El polémico documento sobre el diálogo entre judíos y cristianos
El documento de la Comisión para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo con motivo del 50 aniversario de la Declaración Nostra Aetate ha provocado no poca polémica (incluyendo un texto, a mi entender durísimo, de los ortodoxos). El tema es delicado y muy sensible, pero es también crucial. Mi impresión es más positiva que la mayor parte de las reacciones que he leído, sin dejar por ello de mantener ciertas reservas sobre las que me detendré más adelante.
En primer lugar, creo que es de agradecer, en los tiempos que corren (no hace mucho un monseñor vaticano hablaba de excomunión para quienes no abrazasen las teorías más alarmistas en el campo del cambio climático), un cierto tono de humildad en el documento que empieza por la advertencia que se incluye en el prefacio inicial:
“El texto no constituye un documento magisterial o una enseñanza doctrinal de la Iglesia Católica, sino sólo una reflexión, preparada por la Comisión para las Relaciones Religiosas con los Judíos, sobre temas teológicos actuales, desarrollados a partir del Concilio Vaticano II, que pretende ser un punto de partida para un ulterior pensamiento teológico, en vistas a enriquecer e intensificar la dimensión teológica del diálogo Judío-Católico.”
No estamos pues ante el Magisterio de la Iglesia, no se nos exige ninguna adhesión, es tan sólo una reflexión para iniciar una conversación, un contraste de ideas. Por decirlo a lo bruto, un católico podría estar en desacuerdo con la totalidad del documento y no pasaría nada (no es exactamente cierto, pues el documento recoge afirmaciones de fe y citas magisteriales, pero ya nos entendemos). Esta advertencia nos da una especial tranquilidad a la hora de señalar algunas deficiencias o imprecisiones en las que nos parece que incurre el documento. En este sentido, también llama la atención un pasaje del documento en el que, a propósito de la recepción de la declaración Nostra Aetate, se afirma que “el texto conciliar frecuentemente se sobreinterpreta y se leen en él cosas que de hecho no contiene“.
Otro de los grandes aciertos, a mi entender, del documento es que señala con claridad que el judaísmo actual no es el judaísmo de tiempos de Jesús. De ese judaísmo, que el documento califica como bíblico, nacen dos ramas: la Iglesia y el judaísmo rabínico post-bíblico. Es lo que le permite al documento afirmar que “la separación entre la Sinagoga y la Iglesia puede considerarse como la primera y la más extensa división interna del Pueblo Escogido“. Me parece muy clarificador y sirve para comprender, por ejemplo, lo desacertado de ciertas prácticas consistentes en introducir elementos provenientes del judaísmo rabínico post-bíblico en la liturgia católica como si fuera una recuperación de un elemento judío de la época de Jesús.
Otro acierto del documento: insistir en el enraizamiento de la Iglesia en el Antiguo Testamento so riesgo de caer en la Gnosis. Leemos en el documento que “Separar el Cristianismo de la fe de la Alianza con Israel significaría rechazar la verdad de la intervención de Dios en la historia y comprometer la universalidad del Cristianismo que fue prometida a Abrahán“. No se puede entender a Jesús fuera del ámbito judío, y menos en contraposición al mismo, leemos más adelante, lo que me parece una profunda verdad. O también que “la fe de los judíos testimoniada en la Biblia no es para los cristianos otra religión, sino el fundamento de su propia fe“, afirmación muy verdadera que nunca deberíamos perder de vista.
Vayamos ahora con los aspectos que me parecen discutibles. En primer lugar un detalle: el documento usa siempre, para referirse a las verdades en las que creemos, una forma de expresarse que podría considerarse relativista. Los cristianos creemos, para los cristianos, desde la perspectiva cristiana decimos… que, por ejemplo, Jesús “lleva a cumplimiento la misión y la expectativa de Israel de manera perfecta, al tiempo que las supera y las trasciende de una manera escatológica“. Se puede dar la impresión de que esto es solo una opinión, cuando es una verdad de fe, algo que sabemos y afirmamos no como una opinión más, sino como una verdad, un hecho por el que estamos dispuestos a dar la vida. No obstante, aunque no nos guste ese modo de expresarse, concedamos que es un recurso, admisible en un documento que nos es magisterial y que en ningún caso pretende reducir nuestras creencias a opiniones personales.
Otro aspecto cuyo redactado es, como mínimo, problemático es la referencia a la lectura de la Biblia judía y cristiana. Tras reconocer que “el mismo judaísmo se vio compelido a adoptar una nueva lectura de la Escritura tras la catástrofe de la destrucción del Segundo Templo en el año 70“, el documento sostiene que “los cristianos pueden y deben admitir que la lectura judía de la Biblia es una lectura posible, (…) una lectura análoga a la lectura cristiana” y que “cada una de las dos lecturas tiene como fin entender debidamente la Voluntad y la Palabra de Dios“. De este modo se silencia que una lectura es guiada por el Espíritu Santo y de este modo guía a la Iglesia, mientras que la otra es una pura lectura humana, a menudo en polémica anticristiana.
Y llegamos a la raíz de la polémica: ¿sigue siendo el judaísmo actual una vía para llegar a Dios o no hay más vía que la Iglesia?
Aquí el documento es contradictorio. Empieza negando lo que denomina teoría del reemplazo, que reconoce que es lo que defienden muchos Padres de la Iglesia y que fue la doctrina general de la Iglesia durante muchos siglos, incluso hasta la Declaración Nostra Aetate. Esa teoría del reemplazo es definida así: “las promesas y compromisos de Dios no se aplicarían más a Israel porque no habría reconocido a Jesús como el Mesías e Hijo de Dios, sino que se habrían transferido a la Iglesia de Jesucristo, que era el verdadero “nuevo Israel", el nuevo Pueblo elegido por Dios“. El documento insiste en que Dios se mantiene fiel a sus promesas, lo cual es muy cierto, y no niega la infidelidad de Israel (de la que, por otra parte, la Biblia está llena… igual que nuestras propias vidas), pero afirma que ninguna infidelidad humana puede anular las promesas de Dios. Bien. No obstante, choca que se niegue lo que muchos Padres de la Iglesia y Santos Padres han sostenido durante casi dos mil años. Quizás el problema esté en una visión reductiva y excluyente de la elección de Dios. ¿No se puede afirmar que las promesas y compromisos de Dios se extienden a toda la humanidad sin dejar por ello de aplicarse también a Israel? ¿No se puede afirmar que la Iglesia es el nuevo Israel sin dejar de afirmar que Dios es fiel a sus promesas realizadas al pueblo de Israel? ¿Por qué lo uno tendría que excluir lo otro, como parece derivarse de la formulación que emplea el documento?
