Encuesta sobre el estado de la música sacra en España
Este año, amén de otras muy enjundiosas conmemoraciones de las que ya se ha dado cuenta puntual en InfoCatólica, se cumplen cifras también redondas respecto a dos documentos vinculados a la música litúrgica: 50 años de la instrucción Musicam sacram (1967) y 25 años del Directorio “Canto y Música en la celebración” de la Conferencia Episcopal Española. Con este motivo, desde el Secretariado de Liturgia de la Conferencia Episcopal se ha lanzado una encuesta para conocer el grado de aplicación de dichos documentos en la liturgia de las iglesias españolas. O, lo que es lo mismo, para conocer el estado actual de la música sacra en nuestro país. La encuesta puede rellenarse hasta 1 de septiembre. Bastan unos 8 minutos para ello.
Bienvenida sea esta iniciativa que, siquiera a título informativo, podrá ser beneficiosa en este campo. Entre los diversos aspectos de la reforma litúrgica efectuada por Pablo VI, sin duda el de la música es uno de los que más deficientes resultados ha obtenido. Es cierto que en el campo específico del canto gregoriano, y atendiendo al punto de vista técnico-musicológico, no han faltado buenos trabajos en la restauración y recuperación de antiguas melodías, conforme al mandato del último concilio: Thesaurus musicae sacrae summa cura servetur et foveatur (Sacrosanctum Concilium, nº 114).
Puede citarse el Graduale Triplex, editado en 1979 por la abadía benedictina de Solesmes, que contiene las melodías gregorianas para la Misa conforme a la nueva ordenación del calendario y el leccionario, siguiendo lo dispuesto por el Ordo Cantus Missae de 1972. La edición oficial propiamente es el Graduale Romanum de 1974, a la cual los monjes de Solesmes añadieron los signos rítmicos y expresivos con que las melodías tradicionales habían sido anotadas en los más antiguos códices. El resultado es el mencionado Graduale Triplex. Otro trabajo importante es el Antiphonale Romanum II, también elaborado en Solesmes, y que recoge las melodías gregorianas para la celebración de las Vísperas de los domingos y fiestas de todo el año litúrgico.Ahora bien, estas luces no logran iluminar la tiniebla que domina el paisaje general. Ante todo hay que denunciar una vez más la injustificable eliminación del canto gregoriano en la mayoría de las celebraciones, tratándose del lenguaje musical propio del rito romano y realmente el único repertorio con derecho propio a ser utilizado en éste. El campo de las nuevas composiciones publicadas en lengua castellana no es tampoco demasiado halagüeño. Además de la escasa o nula adecuación litúrgica de muchos textos, la música en lengua castellana, salvo excepciones, frecuenta el nivel de lo lamentable, no sólo por falta de concordancia estilística con el contexto, sino también por insuficiencia técnica y artística. Caso distinto, hay que señalar, es el de los repertorios litúrgicos en euskera y en catalán, en los que, hasta donde conozco, predomina un nivel musical óptimo. Respecto al repertorio en gallego no tengo suficiente conocimiento ni por tanto opinión.
Esta opinión mayormente negativa acerca de los frutos musicales de la reforma de Pablo VI es compartida en otros países. He escuchado quejas amargas de boca de franceses o alemanes, siendo así que su música post-conciliar vuela bastante más alto en lo artístico que la de lengua castellana, aunque no tanto en los textos, me parece. Claramente el punto más bajo se dio en España hace varias décadas. En tiempos más recientes se han intentado algunas vías de solución, como la edición mejorada del Cantoral Litúrgico Nacional, o la publicación de ciertos cantorales de ámbito diocesano.
Es de desear que esta incipiente tendencia ascendente encuentre un refuerzo en la mencionada encuesta. Especialmente si los lectores de InfoCatólica, y de este blog en concreto, se animan a cumplimentarla. Me consta que entre ellos los hay no pocos de buen criterio. Adelante con ello.
21 comentarios
En vascuence, ni idea, pero ¿en catalán, óptimo? ¿Ah, sí? Ahora me entero.
-Enseñanza en los seminarios de gregoriano, polifonía y música clásica de forma rigurosa (solfeo y toque de algún instrumento de cuerda o de viento).
-Recuperación como música habitual del culto del canto gregoriano y, donde se pueda, de la polifonía sobre todo los domingos y fiestas mayores.
-Formación de coros serios, no reunión de amiguetes, con formación somera pero digna. A través de los coros se da formación a la asamblea.
-Reedición de los cantorales de gregoriano popular que había.
-Recuperación del organo de viento donde se pueda, sobre todo, catedrales y grandes parroquias. No para conciertos sino para culto.
-Recuperacion de los coros catedralicios para las liturgias de horas y de la musica sacra en las misas mayores con obispo.
