¿Sería posible reforzar legalmente el sacramento del matrimonio?
Este es un tema en el que llevo pensando desde hace varios años. Parto de un hecho constatable: la legislación sobre el matrimonio y el divorcio en España -y en tantos otros países del mundo- ha convertido a la unión matrimonial civil en una farsa que puede desmontarse de un día para otro sin que nada pueda impedirlo. En este país tiene mucha más protección algunos contratos mercantiles, profesionales o de cualquier otro género que el contrato por el que dos personas se comprometen a formar una familia.
De hecho, para que un matrimonio civil desaparezca, basta la voluntad de uno de los contrayentes. Una voluntad que no tiene por qué ser razonada o justificada. Es decir, no se trata que de que Pepita deje a Juanito porque Juanito se ha liado con Robertita. No, más bien es que Juanito se lía con Robertita y además se divorcia de Pepita sin que la justicia defienda a esta del incumplimiento matrimonial de aquel. De hecho, yo he conocido casos en que la parte adúltera en un matrimonio consigue que la parte fiel sea expulsada del hogar conyugal, al cual acaba llegando el amante de la parte adúltera. Es decir, el cornudo o la cornuda se ve no sólo traicionado sino puesto de patitas en la calle por obra y gracia de la legislación democrática aprobada por las Cortes. Y no hablemos de los hijos, principales víctimas de todo este invento.
Por tanto, el matrimonio civil cada vez tiene menos que ver, yo diría que nada, con el sacramento del matrimonio que celebramos los católicos. Es por ello que me planteo si será posible reforzar el matrimonio entre católicos por medio de algún tipo de contrato privado entre los contrayentes que defendiera de forma mucho más eficaz el vínculo matrimonial. Sé que es casi imposible lograr que ese contrato garantice la indisolubilidad del matrimonio, ya que no hay contrato legal que no pueda ser anulado. Pero no sería mala cosa que a través de dicho contrato se penalizara a la parte que opta por la ruptura sin una causa realmente justificada -pe. violencia, adulterio-. Como no soy licenciado en derecho, pido a los expertos que nos digan si es viable esto que propongo.
Es más, creo recordar que hace años el partido Familia y Vida proponía un cambio legislativo por el cual se admitiría el divorcio -y con él la posibilidad de volverse a casar- en un tipo de matrimonios, mientras que en otros sólo sería legal la separación. Los contrayentes deberían de optar por uno u otro caso. De esa manera, la Iglesia podría exigir a sus fieles que optaran por el matrimonio civil indisoluble en caso de que quisieran contraer el sacramento. Es obvio que disminuirían mucho los matrimonios por la Iglesia, pero serían más “auténticos".
Además, los laicistas y anticlericales de turno no podrían acusar a la Iglesia de querer imponer su moral sobre toda la ciudadanía. La misma sólo estaría vigente para aquellos que quisieran ser verdaderamente católicos fieles al evangelio y al magisterio eclesial.
Si estamos en un régimen donde se legisla matrimonialmente en contra de la ley natural para satisfacer a una minoría, ¿por qué no va a poder legislar para dar cobertura a una manera de entender el matrimonio que es conforme a la ley de Dios?
Ahí queda la propuesta, señores. Hagan juego.
Luis Fernando Pérez
66 comentarios
Por si te sirve de animo.
En realidad hay mucho mas sobre este tema,incluidas montones de buenas razones a-religiosas para hacer indisoluble hasta al matrimonio civil,dejando huecos a las separaciones.
Respecto a la posible celebración de un contrato que blindara, en la medida de lo posible, el matrimonio, lo primero que puedo decirte ahora mismo, Luis Fernando, es que la posibilidad del divorcio está contemplada en el artículo 32.2 la propia Constitución de 1978, con carácter general. Un trabajo fino, por tanto, el de los mamones, con perdón, que hicieron esa Constitución que sólo ha votado una generación de españoles, por cierto.
¿Podría ser posible pactar, vía capitulaciones matrimoniales, por ejemplo, el penalizar al cónyuge que quiera divorcarse? El artículo 1325 del Código Civil admite pactar en capitulaciones cualesquiera disposiciones por razón del matrimonio, pero el 1328 añade, a continuación, que "será nula cualquier estipulación contraria a las leyes o a las buenas costumbres o limitativa de la igualdad de derechos que corresponda a cada cónyuge"... Sospecho que la clave está, por tanto, en la naturaleza de las normas que regulan el dicvorcio, esto es, si son normas imperativas o dispositivas; porque, si son lo primero, creo que no habría nada que hacer. En fin, tendría que seguir dándole vueltas, esto es lo pirmero que se me ocurre, a bote pronto...
No creo que sea así como se pueda remediar el grave problema de la inestabilidad matrimonial. Un saludo.
Ya sabes lo que pienso sobre el tema, y de hecho también he pensado que sería deseable esos dos tipos de matrimonio civil. De todas formas, ya sabes que soy alérgica a que la ley civil se meta a regular lo que para mí es sagrado.
Un cordial saludo.
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LF:
No pido que la ley civil regule lo que es sagrado. Pido en todo caso que, en relación al matrimonio, se reconozca civilmente lo sagrado.
Hale, ánimo.
El divorcio express lo único que ha hecho a sido acelerar y simplificar un proceso lento y engorroso de algo inevitable.
Un detective privado en una entrevista dijo que cuando se le presentaba un cliente y le decía: "creo que mi mujer me engaña", él siempre respondía: "no, ud. sabe que su mujer le engaña, lo que quiere es que yo le diga con quién. Cuando el marido llega a dar el paso de ira a la oficina del detective ya sabe la verdad".
Igualmente cuando dos personas inician los trámites ya están más que decididos a divorciarse. Las reconciliaciones in extremis a la puerta del juzgado sólo pasan en las películas.
En cuanto a lo de hacer dos tipos de matrimonios.. Bueno, simplemente es una forma de que el Estado ayude a la Iglesia a imponer su visión del matrimonio. Si te casaste por la Iglesia para siempre, el Estado se encargará de que realmente sea para siempre. Eso y no otra cosa es.
Salvando las distancias, es como si alguien, para saldar sus deudas, firmase un contrato aceptando convertirse en esclavo del acreedor durante un periodo breve de tiempo. Aunque lo firme voluntariamente, ese contrato será nulo, porque no puede renunciar a la libertad que le otorgan las leyes.
Por favor, que nadie vea en este ejemplo una comparación maliciosa entre el matrimonio y la esclavitud. Es simplemente que no se me ha ocurrido otro ejemplo igual de ilustrativo.
Dicho esto, en países como USA los contratos prematrimoniales sí pueden imponer condiciones muy duras al matrimonio, haciendo un hipotético divorcio terriblemente oneroso. De este modo, pueden dificultar el divorcio, pero no impedirlo. Tal vez las capitulaciones matrimoniales en España puedan tener consecuencias similares.
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LF:
Pues tal y como lo dice, la cuestión de las capitulaciones es un campo a examinar.
