Descubrimiento: Maritain nos explica quién fue Lutero
Se acerca la conmemoración, en 2017, de los 500 años del inicio de la Reforma protestante (el 31 de octubre de 1517 Lutero clavó sus 95 tesis en la puerta de la Iglesia del Palacio de Wittenberg), una efeméride que algunos consideran que la Iglesia católica debería de aprovechar para rehabilitar al antiguo fraile agustino. Precisamente el cardenal Kasper, que no pierde una oportunidad, incluía recientemente a Lutero en la “gran tradición” que incluye, según el cardenal, también a San Agustín, San Francisco, Santo Domingo, Santo Tomás de Aquino o el Concilio Vaticano II.
Estos comentarios me hacían reflexionar acerca de que en todo lo existente se pueden encontrar aspectos positivos (el mal siempre necesita del ser para existir); también recordaba aquello de Chesterton de que las herejías son ideas verdaderas que se han vuelto locas al creerse únicas y aislarse de otras ideas también verdaderas. Pensaba también en la pléyade de efectos negativos que tuvo la ruptura luterana, los conflictos que provocó, la quiebra del principio de autoridad, la elevación del capricho individual a última regla de juicio, la consolidación de un poder político invasivo que provocó…
Entonces cayó en mis manos un librito de Jacques Maritain titulado Tres reformadores. Lutero, Descartes, Rousseau, y lo que dice Maritain me parece un juicio completísimo, definitivo, de una claridad y penetración admirables. Y cuidado, no es Maritain un ultra ni un fanático inquisidor al estilo de las caricaturas que se suelen presentar, por lo que sus palabras son aún más devastadoras.
¿Qué dice Maritain de Lutero?
Empezaremos citando dos pasajes de su libro:
- “La única preocupación de Lutero era el sentirse en estado de gracia, ¡como si la gracia en sí misma fuera objeto de sensación!”.
- “Se apoyaba en sus solas fuerzas para alcanzar las virtudes y la perfección cristiana; creía en sus propios esfuerzos, en sus penitencias, mucho más que en la gracia. Practicará así ese pelagianismo que achacaba a los católicos y del que nunca podrá librarse.
Al igual que los fariseos, sólo mirará a sus obras, y de ahí su crispación de escrupuloso, pues ofrece todos los caracteres del escrupuloso.”
Siguiendo su itinerario espiritual llegamos a su “noche del alma”. Escribe Maritain, a propósito de ese momento: “¿Se arroja en Dios? Nada de eso. Deja la oración, se arroja de lleno en la acción. Se aturde en una labor insensata”. El mismo Lutero, en una carta escrita en 1516 a Lang, prior de Erfurt, pidiéndole dos secretarios que le ayuden en su quehacer diario, confiesa “rara vez me queda tiempo para recitar mis horas y decir la misa”.
Otra confesión: “No soy más que un hombre sujeto a la atracción de la sociedad, a la embriaguez y a los impulsos de la carne. Me falta lo que se precisa para vivir en la continencia”.
Es entonces cuando, explica Maritain, “Lutero cumple este acto de perversa resignación, renuncia a luchar, declara que la lucha es imposible. Sumergido en el pecado, o lo que él cree el pecado, se deja arrastrar por la ola y llega a esta conclusión práctica: la concupiscencia es invencible“.
En resumen, sintetiza el filósofo francés, “Nada tenemos que hacer para salvarnos. Por el contrario, pretender cooperar en la acción divina es no tener fe y condenarse. […] Cuanto más peques, más creerás, mejor te salvarás […] incapaz de vencerse a sí mismo, transforma sus anhelos en verdades teológicas y su propio estado de hecho en ley universal de la naturaleza humana. […] No es más que un fariseo al revés, un escrupuloso desbocado”.
Ya libremente desbocado por esta pendiente, escribe Maritain, “Lutero cede a las potencias del instinto, sucumbe bajo la ley de la carne” y predica desde lo alto del púlpito, son sus propias palabras: “Así como no está en mi poder el dejar de ser hombre, no depende tampoco de mí el vivir sin mujer”, y refiriéndose a la vida de oración, ayuno y mortificación de los religiosos, exclama “Ese género de santidad, los perros y los puercos también pueden, más o menos, practicarlo todos los días”. Y exclama su deseo de “Beber, jugar, reír más y más fuerte y cometer algún pecado para desafiar y despreciar al demonio”. Concluye esta parte Maritain con el siguiente juicio: “el inmenso desastre que fue la Reforma protestante para la humanidad no es más que el efecto de una prueba interior fracasada, de un religioso sin humildad”.
Sigue a continuación el análisis detallado de otros aspectos de la figura de Lutero y de su obra. No voy a reproducirlos todos, pero sí voy a señalar brevemente algunos:
- Egocentrismo presuntuoso: escribe Lutero en junio de 1522: “No admito que mi doctrina pueda juzgarla nadie, ni aún los ángeles. Quien no escuche mi doctrina no puede salvarse”.
