Card. Ruini: "El Vaticano II fue una gran gracia y un desafío, a veces mal comprendido, y esto trajo graves daños"

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El Cardenal Camillo Ruini, que ha publicado recientemente en Italia un libro-entrevista sobre Dios, ha concedido una entrevista muy interesante al Corriere della sera, en la cual ha hablado de múltiples temas, como el Concilio Vaticano II, la cuestión de la fe en el mundo actual, la relación entre los dos últimos pontificados, y también la figura del recientemente fallecido Cardenal Martini así como sobre sus polémicas declaraciones en la entrevista póstuma publicada en estos días.

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Cardenal Ruini, usted comienza contando que los editores le pedían un libro de memorias sobre los años en que guió la Iglesia italiana. ¿Por qué, en cambio, un libro sobre Dios?


Porque me parece enormemente más útil, y también más interesante. La existencia de Dios y nuestra relación con Él han sido el anclaje de mi vida y el centro de mis intereses intelectuales. Siento el deber de ofrecer este libro a la gente.

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Usted sostiene haber tenido desde niño la certeza de la existencia de Dios. ¿Por qué?


Pienso que es una certeza bastante natural en el hombre, y en particular en el niño. Pero es también un don que Dios nos hace de modo libre. Por qué a alguno se lo hace de modo particularmente intenso, esto lo sabe sólo Él.

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Sus padres no lo querían sacerdote…


Es cierto, en la familia hubo una oposición muy fuerte. Que me entristeció, pero no me frenó. Mi padre, que era médico, me impuso sin embargo una condición: ir a Roma. Temía que en el seminario de Reggio Emilia no me dieran bastante de comer – eran todavía años de pobreza. Y que no me habría graduado.

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De los estudios en la Gregoriana usted recuerda la impostación tomista y neoescolástica, hoy considerada superada. ¿Esto qué significa? ¿Que los teólogos han renunciado a demostrar racionalmente la existencia de Dios?


Significa que la teología ha comenzado un camino nuevo: un diálogo, incluso crítico, con la cultura actual. Aún si la gran escolástica de Tomás a Buenaventura sigue siendo muy importante. Este cambio no implica la renuncia a la argumentación racional a favor de la existencia de Dios. Si bien la palabra “demostración” hoy gusta menos, porque parece indicar la necesidad de creer en Dios. Es, en cambio, una opción racionalmente motivada pero libre.

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Conciliar fe y razón es uno de los principios del papado de Ratzinger, y emerge también en su libro. ¿Pero la evolución de las ciencias y de las biotecnologías no hace todavía más difícil esta tarea?


Las ciencias, por una parte, se vuelven cada vez más conscientes de los propios límites epistemológicos intrínsecos. Por otra, plantean preguntas cada vez más grandes y cada vez más radicales, no sólo respecto al hombre sino también al universo. En lugar de cerrarse, los caminos de la fe, y yo diría también de la filosofía, se abren cada vez más. El cientificismo, que considera objetivamente válido sólo el pensamiento científico, es hoy ya obsoleto. E incomoda a los mejores hombres de ciencia, que están lejos de jactarse de la autosuficiencia de la investigación científica.

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Usted parece convencido de que, incluso en la era de la secularización, la fe y también la propuesta de vida de la Iglesia no están condenadas a ser minoritarias. ¿O no?


Cuantificar en estas materias es difícil. Vivir como cristianos hasta el fondo o seriamente es de pocos; y, según mi opinión, siempre lo ha sido. Creer en Dios puede ser de muchos. En América tenemos más del 80%, en Italia los porcentajes son un poco más bajos; aún si decrecen en la cultura alta y en los medios.

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Como cabeza de los obispos usted consideró que el cristianismo no debía recluirse en una fortaleza sitiada, sino actuar a todo campo. ¿Es así?


Sí, pero la idea no es mía. Es de Juan Pablo II. Ya en el ’84, cuando lo conocí, decía que la ola de la secularización estaba detrás de nosotros. Entonces parecía un juicio apresurado; hoy es compartido por los sociólogos de la religión. Ciertamente la corriente secularizadora continúa siendo fuerte. Sobre esto no debemos hacernos ilusiones.