-Recuperación de la verdadera música popular religiosa que yace en cancioneros y trabajos recopilatorios de folcloristas y musicologos (gozos, aleluyas, saetas, etc.) en vez de dar como popular musica comercial. Con esta medida se da lugar a otras consecuencias:1)Se recupera una musica verdaderamente popular y de riqueza extraordinaria 2)Esta música suele ser de alta calidad estetica 3) Es de tan alta religiosidad que en algunos puntos roza al gregoriano.
-Uso de esta música en su lugar: cremonias paraliturgica, procesiones, etc.
-Destierro completo y absoluto del uso de músicas profanas del culto ( rock, pop, etc.) Son inadecuadas por su asociación al divertimento y, en casi todos los casos, a actitudes inmorales, pecaminosas y anticristianas. Decaen el culto, apagan la devoción y en la mayoría de los casos caen en el infatilismo y ñoñeria cuando no en el sacrilegio por ridiculez.
-Destierro de guitarras, en general muy mal tocadas, bongos, tambores y demas instrumentos inadecuados que más parecen una panda de hippies pesados que un coro o capilla musical de la iglesia.
-Reemplazo de casi todos los cantorales en castellano por nuevos. Sus defectos son: 1)Letras mezquinas, anodinas, buenrollistas, feas, ñoñas e infantiloides que no infantiles 2) Melodias repetitivas, sesenteras y ratoniles 3) Lenguaje, en general, vulgar, funcionarial, ramplón sin ningun rastro poetico ni bello ni sentido de la lengua. En general son una vergüenza y más en un pais, España, que tiene una gran tradición poética religiosa y de canto religioso romance tan potente desde el siglo XV. Para más Inri son en muchos casos traducciones mal hechas de otros idiomas.
En conclusión, la musica clasica en el 90 por ciento o mas de las parroquias no pasa de un grupo musical, con grave falta de formación (cuando no por hilo musical y cintas), de guitarras, bongos y otros instrumentos que suelen tocar SIEMPRE lo mismo: canciones de ritmo sesentero, letras anodinas y de buenrollo, que hablan mas de ñoñerias que de Dios. En muchos casos modifican lo inmodificable como en el Gloria y el Santus. Solo se salvan El pescador de Hombres y el Amor de los Amores. De la musica verdaderamente popular solo se ha salvado parte por la resistencia del pueblo. Del gregoriano, fuera de conciertos, algo de la misa de Angelis y el Tantum ergo. La polifonia, fuera conciertos, esta desterrada por completo.
En resumen, la musica sacra adolece de falta de seriedad, de formación, de belleza y de sentido de lo sagrado y sobra infantilismo, ñoñeria, feismo, cutrez.
Quiera Dios que esta encuesta signifique un resurgimiento de la musica sagrada.
¿Pero alguien cree de verdad que se puede hablar de "música sacra" tras el concilio?
No salgo de mi asombro.
La liturgia católica post-conciliar es, con rarísimas excepciones, un horror desde el punto de vista estético.
Aconsejo a los lectores busquen en yotube los vídeos que cuelgan nuestros "hermanos" ortodoxos comparando su liturgia con la nuestra y, lógicamente, descojonándose de nosotros.
Y es que incluso los protestantes -cada vez menos, por aquello de que el proselitismo es un pecado gravísimo- que se convierten desde comunidades con gran riqueza litúrgica, como la anglicana o la luterana, deploran la pérdida de la belleza de sus celebraciones...
Justo lo contrario de lo que pasaba antes de la primavera conciliar, cuando uno de los motivos principales que atraía a la conversión, especialmente de artistas o personas de sensibilidad estética, era precisamente la belleza del culto católico...
Yo les he puesto literalmente que se dejen de gastar dinero y tiempo en tonterías.
Lo fundamental es la formación de los sacerdotes y, en este sentido, veo cada vez más sacerdotes jóvenes claramente preocupados por la dignidad de la Liturgia y en concreto de la música. El problema es que sus formadores en los seminarios pertenecen a la generación de la desorientación vaticanosegundista aún.
Los curas antes durante su formación en el seminario se aprendían el Liber Usualis y luego, en la parroquia, se hacía lo que se podía.
Hoy no aprenden nada (o el penoso Cantoral Litúrgico Nacional) y en la parroquia se hace... mejor no decirlo.
El genuino canto religioso popular ha sido substituído por la sensiblería vacua del Cantoral Litúrgico Nacional-style.
Creo que los obispos y arzobispos, si es imposible crear en cada parroquia algún tipo de puesto remunerado de organista, de maestro de capilla o de ambos, lo que correspondería sería crear algún tipo de asesoría, sea para un arciprestazgo, sea para una vicaría apostólica, o sea para la división de la diócesis que se quiera aplicar.