Te equivocas; pueden existir parejas que sin tener una creencia religiosa quieran, por sus principios o lo que sea, que su matrimonio esté exento del divorcio. Aquí se trata de dar opciones para todos, y si no me equivoco en la antigua Roma, mucho antes de la existencia de la Iglesia, existían varios tipos de contratos matrimoniales, así por ejemplo el confarreatio por el que divorciarse era muy laborioso al que solo se recurría cuando no existía otra solución.
Otro era el Usus, por el que bastaba con que la esposa durmiera tres noches seguidas fuera del hogar para disolverlo y otro el Coemptius que también era de sencilla disolución.
No veo que problema puede existir en que se tenga una variedad de contratos donde escoger.
Un cordial saludo.
Esta Carta Magna dijo la Conferencia Episcopal con su entonces presidente al frente que era totalmente asumible para los catolicos. Solo se opusieron el Cardenal Primado, Guerra Campos y dos o tres más.
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LF:
Diez o doce más, creo.
Esa propuesta, como deseo "deseable", está muy bien. Pero está abocada al fracaso. Ya conoces la leyenda del obispo que acudió a hablar con el cura de un pueblo porque la gente se quejaba de que no tocaban las campanas en ese pueblo. El cura comenzó a explicarse: "Señor obispo, tengo 72 razones que exponerle para que no toquen las campanas. La primera es que no hay campanas...". Como es lógico, el obispo le frenó antes de que siguiera hablando: "¡No siga!".
El mundo siempre va a perseguir a los cristianos. ¡Y mala señal sería que esto no fuese así! "Si me persiguieron a mí también os perseguirán a vosotros. No es el discípulo mayor que su maestro". Más bien deberíamos alegrarnos de estas persecuciones.
El problema de fondo -yo así lo pienso- está dentro de la propia Iglesia Jerárquica. Pues hoy, aunque "de iure" no se admite el divorcio en la Iglesia (eso no podría hacerse, pues contraviene las enseñanzas del Maestro de un modo directo), sin embargo, "de facto", el divorcio está, por desgracia, introducido -y cada vez más - en muchos sectores de la Iglesia Católica: Claro está que no se le llama divorcio, sino "anulación", pero el efecto es el mismo. Un matrimonio que se reconoce como "nulo" no ha existido nunca; y ambos cónyuges pueden "casarse" de nuevo, bendecidos por la Iglesia. ¿Qué es esto sino capitular ante el mundo? ¿Qué es esto sino falta de fe en las palabras del Señor cuando al hablar con la samaritana le dice: "Anda, llama a tu marido y vuelve aquí". La samaritana le responde: "No tengo marido". La respuesta de Jesús es contundente: Bien has dicho: "No tengo marido", porque has tenido cinco y el que tienes ahora no es tu marido; en esto has dicho la verdad" (Jn, 4, 16-17).
Está claro que su marido era el primero con el que se casó y no el hombre con el que estaba viviendo ahora.
No digo que no haya casos clarísimos en los que efectivamente el matrimonio se pueda considerar nulo, pero son casos muy extremos y minoritarios. Y, sin embargo, el número de "anulaciones", si mis fuentes son correctas, va "in crescendo". Y esto sí que es lamentable: que el divorcio se haya introducido, de hecho, en la Iglesia Católico (aunque con otro nombre, claro está). ¡Es como para echarse a llorar!
En fin, confiemos en Dios, que todo lo ve y todo lo sabe. Y confiemos en que estos sufrimientos, consecuencia de la falta de buenos pastores, sirvan para que el Señor nos envíe buenos pastores que guien, a los que somos ovejas, por el buen camino que conduce hasta Él que, en definitiva, es lo único que importa: estar con Él, en el seno de la Iglesia Católica.
Saludos
Pepe
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LF:
Respecto a las nulidades, yo soy de la opinión de que la gran mayoría de los matrimonios que se celebran hoy en la Iglesia son nulos. Los cursos matrimoniales no sirven para que los novios sepan bien lo que van a hacer. Y al mismo tiempo creo que gran parte de las nulidades que se conceden son fruto del engaño de los que piden la nulidad, que saben muy bien lo que tienen que decir ante el tribunal eclesiástico para conseguir lo que buscan. Ahora bien, me huelo que ante el Tribunal de Cristo de poco valdrá una sentencia de la Rota si es fruto del engaño.
El problema de todo esto es que muchos se continúan casando por la Iglesia incluso sin ser creyentes, solamente por el festejo, lo "bonito" que queda y razones similares. Yo estoy deseando que quienes realmente no creen en el sacramento dejen de hacer la parodia y se limiten al juzgado; nos vendría muy bien a todos. Y se me está ocurriendo que si la Iglesia dijera que tod@s se casaran vestidos de calle y únicamente con la familia directa, sin fotos, vídeos y demás cursilerías, es posible que se rebajara en muchísimo el número de "matrimonios cristianos de pega".
Un cordial saludo.
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LF:
¿Vacaciones?
Ah sí... eso del mes pasado. Cómo pasa el tiempo, je je.
http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=8096
"Ya Amadeo de Fuenmayor lo defendía en 1993 en su artículo “El derecho a contraer matrimonio civilmente indisoluble”, que volvería a publicarse, actualizado, en el año 2000 (Cuadernos Instituto Martín de Azpilcueta, Pamplona). Fuenmayor insistía en que hay que usar las palabras que acepta nuestra época: “libertad”, “pluralidad”.
Fuenmayor destaca que hay dos culturas de la libertad que coexisten en nuestros países occidentales. Para unos, la libertad no permite atarse definitivamente a otra persona. No dan libertad a atarse indisolublemente, porque entienden que la libertad sólo permite ataduras disolubles. Para otros, la libertad implica libertad también para atarse indisolublemente.
Reconocer el “divorcio para todos” implica imponerlo a aquellos que no quieren divorcio como posibilidad en su relación. El Estado, que debiera ser plural, en vez de permitir que ambas visiones puedan vivirse y optarse, impone sólo una (el matrimonio disoluble) y prohibe otra (el matrimonio indisoluble)."
Una idea: que los católicos de los países divorcistas estén obligados canónicamente a casarse según la ley de un Estado no divorcista (por ejemplo, la Santa Sede, con "oficinas administratiavs en cada parroquia").
("Nos hemos casado por la ley vaticana", diríamos... igual que muchos hispanomarroquíes bajan a casarse a Marruecos según la ley marroquí y luego vuelven a España).
Luego, con un tratado internacional -que en España tendría rango de ley- los países divorcistas admitirían el derecho de sus ciudadanos a contaer esta relación (que se llamaría ALIANZA, por ejemplo, no contrato) y a que tenga efectos civiles.
La tecnología y la cultura lo permiten... pero Roma tendría que apostar fuerte por el tema, y la Iglesia también.
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LF:
Muy interesante el enlace, gracias.
El problema está en que la Iglesia católica se ha acostumbrado durante siglos a que el Estado le hiciese la labor de imponer a sus fieles sus normas, en vez de preocuparse en hacerlo por ella misma a través de la evangelización.