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Dios, como usted lo piensa, ¿es común a las diversas religiones? ¿Cómo podemos estar seguros nosotros, los cristianos, de estar en lo correcto? ¿Cómo podemos estar seguros de que Jesús es realmente “la más alta y definitiva manifestación de Dios en la historia”?


Dios es, ciertamente, uno solo. Las diversas religiones, sin embargo, tienen de Él ideas muy diversas. Jesús mismo ha reivindicado tener una relación única con Dios, que se expresa en la palabra “hijo”. Y Dios ha confirmado esta pretensión inaudita de Jesús, resucitándolo de entre los muertos. La pretensión no viene de nosotros, viene de Cristo.

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Según usted, ¿hay diferencia entre la fe de Wojtyla y la de Ratzinger? Nosotros tendemos a pensar que la primera era más sentimental y la segunda más racional.


Las diferencias están, obviamente no en los contenidos sino en el modo, en el estilo, también según la índole de cada uno y el don que Dios hace a cada uno. Pero los dos Papas son más similares de lo que parecería. Ambos son hombres de una inteligencia extraordinaria: Benedicto XVI, como todos saben, y Juan Pablo II, que era de una inteligencia fulminante y también teórica. Ambos hombres de fe firme y, diría, sencilla: se puede ser un gran teólogo, como el Papa Ratzinger, y tener la fe de las personas sencillas o de los niños.

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Ha pasado medio siglo desde la apertura del Vaticano II. Aperturas clarividentes, interpretadas a veces de modo equivocado: parece ser ésta la síntesis que prevalece hoy en las jerarquías. ¿Usted lo cree así? ¿O no?


El Vaticano II ha sido, como ha dicho Juan Pablo II, la máxima gracia que ha recibido la Iglesia en el siglo XX. Precisamente por esto ha sido un desafío enorme, a veces mal comprendido. De esto han nacido daños muy grandes. En torno a esta valoración de fondo crece el consenso.

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¿Cuáles daños?


La crisis del clero, de la vida consagrada. Muchos han dejado la práctica religiosa. La crisis de la forma católica de la Iglesia. El Concilio se dedicó mucho a la relación entre los obispos y el Papa, dando por adquirida la “tranquila adhesión” al entero cuerpo doctrinal de la Iglesia, como la definió Juan XXIII. En cambio, el Magisterio de la Iglesia ha sido puesto en discusión y a menudo desatendido también dentro de la Iglesia misma.

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¿Cómo recuerda al cardenal Martini y cómo interpreta su figura? ¿Ha sido el “jefe de la oposición” dentro de la Iglesia wojtyliana y, para Italia, ruiniana?


No se trata de Ruini: el interlocutor de Martini era el Papa. Ha sido a menudo presentado como el antagonista. Pero nunca ha querido ser así. Sería incluso empobrecerlo. Ha sido una gran personalidad, un líder mundial, con muchos registros: espiritual, bíblico, dialógico, práctico; Martini era también un hombre que sabía gobernar en lo concreto. Enamorado de Cristo, del Evangelio y de la Iglesia, así como de la humanidad.

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¿Cómo respondería a Martini que, en la última entrevista, dice: “La Iglesia está 200 años atrasada”?


Nunca he polemizado con él mientras estaba vivo, mucho menos lo haría ahora. En mi opinión, hay que distinguir dos formas de distancia de la Iglesia de nuestro tiempo. Una es un verdadero retraso, debido a los límites y pecados de los hombres de Iglesia, en particular a la incapacidad de ver las oportunidades que se abren hoy para el Evangelio. La otra distancia es muy diversa. Es la distancia de Jesucristo y de su Evangelio, y en consecuencia de la Iglesia, respecto a cualquier tiempo, incluido nuestro tiempo pero también aquel tiempo en que vivió Jesús. Esta distancia debe existir, y nos llama a la conversión no sólo de las personas sino también de la cultura y de la historia. En este sentido, también hoy la Iglesia no está atrasada sino que va más adelante, porque en aquella conversión está la clave de un futuro bueno.

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El silencio de Dios frente al mal es usado como pretensión para negarlo. ¿Dios puede permitir incluso ataques a la Iglesia? ¿Cómo valora la cuestión de los documentos del Papa que fueron robados?


