Relación entre la depresión y la falta de sentido trascendente. Entrevista a Mario Caponnetto
Mario Caponnetto, nacido en Buenos Aires, en 1939, es médico por la Universidad Nacional de Buenos Aires (1996), Médico Cardiólogo Universitario por la misma Universidad (1979). Cursó estudios de Filosofía en la Cátedra privada del Dr. Jordán B. Genta (1956-1974). Ex Jefe del Departamento de Enfermedades Cardiovasculares del Hospital Militar Central Buenos Aires. Ha sido Profesor de Ética, Bioética, Antropología Filosófica y Antropología Médica en diversas universidades de su país y del extranjero.
Ha publicado varios libros, entre ellos: El hombre y la medicina (1992), Victor Frankl, una antropología médica (1995), La sensualidad (traducción de la Cuestión XXV de las Cuestiones Disputadas sobre la verdad de Santo Tomás de Aquino, en colaboración, 2014); Santo Tomás de Aquino. Aproximación a su pensamiento, (2017), Curso de Introducción a la Bioética, (2017). También ha publicado numerosos trabajos sobre temas de su especialidad en diversas revistas argentinas y del exterior.
En esta entrevista nos habla, desde su rica experiencia y vastos conocimientos, de la relación entre la depresión y la falta de sentido trascendente del hombre en la postmodernidad. Toma como referencia las palabras de San Agustín: “Nos hiciste para Ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”. Esta inquietud del corazón humano, que es propia del status viatoris en el que ahora nos encontramos, es la fuente última de la que brota toda insatisfacción, toda angustia, las que se vuelven aún mayores si falta la esperanza de alcanzar algún día ese término último de todas nuestras inquietudes que es Dios.
¿Se podría decir que en cierta manera la depresión es una enfermedad propia de la postmodernidad?
No podemos decir que sea propia en sentido estricto ya que esta enfermedad, la depresión, se conoce desde hace muchos siglos y ha sido descripta por numerosos autores a lo largo del tiempo. Por sólo citar un caso: el célebre Tratado sobre la melancolía del médico árabe Avicena, escrito en el siglo XI, nos trae una descripción completa de este mal. Sin contar que ya la encontramos mencionada en los escritos hipocráticos. Es bien sabido que para Hipócrates la causa de este mal residía en un exceso de bilis negra; de ahí proviene su nombre: melancolía quiere decir, justamente, bilis negra…
Sí, ciertamente… pero si bien antes se pudo dar, no era tan habitual como ahora…
Desde luego que no. Si nos atenemos a los estrictos datos que nos proporcionan las estadísticas a nivel mundial es evidente que en las últimas décadas la depresión se ha incrementado de manera más que notoria. La misma Organización Mundial de la Salud nos habla de hasta un veinte por ciento de aumento en estos últimos años. Pero su pregunta es muy interesante ya que nos lleva a un terreno particularmente complejo: ¿existe alguna relación entre la enfermedad, en sentido propio, y la situación social, cultural y aún espiritual de una determinada época? Este incremento de la depresión, ¿guarda algún nexo causal con esto que llamamos posmodernidad? Lo que nos lleva todavía a una cuestión más de fondo: ¿el hombre sólo enferma en razón de causas dependientes meramente del mundo físico o también enferma a causa de otros factores que, en principio, llamaremos culturales o espirituales?
¿Nos podría citar algún autor de referencia?
Un gran psiquiatra de nuestro tiempo, Viktor Frankl, nacido en Viena en 1905 y fallecido en esa misma ciudad en 1997, fundador de una nueva Escuela de Psiquiatría conocida como Logoterapia, nos ha dejado una clave importante para tratar de responder a este interrogante. Hablando de lo que él denomina “el vacío existencial” nos dice que este vacío no es en sí mismo patológico (quiere decir no es una enfermedad en sentido específicamente médico ya que se trata de un problema humano) pero sí puede ser patógeno, es decir, puede llevar al hombre al extremo de la enfermedad.
Ahora esta profunda observación de Frankl nos pone ante un nuevo desafío: ¿cómo se explica que un problema espiritual acabe en una enfermedad en cuya configuración intervienen factores biológicos tan mensurables y objetivables como los neurotransmisores? El campo que se nos abre en este punto es vastísimo: corresponde a una Antropología Médica fundada en la verdad del hombre como creatura corpóreo anímica, unidad substancial de alma y cuerpo, hallar las explicaciones pertinentes. En lo personal, me encuentro abocado a esta tarea hace más de treinta años, tarea en la que la rica doctrina de Tomás de Aquino ha sido y es mi guía permanente.