Algo de esto se puede vislumbrar en la afirmación, en el punto 23:
“La Iglesia es llamada el Nuevo Pueblo de Dios (cf. “Nostra Aetate", Nº.4), lo cual no significa que el Pueblo de Dios de Israel ha dejado de existir. […] La Iglesia no reemplaza al Pueblo de Dios de Israel, aunque como comunidad fundada sobre Cristo representa en él el cumplimiento de las promesas hechas a Israel. Esto no significa que Israel, al no haber alcanzado ese cumplimiento, no puede considerarse ya por más tiempo Pueblo de Dios.”
No hay reemplazo, sino cumplimiento, la elección de Dios sobre Israel no queda cancelada, sino que es llevada a su plenitud en la persona de Cristo y en su Cuerpo místico, la Iglesia. Creo que quizás la formulación del documento podría ser más precisa, pero también creo que se puede entender de un modo ortodoxo y en continuidad con lo que siempre ha enseñado la Iglesia.
Tras el punto 24, que expone que “para los judíos esta Palabra (se refiere a la Palabra por la que “Dios se reveló a sí mismo") puede aprenderse mediante la Torá y las tradiciones basadas en ella“, en contradicción con lo afirmado al principio del documento sobre la diferencia entre el judaísmo de tiempos de Jesús y el actual, encontramos la afirmación de que “Torá y Cristo son la Palabra de Dios, su revelación para nosotros los hombres como testimonio de su amor ilimitado“, sin añadir que lo son en diferentes momentos de la historia de la Salvación y que la primera, limitada e imperfecta, es preparación para el segundo, completo y perfecto, la misma Palabra de Dios hecha carne. Así llegamos al punto 25, donde podemos leer lo siguiente:
“El Judaísmo y la fe Cristiana, como aparecen en el Nuevo Testamento, son dos caminos por los que el Pueblo de Dios puede apropiarse las Sagradas Escrituras de Israel. Consecuentemente, la Escritura, que los Cristianos llaman el Antiguo Testamento, se abre a ambos caminos. Una respuesta a la palabra de Dios expresada soteriológicamente, que vaya de acuerdo con una u otra tradición, puede por lo mismo franquear el acceso a Dios, quedando siempre en el poder de su consejo salvífico determinar, para cada caso, en qué manera piensa salvar a la humanidad.”
Creo que este texto, tal y como está redactado, en su literalidad, entra en contradicción con lo que la Iglesia enseña. No hay dos caminos para llegar a Dios (la idea de Franz Rosenzweig), sino que Cristo es el único Camino para llegar al Padre.
A continuación encontramos una afirmación cuya lógica se me escapa. Quizás consciente el redactor de la enormidad que acaba de escribir sobre los dos caminos que llevan a la salvación, uno para los judíos y otro para los cristianos, recuerda que “Las Escrituras testimonian la universalidad de su voluntad salvífica (de Dios)“. Perfecto. Y sigue, en lo que parece una negación de la primera afirmación, explicando que:
“Por consiguiente no existen dos caminos de salvación conforme a la expresión: “los Judíos sostienen la Torá, los Cristianos sostienen a Cristo". La fe Cristiana proclama que la obra salvífica de Cristo es universal y abraza a toda la humanidad.”
¿En qué quedamos?
Judaísmo y cristianismo sí serían vías diferentes para acceder a Dios, pero al mismo tiempo “no existen dos caminos de salvación“. Me imagino que el único modo de sostener esto sin violentar el principio de no contradicción es diferenciar entre acceder a Dios y salvarse, que no tendrían por qué coincidir, pero a mí me parece francamente confuso.
En el punto 26 se vuelve a presentar la cuestión de las dos vías de salvación de modo confuso y que parece justificar la afirmación de que los judíos no están llamados a reconocer a Jesucristo como el Mesías esperado por su pueblo. Lo hace en estos términos:
“Torá y Cristo son la Palabra de Dios, su revelación para nosotros los hombres como testimonio de su amor ilimitado.[…] pensada así, la Torá y Cristo representan el camino de salvación, ya que ambos se enraízan y expresan la Palabra de Dios”.
Luego, en la cuarta parte del documento, se plantea el tema de la vigencia de la Antigua Alianza. Se empieza afirmando que “la alianza que Dios dispuso con Israel es irrevocable“, que “la Nueva Alianza no reniega las alianzas primitivas, más bien las lleva a cumplimiento” y que “la Nueva Alianza nunca puede reemplazar a la Antigua, sino que la presupone y le confiere una nueva dimensión“. Me parece que todas ellas son afirmaciones que se pueden hacer, que son verdaderas. Creo también que se podrían haber expresado con algo más de precisión añadiendo que la Nueva Alianza lleva a su plenitud la Antigua, la presupone y la lleva a su consumación, parafraseando al mismo Jesucristo cuando afirma que no ha venido a abolir la Ley, sino a llevarla a su cumplimiento.
El punto 35 insiste en negar lo que antes se ha afirmado, o al menos se ha expresado de modo confuso, dando pie a la noción de las dos vías, cristiana y judía, de salvación: “La teoría de que puede haber dos caminos diferentes de salvación, el camino judío sin Cristo y el camino con Cristo (…) pondría de hecho en peligro los fundamentos de la fe cristiana“. Afirmación de gran claridad que, por desgracia, no encontramos en otros pasajes del documento.
Por último, una de las cuestiones que más polémica ha suscitado es la de la misión a los judíos, que el documento rechaza. En realidad el documento no dice exactamente eso, pues afirma que “los cristianos están llamados a dar testimonio de su fe en Jesucristo también a los judíos“. No podría ser de otra manera, pues el id y predicad a todas las criaturas no incluye ninguna excepción. Lo que sí afirma el documento es que no debe de haber una misión institucional hacia los judíos (aunque en el pasado haya podido haber alguna congregación cuyo carisma era rezar por la conversión de los judíos). No queda del todo claro el motivo de que la Iglesia no deba hacer lo que hacen los cristianos, pero en cualquier caso no veo ningún impedimento insalvable para que la Iglesia sostenga, si así lo considera conveniente, una “misión institucional específica dirigida a los judíos". Eso sí, me parece evidente que el anuncio de Cristo a los judíos es diferente del anuncio a los gentiles. En el caso de los judíos no tienen que renegar de sus antiguas creencias, sino llevarlas a su plenitud al aceptar a Jesús, el Hijo de Dios, como el Mesías profetizado.