- Esclavitud del sentimiento y de los apetitos: señala Maritain: “Lutero es un hombre entera y sistemáticamente dominado por sus facultades afectivas y apetitivas, […] apenas se trata aquí de la voluntad; se trata del apetito concupiscible y, sobre todo, del apetito irascible”.
- Irracionalismo: sobre las cosas espirituales, la razón, afirma Lutero, “es ceguera y tinieblas”, “sólo puede blasfemar y deshonrar todo lo que Dios ha dicho y hecho”; “la razón se opone directamente a la fe y deberían dejarla que se vaya; en los creyentes hay que matarla y enterrarla”.
No sé ustedes, pero entre Kasper y Maritain, me parece mucho más sólido, acertado y convincente el segundo. No estaría de más, pienso, que la próxima vez que un obispo o cardenal se anime a hacer alguna declaración conciliadora en relación a Lutero, leyera y reflexionara antes el librito de Maritain. Igual nos evitaríamos alguna que otra tontería con pretensión de ecumenismo pero que no es más que un irenismo de corto alcance.
43 comentarios
La correcion politica no puede ser adorada mas por que los tiempos son muy dificiles.Y Lutero trajo muy poco de bueno al dividir a la cristiandad.
Y refiriéndome al "cardenal": no se puede ser tan amigo de la mentira, sin hacerse a la vez muy amigo de la injusticia. Y viceversa.
Gracias!
Saludos cordiales.
No todos los seres humanos estamos sometidos a las mismas tentaciones, para algunos mantenerse firmes es más difícil que para otros. No obstante el pecado mayor de Lutero fue su soberbia: como yo no puedo es que para todos es imposible.
Dios sabe perfectamente que no todos somos iguales y que los que más caen pueden ser los más tentados y, naturalmente, lo tiene en cuenta. Ya decía C. S. Lewis que una sonrisa en el rostro de un amargado podía ser más meritoria que la simpatía natural del risueño.
A Lutero le costó reconocer que su carácter, constitución o lo que fuese no era el más adecuado para hacer una reforma, aunque la Iglesia la necesitara, y resignarse a su condición de pecador. Caer y volver a levantarse en el anonimato hubiese sido más meritorio y apropiado que erigirse en reformador con una inclinación a la concupiscencia y a la ira tan fuertes como las que él tenía.
Lo curioso es que los santos no se salen de la Iglesia, la reforman desde dentro como hizo San Francisco de Asís. Humildad es lo que todos debemos tener y los herejes carecen de ella, por eso el Papa Inocencio III dijo a los que le conminaban para que no aprobase la Orden que San Francisco le presentó por miedo a que, tras ella, asomara la herejía: "Este fraile es demasiado humilde para ser un hereje".
De la soberbia de Enrique VIII nació el Anglicanismo y de la de Lutero el Luteranismo, y la soberbia no es pecado de la carne sino del espíritu y, por lo tanto, más cercana a Lucifer que no puede pecar de gula, concupiscencia, pereza ni ningún otro pecado a los que estamos sujetos los seres humanos, con él sólo podemos compartir la soberbia que también es cosa de seres angélicos.
La pequeñez y la insignificancia son caminos más seguros para llegar al Padre-a pesar de nuestras caídas-que la arrogancia de pensar que la Verdad se nos ha sido revelada "por ser vos quién sois".
Primero, echarle la culpa de que “rara vez me queda tiempo para recitar mis horas y decir la misa” es una crueldad. ¿Qué culpa tenía Lutero si, por ser más capaz que sus co-frailes, sus superiores lo habían sobrecargado de trabajos? Escribía cartas, predicaba a la mesa de los frailes, en el monasterio y en las iglesias parroquiales, era superintendente de estudios, como vicario de la orden tenía tanto que hacer como 11 priores, daba clase sobre los salmos y S. Pablo, y manejaba la parte económica del monasterio.
Esto es el típico caso de sobreexplotación por parte de la organización en la que trabajan, hoy usualmente una empresa, de las personas con la condición neurológica que Lutero probablemente tenía, aprovechándose de dos características de esas personas: su capacidad y carencia de habilidades interpersonales necesarias para la negociación. Esto lo conozco en primera persona.
Que Lutero carecía de habilidades para negociar es manifiesto, de manera diferente, en dos etapas de su vida: en el Lutero monje que aceptaba todos los trabajos con que sus superiores lo agobiaban, y en el Lutero reformador que combatía frontalmente a todo el que discrepara con él, ya sea católico, ya sea otro reformador. Quien manejaba las relaciones públicas en el luteranismo y lo organizó fue Melanchton, no él.
Una causa es la general en todos los casos de TOC: un desbalance de neurotransmisores, específicamente falta de serotonina, desbalance que explica también otros problemas de Lutero como sus accesos de ira y sus períodos de depresión. Hoy los psiquiatras le habrían recetado un Inhibidor Selectivo de Recaptación de la Serotonina (ISRS) como fluoxetina, paroxetina o sertralina hasta dejarlo zombie.