En el fondo, ¿cuál es en general la causa o las causas más profundas de la insatisfacción humana?
Me viene a la memoria la conocida sentencia de San Agustín: “Nos hiciste para Ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”. Esta inquietud del corazón humano, que es propia del status viatoris en el que ahora nos encontramos, es la fuente última de la que brota toda insatisfacción, toda angustia, las que se vuelven aún mayores si falta la esperanza de alcanzar algún día ese término último de todas nuestras inquietudes que es Dios. La angustia y la esperanza juegan en este punto un papel esencial. Lo que ocurre es que ambas, la angustia y la esperanza, han perdido su sentido cristiano, se han secularizado por decirlo así. Entonces la angustia ya no es inquietud abierta sino una encerrona sin salida, una angustia inmanente, cerrada sobre sí misma; y en cuanto a la esperanza o, mejor dicho, las esperanzas demasiado humanas, se tornan desesperanza, nihilismo. Tiene usted aquí configurado aquel vacío existencial del que habla Frankl.
La depresión está relacionada con la falta de sentido en la vida…
Sin duda. El mismo Frankl lo afirma y demuestra a lo largo de su obra. El síntoma capital, si se nos permite hablar así, de ese vacío existencial es la pérdida del sentido de la vida, el sufrimiento de la vida sin sentido. Es un sufrimiento intenso, caracterizado por una angustia vital, como la llama el gran psiquiatra español López Ibor, que se acompaña de una pérdida concomitante de esperanza.
Se podría decir que es una tristeza tristeza profunda, ontológica, que afecta a lo más hondo de nuestro ser…
La podemos llamar así, por cierto. La tristeza es una pasión del alma. Los grandes maestros cristianos la conocían muy bien. Santo Tomás la define como el movimiento de nuestra potencia apetitiva ante el mal presente, como una especie de dolor opuesto a la delectación. Ella reside, por tanto, primariamente, en la esfera de nuestra sensibilidad, del psiquismo inferior. Pero en razón de la unidad del hombre la tristeza se extiende a toda la realidad del hombre. Con una argumentación impecable, el Santo Doctor sostieneque dado que todas las facultades del alma radican en su única y sola esencia, cuando la atención del alma es atraída fuertemente hacia la operación de una potencia o facultad, necesariamente el alma se retrae de la operación de las otras potencias o facultades, ya que no puede ser más que única la atención de una sola alma. Toda el alma, todo el hombre, está en la tristeza que lo afecta y compromete por completo, lo ancla por así decirlo a la totalidad de su ser y de su existencia.
Y no puede haber sentido ni felicidad verdadera fuera de Dios…
Bueno, aquí llegamos al punto fundamental. El sentido último de nuestra vida es Dios, ciertamente. El mismo Frankl sostiene, en radical oposición a Freud, que no sólo la religión no es una neurosis sino que en muchos casos la ausencia de la religión es la causa de las neurosis o, para ser más precisos, de un tipo especial de neurosis que el maestro de Viena denomina “neurosis noógenas”, de nous, espíritu, es decir, causadas por un problema espiritual.
¿Usted cree que si la gente fuese a santos sacerdotes, se reducirían las consultas de psicólogos y psiquiatras…?
Es un punto delicado que conviene distinguir y matizar adecuadamente. Las llamadas enfermedades psicológicas, esto es, los diversos cuadros que integran la psicopatología, son en principio organizaciones patológicas dependientes de causas puramente naturales. En su configuración se hallan, como dije antes, involucrados factores orgánicos, neurológicos, neuroquímicos y factores mucho más sutiles e importantes que la psicopatología moderna, tensionada entre los extremos del psicologismo y del materialismo, no entiende bien: me refiero a los movimientos y a los dinamismos que se dan en la esfera de nuestra sensibilidad donde aparecen fenómenos tan complejos como las pasiones o emociones, que son el fruto de procesos integrales tanto corpóreos como anímicos. Piense usted que Santo Tomás definía a las pasiones como movimientos de nuestras tendencias sensitivas acompañados siempre de “transmutación corporal”, es decir, tenía muy en claro (¡en el siglo XIII!) la participación del cuerpo en los estados anímicos. Con esto apunto a lo siguiente: hay que distinguir muy bien lo que son organizaciones neuróticas, que competen al médico o al psicólogo, de los problemas espirituales que competen al sacerdote.