De lo expuesto hasta aquí se comprende que el documento, junto a pasajes muy acertados y claros, tiene otros confusos, imprecisos, incompletos o incluso contradictorios. Ante esta segunda situación, lo correcto es interpretar el pasaje problemático a la luz del Magisterio, aclarando, precisando, completando lo que sea necesario. No es lo que ha hecho la Iglesia ortodoxa en Italia en un texto muy duro, que llega a decir que “aunque el documento vaticano no es sorprendente, es cuanto menos problemático, o a lo peor herético“.
Los ortodoxos se basan en San Pablo para afirmar que “la Antigua Alianza no era falsa, pero sí es obsoleta, y lo que es obsoleto es viejo y queda abolido. Es la Nueva Alianza, a través de la fe y la obediencia a Jesucristo, la que ha cumplido la Antigua Alianza, superándola, la que ofrece a todos redención eterna“. Se trata de una lectura en términos de incompatibilidad de las dos Alianzas. Que algo sea viejo no implica que quede abolido de modo automático. Lo que creo que se puede interpretar correctamente del documento vaticano es que la Antigua Alianza no ha sido abolida por la Nueva Alianza, sino que ha sido asumida, consumada, llevada a su plenitud por Cristo en la Nueva Alianza, lo que es muy cierto. Sí, la salvación viene de Cristo y no hay otro camino fuera de Él, pero esto no significa que Dios no sea fiel a las promesas que hizo al pueblo judío. La crítica ortodoxa es, pues, sesgada. Más adelante, esa crítica ortodoxa afirma que “el nuevo documento del Vaticano equivale a presentar otro evangelio que niega la totalidad del deber del pueblo judío de tener fe en Cristo, porque su alianza es aún válida para su salvación“. Reconociendo que hay algún pasaje que puede prestarse a esa lectura, son más los que afirman lo contrario. Además, esa afirmación no es cierta: la Iglesia católica sigue afirmando que no hay salvación fuera de Jesucristo, el único camino para la bienaventuranza eterna. Otra cuestión es el modo en que esto se realizará, peor por hoy ya es suficiente.
47 comentarios
"No se nos ha dado bajo el cielo otro nombre que el de Jesús para salvarnos" (Hch. 4,12)
Y Pedro no actuaba por libre, ni su opinión era una extravagancia personal. La Iglesia en bloque estaba junto a él como su pastor, por lo que actuaba en verdadera "misión institucional". Y proclamó en una frase la Verdad del cristianismo: sin aceptar a Cristo es imposible salvarse.
Pero ahora, los últimos sucesores de Pedro afirman ante el Sanedrín de lo políticamente correcto, que no procede ninguna misión institucional ante los judíos. Por lo visto da igual que se condenen ¿O es que ahora creemos que el primer Pedro se pasó varios pueblos?
Verdaderamente de pena.
ha sido proclamada por el mismo Jesucristo, luego San Pablo y los demás Apóstoles; por TODOS los Padres de la Iglesia, no solamente "muchos"; por los Doctores de la Iglesia y "teólogos medievales" (léase "Santo Tomás de Aquino y otros), con total claridad por los papas, de los últimos Pío XI y Pío XII. Luego han venido las oraciones en el muro de las lamentaciones, etc.
¿Qué hacer con este documento? No existe. Y mejor rebatirlo.
No aclara nada.
Conclusión: da igual Juana que su hermana, aunque no siempre ni nunca, pero en ocasiones sí.
Los judíos que no tenían que renegar de sus creencias eran aquellos del tiempo de Jesús que no tuviesen como reveladas por Dios las tradiciones de los escribas fariseos, luego rabinos. (Los escribas o Doctores de la Ley eran fariseos, pero no todo fariseo era escriba.)
Los judíos rabínicos actuales sí tienen que renegar de parte de sus creencias: las tradiciones orales ("Torá oral") compiladas en la Mishna, que con los comentarios subsiguientes (Gemara) forman el Talmud. Además deben renegar de la Kabbalah, aquellos que la acepten.
Respecto de la "Torá oral", Jesús afirma claramente en Mc 7,6-13 que sus preceptos son invento humano:
El les dijo: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres." Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres.»
Les decía también: «¡Qué bien violáis el mandamiento de Dios, para conservar vuestra tradición! Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre y: el que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte. Pero vosotros decís: Si uno dice a su padre o a su madre: “Lo que de mí podrías recibir como ayuda lo declaro Korbán - es decir: ofrenda -“, ya no le dejáis hacer nada por su padre y por su madre, anulando así la Palabra de Dios por vuestra tradición que os habéis transmitido; y hacéis muchas cosas semejantes a éstas.»
Los únicos judíos que no tienen que renunciar a nada son los caraítas, que se ciñen al texto del Antiguo Testamento y afirman que la Torá oral de los rabinos es una invención humana. Obviamente no porque lo diga Jesús, sino porque es evidente a partir del texto del Antiguo Testamento.
Por lo tanto yo creo que la condición de Pueblo Elegido duró hasta el s. I y no más.
Ahora bien, si hay alguna religión cercana a nosotros es el Judaísmo porque compartimos la Torah, si hay alguna religión entendible para un cristiano es el judaísmo, y si hay algunas personas con las que se puede hablar de Dios son los judíos. Yo no tengo nada que decirle a un hindú pero me gustaría hablar con un rabino, tampoco me interesan los libros de otras religiones pero sí los escritos por judíos. Hay una corriente común innegable.
Si se debe o no institucionalizar algún organismo que se dedique a la conversión de los judíos no lo sé pero creo que ese organismo no ha existido nunca. Las relaciones entre cristianos y judíos-después del s.II- siempre han sido o de imposición o de tolerancia pero nunca han tenido característica misionales.
En cuanto a los ortodoxos, los métodos de "conversión" del Padrecito Zar fueron los progromos, así que no me extraña que sigan en la línea dura, pero lo cierto es que pocos conversos han hecho y los que se convirtieron, como el padre Alexandr Men, lo hicieron a pesar de y no por el trato que les daban.
Prestemos particular atencion a estos dos pasajes:
Mas ahora ha obtenido él (Cristo) un ministerio tanto mejor cuanto es Mediador de una mejor Alianza, por haber sido fundada sobre promesas mejores. Pues si aquella primera fuera irreprochable, no habría lugar para una segunda. Porque les dice en tono de reproche: «He aquí que días vienen, dice el Señor, en que concertaré con la casa de Israel y con la casa de Judá una nueva Alianza,» ... Al decir nueva, declaró anticuada la primera; y lo anticuado y viejo está a punto de cesar. (Heb 8,6-13).