Este tipo de asesor podría ayudar en la formación y asesoramiento de coros parroquiales amateur (que ya digo, deberían de consentirse solo en parroquias con escasos recursos económicos), y podría confeccionar algún tipo de listado de composiciones que puedan sonar: Qué misa del Kyriale corresponde a tal domingo, que cantos no deben sonar en un determinado tiempo litúrgico...
Por otra parte, este tipo de asesor, podría ayudar a que aquellos músicos que se dedican a tocar en bodas, tuvieran un repertorio adecuado y respetuoso con la liturgia. Se podría emitir algún tipo de licencia para una determinada agrupación, si cumple unos requisitos. Pienso que con ello estas agrupaciones podrían actuar en algunas misas solemnes y no solo en bodas, tras las correspondiente formación.
Una de las cosas que echo más en falta es la existencia de partituras con cantos gregorianos adaptados al solfeo moderno. Puede que parezca una tontería, pero abrir un misal y encontrar un tipo de notación musical desconocida, puede ser un freno para muchas personas. No dudo que quien quiera especializarse encontrará muy adeucada la notación antigua. Pero se trata de que alguien pueda abrir un misal y encontrarse en notación moderna, no solo la misa "De Angelis", y alguna composición gregoriana (tal y como he podido ver en algún misal de hace 70 años), sino otras del Kyriale y al menos que los parroquianos puedan cantar la parte invariable de la misa. El Cantoral Litúrgico Español, al menos en su primera edición, recogía en la primera partitura de cada capítulo, una composición en gregoriano, si bien por la forma en la que estaba desarrollada, parecía que se trataba de una publicación hecha a desgada "por imperativo legal".
Menos mal que has dado a conocer la encuesta en el blog (me peccantem).
En la "aldea global" en que nos movemos, frecuentemente acudimos a eucaristías en el "extranjero": kyrie, gloria, credo, paternoster, sanctus y agnus en latín nos hacen sentirnos más "católicos" (universales). En mi pueblo del camino de Santiago, a veces leen epístola y evangelio bilingües (francés, inglés y alemán) porque acuden peregrinos con su sacerdote correspondiente.
En la web se encuentran cantos gregorianos con notación moderna (Abel di Marco, "Cantoral"; musicaliturgica.com; encuentra.com, etc).
Surgen agrupaciones corales de cantollano (Coda), Silos acoge a numerosos fieles y curiosos...
¿Qué falla? Los organistas profesionales no suelen colaborar los domingos, si no hay pelas por medio (ni dan un porcentaje a la iglesia cuando tocan y cobran en otras celebraciones); exigen acceder a un Cavaillé-Coll de las monjas de tal parroquia, pero no se ofrecen a acompañarlas en el servicio diario. Aun así, son numerosos los cursos para organistas litúrgicos, las Jornadas de órgano barroco e ibérico en El camino de Santiago todos los veranos. Ha aumentado el número de organistas en Escuelas municipales de música y Conservatorios. La identificación de "órgano" con "casposo" y su sustitución por instrumentos de cuerda y percusión han inducido a considerar la liturgia más "participativa".
Los cantos "sacros" se han ido olvidando como tantos otros en la enseñanza, en la catequesis... El Cantoral no se ha renovado y tengo entendido que estaba ya preparado el año pasado 2016 (Jáuregui, q.e.p.d. y otros) quizá por la tenaz resistencia de "iglesias locales". La repulsa al latín (¿y si la Unión europea lo hubiera puesto como lengua vehicular?) , las piezas musicales "exigidas" por los novios el día de su boda... Los Jerónimos, Madrid, ofrecen repertorio cerrado, por ejemplo.
Algo se mueve: cantemos todos Paternoster el domingo para empezar.
Paz y bien
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RdT: Es una buena idea también para afrontar la carencia de presbíteros. Basta con poner una pantalla en cada iglesia, y ver por televisión la misa del Vaticano.
No a las guitarrillas, bongos, teclados y demás electrodomésticos. Cada cosa en su sitio. El que quiera guitarra que vaya a un tablao flamenco. El que quiera rock y otros ruidos, que no música, que vaya a una discoteca y se deleite los oídos.
Si se va a una iglesia lo propio es utilizar y escuchar el órgano.
De ciertos catequistas carismáticos, líbranos Señor.
Extracto de la "Ensalada La Viuda" de Mateo Flecha el Viejo:
... La Música buena y honrada
enviudó por desconcierto,
que el buen gusto yace muerto
y quedó desamparada.
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yo, la Música presente,
doy querella criminal
y del vulgo en general
me querello,
porque tiende más el cuello
al tintín de guitarrilla
que a lo que es por maravilla
dedicado.
Y el dicho vulgo ha inventado
nueva música de morteros,
perdido por majaderos.
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