Dicho esto, no hay dudas no obstante de que en la actualidad se ha producido, como observa el gran psiquiatra católico alemán, Viktor von Gebsattel, un éxodo del hombre contemporáneo del sacerdote al psiquiatra. La causa de este éxodo reside, a mi juicio, en eso que he llamado la secularización de la angustia y de la esperanza. Tal vez hoy habría que plantear la posibilidad de que, al menos en algunos casos, se invierta el sentido de ese éxodo: del psiquiatra al sacerdote. Pero insisto: es necesario distinguir y delimitar ambos campos, el de la psiquiatría y el de la pastoral.
Ciertamente puede haber causas endógenas de depresión e incluso una persona de fe puede estar deprimida…
Sin duda. En cuanto la depresión es una enfermedad que procede de causas naturales, como ya dije, un hombre de fe puede padecerla. No soy psiquiatra pero he visto a lo largo de más de cincuenta años de médico muchas depresiones en hombres profundamente religiosos, sacerdotes incluso. Y agrego que aquí la fe resulta en muchos casos un firme aliado del médico.
Volviendo a la relación de la enfermedad con la situación espiritual y cultural de nuestro tiempo, podemos afirmar que el hombre está creado para lo trascendente y por tanto no le pueden llenar del todo las realidades inmanentes.
Creo que ha dado usted en la clave. Si hay un rasgo fundamental que caracteriza esta posmodernidad que padecemos es, precisamente, un inmanentismo radical que ha cegado toda posibilidad de trascendencia. No son pocos los que han señalado la gravedad y la extensión del inmanentismo contemporáneo. Lo ha hecho Cornelio Fabro con su crítica radical al principio de inmanencia; entre nosotros lo ha estudiado magistralmente Alberto Caturelli al establecer el vínculo que une este inmanentismo con el nihilismo y la muerte de Dios proclamada por Nietzsche, fomentada Gramsci y retomada por los mentores del posmodernismo al estilo de Vattimo. Caturelli habla del “pleroma de la nada”, es decir, paradójicamente, de la plenitud o el lleno de la nada.
Cuando uno es joven vive tiende a llevar una vida de sentidos, de sensaciones… sin pensar mucho en la trascendencia…
Sí, es un dato de experiencia. Hay cierta insensatez y necedad en la juventud. Ya lo advierte la Escritura, en el Libro de los Proverbios, 22, 15: Necedad y juventud caminan unidas.
Pero más tarde o temprano aparecen la enfermedad y la muerte y la necesidad de buscar una respuesta satisfactoria a estas realidades.
Es una de las pocas cosas buenas de la vejez… nos pone frente a la realidad del dolor y de la muerte. En este sentido, la experiencia cotidiana del derrumbe de nuestro cuerpo y del esfuerzo del espíritu para sobreponerse a él (lo digo desde la experiencia de mis ochenta años) nos vuelve más realistas y quizás hasta un poco más sabios. Claro, siempre que seamos dóciles a la voluntad de Dios y sepamos aceptar los límites de la vejez, de la enfermedad y de la muerte. De lo contario, estas realidades se hacen insoportables.
Ha habido numerosos ejemplos de santos y hombres de Dios que las han afrontado con entereza y alegría, sublimando estos momentos y llenándolos de sentido.
Sí, gracias a Dios tenemos grandes ejemplos. Siempre recuerdo, cuando me toca hablar de este punto, un clásico de nuestra literatura, las Coplas a la muerte de su padre, de Jorge Manrique. ¿Recuerda aquella suerte de diálogo entre el Caballero y la Muerte, en la Villa de Ocaña? La Muerte se le apersona y comienza diciéndole: «Buen caballero, dejad el mundo engañoso y su halago; vuestro corazón de acero, muestre su esfuerzo famoso en este trago”. A lo que el Caballero responde: “No tengamos tiempo ya en esta vida mezquina por tal modo, que mi voluntad está conforme con la divina para todo; y consiento en mi morir con voluntad placentera, clara y pura, que querer hombre vivir cuando Dios quiere que muera es locura”.
He aquí un claro ejemplo, cristiano y español, de buen vivir y mejor morir.