Por eso, al entrar en este mundo, dice: "Sacrificio y oblación no quisiste; pero me has formado un cuerpo. Holocaustos y sacrificios por el pecado no te agradaron. Entonces dije: ¡He aquí que vengo - pues de mí está escrito en el rollo del libro - a hacer, oh Dios, tu voluntad!" Dice primero: "Sacrificios y oblaciones y holocaustos y sacrificios por el pecado no los quisiste ni te agradaron" - cosas todas ofrecidas conforme a la Ley - entonces - añade -: "He aquí que vengo a hacer tu voluntad." Abroga lo primero para establecer lo segundo. (Heb 10,5-9).
Leo todos los blogs y comentarios y los católicos siempre poniendo pegas a todo.No sé si es que somos así porque así somos los católicos de quejosos, o somos los españoles así con todo.
Me parece que la situación actual con cristianos mártires, terrorismo y paganizacion etc, demanda prudencia, que nos es ambigüedad, para tratar con otras religiones, culturas o políticas diferentes. Mejor no herir sensibilidades y acercarnos para defendernos juntos del enemigo común.
Total, como vale todo, pues opino lo que me parece oportuno.
Si uno dice: "Pablo va al colegio", ¿qué ha dicho?
No se trata de una opinión. Ellos no haber dicho esa frase. Pero vamos, son coherentes.
Los diversos organismos de la Iglesia, en este caso una Comisión presidida por el Card. Koch, difunde oficialmente un documento en el que hay grandes verdades de la fe, pero también enormes errores contra ella; aunque en otros puntos sean contradichos. Este proceder me parece reprobable y, desde luego, ajeno a la tradición de la Iglesia, que siempre ha procurado en los documentos que difunde decir solamente verdades católicas, sin mezcla de herejías. O si menciona éstas, únicamente es para rechazarlas.
De otro modo es previsible que, aunque no sea ésa la intención, "de hecho", se difunde no poca confusión entre los fieles y se confirma a los católicos que están en ciertos errores.
Bonum ex integra causa, malum ex quocumque defectu.
Según este principio fundamental, ese documento es malo.
Tenemos toda la historia judía anterior a Cristo. En aquella historia vemos cómo Adán y Eva condenaron a la humanidad, que quedó manchada de pecado en su naturaleza para el resto. Tras esto, Dios firmó alianzas con Abraham, con Moisés y con Noé, aunque ninguna de esas alianzas fue de salvación, ya que era necesario algo mucho mayor para abrir el camino al Cielo. Fueron alianzas para ayudar al pueblo judío a llegar al punto en que de él surgiría el Mesías.
Es por eso por lo que Cristo vino al Mundo, por lo que muere en la Cruz, y por lo que "descendió a los infiernos" antes de, al tercer día, resucitar de entre los muertos. Al "descender a los infiernos" (no al "infierno" de los condenados, sino a la morada de los muertos), lo que hizo Cristo fue salvar a los justos que había allí y que hasta ese momento estaban privados, junto a los injustos, de la visión de Dios (Cat. 633).
Así pues, el judaísmo es una vía soteriológicamente muerta, que sólo lleva a esa "morada de los muertos" donde se queda a merced de la misericordia divina. Sólo Cristo puede salvar, tanto a los cristianos que cumplan sus preceptos como a otros, justos o inocentes, a los que, en su misericordia, tenga a bien rescatar.
Pongamos una metáfora ferroviaria:
Si queremos ir de Madrid a París (en tren, que para eso es ferroviaria), tenemos que subir en Madrid al tren que va a París. Si nos subimos al de Barcelona es cierto que hace el recorrido en la dirección correcta, pero se queda a mitad de camino y no nos lleva al destino que queríamos, que era París.
Desde luego, quien haya llegado a Barcelona puede enmendar el error tomando un nuevo tren que sí lleve a París, o bien puede ser rescatado por alguien que le lleve allí, pero si no hace lo uno ni sucede lo otro, puede estar seguro de que no llegará a París.
...Y es que, aunque a algunos les pueda sorprender, queda claro que el tren de Barcelona no lleva a París.
Ahí está el quid de la cuestión: el profesar la fe judía no garantiza la condenación, ya que esa fe está dentro de las alianzas del Antiguo Testamento y va en la dirección correcta, pero tampoco garantiza la salvación como sí hace Cristo, que es "Camino, Verdad y Vida". El judaísmo se queda a medio camino. Por eso los fieles en Cristo pueden, con ayuda de la Gracia, alcanzar la salvación, mientras que los judíos quedan a merced de ser "rescatados" por la misericordia divina, igual que cuando Cristo descendió a los infiernos para rescatar a los justos que allí había.
...Y es que, aunque a algunos les pueda sorprender, queda claro que el judaísmo no lleva a la Salvación, que está en Cristo.
Dicho esto, centrándome en el texto referido en la entrada, creo que hay que ignorarlo y tenerlo en cuenta a un tiempo:
Ignorarlo en el sentido de no hacer caso de su contenido, que ni es magisterial ni puede serlo. Es un texto confuso y contradictorio, con una mezcolanza de pasajes ortodoxos justo a otros heréticos. Esto le señala más como producto del Padre de la Mentira que del de la Verdad.
Pero sí hay que tener muy en cuenta que tal texto ha sido escrito, porque es muy real que desde dentro de la iglesia se emiten no pocos textos más o menos abiertamente heréticos, sin que desde la propia Iglesia haya apenas ninguna reacción contra éstos ni contra sus autores. Hace falta conocer estos textos y las razones de sus errores para poder argumentar contra quienes los esgrimen.
Es triste que a menudo tengan que ser las ovejas las que defiendan al rebaño de los lobos, a veces incluso capitaneados por malos pastores.
Un saludo.
Que lo cuelguen en religiondigital, pega mejor.
Lo que creo es que el problema radica en la poca fe: "(Jesús) les dice: «Por vuestra poca fe. Porque Yo os aseguro: si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: "Desplázate de aquí allá", y se desplazará, y nada os será imposible.»" (Mt 17,20).
Me parece que todos los problemas que están surgiendo en estos últimos tiempos son causados por este interés en buscar un acercamiento a las otras religiones aún a costa de renunciar a la misma Verdad, no siguiendo en todo la voluntad de Dios.
Bendiciones.
Tras Cristo sólo hay dos alternativas. O salvación por aceptarle mediante la fe o condenación. "El que resista a creer se condenará" (Mc. 16,16). Sean judíos, sean paganos o incluso bautizados que viven sin fe.
"El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y Yo le amaré y me manifestaré a él.» Le dice Judas - no el Iscariote -: «Señor, ¿qué pasa para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?» Jesús le respondió: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado. Os he dicho estas cosas estando entre vosotros. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que Yo os he dicho.
27. Os dejo la paz, MI PAZ os doy; NO OS LA DOY COMO LA DA EL MUNDO" (Jn 14,21-27).
Bendiciones.