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LF:
Sí, sería una sandez, pero no es eso lo que propongo.
¿Queremos un matrimonio indsoluble? Lo tenemos. Nosostros no nos divorciamos.
Y, en todo caso, que sea la Iglesia la que le eche valor (tampoco hace falta mucho) dificultando el sacrilegio del acceso al matrimonio canónico a cierto tipo de personajes y a sus horribles cuñados, cuñadas, tíos, primos, suegras, vecinos y gentecilla del mundo que toma al asalto nuestros templos para montar sus fiestas paganas: sin radicalizar las medidas tanto como sugiere Ana, actuaciones de ese estilo disuadirían a los que vienen a montar fanfarrias en nuestras iglesias. Que se casen en sitios civiles autorizados, que los adornen con rayos láser y luz discotequera y que se divorcien cuando les plazca.
Y nosotros, sigamos sin divorciarnos. No nos obliga nadie. Y, si el ambiente mundano nos pone dificil la perseverancia en nuestra concepción del matrimonio, ¿quién dijo que teníamos que tenerlo fácil? Así se verá mejor quiénes somos, cómo somos y por qué.
Un detalles que no está directamente relacionado con el matrimonio pero indirectamete, sí y mucho.
Ayer, mi jefe, ateo ateísimo, no especialmente combativo ni agresivo, la verdad, pero confeso ateo y militante del PSOE, hablaba de que no existen estadísticas grandes y oficiales acerca del rendimiento académico comparado entre alunos que escogen religión y los que no(y sería tan fácil como coger los datos que ya existen y cruzarlos). Bueno, pues él se ha dedicado a hacerlo durante años en mi centro y en otros en los que ha estado; y correlaciona con absoluta claridad indiscutible el hecho de ser alumnado de religión y obtener mejores notas,causar menos incidencias disciplinarias, tener padres menos tocahu... con los profesores y haber muchas menos familias desestructuradas.
Reconocer eso le cuesta, pero lo ha admitido porque es reconocer lo obvio. Todos los docentes de enseñanzas medias sabemos que el alumnado de Religión no crea conflictos graves de disciplina y que tiene un rendimiento académico sensiblemente mejor que la media. Pero habría que sacar a la luz las cifras.
A nivel estatal o autonómico nadie querrá ocuparse de esa tarea. Ya podían hacerlos las diócesis.
Pues eso: que se nos note que no nos divorciamos puesto que no es obligatorio hacerlo. Y que a nustros templos no vengan a montar bodorrios sacrílegos los que tienen intención de divorciarse civilmente tan pronto sople el viento en contra.
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LF:
Ocurre que para la Iglesia no es tan fácil negarle el matrimonio a dos bautizados, aun en el caso de que no sean practicantes, como suele ocurrir hoy la mayoría de los casos. Los impedimentos están bastante reglados canónicamente. Mira este enlace:
http://www.iuscanonicum.org/index.php/derecho-matrimonial/39-los-impedimentos-en-el-derecho-matrimonial/97-los-impedimentos-en-el-derecho-matrimonial-canonico.html
Como dice el Código de Derecho Canónico: "Pueden contraer matrimonio todos aquellos a quienes el derecho no se lo prohíbe" (art. 1058). Y veo bastante complejo ponerse a legislar en base a la casuística.
Pienso que se deben hacer tres aclaraciones a lo que se ha dicho:
a) La Constitución Española afirma que la ley regulará "las causas de separación y disolución" (art. 32.2). Este texto no implica el divorcio: de hecho, desde siempre se ha hablado de la muerte como causa de disolución del matrimonio. Además, la Iglesia toma decisiones de disolución (sí, disolución) del matrimonio rato y no consumado, y procura que los ordenamientos civiles regulen el reconocimiento de estas decisiones. La Constitución Española en este punto es lo suficientemente ambigua como para que quepa todo.
b) Efectivamente, como alguno ha dicho, cuando se planteó el divorcio en España se propuso que se permitiese que los contrayentes que libremente así lo dicidiesen, optaran por un matrimonio indisoluble. Pero esta propuesta no fue aceptada.
c) Por otro lado, alguno hay que opina que para tener un matrimonio como el que tenemos en España, lo mejor sería abandonar el sistema y hacer dos bodas, la católica y la civil, como ocurre en muchos países. La Santa Sede procura siempre que haya reconocimiento civil de los matrimonios canónicos, por lo que no me atrevo a opinar si en España ahora es el momento de abandonar el sistema concordatario.
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LF:
Yo entiendo que haya cierto miedo a que el desligamiento (perdón por el palabro) del matrimonio religioso del civil acabe por resultar en perjuicio del religioso, pero cuando la legislación civil es tan lesiva para el concepto mismo del matrimonio, es casi mejor no dar carta de naturaleza legal a la farsa.
En Estados Unidos está en marcha un interesante movimiento que apunta en la dirección propuesta por Luis Fernando. Busquen "Covenant Marriage" en Google y lean el artículo de Wikipedia. Ya hay 24 Estados que ofrecen la opción del "covenant marriage". Sería interesante ver en qué condiciones el derecho canónico podría volver obligatorio para los católicos esa forma de matrimonio civil.
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LF:
Pues ni sabía de la existencia de esa iniciativa en EEUU. Me alegra ver que no soy una isla en estos temas.
"¿Pero si yo voy a la Iglesia y le digo al sacerdote que oficie la ceremonia pero que no se entere nadie o me niego a firmar los papeles del juzgado una vez celebrada la ceremonia?. Que yo no firme los papeles no invalida lo que para mí si es importante, creo yo".
Un cordial saludo.
¿Se puede contraer matrimonio canónico y negarse a contraer matrimonio civil?. Supongo que el sacramento será igualmente válido se firmen o no los papeles del juzgado.
Un cordial saludo.
- Más ideas creativas: ¿no podría la Iglesia exigir una figura civil legal, el "matrimonio no divorciable"? Quizá convalidando el matrimonio de otros países sin divorcio, como Malta, o la Santa Sede, igual que se convalidan títulos universitarios...
- En Francia tienen los PACS, "pactos de convivencia solidaria", que valen para parejas homosexuales, parientes o amigos que conviven, etc... Está bien, en el sentido de que tiene más sensibilidad jurídica, es una unión disoluble, sin requisitos. Es normal que el derecho regule distintas formas de convivencia con distintas fórmulas. Dicho esto, creo que los cristianos han de cambiar la sociedad desde el ejemplo de sus vidas, más que cambiando las leyes. Los cristianos han de dar ejemplo del matrimonio cristiano, mostrar que es hermoso. Eso es mejor, quizá, que crear por ley civil un matrimonio no disoluble.
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O sea, doctrina Opus de toda la vida: "tú has de ser bueno y discreto, y por contacto te imitarán".
Solo que no funciona así: 1º) porque no podemos ser buenos el 100% del tiempo, y basta un error en un mal para que la gente del mundo te crucifique como hipócrita, falso, etc...
