol Wojtila, Signo de contradicción. Traducción castellana. Madrid, 1978
El CVII y el Catecismo tienen montones de "novedades" escatológicas. Sorprende como tantos no quieren verlas, y siguen en un infantil "cielo" y nada más como esperanza del Reino.
Un abrazo.
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LF:
A Cristo le mataron porque debía expiar en la cruz por nuestros pecados. A eso vino. Le mataron porque hacía muchos milagros y pensaron que todo Israel acabaría creyendo en él y vendría Roma y les aplastaría. Y entonces el malvado Caifás profetizó su muerte expiatoria:
Si le dejamos así todos creerán en él y vendrán los romanos y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación. Uno de ellos, Caifas, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada. ¿No comprendéis que conviene que muera un hombre por todo el pueblo, no que perezca todo el pueblo?
(Jn 11,48-50)
Confundir modernismo con humanismo es no entender nada. Y, a pesar de todas las dificultades históricas habidas en siglos de historia del cristianismo, la separación Iglesia-Estado no es un invento de la Revolución francesa. Al contrario, lo que surge de la misma es un ataque brutal del Estado a la Iglesia. Y una intromisión del César en las cosas que son de Dios.
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LF:
Me da que no habrá otro dogma mariano en mucho tiempo.
Obviamente no es lo mismo modernismo que humanismo.
Pero es curiosa la definición que se da de modernismo y que pretende ser peyorativa:
"La proclamación de la autonomía del hombre, reivindicada como un derecho fundamental, exigía necesariamente la negación de la concepción..."
Se piensa que es peyorativa la proclamación de la autonomía del hombre. Pero es que el hombre es autónomo! ¡Es libre! Esa es la esencia de su naturaleza porque Dios lo quiso así. Nos hizo a su imagen y semejanza, con conciencia individual, autonomía, libertad y creatividad.
Sólo desde la autonomía se puede adherir a Dios el hombre, Jesús llama a los discípulos por su nombre y les reconoce autonomía para aceptar o no su llamada, no los coacciona, no somos marionetas de Dios, sino hombres libres capaces de decidir por el bien o el mal, el pecado o el seguimiento de Dios.
Solo desde la autonomía humana tiene sentido la adoración de Dios, la apertura al misterio, la aceptación obediente de su mensaje, el entendimiento de la vida como entrega y acción de gracias. Solo desde el entendimiento del hombre como ser libre y autónomo ( aspecto inherente a la dignidad de la persona, que encuentra su corrrlato en la libertad de conciencia) cabe entender el misterio de la gracia. Y el don del Espíritu que sopla donde quiere. Y la providencia divina.
Se piensa que es peyorativa la proclamación de la autonomía del hombre. Pero es que el hombre es autónomo! ¡Es libre!
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"La autonomía del hombre" es una expresión equívoca, o mejor dicho, falsa. El hombre no es auto-nomos, no es su propia norma. El liberalismo radical y el ateísmo así lo afirman: la libertad humana, para ser verdaderamente libre, tiene que ser autó-noma; es decir, no debe ajustarse a ninguna autoridad superior.
Cuando en la Lumen gentium emplea el Vaticano II esta expresión, lo hace asociándola a la definición del ateismo:
20. Con frecuencia, el ateísmo moderno reviste también la forma sistemática, la cual, dejando ahora otras causas, lleva el afán de autonomía humana hasta negar toda dependencia del hombre respecto de Dios. Los que profesan este ateísmo afirman que la esencia de la libertad consiste en que el hombre es el fin de sí mismo, el único artífice y creador de su propia historia.
"Jesucristo supuso un giro copernicano en la forma de entender la religión en su época, que chocó con los carcas de su época, su cosmovisión y sus intereses creados. Por eso lo mataron. Para Cristo la medida era el hombre y su salvación", etc.
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A Cristo no lo mataron por lo que Ud. dice; no fue al menos ésa la razón principal. Lo mataron porque dio a entender claramente que se sabía Dios:
Tomaron piedras para apedrearlo, porque "tú, siendo hombre, te haces Dios" (Jn 10).
¿Eres tú el Hijo de Dios? Tú lo has dicho. Ha blasfemado. Es reo de muerte (Mt 26).
Y lo mataron.
La autonomía a la que se refiere Paredes consiste en la pretensión de que el hombre puede decidir por sí lo que está bien o mal (autonomía moral), y por lo tanto se considera autorizado a legislar independientemente de las Leyes de Dios y a vivir y a morir como si Dios no existiera.
Pero no es así, sino que el hombre, sin dejar de ser libre, debe reconocer la VERDAD: es Criatura, absolutamente dependiente de Dios para existir, para vivir y para salvarse.
Ésto es lo que niega radicalmente el liberalismo progresista, pecando en consecuencia contra el Espíritu Santo.
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