Efectivamente, no hay "sheol" tras Cristo. A lo que me refería es a que el judaísmo no es camino seguro de salvación, como sí es Cristo, pero tampoco es camino seguro de perdición, ya que fue instituido por Dios y tampoco puedo pensar que Dios establezca un camino que sea malo, incluso sólo temporalmente.
Quien sigue a Cristo se salva, sí o sí. No hay duda en ello, y si no hay salvación es porque realmente no se le ha seguido.
En cambio, quien sigue al judaísmo no tiene segura la salvación. No es mal camino en el sentido de que es camino marcado por Dios, pero se queda corto porque no lleva a Cristo. Como mucho, puede llevar las almas hasta ese "sheol" que había antes de Cristo, pero no entendiendo eso en el sentido de que el alma quede "en espera" (lo que ya no es posible) sino en el sentido de que su destino de salvación o condenación queda en manos de la misericordia divina.
A estos judíos les pasaría lo mismo que a los bebés que fallecen sin haber llegado a ser bautizados (aunque sin la absoluta inocencia de éstos): no han tenido ocasión de purgar el pecado original, de modo que sólo se les puede encomendar a la misericordia divina, esperando que sus vidas hayan sido justas (en el marco del camino judaico) y rogando por que sus virtudes se valoren más que sus pecados (lo que forma parte de esa misericordia divina, precisamente).
En cualquier caso, no pretendo afirmar ninguna verdad teológica. No soy teólogo ni de lejos. Simplemente intento encontrar sentido a cómo el camino judío fue una vez el correcto y dejó de serlo sin haber habido ningún cambio sustancial en él (evidentemente, ha habido un cambio sustancial fuera de él, ya que sucedió la venida de Cristo).
Por eso deduzco lo del "camino a medias", que va en la buena dirección pero no vale porque se queda corto. Espiritualmente, ese camino puede ayudar a ser un gentil justo (entendiendo gentil como no cristiano), y por tanto a ser mejor candidato a ser rescatado de una situación análoga a la de el "sheol". Lo que no puede hacer el camino judío es llevar con seguridad a la salvación, porque para eso el único camino seguro es Cristo.
Espero haberme conseguido explicar, aunque me da la sensación de estar dando más y más vueltas en torno a la misma idea confusa, apenas hilvanada.
Un saludo.
infocatolica.com/blog/reforma.php/1601130707-357-judaismo-y-cristianismo
En él se señalan tres tesis sobre la relación entre la Antigua y la Nueva Alianza. Las dos tesis que plantean la validez de la Antigua Alianza son heréticas, mientras que la que marca la abolición de la Antigua Alianza por el hecho de haber sido superada por la Nueva Alianza (en Cristo) es la ortodoxa.
Hay un pasaje del artículo que veo muy similar a la metáfora ferroviaria que hacía yo en el comentario anterior: a lo largo de la Historia, Dios ha firmado al menos siete alianzas con los Hombres: "1) con Adán (en el paraíso terrenal); 2) con Noé (después del diluvio); 3) con Abraham; 4) con Moisés (en el Sinaí); 5) con David; 6) con Cristo (en la Cruz); y 7) las bodas del Cordero (unión esponsal entre Cristo y la Iglesia triunfante al final de los tiempos)."
Sobre ellas, afirma el artículo: "se entiende más fácilmente que las distintas alianzas no son caminos de salvación alternativos y simultáneos, sino etapas sucesivas de una misma historia de salvación, y que no tiene ningún sentido tratar de vivir hoy (en la etapa 6) como si se estuviera aún en la etapa 4. Si se permanece en la 4, se está rechazando la historia de la salvación en su paso 6, que es precisamente el definitivo en la historia humana temporal."
Vivir hoy (etapa 6) como si se estuviera en la etapa 4 es como dar por finalizado el viaje a París estando aún en Barcelona, o afirmar que Barcelona es el final del trayecto.
De hecho, señala el artículo que "El judaísmo actual no es la misma religión que el judaísmo bíblico". El judaísmo bíblico tenía su continuación natural en el cristianismo, ya que esperaba el Mesías, que es Cristo. En cambio, el judaísmo actual contiene un acto enérgico de negación de Cristo. Es como llegar a Barcelona para tomar el tren de Cádiz: no es que te quedes a medio camino sino que te alejas de París, del mismo modo que los judíos actuales están expresamente alejados de Cristo y, por tanto, de la Salvación.
Así pues, el camino judío antiguo se queda a medio camino, pero al menos termina en el punto en que comienza el camino cristiano: ellos no creían en Cristo, pero sí en "El Mesías", y por tanto no rechazan a Cristo aunque no le acepten por su nombre. Es un camino que, entiendo, sí puede servir de "primera fase" para una salvación legítima.
En cambio, el camino actual judío no se acercaría a Cristo sólo insuficientemente, sino que se aleja expresamente de él: "un judío que es bautizado y se vuelve cristiano deja de ser considerado judío por los rabinos y por la colectividad judía. Y algo similar ocurre en el caso contrario: si un cristiano quiere hacerse judío, debe apostatar de su fe cristiana. Eso muestra a las claras que el rechazo de Cristo forma parte esencial del judaísmo actual.". Por eso el judaísmo actual sí es un camino de perdición: porque un elemento troncal e inexcusable del mismo es la negación expresa de Cristo, y en esos términos sí que no hay salvación.
Un saludo.
Por lo tanto es indudable que se han cerrado el camino de la salvación. Predicar otra cosa es sencillamente traicionar a Cristo.
Ahora bien, tiene vd. razón en que no podemos pasar por alto una importantísima cosa: lo que diferencia a los judíos de los restantes no creyentes es el hecho de que, como recuerda San Pablo, siguen misteriosamente amados por Dios en atención a sus padres, pues los dones que Dios entregó a ellos son irrevocables.
Conciliar ese cariño con la imposibilidad de salvación por negar a Quien nos la trajo es ciertamente un misterio inmenso. Para mí es el más profundo misterio de toda la Biblia. Pues no podemos negar que el amor de Dios por los judíos -pese a ser rebeldes y obstinados- se expresa una en algunas de las páginas más emotivas de toda la Escritura, como por ejemplo Is. 54, 8-10.
Si analizamos la historia del Israel que negó a Cristo, no podemos menos que ver en algo así como un inmenso castigo o purgatorio por su pecado (comenzando con la destrucción del templo por Roma y concluyendo con el exterminio nazi). Pero ahora están nuevamente en su tierra, como si la época de los castigos hubiera finiquitado, algo por cierto anunciado por Cristo en Lc. 21,24.
Eso por supuesto significa mucho, aunque se nos escapa, como absoluto misterio que es. Pero sea como sea no podemos alimentar la equivocada idea de que el judío se salva en su anquilosada religión.