2º) Incluso quien consigue ser bueno el 100% del tiempo, permanece oculto a la gente del mudno, que no se da cuenta de lo buena es que su vecina del 5º, porque están distraidos con otras cosas...
3º) A las edades en que se toman las grandes decisiones (de 15 a 35 años) la gente está especialmente distraída con las cosas del mundo, placeres y vanidades y no distinguiría a un matrimonio feliz y virtuoso de uno perverso y enfermizo ni aunque coincidiesen en una isla desierta.
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LF:
Precisamente hoy las familias del Opus han dado un bonito espectáculo en Torreciudad.
http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia&id_seccion=23
Y La Razón entrevistó hace menos de un año a Rouco exactamente sobre este tema:
http://www.larazon.es/noticia/8409-cardenal-rouco-varela-espana-esta-en-el-vagon-de-cola-en-ayudas-familiares
-PERIODISTA: ¿Es factible crear una opción jurídica que sea un matrimonio indisoluble, opcional, quizá con otro nombre? Igual que un español puede obtener un título universitario americano desde España, ¿no podrían los cristianos «casarse» mediante una alianza indisoluble homologada por un país extranjero, como el Estado del Vaticano, una figura legal inmune a las leyes divorcistas locales?
- ROUCO: Ante la ley de divorcio en España del año 1979, ya se contempló la posibilidad de proponer un modo de contraer matrimonio que fuera de por sí indisoluble. Con ello, se comprendía que la grave debilitación de la estabilidad del matrimonio que aporta el divorcio procede de extender en la conciencia de las personas la posibilidad de romper voluntariamente un matrimonio, empezar una nueva relación como algo normal y pensar en el vínculo matrimonial como una cierta unión a prueba. La existencia social de un modo indisoluble aceptado por las leyes civiles ayudaría sin duda a una mejor clarificación de la esencia del matrimonio natural. Si se consideró que tal propuesta era beneficiosa para el papel del matrimonio en nuestra sociedad, otra cosa fue ver luego la viabilidad jurídica de cómo llevar a cabo tal declaración de la posibilidad de un matrimonio indisoluble y la necesidad de reconstrucción del entramado social del cual ya hemos hablado. Es bueno que la Iglesia aporte soluciones en estas propuestas dentro del entorno social en el que se desenvuelve sin acudir a injerencias jurídicas extrañas que pueden dar la impresión de «gueto» católico. La Iglesia en general, y la familia en particular, son en verdad «luz del mundo» y deben saber dialogar con el mundo con el que conviven. En cualquier caso, hay que recordar que el Estado de la Ciudad del Vaticano ha nacido para salvaguardar la libertad del Papa en el ejercicio de su misión como pastor de la Iglesia Universal, no para otra cosa.
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Resumiendo: aunque Juan Pablo II pedía una nueva imaginación y creatividad para el bien, Rouco quiere que evitemos "soluciones jurídicas extrañas que den sensación de gueto católico".
Me parece un error: no somos un gueto, somos un club exquisito y elitista que deja entrar a cualquiera dispuesto a esforzarse un poco, hacer comunidad y confesarse de vez en cuando. ¡¡Cuanto más difícil, más gente maja atraeremos; y la mediocre se esforzará en ser maja, y tendremos más herramientas para hacer majos a quien lo pida!
No hay que reforzar NADA, en un parlamento obsceno, necesariamente corrupto y contrario a la Ley Natural.
No se pueden pedir, peras, al olmo.
Simplemente se trata de evangelizar y de ENSEÑAR:
" La alianza nupcial entre Dios y su pueblo Israel había preparado la nueva y eterna alianza mediante la que el Hijo de Dios, encarnándose y dando su vida, se unió en cierta manera con toda la humanidad salvada por él (cf. GS 22), preparando así "las bodas del cordero" (Ap 19,7.9).
En el umbral de su vida pública, Jesús realiza su primer signo -a petición de su Madre - con ocasión de un banquete de boda (cf Jn 2,1-11). La Iglesia concede una gran importancia a la presencia de Jesús en las bodas de Caná. Ve en ella la confirmación de la bondad del matrimonio y el anuncio de que en adelante el matrimonio será un signo eficaz de la presencia de Cristo.
En su predicación, Jesús enseñó sin ambigüedad el sentido original de la unión del hombre y la mujer, tal como el Creador la quiso al comienzo: la autorización, dada por Moisés, de repudiar a su mujer era una concesión a la dureza del corazón (cf Mt 19,8); la unión matrimonial del hombre y la mujer es indisoluble: Dios mismo la estableció: "lo que Dios unió, que no lo separe el hombre" (Mt 19,6).
Esta insistencia, inequívoca, en la indisolubilidad del vínculo matrimonial pudo causar perplejidad y aparecer como una exigencia irrealizable (cf Mt 19,10). Sin embargo, Jesús no impuso a los esposos una carga imposible de llevar y demasiado pesada (cf Mt 11,29-30), más pesada que la Ley de Moisés. Viniendo para restablecer el orden inicial de la creación perturbado por el pecado, da la fuerza y la gracia para vivir el matrimonio en la dimensión nueva del Reino de Dios. Siguiendo a Cristo, renunciando a s í mismos, tomando sobre s í sus cruces (cf Mt 8,34), los esposos podrán "comprender" (cf Mt 19,11) el sentido original del matrimonio y vivirlo con la ayuda de Cristo. Esta gracia del Matrimonio cristiano es un fruto de la Cruz de Cristo, fuente de toda la vida cristiana.
Es lo que el apóstol Pablo da a entender diciendo: "Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla" (Ef 5,25-26), y añadiendo enseguida: "`Por es o dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne'. Gran misterio es éste, lo digo respecto a Cristo y a la Iglesia" (Ef 5,31-32).
Toda la vida cristiana está marcada por el amor esponsal de Cristo y de la Iglesia. Ya el Bautismo, entrada en el Pueblo de Dios, es un misterio nupcial. Es, por así decirlo, como el baño de bodas (cf Ef 5,26-27) que precede al banquete de bodas, la Eucaristía. El Matrimonio cristiano viene a ser por su parte signo eficaz, sacramento de la alianza de Cristo y de la Iglesia. Puesto que es signo y comunicación de la gracia, el matrimonio entre bautizados es un verdadero sacramento de la Nueva Alianza (cf DS 1800; ⇒ CIC, can. 1055,2) " .
Si se predica y enseña esto a las nuevas generaciones por sacerdotes fieles a Jesucristo, el Santo Sacramento del Matrimonio, estará siempre a salvo, sano espiritualmente, y ajeno a infames y necias arbitrarides políticas.
Atentos saludos.
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LF:
Aspiro a otro régimen donde la ley natural no sea pisoteada. La predicación de la verdad sobre el matrimonio no tiene por qué estar reñida con la propuesta de leyes que lo defiendan.
Un hipotético matrimonio civil indisoluble terminaría en una declaración de inconstitucionalidad.
Leading case: un católico que contrajo matrimonio civil indisoluble, quiere “rehacer su vida”, se presenta ante los tribunales y reclama se le permita acceder al derecho a divorciarse en igualdad ante la ley.