Javier Navascués Pérez
30 comentarios
No me gusta, sin embargo, el psiquiatra V. Frankl porque nunca menciona a Dios directamente en sus obras o lo deja todo en un " depende" relativista.
Excelente artículo.
Que Dios lo bendiga.
Justo aparece cuando se habla de santos que han padecido depresión y , hasta donde yo se, no es el caso.
Su lema: "contento Señor, contento"
Javier: Tiene razón, quizá no debería haber ido ahí la foto, sino en la parte final de santos que afrontaron con mucha alegría su enfermedad final...
Creo recordar que en algún pasaje de su libro más famoso dice algo así como que el hombre de fe se remonta como el águila teniendo una visión panómarica de las cosas, mientras que el ateo vuela a lo gallina y no ve más que dos palmos de tierra más abajo.
El tema de la depresión es muy serio y no sé si tiene conexiones o no con la fe, porque también afecta a los creyentes pero lo cierto es que la sociedad actual es nihilista y el nihilismo es la nada.
Todo el afán de movimiento que se ve, los continuos festejos, las gamberradas y otras cosas típicas hoy en día no son más que formas de evitar el vacío. Es un aturdirse continuamente por miedo al ser, por miedo a la introspección y por carecer de objetivo.
El mismo tobogán de la catedral anglicana o el obispo tirándose en paracaídas indican desasosiego.
El olvido de ciertas virtudes como la constancia y la paciencia, que eran cultivadas otrora, también tienen incidencia.
Aprovecho para saludar a Oscar de Caracas y me alegro de verle por aquí de nuevo.
Cuando murió mi madre ,caí en un estado de angustia,terrible ; fue por muy poco tiempo ,durante un día . Recuerdo que era el 31 de marzo de 2.001 ; no podía estar cinco minutos en alguna parte : de la cama al sofá, del sofá a la terraza y de la terraza a la calle,y de la calle a la cama; y así. Hasta que me puse de rodillas de cara al sofá ,y oré a Dios diciendo : " Señor,éste estado de angustia no es nada positivo ni puede proceder de Dios. Mi madre está en tus manos ; en las manos de Dúos ,y yo no puedo hacer nada más ; sólo confiar el Ti ".
" Reprende al Diablo en el nombre del Padre,el Hijo y el Espíritu Santo ,y por la Sangre de Jesús derramada en la Cruz del Calvario. Reza a la Virgen del Carmen un Ave Maria. Y quedate tranquilo y descansa en Dios ".
Me levanté ,y me libré de aquella angustia diabólica. ,que no procedía de Dios. Gracias a la Fe en Dios ,pude dar salida a aquel espíritu diabólico que pretendía entrar en mi para destruirme..
Satanás aprovecha los momentos de debilidad para atacarnos. Ya lo dijo Cristo : " Velad y orar en todo momento ,por que el Diablo , como león rugiente anda despierto mirando a quien devorar."
Nuestro Señor Jesucristo es infinitamente Mayor que el Diablo ,y si acudimos a El ,el Diablo huye de nosotros ; para León ,el Señor Jesús ; Él es" EL LEÓN DE JUDA ", y la Raiz de David.
" Si Dios está con nosotros ,quién contra nosotros ? "
El sacerdote debe pedir que el penutente se aleje del pecado grave al penitente
El sacerdote sabe que hay una frontera moral y un solo Camino Jesucristo...la ley moral esta principalmente resumida en los 10 Mandamientos que no han sido abolidos por ninguna ley del amor como los teologos modernistas han intentado confundir.
tampoco la conciencia oscurecida puede justificarse por un sacerdote..se trata de reconocer que los mandatos negativos son obligatorios gravemente como lo deja claro la enciclica Veritatis Splendor.
Pir estos hay que dar la vida si fuere necesario:
No divorciarse
No cometer actos impuros
No cometer adulterio
No robar
No matar
No jurar en nombre de Dios
No levantar falsos testimonios
Muchas gracias!
posiblemente pienso que hay pecados de la vida pasada que pueden estar dando guerra.. y requieren de un reconocimiento valiente y la hummillacion que causan permutwn ver lo miserables que somos y la inmensa necesidad de la gracia de Dios.