Es lo que dice Francisco a los dos grandes rabinos de Israel.
El pueblo de israel desapareció con la invasión babilónica que llevo a la destrucción del reino del norte y del templo. El reino del norte desapareció. El el habitaban 10 tribus de israel. Las 10 tribus pasaron a Europa por el caucaso y se fundieron con los habitantes de Europa.
Quedó el reino del sur: Judea. Habitado por la tribu de judá y buena parte de la de levi. Por ello el antiguo testamento deja de hacer historia de Israel para concentrarse en la historia del Judea y del pueblo judío. el reino de juda fue destruido con lis romanos, y el te.plo también fue destruidonpir segunda vez. Los judíos se dispersaron por África y Europa. Pero a diferencia de las 10 tribus del reino del norte tras la destrucción babilónica, la tribu de juda al llegar a Europa no se fusiono con los europeos (resultado de la fusión entre lis europeos y las 10 tribus de israel), sino que se organizaron sepatadamente, en las mismas ciudades pero formando barrios llamados juderías.
Consecuencia: el pueblo de israel continua en Europa, y occidente,y somos básicamente los europeos. Europa fue llamada (hasta la 1rev francesa) La Cristiandad. La cristiandad no es que sea el nuevo pueblo de israel sino que es o somos lis continuadores. El pueblo de israelí continua en nosotros. Por ello europa, La Cristiandad es la continuidad del reino de Israel, de la tierra de Israel.
El actual estado de Israelí no lo es tal. Es el estado judio, fundado y compuesto principalmente por judíos.
Los judíos religiosos no son continuadores de la fe del pueblo de israelí sino que esa continuidad esta en el pueblo cristiano.
La antigua alianza queda completada y perfeccionada con la nueva alianza sobre el pueblo de Israel, nosotros los Cristianos y sobre la tierra de Israel, La Cristiandad, europa.
Desde este punto de vista elvresto de factores también cambian radicalmente.
Por lo tanto, el cumplimiento final de las promesas también se realiza sobre Israel y pueblo de Israel: la cristiandad y los cristianos. Esas ultimas promesas están en el apocalipsis que culmina con la segunda venida de Cristo sobre su pueblo y la conversión de los judíos.
No se trata de pueblos sino de religiones, y por tanto no se trata de cristianos frente a israelitas, sino frente a judíos.
Porque el cristianismo va dirigido a todos los pueblos, empezando por Israel y continuando por todos los demás. Que por algo "católico" significa "universal".
Que el pueblo de Israel se dispersara en la diáspora y se mezclara con el resto de pueblos del mundo sólo refuerza esa universalidad, ya que ahora todo el mundo tiene algo de israelita, de Pueblo de Dios, también por el lado genético.
Pero algunos israelitas, los judíos, rechazaron a Cristo (mira si le rechazaron que lo hicieron matar) y se aferraron a su obsoleta alianza y a sus obsoletas leyes humanas y ritos (me refiero al Talmud; no digo "obsoletas leyes y creencias", en general, ya que Cristo no abolió ninguna de las leyes divinas sino que les dio cumplimiento y las culminó).
De hecho, ni siquiera sucede que los judíos se hayan mantenido fieles a sus propias creencias (lo que les habría "congelado" en la espera del Mesías, en un momento pretérito, pero aun así válido, de la historia): al igual que hicieron cuando abrazaron el culto de Baal y Astarté, han pervertido y desnaturalizado su Fe al integrar en ella elementos profanos como la Cábala (como se menciona en el último artículo publicado por J.M.Iraburu).
Es triste, pero es así.
Un saludo.
“Como cristianos y como judíos, estamos llamados a profundizar en el vínculo espiritual que nos une".
Concretando:
No veo que nos una NADA en absoluto, dado que el pueblo judío condenó a muerte a Dios Nuestro Señor, por lo tanto ni creyeron ni creen en Jesucristo. Nunca han perdido perdón por matar al Hijo de Dios.
Y fieles a su religión, continúan esperando al Mesias.
La diferencia es abismal, son dos religiones distintas y distantes. Sin conversión, nada a hacer. El diálogo está de más, dado que el "supuesto vínculo" del cristianismo y judaismo no existe.
El Sanedrín no tenía en esa época potestad para condenar a muerte y en la cruz decía claramente el motivo de la ejecución, porque la gente le consideraba rey de Israel.
A un grupo de judíos presidido por el sumo sacerdote, no a todos los judíos del mundo ni siquiera a todos los presentes en Jerusalén, se les ofreció la posibilidad de liberar a un preso y ellos prefirieron a Barrabás, pero la condena definitiva dependía del gobernador romano.
Y cuando el sumo sacerdote dice "caiga su sangre sobre nosotros" se refiere a él y a los judíos presentes. No habla ni por todos los judíos del mundo ni de todos los tiempos.
A ver porqué dos mil años después tienen que pedir perdón los judíos por algo que:
a) Probablemente no es histórico porque no hay evidencias de la costumbre de soltar a un preso en Pascua a petición del pueblo.
b) Se supone que era necesario para la salvación del mundo que Jesús muriera en la cruz, luego todo salió como debía salir.
O hubieran preferido los cristianos que Jesús se librara de la muerte en cruz?.
Pues entonces por qué se enfadan?.
La teoría del "pueblo deicida" ya está felizmente abandonada por la Iglesia y recuerda a los peores tiempos del antisemitismo.
Bendiciones.
-Le preguntaron entonces: ¿Qué hemos de hacer para realizar los trabajos de Dios?.-Les respondió Jesús y dijo: Esta es la labor de Dios. que creáis a quien Él envió".... J 6, 26-29.
No tiene vuelta de hoja, sin eufemismos, circunloquios, consensos o confusiones. Es que si Jesucristo no es el Mesías Redentor en quien tenemos el acceso por contacto directo con Dios tendría que ser otro exactamente igual que Jesucristo, de lo contrario imposible alcanzar a Dios que está más allá de la naturaleza creada. Pero ya tenemos a Cristo Mesías Redentor y Salvador, que nos abrió la posibilidad de salvarnos .
Después de todo es lo que el Documento judeo-cristiano que presentó el ciudadano vaticanista Koch es lo que se deja en el aire y hasta se sustrae de la mesa dialogante echando mano de subterfugios y dialécticas descatolizadas.
