Castigo de Dios
El tema del “castigo de Dios” es objeto de muchas preguntas que recibo. Hace poco, algunas declaraciones del sacerdote austríaco Wagner (que ha renunciado a su nombramiento episcopal) han levantado revuelo. Presento algunas reflexiones a partir de una pregunta que recibí recientemente.
Pregunta:
Tengo una pregunta padre, soy muy creyente, católico, catequista en mi parroquia y casado con tres hijos. Dios es un Dios de Amor pero El permite algunas cosas de castigo para que entendamos, y porque no, paguemos el mal que hacemos al prójimo. ¿Eso es cierto o no? Creo que el Papa actual, hace poco, se refirió al “castigo de Dios”. Algunos sacerdotes me dicen que así es, otros, en cambio, me dicen que Dios no castiga…
Respuesta:
Será bueno empezar recordando algunos principios fundamentales.
Dios actúa benignamente hacia sus creaturas, los hombres y mujeres de esta tierra. Como un padre se compadece de sus hijos, así se compadece el Señor, nos dice la Sagrada Escritura.Dios es justo. También la misma Biblia nos recuerda que Dios dará a cada uno lo que merece y que seremos juzgados por el Señor. El mal siempre genera mal. Y quien mal hace, mal recoge. Esto es particularmente cierto en cuanto se refiere a la retribución última. Cosecharemos lo que habremos sembrado. Dios no sólo existe sino que también interviene en nuestra vida para bien. En esta vida, como buen Padre, el Señor también ha de “castigar” a menudo a sus hijos, interviene en la educación de los mismos, en el sentido de corregirlos para su bien. En esta perspectiva hay que entender el “castigo” como “corrección”. No se trata pues de un castigo vindicativo y punitivo en el sentido que los hombres acostumbramos administrarlo, sino de una corrección fruto del amor y de la paciencia de Dios que no quiere que sus hijos perezcan y tengan suficientemente oportunidades para salvarse. Hoy esto resulta poco inteligible para muchos, porque también, por desgracia, en la pedagogía actual se olvida la necesidad de la corrección que incomoda de momento al corregido pero que a la larga le genera un bien mayor. De hecho, en la mayoría de los casos, somos nosotros mismos quienes nos castigamos cuando recibimos las consecuencias de nuestros actos equivocados. Un hombre que, por ejemplo, ha abusado largo tiempo del alcohol, y contrae una grave enfermedad hepática y pierde la salud. ¿No ha sido él quien se ha castigado? Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva pero si el pecador se empecina recogerá el fruto de su maldad. Y, en el respeto que Dios tiene para nuestra libertad, muchas veces, con dolor por su parte, debe contemplar cómo quedamos abandonados a merced del mal que hemos generado. “Dios los abandonó a merced de sus errores”, dirá San Pablo. El mal que cometemos, nuestros pecados, tiene consecuencias en nosotros y en los demás.
Podríamos decir también que el Señor, en su providencia, permite que en la vida nos sucedan cosas que experimentamos como desagradables pero que, a la larga, son para nuestro bien. Para los que aman a Dios todas las cosas cooperan para bien.
Por otra parte, y al margen de lo dicho, y que me parece bastante claro, yo tengo el convencimiento que algunos actos, por su malicia y por sus consecuencias, pueden hacer que Dios intervenga con brazo poderoso para defender a los pobres y humildes y hacer sentir su autoridad a los malhechores. Así, Dios, intervino movido por el clamor de su pueblo esclavizado y maltratado en Egipto. Así los profetas de la Antigua Alianza, en nombre de Dios, anunciaron ciertas intervenciones divinas. Algunas acciones de los hombres por la gran dimensión de su maldad, por sus terribles consecuencias, creo, hacen intervenir al Señor para salvar a los humildes y reponer la justicia. Así, en mi fuero interno, estoy convencido que cosas tan abominables como la mortandad que está generando hoy el aborto, arrancando de la vida miles y miles de seres humanos inocentes, hará que la sociedad que realiza o tolera con indiferencia tales actos experimente la mano fuerte del Señor en un “castigo” que, sin duda, será saludable, para superar una situación de grave mal e injusticia.
Los “castigos” del Señor siempre brotan de su misericordia y de su justicia y son para salvación de los que en Él confían. De este modo, muchas intervenciones de Dios se realizan para salvarnos del “castigo” de los hombres. David, acertadamente, puesto a elegir a la hora de ser castigado, “prefirió caer en manos de Dios y no en manos de los hombres”.
De todas formas, salvo una revelación especial que no poseemos, hay que ser muy cautos a la hora de determinar los designios del Señor como si fueran un “castigo” en unas circunstancias concretas. Sin una revelación especial de Dios, como las que hacía a los profetas y muchos santos, ciertos juicios no dejarían de ser una temeridad.