El matrimonio civil es hoy una institución corrompida y deslegitimada.
Saludos.
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LF:
Habría que ver si es inconstitucional. De todas formas, soy partidario de cambiar la constitución. Pero me temo que tal y como están las cosas, vendría otra peor.
No, no me equivoco.
¿Conoces a alguien no religioso que por motivos filosóficos quiera renunciar a su derecho al divorcio?
Además, cuando alguien se casa, aunque sea por lo civil, como un servidor, va implícito que se trata de un compromiso de por vida, pero el Estado no está obligado a obligarme a permanecer casado y me permite romper ese compromiso.
¡Tanto que despotricais del Estado e idolatrais las libertades individuales cuando se trata del homeschooling y demás modas que copiais de los protestantes U.S.A!
Además, daos por vencidos, si hasta personajes como Anita Bryant o Mel Gibson acaban divorciándose...
Y ahora sin bromas, lo que da miedo de verdad es que el Estado tenga que ser garante del cumplimiento de los sacramentos.
¿No suena eso demasiado al "brazo secular" de tiempos más oscuros?.
Quizás lo que hubiera que cambiar fueran los cánones y no la leyes.
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LF:
Te digo lo mismo que a Yolanda. Fíjate que según el CDC, el párroco no puede negarse a celebrar un matrimonio ni siquiera en el caso de que los contrayentes no hubieran tomado la primera comunión ni se hubieran confirmado.
Todos conocemos gente no religiosos, que con toda la vida de casados, han renunciado de hecho (no derecho) al divorcio. Sin ir más lejos unos vecinos míos.
El Estado podría obligarme a permanecer casado si he optado por un tipo de contrato matrimonial indisoluble, de la misma manera que me obliga a pagar impuestos toda mi vida.
Me parece muy bien que se despotrique del Estado, ya que este está para servir a las personas y no al revés, y los políticos cuando tienen el poder, todos tienen una tendencia desmesurada a que el Estado lo invada todo. ¿Idolatramos las libertades individuales? te equivocas, los cristianos ponemos la libertad ante todo, pero con responsabilidad ante las deciones tomadas. La idolatria de la libertad es lo que haces tu y la sociedad actual (también dicho libertinaje) al defender el divorcio, ya que para vosotros la libertad de romper un compromiso está por encima de la responsabilidad de ser consecuente de la decisión libremente tomada al casarse por toda la vida.
Lo siento, pero no nos daremos nunca por vencidos, ni renunciaremos a nuestras creencias, por que los cristianos no seguimos ni Mel Gibson, ni a ningún cura, ni a ningun hombre, seguimos a Jesucristo. ¿lo captas?
Ya que estás tan tudoriano, te dire, parafraseando a Wolsey que, "yo no creo nada (es decir, no conozco ninguno), pero lo imagino todo".
Bueno, no sé que me estas contando cuando resulta que yo lo que defiendo es que los católicos nos declaremos insumisos u objetores al matrimonio civil, y que nos conformemos únicamente con el canónico que, en realidad, es el único que nos debe importar y que para nosotros cuenta. Lo otro no es más que papeles, pepeles, papeles.
Un cordial saludo.
1- No estoy diciendo que el Estado regule el sacramento del matrimonio. El mismo siempre se regulará por la ley canónica.
2- Sí estoy diciendo que ya que el sacramento tiene efectos civiles, no tiene nada de particular que dichos efectos hagan al matrimonio civil entre católicos -o incluso entre ateos que así lo quieran- más "fuerte" legalmente que el de aquellas personas para las que el matrimonio no es un compromiso pleno y total para toda la vida.
3- No sé si tal cosa se puede hacer desde la actual legislación. Parece que no. Ante lo cual, habría que solicitar el cambio de la ley. No soy tan ingenuo como para pensar que se va a aprobar algo así dentro del actual sistema. Pero ¿hay algún problema en proponerlo? Un partido minoritario ya lo hizo. La Iglesia debería de apoyar iniciativas así.
Conste que si por mí fuera, desligaría completamente el matrimonio por la Iglesia del civil. Sería una forma de mostrar el desprecio hacia la legislación familiar de esta democracia anti-cristiana. Pero supongo que no está el panorama para maximalismos de ese tipo.
Todas la películas románticas, y muchas parejas de enamorados, se juran amor eterno para toda la vida.
Por tanto, un matrimonio civil indisoluble no es algo solo para católicos, sino para cualquiera, que considera su amor matrimonial una de las cosas más importantes de su vida.
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LF:
Ciertamente no hay que ser católico para creer que el matrimonio debe serlo para toda la vida.
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LF:
No es cuestión de dureza. Es que hay temas en los que sólo quiero que participen católicos. Me daría igual que fuera protestante o budista.
El problema, como dije antes, es que tu idea se basa en que si una persona (adulta y responsable, por supuesto) firma voluntariamente un contrato por el cual renuncia a ciertos derechos que la sociedad le reconoce (el divorcio, en este caso), ese contrato debería considerarse válido a todos los efectos. En definitiva, debería ser vinculante.
El problema es que, por el mismo motivo que se considera válido un contrato en el que se renuncia a derechos incompatibles por la fe cristiana, podrían considerarse válidos otros contratos en los que se renuncia a derechos fundamentales para la fe cristiana.
Yendo a casos extremos, dos personas podrían firmar acuerdos privados de esclavitud (como dije antes), de eutanasia, de venta de órganos para trasplantes, de venta de la patria potestad de niños, etc. Y si se puede renunciar al derecho al divorcio, me temo que difícilmente habría argumentos jurídicos en contra de la renuncia al derecho a la libertad, a la vida, a la integridad física o a la crianza de los hijos.
Una sociedad así sería, ciertamente, un paraíso para los anarcocapitalistas, pero sería totalmente incompatible con la fe cristiana.
Entiendo perfectamente que en las sociedades occidentales modernas (que se dicen abiertas y laicas, pero que en realidad son esencialmente anticristianas, y en particular anticatólicas) resulte muy tentadora la idea de que los cristianos tuviésemos un derecho que nos aplicase sólo a nosotros. Por desgracia, si eso se hiciese, otros grupos no cristianos tendrían derecho a pedir lo mismo, y los resultados no serían en absoluto agradables. La solución al problema deberá buscarse en otra parte.
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LF:
Me niego a aceptar que el divorcio sea un derecho. De hecho, en la Constitución española yo veo el derecho a casarse, no a divorciarse. Una cosa es que se hable de "las causas de separación y disolución y sus efectos" y otra que a eso se le llame derecho. En todo caso, el derecho a la la vida existe, y ya ves de qué le vale a los no nacidos.
http://www.boe.es/boe/dias/1981/07/20/pdfs/A16457-16462.pdf
Ahora bien, la CE sí menciona, como dices, las causas de disolución, y el divorcio no deja de ser eso, un expediente de disolución del matrimonio. Por eso el divorcio se considera un derecho amparado implícitamente por la CE, y así se afirma en la exposición de motivos de la reforma de 2005.