Un auténtico bochorno que se arme una guía de discusión echando mano a un aserto recortado de San Pablo, interpretado a conveniencia de oportunistas y sin tener en cuenta el contenido de los capítulos 9, 10 y 11 como un todo doctrinal de la Carta a los Romanos. "¿Qué diremos entonces? . Pues que la gentilidad que no seguía la justicia acogieron la justificación , pero la justificación desde la FE; pero Israel siguiendo una ley de justicia no adelantó la ley. ¿Porqué? Porque no desde la FE sino como desde los hechos tropezaron con la piedra del obstáculo tal como está escrito: he aquí que pongo en Sión un pedrusco de tropiezo y una piedra de escándalo; pero el creyente no se verá destrozado contra ella " R 9, 30-33. " La finalidad de la LEY de Cristo es justificación para todo creyente " R 10,4. Creyente viviendo la FE, se entiende; pues "no todo el que me diga Señor, Señor entrará en el Reino de los Cielos". No por ser católicos estamos ya salvados, mas que en esperanza de salvarnos, por el hecho de haber sido redimidos. Ni todos los acatólicos se condenarán irremisiblemente; dejemos el juicio a quien corresponde, el Pantocrátor.
Si no se hubiera perdido en la práctica la Doctrina de la Gracia y la Doctrina Sacramental no hubiera sido posible tanto desvío desacralizador. Los reformadores litúrgicos sabían bien lo que se hacían para judaizar descatolizando al desacralizar nuestra Religión Católica.
Dado el tipo de mensaje que Jesús vino a traer, su muerte estaba cantada, exactamente como si hoy en día me manifiesto delante de un abortorio e intento hablar con las mujeres que entran para explicarles que el aborto es una asesinato, tal acción irá seguida de arresto, multa o lo que sea. Pensar que tales consecuencias no son producto de la ley sino de la voluntad de Dios porque la justicia y la policía en España son instrumentos de Dios me parece, como mínimo, poco serio.
Lo que la estamentos jurídicos y los tribunales digan no tiene nada que ver con el pueblo, ni los de Podemos, que se creen depositarios de sus esencias, son más pueblo que los que pensamos distinto.
El concepto de "pueblo" está por definir, por eso todos los demagogos lo utilizan a troche y moche. Es un concepto peligroso por su ambigüedad.
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahám y su descendencia por siempre.
La Virgen María entronca con las promesas hechas al Pueblo y con las profecías. Durante toda su vida calla y sólo tenemos este canto, que es el canto de la Doncella de Sión. Todo lo demás son relatos de lo que hizo, y lo que hizo, excluyendo las Bodas de Caná, está relacionado con los preceptos de la Ley Mosaica: Presentación en el Templo, la Circuncisión, las idas anuales a Jerusalén por el Pésaj (Pascua), etc...Es decir todo lo que un israelita hacía y, si creyó al Ángel, fue por su inmensa fe en las promesas hechas a su pueblo.
Así que sostener que el Pueblo de Israel mató a Jesucristo es una falacia. Le mató la jerarquía apoyada por el poder romano, el pueblo era demasiado diverso como para cargarle el sambenito.
Por otra parte, ni siquiera todo el Sanedrín estaba de acuerdo. ¿Le hubiese matado Gamaliel? ¿O era necesario que fueran Anás y Caifás?
Jesucristo es condenado a muerte por el Sanhedrín en pleno a causa de considerársele blasfemo al hacerse Hijo de Dios y si Hijo de Dios necesariamente con naturaleza de Dios. Convicto y confeso, pues el mismo Jesucristo se confiesa Persona divina ante el cónclave que le juzga. Según la Ley mosaica todo el que se hace hijo de Dios debe morir por blasfemo. El Sanhedrín como tribunal supremo encabezado por el Sumo Sacerdote Anás pronuncia la sentencia inapelable.
No es por lo mismo la ley romana, y en el caso Poncio Pilato como gobernador, quien pronuncia la sentencia de muerte, antes al contrario comprueba la ausencia de delito en Cristo según la ley romana, tanto es así que se lava las manos en señal de que no tiene parte en esta muerte proclamándolo inocente.
Por estar privados los judíos de ejecutar la pena de muerte al haberse reservado la "damnatio capitis, el poder imperial, le entregan a Pilato al condenado Jesucristo "reo de muerte, nosotros tenemos ley y según esa ley debe morir porque se ha hecho Hijo de Dios". Y puesto que la pena de muerte para los que no son ciudadanos romanos es la crucifixión, Pilato pronuncia la orden fatal: "ibis ad crucem" que los mandamases, sacerdotes y levitas habían estado exigiendo a gritos junto con un gentío creciente a punto de sedición, tolle, tolle, crucifige en latín, quítalo de en medio y crucfícalo ya de una vez. Lo ejecuta el poder romano por sentencia capital del Poder judío. ¡Lo pide el Pueblo soberano! ¡Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos! responsabilizándose ellos y sus descendientes porque el odio ciego tiene estas consecuencias abismales.
Que Jesucristo afrontara su Pasión con plena libertad sin huir ni renegar de su misión no quiere decir que se sometiera a una muerte inicua por propia voluntad como cualquier suicida. Libremente no quiere decir voluntariamente, confusión infame que han obligado a cometer a nuestros sacerdotes en las palabras de la Consagración.
El simple hecho de haber nacido Jesucristo hubiera sido suficiente para redimirnos, es decir posibilitado el acceso a Dios por Hijo Unigénito y único condigno, por lo mismo, en quien se satisfizo como quedaría de manifiesto en la Teofanía del Jordán y del Tabor. Ahora bien estaba predicho por los profetas y previsto por Dios para quien todo le es presente que Cristo seria apresado y muerto a manos de malvados. Y que consumara su vida temporal hasta la consumación sagrada en la Cruz que resultó ser su Altar. "A tus manos encomiendo mi espíritu" espíritu y vida humana porque en su naturaleza divina no muere.
Con lo que quedaron cumplidas las profecías y las promesas. Se inauguraba la era de la Salvación, pues hasta entonces la Divinidad había sido entendida como defensa y patronazgo intramundano de los pueblos donde todo terminaba en el sehol sin la idea de Salvación en cuanto visión de Dios, participando de la misma vida de Dios en la que estará para siempre quien se salve necesariamente en Cristo Jesús.
Por supuesto que esta extraordinaria revelación del arcano de Dios para gente como gringo es un puro angelismo que no puede verificarse en este mundo. Y en efecto no materialmente en este mundo porque este mundo es el tiempo del que disponemos para lucrar la Salvación que se verificará cuando a cada uno nos llegue el fallecimiento físico. Pero se verifica en el sentir y la intuición incluso intramundana de la paz de espíritu y de conciencia de felicidad sobrenatural que aporta a quien la sigue y la vive. Una evidencia ralísima espiritual.
" Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia católica
la comunión de los santos, el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén"
"Creo en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén."