Benedicto XVI en Caritas in Veritais dicw que no todo se reduce a la psique sino a males ESPIRITUALES
*76* Uno de los aspectos del actual espíritu tecnicista se puede apreciar en la propensión a considerar los problemas y los fenómenos que tienen que ver con la vida interior sólo desde un punto de vista psicológico, e incluso meramente neurológico. De esta manera, la interioridad del hombre se vacía y el ser conscientes de la consistencia ontológica del alma humana, con las profundidades que los Santos han sabido sondear, se pierde progresivamente. "El problema del desarrollo está estrechamente relacionado con el concepto que tengamos del alma del hombre", ya que nuestro yo se ve reducido muchas veces a la psique, y la salud del alma se confunde con el bienestar emotivo. Estas reducciones tienen su origen en una profunda incomprensión de lo que es la vida espiritual y llevan a ignorar que el desarrollo del hombre y de los pueblos depende también de las soluciones que se dan a los problemas de carácter espiritual. "El desarrollo debe abarcar, además de un progreso material, uno espiritual", porque el hombre es «uno en cuerpo y alma»[156], nacido del amor creador de Dios y destinado a vivir eternamente. El ser humano se desarrolla cuando crece espiritualmente, cuando su alma se conoce a sí misma y la verdad que Dios ha impreso germinalmente en ella, cuando dialoga consigo mismo y con su Creador. Lejos de Dios, el hombre está inquieto y se hace frágil. La alienación social y psicológica, y las numerosas neurosis que caracterizan las sociedades opulentas, remiten también a este tipo de causas espirituales. Una sociedad del bienestar, materialmente desarrollada, pero que oprime el alma, no está en sí misma bien orientada hacia un auténtico desarrollo. Las nuevas formas de esclavitud, como la droga, y la desesperación en la que caen tantas personas, tienen una explicación no sólo sociológica o psicológica, sino esencialmente espiritual. El vacío en que el alma se siente abandonada, contando incluso con numerosas terapias para el cuerpo y para la psique, hace sufrir. "No hay desarrollo pleno ni un bien común universal sin el bien espiritual y moral de las personas", consideradas en su totalidad de alma y cuerpo
Gracias por tu testimonio.
Alguna vez sufri una crisis familiar y un familiar violentaba psicoligicamwnte a todos de forma iraccional y era como un terremoto contra todos...yp tambien me tire al suelo con brazos en cruz y mas o menos hice esa oracion Librame de la carcel del infierno! y al sir de mi habitacion paz y disculpas y se encontraron las llaves del coche que habian vuelto a esa persona en alguien que habia insiltado gritado y atemorizado a ninos sin parar...
¿De dónde sacaste eso de "Reprende al Diablo en el nombre del Padre,el Hijo y el Espíritu Santo ,y por la Sangre de Jesús derramada en la Cruz del Calvario"? ¿Qué significa esto que has escrito? Es algo demasiado confuso. Bendiciones..
A Dios lo que es de Dios, al Cesar lo que es del César. A los presbíteros lo que les corresponde, a los profesionales de la salud mental tambien. Por favor no confundamos los tantos - un director espiritual no está capacitado para tratar personas con trastornos de personalidad, incluidas depresiones. Y un profesional del area de la salud mental no está capacitado para tratar temas de espiritualidad.
Ahora, personalmente, no puedo dejar de observar la mano de la Providencia en el papel que juega mi problema en mi vida, sin la cual la cosa sería una tragedia. Al contrario, terminó siendo una bendición, tratamiento de por medio.
Pero plantear que los presbíteros puedan hacer de psiquiatras? El Señor nos libre de semejante delirio.
/Oramos,para pedir la intercesión de san Alberto Hurtado,especialmente para quienes trabajan“ noble,honesta y desinteresadamente”sin aspirar a sueldos,emolumentos y beneficios rentables para sus bolsillos de cargos partidocraticos en la promoción de los derechos humanos de los mas pobres,desamparados y postergados (a los q los políticos usan para atornillarse en el Poder,promovidos, publicitados y votados incoherentemente por mas de uno q se dicen cristianos,católicos y creyentes )por lo q deben enfrentar con los punteros de las corporaciones mafiosas partidocraticas,al recordar,q en la defensa de los derechos de los obreros,aun invocando la Doctrina Social de la Iglesia y las encíclicas de los pontífices,lo llevó a un conflicto con su amigo de juventud y obispo auxiliar de Santiago,entonces su superior jerárquico, Salinas Fuenzalida,el funcionario de turno de aquel entonces, quien , le conminó a q renunciara a la asesoría de la Acción católica,el cual,fiel al voto de obediencia,acató la renuncia.