No digo que me guste, digo que es lo que hay.
De todas formas mi objeción no se basa en eso, sino en los límites que deben existir en la eficacia jurídica de las cláusulas de los contratos, incluso aunque se firmen voluntariamente. Creo que unos contratos blindados no son una solución, porque darían pie a la legitimidad de otros contratos blindados completamente aberrantes.
En cualquier caso a mí sí me preocupa el debilitamiento del concepto de matrimonio que vivimos hoy en día, y por desgracia no tengo una solución alternativa. Sólo digo que la que planteas no me termina de convencer.
Por ejemplo, el Art. VI del "Concordato de 1.979" dice:
"1. El Estado reconoce los efectos civiles al matrimonio celebrado según las normas del Derecho Canónico".
Sin embargo, ¿Qué efectos se reconoce de facto al matrimonio canónico, si una de las características fundamentales -la indisolubilidad- es destruida por la legislación del Estado?
Por lo tanto, si la Ley del divorcio podía "agredir" al matrimonio canónico, atentando contra el elemento esencial de la "indisolubilidad", más que reconocimiento de efectos civiles al matrimonio, se trataría de aniquilación de los efectos propios del matrimonio canónico. Por ello, muchos se preguntaron en 1.981 si aplicar el divorcio civil a matrimonios canónicos era una violación del sentido recto de la norma del Concordato.
En definitiva, el problema que planteas tiene una solución que -hoy por hoy- es más imposible que en 1.979. Hacer un nuevo Concordato donde el Estado reconozca con absoluta claridad las características del matrimonio canónico y remita a lo tribunales de la iglesia las causas de anulación o separación, sin injerencias de la legislación civil.
Utopía se llama a eso.
3. La Santa Sede reafirma el valor permanente de su doctrina sobre el matrimonio y recuerda a quienes celebren matrimonio canónico la obligación grave que asumen de atenerse a las normas canónicas que lo regulan y, en especial, a respetar sus propiedades esenciales.
Respecto a las nulidades, si la memoria no me falla, el propio Derecho Canónico dice que un matrimonio que sea válido, lo sigue siendo aunque los cónyuges consigan engañar a la Iglesia, de modo que Ésta declare la nulidad. Si, en su fuero interno, los cónyuges saben que el matrimonio es válido, lo seguirá siendo siempre. A Dios no se le puede engañar.
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Ah, no, es que yo no digo que se les niegue, sino poner las cosa de tal manera que a ellos mismos, a los farsantes, a los que vienen a profanar nuestros templos con sus festejos, no les entren más ganas de casarse por la Iglesia. Fuera cámaras de vídeo..., por ejemplo, y ya no vienen. Las flores... sólo a la Virgen y prohibido llevárselas al acabar la ceremonia. No entra ninguna invitada con los hombros descubiertos y la falda más arriba de la rodilla. Ni un flash durante la ceremonia. No hay que hacer más que normas superficiales, no hay que negar nada fundamental.
a)Está demostrado que la estabilidad matrimonial es causa de mayor felicidad y estabilidad propia y de los hijos, y por consecuencia de toda la sociedad.
b)Está demostrado que el divorcio es causa de pobreza, especialmente para la mujer.
c)Está demostrado que el divorcio es causa de muchos problemas para los hijos
Es falso el argumento de la Vicepresidenta del Gobierno cuando dice, que no se puede obligar a alguien a convivir con otra persona que no quiere, porque todos sabemos que hay maneras de favorecer y penalizar ciertas conductas.
Por ejemplo: no se puede obligar a alguier a dejar de fumar, pero todos sabemos que si se prohibe fumar en miles de sitios, la gente dejará de fumar.
Una legislación coherente con la realidad penalizaría mucho la ruptura matrimonial, puesto que es causa de infelicidad propia y ajena.
A pesar de los beneficios evidentes de favorecer la estabilidad matrimonial ¿porque no se proteje mucho más el matrimonio? para mi las razones son:
a)Mentalidad individualista: el matrimonio se presenta como una limitación en vez de un camino de realización personal
b)Mentalidad egoista: la realidad es que la mayoria de divorcios son porque uno se lia con otra que no es su mujer. Esto no se dice y además se tapa poniendo casos extremos para justificar el divorcio.
c)Mentalidad anticristiana: (típico spanish) como la Iglesia prohibe el divorcio, vamos a chicharlos, que queda muy moderno y muy laico.
Dicho todo esto, creo que la batalla es cultural: en base a los beneficios objetivos de la estabilidad matrimonial lo lógico es que se penalice mucho más la ruptura por los efectos negativos sobre el cónyuge y los hijos. ¿Porque el que se lía con otra es visto como un Don Juan en vez de conducta antisocial por el daño que causa a su mujer y sus hijos?
Para mi la batalla cultural es la base de todo y la que genera la promulgación de leyes en un sentido y otro.
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LF:
Sí, es lo que nos pasa a los nacidos en el siglo XX. Tenemos mentalidad del siglo XX. Tú no. Tú la tienes del siglo XXI lo menos. Quizás del XXIV.
Cuando mi marido y yo éramos dos novios adolescentes y bastante ingenuos, teníamos justamente el empeño que tú dices: casarnos "sólo por la Iglesia". Y con cada cura que lo hablábamos nos decía lo mismo: que no se puede, que tiene efectos civiles velis nolis, que la Iglesia quiere que sus hijos estén casados ante el mundo con las leyes civiles también, etc...
Y también teníamos la idea de insumisión ante leyes civiles, y no queríamos reconocerle al Estado la capacidad para regular nuestra vida conyugal...
Bueno, pasaron las años y tiramos la toalla y aceptamos que nuestro matrimonio canónico tuviera efectos civiles. Ahora lo veo un poco ingenuo. Para mí está claro que si los católicos no nos divorciamos porque sabemos que nuestro matrimonio es indisoluble, pues.... pues eso, no nos divorciemos. De hecho, es lo que hacemos, ¿no? No nos divorciamos.
Y no nos metamos en los que los no católicos hagan con sus vidas. Pero que tampoco ellos en las nuestras: esta gente que parece sacada del Diario de Patricia o de Gran Hermano, que tampoco venga a celebrar sus espantosos saraos a nuestros templos.
Yo también, " aspiro a otro régimen donde la ley natural no sea pisoteada ", pero si algún día gana el PP, me temo mucho, por lo ya visto anteriormente, que las cosas seguirán exactamente igual en este importante tema; y tristemente, nuestro gozo seguirá en un pozo, como dice " La Celestina ".
Tampoco en este caso se pueden pedir peras al olmo masónico.
La masonería juega a los dos paños. Y así, es muy fácil fanar. Su intención es buena, pero de momento, es perder el tiempo.
La solución, es PREDICAR y ENSEÑAR desde dentro del cristianismo y de la santa Iglesia y a las nuevas generaciones, lo que de verdad es , el verdadero, católico, y Santo Sacramento del Matrimonio.
Una nueva evangelización, para una nueva sociedad capaz de no dejarse manipular.