No es el credo ecuménico preconizado por Kasper, teologante interconfesional-interreligioso preferido por Francisco. Pero es el Credo al que nos atenemos y asumimos porque es el CREDO de la Iglesia de siempre, desde su mismo origen sin desviacionismos, de Cristo Jesús.
El Pueblo de Israel se definía por la obediencia a la Torá, muy claramente. En ese sentido no podría decir si los samaritanos-de los cuales se sabe poco- o los esenios podían considerarse como pertenecientes al Pueblo de Israel, pero, clarísimamente, los seguidores de Jesús si pertenecían a él porque Jesús confirmó a Moisés y, por lo tanto, los cristianos llevaron consigo el AT.
Modernamente, en cambio, el concepto de pueblo que maneja Podemos no tiene nada que ver con la tradición, el seguimiento de un líder espiritual como Moisés, la transmisión de las creencias de los ancestros, ni nada parecido. Más bien da la impresión de que esta formación política llama pueblo a aquellos ciudadanos que cumplen estos dos requisitos:
1) Tener una renta baja, sin especificar demasiado cuán baja debe ser esta renta.
2) Y, además, pensar como ellos.
Si no se dan estas condiciones no hablamos de pueblo.
De manera que yo, que cumplo la 1ª condición pero no cumplo la 2ª, ya no pertenezco al pueblo.
Y no digamos el concepto de volk que tenían los nazis o el de los etarras (herria).
Por eso decía que la palabra "pueblo" es tan polisémica que en muy pocos casos se puede utilizar con propiedad y hay que desentrañar la intención del que la utiliza para poder situarnos.
Me temo que el Sanedrín y sus seguidores, que llenaban la plaza cercana al Pretorio, no eran el Pueblo de Israel sino los representantes de ese pueblo aprobados previamente por el poder romano, pero no todos los israelitas consideraban a los miembros del Sanedrín como sus representantes legítimos. En ese sentido los había mucho más críticos que el mismo Jesús que no cuestionó su autoridad o, por lo menos, no alentó a sus seguidores a la desobediencia.
Ni tenían unidad política y ni siquiera todos los judíos reconocían al Sanedrín como los samaritanos.
Y por mucho que lo digan nadie puede hacer responsable de sus actos a sus descendientes por infinitas generaciones.
Y te das cuenta de la tontería que es decir que los romanos ejecutaban a la gente por imposición del "poder judío"?.
A los romanos las blasfemias judías les traían al pairo.
El argumento que usaron los sacerdotes para acusar a Jesús ante Pilato era político: que se proclamaba como rey de Israel.
Y eso es lo que escriben en la cruz como aviso a futuros sediciosos: INRI.
La lapidacion de Esteban narrrada en Hechos o bien es apócrifa o fue una ejecución ilegal, porque en la época los judíos no tenían potestad para ejecutar sentencias de muerte.
El Sanedrín tenía competencias no sólo religiosas sino también civiles y, aunque la pena de muerte no estaba entre ellas, lapidar a alguien en una plaza o en un descampado, si ese alguien era un judío del montón, preocupaba poco a los romanos. Las cárceles estaban llenas de zelotas, como Barrabás, o de personas involucradas en alguna cuestión de impuestos, de algaradas callejeras o de cualquier cuestión que alterara la pax romana. Ahora bien si una señora era adúltera, si un judío discutía con otro, ya sea por razones religiosas o por las lindes de una propiedad, y otros asuntos de ese calibre los juzgaba el Sanedrín. El Sanedrín no podía condenar a muerte, pero la multitud ya sabía cuál era la pena de una adúltera según la Ley, así que se le seguía por la calle y lapidación al canto. Llegaban los romanos, se enteraban de lo que allí pasaba, dispersaban a la gente y a otra cosa, mariposa. El interés de la autoridad romana por tener un C.S.I propio que buscara al asesino era más bien escaso. Roma no buscaba la justicia por la justicia mas que en Roma. Los grandes jurisconsultos romanos no legislaban para los pueblos conquistados. A Pablo le valió de mucho ser ciudadano romano.
Sobre la enseñanza de Cristo
Artículo 2: ¿Debió Cristo predicar a los judíos sin escandalizarlos?
...
Contra esto: está que en Is 8,14 se había profetizado que Cristo seria piedra de tropiezo y piedra de escándalo para las dos casas de Israel.
Respondo: La salvación del pueblo debe preferirse a la paz de cualquier hombre particular. Y, por este motivo, cuando algunos impiden con su maldad la salvación del pueblo, no ha de temer su escándalo el predicador o el doctor, a fin de proveer a la salvación del pueblo. Pero los escribas, los fariseos y los príncipes de los judíos impedían mucho, con su malicia, la salvación del pueblo, ya porque se oponían a la doctrina de Cristo, por la que solamente podía conseguirse la salvación, ya porque con sus costumbres depravadas corrompían también la vida del pueblo. Y por eso el Señor, a pesar de su escándalo, enseñaba públicamente la verdad, que ellos aborrecían, y reprendía sus vicios. Y por eso, en Mt 15,12.14 se lee que, cuando los discípulos dijeron al Señor: ¿Sabes que los judíos, al oír tus palabras, se han escandalizado?, les contestó: Dejadlos. Son ciegos y guías de ciegos. Si un ciego guía a otro ciego, ambos caen en la fosa.
A las objeciones:
1. El hombre debe comportarse de modo que no escandalice a nadie, para que a ninguno dé ocasión de ruina con sus hechos o con sus dichos menos rectos. No obstante, si de la verdad se origina el escándalo, es preferible mantener el escándalo antes que abandonar la verdad, como escribe Gregorio.
¿Ya comenzamos con inexactitudes? Es totalmente inexacto afirmar "ni siquiera todos los judíos reconocían al Sanedrín como los samaritanos."
Simplemente los samaritanos no eran judíos, por no ser descendientes de de Juda.
Hay que distinguir entre el Israel histórico se se conforma de 12 tribus, (no solo de Judíos) y el moderno estado de Israel que excluye a 10 u 11 de las tribus originales (dependiendo del enfoque de la tribu de Benjamín).
https://www.youtube.com/watch?v=C9YZuB8ePZk
https://www.youtube.com/watch?v=AnfFkNIHpiI
“Por eso, en conexión con la unicidad y la universalidad de la mediación salvífica de Jesucristo, debe ser firmemente creída como verdad de fe católica la unicidad de la Iglesia por Él fundada.” (DI, n. 16).
“Los fieles están obligados a profesar que existe una continuidad histórica –radicada en la sucesión apostólica– entre la Iglesia fundada por Cristo y la Iglesia católica.” (DI, n. 16).
Es decir que la Iglesia católica es la única Iglesia de Cristo.
Según nuestro prometido experimento estás muerto. Y los muertos no hablan.
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