Conocí a don José Antonio Fortea, sacerdote, hace años a través de un conocido común. He charlado con él algunas veces. No siempre coincido con él en su visión de las cosas. Pero su opinión me resulta una de las más sugerentes de las que se pueden escuchar hoy en España.

Recuerdo el primer encuentro, una larguísima charla sobre lo divino y humano. ¿Damos un paseo? Sí, le respondí. Y a marcha militar estuvimos caminando por los montecillos cercanos al lugar en el que desarrollaba su labor pastoral. Pensé que no tenía que utilizar ese método para que estuviese callado, que con lo que decía era suficiente. Sólo él podía mantener el paso y hablar a la vez.

Me regaló un ejemplar de la «Summa Daemoniaca». Esos días se había vuelto famoso porque le grabaron de extranjis un exorcismo en la TV, pero no hablamos del tema. Lo tomé como premio. La lectura me gustó. La aproximación a algunos temas, que están dejados a la libre discusión, no deja indiferente.

Trata los temas como es él, acotando bien, desmitificando lo desmitificable, creo que por eso lo que cuente tiene tanto atractivo el resto.

Perdí el libro. O sea, lo presté. Hace poco me lo volvieron a regalar, no sabía que Sekotia lo había reeditado e iba a recomendarlo cuando me encuentro en su página con una entrevista al propio Fortea que explica mucho mejor que yo. Siempre lo hace. Supongo que no les importará que la trascriba (podéis verla en video al final), seguro que después de leerla os entra la curiosidad.

Leer más... »

Acabo de terminar de leer con enorme provecho el precioso librito de escritor e historiador mexicano, Nemesio Rodríguez Lois. Son de esas obras que, a pesar de tener ganas de engullirlas, deben degustarse y saborearse. Es que, al estar escrita tan amenamente permite al lector reposar sobre la verdad de las ideas planteadas y ampliarlas, si hace falta, con las abundantes citas bibliográficas ofrecidas.

Vale decir que, a pesar del título, el autor ni hace una “historia” de Isabel ni hace una historia de México, sino algo mucho mejor: capta la cosmovisión católica que forjó América, es decir, retoma lo que Maeztu llamaba la defensa de la Hispanidad. Para ello, no sólo repasa los pormenores de la conquista y evangelización de América, sino que pone los puntos sobre las íes sobre los temas más históricamente incorrectos como ser, la inquisición española, la expulsión de los judíos, los “pueblos originarios” y la conquista de Granada.

Especial interés tiene, a nuestro juicio, el realismo con que se tratan los pormenores de quienes venían a “hacerse la América”. Hombres de carne y hueso, con virtudes vicios (especialmente los vicios), igualitos a los nuestros; pero con diferencias: llamaban mal al mal y bien al bien. Podían equivocarse y pedían perdón, pues no canonizaban el pecado como nosotros ahora…

Me animaría a decir que lo de Isabel es más bien una excusa del autor que, sin saberlo, más que mostrar su vida, muestra la obra que Dios hizo a partir de ella pues, como bien dice: “la causa de la causa es también causa de lo causado”. Y especialmente a Isabel le debemos hoy, seguir hablando en español y adorando a Jesucristo.

Recomendamos entonces este pequeño libro para des-asnarnos y poder rebuznar un poco menos…

Que no te la cuenten

P. Javier Olivera Ravasi