Lo que más les molesta de Mons. Reig Pla es que dice la verdad
Desde que al obispo de Alcalá de Henares, Mons. Juan Antonio Reig Pla, osó decir que la violencia doméstica es menor dentro del matrimonio cristiano que en las uniones sentimentales no matrimoniales, la marea de críticas procedentes de la izquierda política, social y mediática-religiosa de este país ha inundado el panorama previo a la multitudinaria Misa de las Familias que se celebrará el próximo domingo en Madrid.
Como quiera que el obispo no fue a la rueda de prensa con una carpeta de datos estadísticos bajo el brazo, lo primero que le exigieron es que demostrara que lo que decía era cierto. El Instituto de Política Familiar se encargó de darle la razón al prelado alcalaíno, usando ni más ni menos que las estadísticas del Consejo General del Poder Judicial. Pero ya sabemos que para la progresía de este país la verdad es un elemento ajeno a su naturaleza. Si les sirve para sus propósitos, la acepta. Si les pone en evidencia, la rechazan, la manipulan o la ignoran.
El caso es que no hace falta ser obispo para intuir que una relación sentimental que se consagra con la intención de permanecer para siempre tiene muchas más posibilidades de ser estable que aquella que no quiere pasar por reconocimiento de ningún tipo. Los datos objetivos señalan que hay muchísimas más violencia en las parejas no casadas que en las que han pasado por la vicaría y/o por el juzgado. Y aunque no hay estadísticas oficiales separadas de matrimonios civiles y religiosos, no hace falta ser un lince para intuir que habrá menos problemas entre quienes se casan profesando una fe que equipara el matrimonio a la relación entre Cristo y su Iglesia que entre aquellos que no introducen en su unión dicha fe.
Por otra parte, Mons. Reig Pla no dijo en ningún momento que no pueda haber violencia en un matrimonio cristiano. De hecho, sabemos que la hay. Los católicos pecan. Y algunos, mucho. De hecho, es más vil el hombre que va a misa y luego pega a su mujer y/o maltrata a sus hijos que el incrédulo que hace lo mismo. Éste no tiene otro freno que el social para no cometer su infamia. Aquél se supone que tiene el freno de la moral evangélica. Es San Pablo quien dice “maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” (Ef 5,25) y “que cada uno ame a su mujer como a sí mismo; y la mujer, que respete al marido” (Ef 5, 33). El mismo apóstol dice “padres, no exasperéis a vuestros hijos, sino formadlos más bien mediante la instrucción y la exhortación según el Señor” (Ef 6,4).
El problema es que vivimos en una sociedad post-cristiana en pleno proceso de apostasía, donde el matrimonio amenaza con convertirse en una institución caduca y minoritaria que se rompe a las mínimas de cambio y donde gran parte de las relaciones sentimentales están basadas en el egoísmo de quien ve al ser amado como objeto para la satisfacción propia y no como la persona a la que entregarse en cuerpo, alma y corazón. El amor ha pasado a ser sólo enamoramiento y pasión, que sin duda son elementos necesarios, pero que por sí solos no sirven para construir una relación estable en el tiempo. Además, la banalización de la sexualidad, que es presentada como una mera cuestión de ocio, cosifica aún más a los seres humanos, que desde la etapa de la adolescencia pasan a ser poco más que órganos genitales andantes preparados para la acción.
Hay quienes acusan a Mons. Reig Pla de ser poco prudente por introducir el factor de la violencia familiar en la rueda de prensa que presentaba la Misa de las Familia. Pero no nos olvidemos que Cristo nos llamó a ser sal de esta tierra y luz del mundo. Cuando hay heridas y las tinieblas abundan, la sal hace “pupa” y la luz molesta. Los que quieren una Iglesia políticamente correcta no han entendido el mensaje de Cristo y de los apóstoles. Que eso les ocurra a los que no son de la fe es comprensible. Que les pase a los que son hijos de la Iglesia, indica que tienen un grave problema de discernimiento espiritual y yo diría que hasta moral. La naturaleza profética de la Iglesia es incompatible con las posturas acomodaticias de una sociedad y un régimen político que se oponen al Reino de Dios.
Si alguien duda de lo que en la última frase del anterior párrafo, que se lea la noticia que dimos hace un par de días. La Abogacía del Estado reconoce que la asignatura Educación para la Ciudadanía impone una moral estatal y, aún más importante, aseguraba que “la concepción filosófica que presupone la democracia es el relativismo". Pues bien, el relativismo es incompatible con la fe católica. Si el Estado quiere imponerlo a la sociedad, y sobre todos nuestros hijos, es nuestro deber rebelarnos. No es de extrañar que a ese estado le molesten las familias cristianas. Son el último baluarte a derribar para lograr su victoria. La misma llevaría a la desaparición de la civilización tal y como la entendemos, pero a ellos le da igual. El odio a Cristo y la Iglesia es superior a su instinto de supervivencia. Gracias a Dios, en Colón se demostrará este domingo que están muy lejos de lograr su objetivo. Al fin y al cabo, el futuro, siquiera por una mera cuestión de natalidad, es nuestro.
Luis Fernando Pérez Bustamante
16 comentarios
Fue mi obispo y me sentía muy orgulloso. Es un gran hombre de Dios.
Yo casi diria que es de fe.
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LF:
Casi, no. Es de fe.
Eso sí, cuando tiene razón, como ahora, la tiene. Y mas razón que un santo.
A quien le piquen sus palabras que se rasque.