No sólo Dios puede permitir estos ataques, sino que siempre los ha permitido: forman parte de la lógica profunda del cristianismo. Jesús lo dijo claramente: “Como me han perseguido a mí, así os perseguirán a vosotros”. En cuanto a los documentos, es una cuestión triste, de la que ya se ha hablado demasiado.

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Italia está en vísperas de elecciones delicadísimas. ¿La Iglesia tiene actualmente un interlocutor privilegiado? ¿Los valores católicos están representados en el actual gobierno? ¿Necesita Italia un nuevo centro que haga referencia a los valores católicos? ¿Usted ve nuevos posibles líderes?


Interlocutores de la Iglesia son todos los creyentes, y todos los italianos interesados en escucharla. Privilegiado puede decirse quién escucha más. Desde el congreso de Palermo de 1995, la Iglesia italiana prefiere no entrar en las cuestiones de agrupaciones políticas. E invita, no sólo a los católicos sino a todos los italianos dispuestos, a comprometerse políticamente por valores y contenidos que son sostenidos por la Iglesia, pero no son contenidos confesionales, sino más bien de interés general. En cuanto a los liderazgos, se toman y se ejercen, no los puede conferir nadie, mucho menos la Iglesia.

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Fuente: Corriere della sera


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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10 comentarios

  
luis
"los editores le pedían un libro de memorias sobre los años en que guió la Iglesia italiana"."la iglesia wojtiliana, y en el caso de Italia, ruininana"

Primera vez que me entero que Ruini fue Papa. Inexplicable un periodista tan ignorante, inexplicable que no lo corrija Ruini.
05/09/12 9:46 PM
  
Tulkas
Lo que dice el cardenal Ruini en el titular es una obviedad aunque se podría matizar. Por ejemplo, habría que ver si el propio V-II "ha traído grandes daños" per se e independientemente de su interpretación.

Y ya no me refiero a los textos, me refiero al hecho en sí mismo, al acontecimiento V-II.

Y luego además lo siguiente: el Novus Ordo es indudablemente uno de esos grandes daños. La interpretación del V-II que lo dio a luz, ¿es una interpretación correcta o incorrecta?
05/09/12 9:52 PM
Luis:

Evidentemente, el periodista hace referencia, al usar las frases "guió la Iglesia italiana" o "en el caso de Italia, ruiniana", al hecho de que el Cardenal Ruini fue por casi veinte años el presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, por voluntad del Beato Juan Pablo II primero y de Benedicto XVI después, dado que según las normas de la CEI el nombramiento para dicho oficio corresponde al Romano Pontífice.


Francesco
06/09/12 3:28 AM
  
marcos
Tulkas, ha sido gracias al CV II que yo he poddo volver a la Iglesia, y gracias al Novus Ordo (del que en un principio pensé estaba "ñoño" y fue uno de los motivos de mi alejamiento). Y si me alejé de la iglesia pudiendo entender los textos litúrgicos..¿qué no haría con una iglesia cuya liturgia no podría entender ni amar, que estuviera restringida por cánones que se aplicaran per se, y no por una fe vivida (como en el Evangelio en que Jesús reprocha a los fariseos que con sus ritualismos han apagado el don de Dios)? Ahora he vuelto a ver la riqueza de la Iglesia, de la Misa Novus Ordo (aunque no me gusten las "misas para jóvenes") y creo que en la Misa "Tridentina" (que por mi edad no llegué a conocer) puede haber hermosura, Espíritu, Misterio...como en la del CV II (que lo hay si se sabe ver, y se da con una misa como debe ser)
06/09/12 9:45 AM
  
Luis
Estumado Bohardillero, el presidente de una Conferencia Episcopal no guía ninguna Iglesia nacional. Es un error común en la prensa secular pero muy grave, que debería haber sido disipado por Ruini en la entrevista.
Atentamente
06/09/12 12:15 PM
  
Pedro
No hay peor ciego que el que no quiere ver.
06/09/12 3:47 PM
  
Tulkas
Marcos:

No te alejaste por el Novus Ordo, ni siquiera parcialmente.

