Aquelarre a la gallega

José Manuel Vidal, líder mediático del Pleistoceno progre-eclesial, utiliza hoy su portal en internet para hacer propaganda de un aquelarre pseudo-eclesial que se celebra en su Galicia natal todos los años, ante la pasividad de los responsables de las diócesis gallegas. Dice Vidal:

Desde hace 32 años, unas 5.000 personas se reúnen en la “romaxes” anual organizada por Irimia. Este año, se celebrará en Monterroso. Un encuentro litúrgico-festivo arraigado, creativo, encarnado y reivindicativo. Los inquisidores de la Red lo tachan de herético y aseguran que en él se comenten abusos litúrgicos. El teólogo de prestigio mundial Andrés Torres Queiruga sale al paso de sus acusaciones “envenenadas".

Noten ustedes que cuando un progre habla de liturgia creativa, encarnada y reivindicativa, en realidad está queriendo decir: “hacemos la liturgia que nos da la real gana y al que no le guste, que reviente". Es más, el señor Vidal se hace eco de que aquí en La Caverna no nos acaban de caer bien esos católicos self-service.

¿Y a quién entrevista el periodista gallego para alabar las Romaxes? Pues al ínclito Torres Queiruga, al que llama teólogo de prestigio mundial. Que sea teólogo no lo negamos. Que sea de prestigio mundial, pues depende lo que se entienda por ello. Pero que no es católico, es algo que se averigua leyendo lo que escribe y lo que declara cada vez que le ponen un micrófono delante. Este señor es el mismo que preguntado sobre la posible aparición de los restos mortales de nuestro Señor Jesucristo, dijo que esa sería una de las noticias más felices de su vida.

Pero no tiene nada de particular el que para defender un aquelarre progre-eclesial acudan a un hereje de cierta talla. Lo malo sería que asomara un teólogo fiel al Magisterio de la Iglesia a alabarles.

Lo gracioso es que esta gente, que se pasa la vida arremetiendo contra la Iglesia y su jerarquía, lleva muy mal que se les critique y que se denuncie los abusos litúrgicos que cometen. Vean qué pregunta y qué respuesta:

¿Qué le parece la campaña que están haciendo los inquisidores de la Red para presionar a los obispos a que las prohíban?

Típico. Ante todo habría que preguntarles qué hacen ellos por anunciar el Evangelio. Y luego hacerles la pregunta decisiva: de verdad y ante Dios, ¿se atreven a decir que lo que afirman es verdad; o más simplemente, que conocen realmente lo que allí se hace y se pretende? Se han parado a pensar que la calumnia -y aún la propalación de sospechas infundadas- es un pecado, que puede ser muy grave? ¿Han meditado alguna vez en que sus acusaciones se parecen mucho a las que otros hicieron contra Jesús de Nazaret?

Nosotros nos atrevemos a decir que lo que hemos visto en las fotos de las Romaxes es cierto. Y que lo que reflejan esas fotos se acerca mucho a la profanación de la Eucaristía. Lo que vemos es, como poco, un conjunto de abusos litúrgicos. Nada diríamos si se abstuvieran de celebrar la Eucaristía o la celebraran según marcan los cánones de la Iglesia. Pero mientras sigan haciendo lo que hacen, seguiremos cumpliendo la voluntad de Juan Pablo II y seguiremos denunciándoles. Primero, a sus pastores. Y si sus pastores no hacen nada, a Roma. Que para eso está.

Apolonio Cromañónez