Obviamente que no es fácil deslindar ambos tipos de motivaciones, pero si pudiera llegar a hacerse, los resultados serían demoledores respecto a las tesis gubernamentales de las causas generadoras de la llamada violencia de género.
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LF:
Es bastante probable que muchos matrimonios por la Iglesia se celebren hoy por razones no religiosas, pero hace no tantos años no era así, y hay que recordar que la mayoría de los matrimonios existentes en España se celebraron hace más de 10 años.
Habría también que examinar los casos de violencia con muertes dentro del matrimonio canónico. Muchos matrimonios canónicos parecen parodias sacramentales. Todos estamos hartos de asistir a enlaces, donde los cónyuges no que no comulguen, sino que no se han confesado y vienen de convivir juntos una temporada. El sacramento aquí -duro es decirlo- no creo que santifique sino más bien lo contrario, es como dice el Señor gráficamente "echar las perlas a los cerdos". Echo de menos una radical formación cristiana sobre el matrimonio -no los cursillos de risa que se dan hoy-, que destaque por encima de todo que es un verdadero signo de la Gracia de Dios que bendice a sus miembros. Echo de menos que se restrinja el matrimonio católico a parejas no sólo bautizadas, sino que viven como católicos antes de casarse, es decir, que no conviven juntos, y que frecuentan la eucaristía y los demás sacramentos. O que en caso contrario (es decir, meros bautizados y nada más), deban acostumbrarse a una profunda reconciliación con la Iglesia antes de casarse.
Si no es así seguirá habiendo violencia incluso en matrimonios canónicos.
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LF:
Estoy de acuerdo en que los cursos pre-matrimoniales suelen ser insuficientes. En algunas diócesis más que en otras.
El sacramento siempre es fuente de gracia para los bautizados. Si no lo aprovechan, es problema de ellos, no del sacramento.
El problema es que los que tal quieren son una inmensisísísísísísíma mayoría dentro de la Iglesia, mas grave aun cuando son pastores y por tanto conducen a su rebaño hacia su propia la contumacia.
2. “la concepción filosófica que presupone la democracia es el relativismo" Me temo que esto es cierto, y si ademas...
el relativismo es incompatible con la fe católica que me temo que también es muy cierto...
... no cabe mas que preguntarse... ¿Que hacen algunos que todos sabemos hablando maravillas de esta democracia? Pues el que tenga entendimiento que entienda, pero me parece que mas claro el agua...
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LF:
Entre los católicos practicantes, sobre todo los de los movimientos, no es tan inmensísima esa mayoría.
Así dicho quizás es cierto, pero yo opino que aunque esa mayoría no sea tan inmensísima creo que sigue siendo mayoría, aunque sea inmensa a secas, sin superlativos; aunque fuera mayoría a secas, sin inmensidades.
Sin entrar a distinguir entre movimientos o no-movimientos (a mi me gusta hablar de católicos a secas, las distinciones me mueven a una risa triste) yo conozco a muchísimos practicantes muy muy muy devotos y piadosos (por no hablar de los no-practicantes, que para mí de católicos solo tienen el bautismo: si no practicas es que no conoces a Dios, si lo conocieras practicarías) que son votantes a ultranza del PP (a pesar de que entienden lo que hay que entender) y por ejemplo, en los rosarios por la vida o en las convocatorias del 28D contra el aborto JAMÁS les he visto aparecer a rezar ni un Padrenuestro. Eso sí, cuando hay que figurar y aparentar ahí los tienes siempre en primera fila. Conste que a los sacerdotes tampoco los veo aparecer, personalmente jamás he visto a ningún sacerdote en un rosario por la vida.
Es decir, si los católicos ya somos una minucia en esta sociedad, si de entre ellos los practicantes ya son minoría, y si de entre estos últimos los que hacen un mínimo para cargar un poquito la cruz (por ejemplo, el sufrido trabajo de rezar un rosario delante de un verdadero matadero de niños) son todavía una excepción, casi una rareza, entonces en la cuenta final... ¿que nos queda? ¿un remanente quizás?
En parte no los culpo, reconozco que están siendo muy mal guiados, los pastores están para algo pero estos pastores llevan al rebaño a pastos de error, de perdición y de muerte.
Lo que dice Mons. Reig Pla es cierto y fue él mismo quién dijo algo como que la no asistencia a la próxima misa sería como un pecado de omisión. Pues bien, ¿por qué no convocan nuestros pastores (¡OBISPOS!) al pueblo católico a rezar no solo todos los días 25 sino todos los días de la semana, del mes y del año contra el EXECRABLE genocidio infanticida que se está cometiendo en esta "bendita" democracia?. Si, la "bendita" democracia, y no hay mas ciego que el que no quiera ver, pero aquí seguimos... como si nada... ¡hasta que las piedras clamen!
ME CONSTA (me consta varias veces) que nuestros pastores mas bien están obrando precisamente en contra, es decir, contra la movilización del pueblo católico, ¿no sea que alguien se moleste, MONSEÑORES? ¿A quién, pues, sirven ustedes?
Recemos por la Iglesia en especial por la conversión de nuestros pastores, que son los mas necesitados, y que tristeza me produce tener que decirlo tal que así.
¡Maldita sea la gracia que me hace todo esto!
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LuisFernando, aprovecho para agradecerte el bien que haces con tus posts y tus trabajos en InfoCatólica. Que el año próximo Dios te conceda seguir con todo ello. ¡Bendiciones para tí y tu familia!
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