Atentos saludos.
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LF:
Primera noticia de que se produzca tal cosa. Pero es que yo no veo la Sexta.
Ya, claro que con no divorciarse está resuelto, pero es que se trata de una cuestión de principios, de no querer participar en el sistema, pero si resulta que hasta la misma Iglesia te obliga a ello, pues...pero no acabo de ver la razón por la que es necesario casarse por lo civil si no se desea; de alguna manera te están coaccionando, y no entiendo que tiene que ver el sacramento con las leyes civiles, es que es el colmo que no se pueda celebrar el sacramento si no aceptas la ley civil. Y los no católicos desde luego que hagan su vida y que regulen si quieren hasta la unión entre Rin-tin-tin y la oveja Dolly.
Y con lo que señalas respecto a la feria en la que se ha convertido la típica boda, pues totalmente de acuerdo contigo. Y ya te digo, aun que parezca exagerado, el que quiera casarse canónicamente, boda espartana, fuera fotos, fuera vídeos, con vestido de calle y los más cercanos; verías como bajaban en número. Que se marchen al circo a hacer el payaso.
Un cordial saludo.
¿Eso no es algo voluntarista y semipelagiano?
De otra parte, a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. Las cosas en derecho se deshacen como se hicieron. No veo cómo se pudiera hacer un contrato civil que no tuviera la posibilidad de deshacerse.
En resumen, no creo que al César le interese parecerse a Dios en una cuestión tan sensible desde el punto de vista social, económico y político, y por supuesto, también afectivo.
Y es que la legislación civil española no regula el matrimonio como un contrato, sino como una institución, cuyo contenido forma parte de lo que se conoce en Derecho civil como "orden público": materias regidas por principios políticos, sociales o económicos que una sociedad tiene por fundamentales, y que en nuestro caso se supone están contenidos en la Constitución de 1978.
El matrimonio produce dos tipos de efectos, personales y patrimoniales. Los patrimoniales, el régimen económico del matrimonio, los regulan los cónyuges en capitulaciones y en ellos tienen una libertad relativamente amplia. Si no otorgan capitulaciones, se aplica por ley, en la mayor parte de España, el régimen de gananciales.
Los efectos personales son distintos. En ellos rige en toda su plenitud la consideración del matrimonio como materia "de orden público". De este modo, la celebración del matrimonio no puede hacerse en cualquier forma, sino sólo en la civil y en la de las confesiones que tienen firmado un acuerdo con el Estado, una de ellas la católica. El contenido "personal" de la relación matrimonial es el fijado en el Código Civil: deberes de los cónyuges de convivencia, fidelidad y mutuo auxilio. El carácter jurídico de estos efectos se discute, ya que al suprimirse en 2005 ("ley del divorcio exprés") las causas de separación y divorcio, no hay sanción alguna para su incumplimiento.
En el actual sistema jurídico un contrato de matrimonio indisoluble no tiene sentido, porque sería totalmente ineficaz. De hecho, ya lo es. Cuando uno se casa por la Iglesia, en el rito asume que contrae un vínculo indisoluble. Sin embargo, el Estado, que da a ese rito eficacia civil, lo hace en el sentido de reconocer el nacimiento de un nuevo matrimonio civil, que es el único que reconoce en realidad el Estado. Para éste, la celebración religiosa del matrimonio es una mera "forma", y no una clase de matrimonio distinta. Por ello rige en España el llamado "sistema de matrimonio civil facultativo de tipo anglosajón". Facultativo, porque permite elegir entre forma civil y algunas formas religiosas de celebración; anglosajón, porque sigue la tradición protestante de considerar el matrimonio como materia regulada, en su contenido y consecuencias jurídicas, sólo por el Estado.
Por contra, el "sistema de matrimonio civil facultativo de tipo latino" permite la coexistencia de "clases" de matrimonio, de manera que, v.gr., el matrimonio celebrado en forma canónica se regiría por el Derecho canónico, y por tanto tendría sus propiedades y fines, sería indisoluble y de sus causas de separación y divorcio conocerían los tribunales eclesiásticos.
En España rige, como he dicho, el sistema anglosajón, pero atenuado por el Acuerdo sobre Asuntos Jurídicos con la Santa Sede de 1979, que permite que las resoluciones de tribunales eclesiásticos sobre nulidad, y las decisiones del Papa sobre matrimonio rato y no consumado, puedan tener efectos en el orden civil.
La disolubilidad del matrimonio como parte del orden público del derecho civil español fue llevada al paroxismo por el Gobierno del PP cuando, por Ley Orgánica de 29 de septiembre de 2003, se modificó el artículo 107 del Código Civil. A partir de entonces se permitió aplicar la ley divorcista española a matrimonios sujetos a una legislación extranjera que que no reconociera el divorcio. Ejemplo: un matrimonio por la Iglesia celebrado en Mata, por dos personas de nacionalidad maltesa y regido por la legislación maltesa, que no reconoce el divorcio; si uno de los cónyuges pasa a residir en España, obtendría el divorcio con arreglo a la ley española por mucho que su consorte se opusiera. Por ello la opción del matrimonio según las leyes vaticanas, que ha apuntado algún comentarista, tampoco es viable.
A largo plazo, la única solución es la abolición del criminal Sistema de la partitocracia liberal-marxista. A corto, lo único que podemos hacer es tratar de vivir la doctrina cristiana del matrimonio con la mayor coherencia posible, dando un buen ejemplo a la corrupta sociedad en que nos ha tocado vivir.
Y, desde luego, exigir a sacerdotes y obispos que acaben con la tomadura de pelo de casar por la Iglesia a cualquiera. La Iglesia debe bendecir las nupcias de los cristianos, no de apóstatas de facto que esgrimen una partida de bautismo. Que la Iglesia sea escenario de bodas por todo lo alto de personas de vida notoriamente escandalosa y faltas de ninguna fe, es un insulto intolerable para quienes consideramos nuestra Fe católica el centro de nuestra vida, incluyendo la enseñanza sobre el matrimonio, que nos tomamos absolutamente en serio. Creo no faltar a la caridad si afirmo que igualarnos a unos y a otros es un insulto, pero sobre todo una ofensa al sacramento.
Pero creo que esto da para otro debate, para el cual reservo lo mucho que hay que decir.
También me parece bien la apreciación de José Angel Antonio sobre las palabras del cardenal Rouco: no es incompatible el que matrimonios católicos sean pocos con que puedan ser levadura en la masa de matrimonios no católicos o católicos sólo de nombre. Es mejor usar las palabras y los significados del Evangelio que los del mundo, que está muy descaminadillo.