/Imploramos,para pedir la intercesión de san Alberto Hurtado,para q inspirados en la ejemplaridad de su vida se multipliquen cada vez mas entre las juventudes,las vocaciones de trabajadores,voluntarios y asistentes sociales para un mundo mejor sin olvidar q el 8-10-1947,fue recibido por Pío XII, a quien solicitó ayuda para preparar dirigentes obreros sindicalistas y patrones jóvenes en el pensamiento católico y la doctrina social de la Iglesia,habiendo advertido“Si alguien ha comenzado a vivir para Dios en abnegación y amor a los demás,todas las miserias del prójimo se darán cita en su puerta y por la fe debemos ver a Cristo en los pobres”y,durante su enfermedad, diría“¡Cómo no voy a estar contento! ¡Cómo no estar agradecido con Dios! En lugar de una muerte violenta me manda una larga enfermedad para q pueda prepararme;no me da dolores;me da el gusto de ver a tantos amigos de verlos a todos. Verdaderamente,Dios ha sido para mí un Padre cariñoso,el mejor de los padres y“La vida nos ha sido dada para buscar a Dios.La muerte para encontrarlo, La eternidad para poseerlo”.
Busquen, busquen seriamente. BXVI acierta...
Pido disculpas al personal por haberme olvidado de San Agustín. Mea culpa, mea culpa, mea máxima culpa.
O no ha leído usted bien mi testimonio ,o yo no me he sabido explicar. Estaba bajo los efectos de un ataque de ansiedad por la muerte de mi madre. Y desesperado me puse a orar ; le decía a Dios qué , éste estado mio de desesperación, era muy negativo y no podía proceder de Dios ; mi madre estaba en las manos de Dios y yo no podía hacer nada más, que confiar en Dios.
Entonces ,como una respuesta de parte de Dios ; me vino a la mente :" efectivamente ,éste estado de ansiedad no procede de Dios. Reprende al Diablo en el nombre de la Santísima Trinidad ,y por el Sacrificó Redentor de Jesucristo en la cruz : por su Sangre derramada. De ésta manera ,el estado de ansiedad desapareció de mi ,como si del Diablo se tratara ,y me quedé tranquilo después de hacer ésta oración a Dios Todopoderoso y a la Santísima Virgen Maria.
Espero haber aclarado su hipotética confusión. Reciba usted un cordial saludo.
Creo que no es discutible la existencia de una conciencia moral universal, escrita en el corazón del hombre por Dios (esto puede interpretarse de distinta forma por un ateo o un creyente), para realizar el bien o el mal. Cuando se transgrede esta ley, para aliviar su conciencia, o la desesperación que puede ser consecuencia de sus actos, el hombre puede acudir al confesionario o al psicólogo (a este seas o no creyente). Pero hay una diferencia en el resultado: la psicología actual puede quitar la culpa moral, para quien no cree en el pecado, pero deja la culpa psicológica, que es peor, y nadie te perdona; en la confesión Dios te perdona el pecado y la culpa.
Bendiciones.
De z
También en el Nuevo Testamento, el Libro de,Judas ,capítulo uno: versículo, nueve.
Al Diablo se le puede resistir apoyándose en Dios ,y también se le puede reprender en el Nombre de Dios ,y nunca por nuestros propios medios o fuerzas. El Diablo está controlado por Dios,y Sólo Dios puede reprenderlo para que éste obedezca. Nuestro Señor es infinitamente mayor que el Diablo. Y tiene el poder para destruirlo : Apocalipsis :20.
También se le puede reprender de la misma manera que lo hizo Jesús :" aparta de mi Satanás ; al Señor tu Dios adorarás y a El sólo Servirás ".
El Diablo está sometido a Dios ,al igual que todos los seres creados ,y también esta obligado a adorar al Señor de toda la creación y a servirle.
" Resistid al Diablo y huirá de vosotros "..." Acercaos a Dios y Él se acercará a vosotros". Es un mandato de Dios ,y sólo se le puede resistir apoyándose en Dios y en el Nombre de Dios ; nunca por nosotros mismos.
Espero haberle contestado correctamente ; si no es correcto ; que el señor Editor de éste medio me corrija.
Reciba usted un cordial saludo.
Reciba un cordial saludo
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