Yo creo que las alusiones del Papa Benedicto al “castigo” de Dios en la inauguración del pasado Sínodo deben leerse en la perspectiva que acabamos de exponer: la intervención salvífica de Dios a favor de los hombres incluso en situaciones y momentos que el Señor debe salvarnos de ciertos desaguisados que comentemos los hombres en la historia, para salvarnos de las consecuencias de los males que comentemos. Estas intervenciones, como en una operación quirúrgica, pueden ser especialmente dolorosas y traumáticas para nosotros, pero, en definitiva, son para un bien mayor.
16 comentarios
- Dios actua pensando en la eternidad y en la salvación de las almas. Un castigo puede salvar almas. Estamos muy centrados en las cosas de este mundo como si fuera un fin en si mismo.
-La iniquidad y mal producida por el hombre (vean el tema aborto...), que hace que Dios tenga que intervenir ante tanto mal..., se están condenando muchas almas y es necesario una purificación (La Salette, Akita, P. Pio...). Por otra parte seguro que los niños que mueren de hambre, abortados, etc., clamen justicia al cielo....
La Paz.
De acuerdo con Ana también en que el mal uso de algunas cosas acarrea consecuencias estrictamente naturales, pero esto es otra cuestión y no sucede siempre. Por ejemplo, hay personas que no comen grasas y tienen un colesterol muy elevado.
Un salu2 desde el Sur de España
Luisa
EXODO 4
11 Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?
SI NO EXISTE EL CASTIGO DIVINO… POR QUE DIOS QUERRIA QUE NACIERA GENTE CIEGA??? O MUDA????
EXODO 34
“5 Yavé bajó en una nube y se quedó allí junto a él. Moisés entonces invocó el Nombre de Yavé,
6 y El pasó delante de Moisés diciendo con voz fuerte: «Yavé, Yavé es un Dios misericordioso y clemente, tardo a la cólera y rico en amor y en fidelidad.
7 El mantiene su benevolencia por mil generaciones y soporta la falta, la rebeldía y el pecado, “”PERO NUNCA LOS DEJA SIN CASTIGO…”"
LA JUSTICIA DE NUESTRO DIVINO PADRE CREADOR ES PERFECTA, INFALIBLE E INEXORABLE, LA JUSTICIA PERFECTA DE NUESTRO AMADO PADRE LE DA A CADA CUAL LO QUE SE MERECE DE ACUERDO A SUS OBRAS... ESTA ES LA VERDADERA JUSTCIA DE NUESTRO AMADO PADRE CELESTIAL.
Se ha hablado de los alcohólicos, pero se pueden tomar otros ejemplos, como la falta de dinero, hay muchas personas (sobre todo en estos momentos) que piden a Dios por tener que comer y pagar sus deudas, las medicinas para una simple gripe, y no ven la respuesta, pero hay otras situaciones mas graves, como las que viven personas en países en guerra, con enfermedades, con hambre, sin cosa alguna, ellas estarán preguntándose porque no corre a salvarlas, y no creo que todas esas personas sean merecedoras de tanto sufrimiento, al ver a sus hijos morir de hambre, o ver que matan a sus hijos y esposos, o bien verlos morir porque no hay ni medicinas ni médicos, yo como simple mortal no puedo encontrar una respuesta, solo confiar en que Dios tenga un verdadero plan para ellos. Me gusta pensar que los problemas que tenemos no son causa de Dios ni castigos de Dios, que solo nos deja y ve como nos comportamos, para después darnos lo que merecemos, porque creo que Dios no mandó todas esas desgracias, somos los seres humanos los que hemos provocado tanta desgracia en la vida y en el planeta, hay muchas personas buenas, se que son mas que las malas, pero el egoísmo, la falta de escrúpulos, de compasión a sus semejantes, el tener como principales metas DINERO y PODER, son las que han provocado lo que vivimos en la actualidad. Creo que Dios llora y sufre por nuestro comportamiento, pero El dijo que nos daba Libre Albedrío y creo que así lo hemos hecho, unos para bien... otros para mal. Creo que El ya nos dio y nos dijo la manera de salvarnos y lo que espera de nosotros... y nos lo dijo con el ejemplo... AMOR es lo que espera de unos para los otros, en resumen las malas decisiones que tomamos en el transcurrir de nuestras vidas es lo que nos provoca las malas situaciones y la gente que no tiene amor para el prójimo, que solo vive creyendo que EL PODER y EL DINERO es lo importante en su vida. QUE DIOS LOS AYUDE.
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relea mi artículo. Estoy convencido de que Dios no le castiga. ¿Por qué piensa usted esto?
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Abortar supone también una gran injusticia. Una no quita la otra. También hay que tener en cuenta que el motivo socio-económico no es, ni mucho menos, la principal causa del crimen del aborto. La solución está en respetar la vida y ayudar a la familia y esto constituye la auténtica base del progreso de una nación.
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