Aunque es verdad lo que dices, LuisFernando, sobre que los sacerdotes deban casar a quienes cumplan los mínimos, tambien es cierto que a poco que "escarbasen", verían claro que no cumplen los mínimos. Para esos casos es para los que las normas prácticas de las diocesis podrían sugerir alternativas al "que se casen, sea como sea". Porque si un párroco dice que no les casa, lo mismo se les echa encima no sólo la familia de los contrayentes, sino su mismo obispo. Debiera desarrollarse el apartado II del directorio de pastoral familiar (tiene muchas cosas que son voluntaristas e irreales, pero si ciertos puntos prácticos se desarrollasen, mejoraría no poco esta cuestión". Me refiero al punto 3 de esta parte "matrimonio de bautizados no creyentes"
http://www.conferenciaepiscopal.es/documentos/Conferencia/PastoralFamiliar2.htm
Ýo sí creo que los católicos podrían firmar unas estipulaciones matrimoniales, válidas ante Dios y ante los católicos. Cuando firman el expediente matrimonial creo que es algo así: se reconocen las características principales de su unión sacramental, que perfecciona la unión natural y la unión civil. O darse algunos modelos de expresar públicamente su compromiso: algunos de esos "cuadernitos" que sirven para que los asistentes "sigan" la celebración del matrimonio, firmado por los esposos, por ejemplo. El rito del matrimonio es precioso, y no debe subestimarse la fuerza de las palabras y los gestos, ante tantos testigos. Pero si reforzase más tenerlo por escrito, y firmado... Claro que si no se cree en Dios, ni se entiende la naturaleza y la gracia... ya pueden firmarse leyes o constituciones.
No: pocos, pero de verdad, y notorios ante el mundo.
Y el mundo que se pudra gobernándose por los regímenes que le dé la gana. ¿Cómo vamos a empeñarnos en hacer "política católica" sin imponer lo que no puede ser impuesto sino propuesto?
Dondequiera que estemos, en minoría, en minoría mínima, seamos notorios. Y no por un afán especial de serlo, sino porque lo tenemos que ser de manera natural, espóntánea. Si no se nos nota... mala cosa.
Y eso basta. Las leyes del mundo, si son inicuas, no van con nosotros. Allá el mundo con sus leyes. No las podemos combatir con otras leyes impuestas. Las combatiremos con la oración, el ejemplo y la predicación.
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LF:
Pues... como que sí... mismamente... ni más ni menos.
No lo van a permitir; de lo que se trata para ellos es de que nos dejemos asimilar a su ideal social y personal laicista, así que no permitirán ni un solo reducto, como ejemplo de ello la Epc o mismamente los medios de comunicación masivos, como lo que están haciendo en la Sexta. Lo que yo veo es que están haciendo una labor de zapa; no quemarán Iglesias como cuando la República, no. Es mucho más eficaz ir corroyendo poco a poco e irse infliltrando en la mentalidad, costumbres, etc...que quemar Iglesias, conventos o matar sacerdotes; de sobra saben que los grandes ideales se alimentan de sangre (me refiero a los mártires).
Y de hecho están consiguiendo, como por ejemplo en lo que hablamos de las bodas canónicas, que muchos sean cristianos en la forma pero paganos en el fondo. Es cuestión de tiempo y paciencia.
Un cordial saludo.
En cuanto a que los católicos exijamos esto o lo otro, eso hay que hacerlo, ante todo, en las urnas. Porque, si la gran mayoría de los católicos sigue votando a partidos pro-divorcio, ¿Qué esperan que pase? ¿Creen que así se va a acabar el divorcio en España o que alguna vez podrán ellos regular los efectos personales de su matrimonio conforme a las normas de la Iglesia y con efectos civiles?... Volvemos al problema de siempre.
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Ya estamos: vota AES, s.q.d.
Lo duro es persistir y confiar en la fuerza de la perseverancia.
Si tenemos que amar al mundo eso empieza por enseñarles a ellos como pueden mejorar sus propias vidas y sociedad.
No hay derecho a que a un conyugue se le prometa "hasta la muerte" y que eso pueda ser papel mojado al diaa siguiente.Eso sí que es un derecho a defender.Y ojo, que el Estado es la tercera parte contratante y tiene derecho si quiere a oponerse a una disolución pactada por solo dos partes.
No estoy de acuerdo con L.F. en la existencia de dos tipos de matrimonios: el matrimonio solo puede ser una cosa seria y debe estar protegido, y el que no lo quiera asumir, que se "arrejunte" o se busque la vida. ¿Imponer? ya estamos viendo lo que se nos ha impuesto con la ley del divorcio (por cierto: fue promovida por el Presidente de la Conferencia Episcopal: es una cosa tremanda, lo que está pasando en España desde hace 30 años). Se trata de defender el bien común, nada más.
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LF:
Es obvio que no vamos a imponer la indisolubilidad del matrimonio a los no católicos. De hecho, yo no lo pretendería. Si Cristo admitió que por la dureza del corazón del hombre se había aprobado el divorcio en la ley mosaica, no vamos a impedir que los no cristianos se puedan divorciar.
Me conformo con que haya la opción de que la indisolubilidad "sacramental" tenga efectos civiles.
Por cierto, yo creo que Cristo más que admitir la ley mosaica en cuanto al divorcio, lo que hizo fue corregirla. Para bien del género humano, claro.
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LF:
La ley mosaica es parte de la Revelación. Dios permitió el divorcio, e incluso la poligamia de los patriarcas, por las razones que Cristo adujo. Una vez que Dios envía el Espíritu Santo, el hombre de fe ya no tiene excusa para divorciase, pues ha de permitir que su corazón sea guiado precisamente por el Paráclito.
Como eso no ocurre con los no creyentes, no podemos pretender que ellos se sujeten a la misma ley divina que nosotros sobre la indisolubilidad del matrimonio.
Dicho eso, es evidente que hay un abismo entre dicha indisolubilidad y el cachondeo padre que tenemos hoy con las leyes divorcistas, que más que permitir el divorcio lo que permiten es el repudio puro y duro.
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Yo no lo veo tan obvio, pues es un bien social el defender un contrato que las partes libremente realizan "para toda la vida". Todas las personas hacemos opciones vitales que nos condicionan para toda la vida, desde sencillos actos, emigrar-no emigrar, estudiar-no estudiar, esto-lo otro, etc.
Siempre existirá la separación como recurso, con cierto mal menor para quien tenga la "mala suerte" de no atinar. Pero a cambio se gana en un bien mucho mayor, la gente SABE que cuando va a casarse, va a casarse, los cónyugues tienen la certeza de que ese acto tiene consecuencias y un montón más de etc, que psicológicamente harán que la gente se tome más tiempo en pensar como salvar su convivencia que en analizar si le conviene romperla. No hay solución perfecta, obviamente, pero en conjunto se crea menos daño con un matrimonio civil que EDUQUE a la gente para tomarse las cosas en serio.
Lo que no tiene sentido es llamar matrimonio a un contrato de un día para otro, renovable o no indefinidamente. Eso es una tomadura de pelo y algo a lo que el propio Estado debería oponerse a ser partícipe.
Si la gente quiere un "matrimonio" que sea temporal pero renovable, que se hagan un contrato privado entre ellos delante de un notario y nos dejemos de tonterías. El Estado no está para "certificar" que dos personas se "aman" hoy sí y mañana no...
Insisto, que esto lo digo por los civiles.
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