Yo pienso que el Novus Ordo es indigno y además, peligroso para la Fe porque se puede celebrar de manera a-católica y eso respetando las rubricas. Y no por eso dejo el Pueblo de Dios, porque debe de ser q tengo, como todos los que con mil caídas perseveramos, una gracia inmerecida.

Lo que yo pregunto es si el Novus Ordo o al menos muchas de sus partes, tal comO lo cOnocemos, forma parte de la interpretación adecuada o inadecuada del Concilio.
06/09/12 9:35 PM
  
marcos
Tulkas:
¿Tú tienes el don de sabiduría para ver por qué me alejé yo? Lo dudo. Ciertamente no me alejé de Dios, no pasé al ateísmo, siempre hubo una cierta forma de creencia en mí. Pero de lo que fuera "Iglesia", ni hablar. Y eso que sólo conocí una forma tan "indigna" como el Novus Ordo, que, casualmente, es el que ahora me da la Vida cada Domingo. ¿Esop es indigno? Habría que ver si la indignidad no está más bien en los "francotiradores" que sobredimensionan el Usus Antiquor quizá por no haberlo conocido en su mismidad (pues verían entonces que el Espíritu es el mismo, pues una misma es la Iglesia). Usus Antiquor, sí. pero no se diga que el Novus es "indigno". Y si uno es indigno, el otro también podría serlo, pues uno sería el "hijo" del otro. Ya sé que me expongo a una lluvia de datos, fragmentos de encíclicas y decretos por su parte (ya nos conocemos de otros post) para defender...lo indefendible, pues si usted cree que el Novus Ordo puede celebrarse de manera "a-católica"...para qué hablar más. Benedicto XVI nunca, nunca se ha referido así. Antes bien ha salvado lo bueno de ambos. y quien no lo acepte... puede que no esté en comunión.
07/09/12 10:20 AM
  
Tulkas
Que el Novus Ordo se puede celebrar de manera católica está claro, y por eso lo defiende el Papa.

Que se puede celebrar de manera a-católica también está claro. De hecho, también la Divina Liturgia de san Juan Crisóstomo o la Misa Tradicional Romana se pueden celebrar de manera a-católica, basta un defecto de intención de parte del sacerdote celebrante.
Pero en el caso del Novus Ordo la a-catolicidad está inmiscuida en su misma redación. Es decir, puede existir una Misa Novus Ordo a-católica por defecto de forma, es decir, un rito Novus Ordo que no exprese la Fe de la Iglesia. Y se puede construir perfectamente simplemente eligiendo bien las opciones que permite el Misal.

Es cierto que ningún Rito goza de infalibilidad, y que está sometido a las contingencias de la historia, en su texto y por supuesto, en su puesta en práctica. Pero el Rito Tradicional es NECESARIAMENTE católico, y por eso era y es detestado por los herejes protestantes. El Novus Ordo no es necesariamente católico, tiene ciertamente una APLICABILIDAD católica, se le puede "bautizar" como san Agustín bautizó a Platón y santo Tomás a Aristóteles, pero en su médula no es católico.

Y no es que lo diga yo, ya lo dijo Ottaviani, al afirmar que SE ALEJA ESPECTACULARMENTE DE LA TEOLOGÍA DE LA MISA TAL COMO FUE EXPLICITADA EN EL CONCILIO DE TRENTO.

Esta durísima acusación sigue vigente.

Y si a usted le da la "Vida" el Novus Ordo no me extraña, porque no deja de ser válido y lícito.
07/09/12 11:50 PM
  
marcos
"la a-catolicidad está inmiscuida en su misma redación" eso me parece un a priori muy duro, tulkas. Recorsdar también que desde Trento aca, no pocas desviaciones se han dado, y no poco tuvieron que trabajar los santos para reconducir el culto por donde debiera,como el Beato Diego José.¿Que fueron más defecto de forma que de fondo? Dénse al Novus Ordo los mismos argumentos y los mismos siglos de distancia. Pero en ningun caso acepto se le llame "indigna" ni que se diga que es a-católica" salvo que usted y yo partamos de distinta idea de catolicidad. Un poco más de prudencia
09/09/12 2:30 PM

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