La otra causa es típica de la atipicidad neurológica que sospecho que él tenía, y que yo tengo, y es que la gente con esta condición no puede a la vez actuar y tener conciencia y control de uno mismo, del estado interior de uno. (Tampoco puede a la vez comer y escuchar música, o en general manejar dos estímulos y/o acciones.) La actividad febril que los superiores le obligaban a hacer a Lutero era incompatible con el auto-control de la "calidad" de los pensamientos, incluso con la auto-conciencia de si esos pensamientos eran voluntarios o no.
Para que quede bien claro, voy a dar un ejemplo muy crudo de mi caso: las temporadas que tengo temas bullendo en mi mente, por ejemplo de trabajo, cuando he terminado de lavarme los dientes no tengo la menor idea de si me tragué el dentífrico o lo escupí. Ni la menor idea. He tenido que pedirle a otro miembro de mi familia que me acompañara cuando me lavo los dientes para que me dejara tranquilo de que no me lo había tragado, porque en mi mente no queda ningún rastro.
Lutero buscó una salida a esa situacion insostenible y halló esta: si la fe era suficiente para salvarse, ya no tenia que seguir torturandose autoexaminando sus pensamientos. ¡El "examinese a si mismo" de 1 Cor 11,28 se refería sólo a tener fe!
El problema de Lutero es que halló una solucion basada en el orgullo: "yo estoy bien y soy la referencia, y la doctrina y praxis de la Iglesia estan equivocadas." Lo que tenia que haber hallado es una solucion basada en la humildad: "La doctrina y praxis de la Iglesia están bien y son la referencia, y yo tengo una discapacidad neurológica por la que no estoy en condiciones de llevar adelante una práctica sacramental intensa como corresponde a un monje, mucho menos aún si además debo realizar una actividad intensa. Pido la reduccion al estado laical y vivo tranquilo practicando hasta donde puedo."
taylormarshall.com/2013/10/009-my-opinion-of-martin-luther-podcast.html
En cambio, su posterior Reflections on America (hay traducción al español), publicado en 1958, dónde aprovecha su experiencia de vida -como profesor universatario- en ese gran país, para hablar desde la realidad, no sólo teóricamente, nos muestra al mejor Maritain: el de sus últimos años en este mundo.
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Esto es una reduccionismo inaceptable, que intenta hacernos creer que Lutero fue la principal causa de la Reforma.
No se puede decir un error más grande con mayor desparpajo. Es como si dijésemos que el Anglicanismo se dió porque Enrique VIII padecía de bragueta floja. Que la padecía, pero eso no fue la causa sino la ocasión.
Religiosos sin humildad y pruebas interiores fracasadas los ha de haber habido de a miles, pero ninguno ocasionó tal catástrofe para la Iglesia como la que produjo el protestantismo.
La causa del protestantismo en general hay que buscarla en las ansias desenfrenadas de poder de la nobleza del norte de Europa, que la llevó a buscar la manera no sólo de saltarse la autoridad papal -al modo galicano- sino incluso de apropiársela en su propio beneficio.
Enrique VIII, Lutero, Calvino y Zuinglio fueron instrumentos apropiados a dichos propósitos. No hay más que observar la obsecuencia de Lutero para con los príncipes alemanes a los que servía, en ocasión de la revuelta campesina despiadadamente ahogada en sangre, para hacerse una idea de lo poco "teológicas" que eran sus razones últimas, a las que acomodaba según las exigencias de sus amos. Fue el prototipo del idiota útil.
En cuanto a Maritain, "Trois Reformateurs" es -no obstante lo dicho- una de sus obras menos cuestionables. Otra de ellas,"Le paysan de la Garonne", puede incluso recomendarse. Pero hacia el final de su vida desbarra lastimosamente, encandilado con el "American Way of Life" y la Democracia, y es entonces adonde introduce la indebida distinción que acertadamente menciona el P. Ortiz.
En Argentina tuvimos en el P. Julio Meinvielle a uno de sus críticos más lúcidos y reconocidos. Él ha descripto y fundamentado la deriva final de este pensador tomista convertido desde el protestantismo.
Lo que intentaba resaltar era que de ninguna manera la Reforma Protestante se debió fundamentalmente a la voluntad de Lutero, como afirma Maritain. Él simplemente fue la bandera. Todo movimiento necesita una bandera, un líder, una encarnación que lo viabilice. Sin Lutero, el movimiento de Reforma hubiese apelado a otro referente. Y se hubiese dado con toda probabilidad.
El de Maritain es un argumento tan pueril e insostenible como aquél que afirma que la Reforma se debió a la venta de indulgencias. No, a lo sumo eso habrá sido ocasión, pero a las causas hay que buscarlas por otro lado.
Indignante, de una pobreza intelectual infinita
INDICE DE ESTE CREDO DOCTRINAL
PRÓLOGO
1. DIOS.
2. JESUCRISTO.
3. EL ESPIRITU SANTO.
4. LAS SAGRADAS ESCRITURAS.
5. EL SER HUMANO.
6. LA SALVACIÓN ETERNA.
7. LA IGLESIA.
8- LA PROFECIA BIBLICA.
PRÓLOGO
¿Es importante la doctrina?, ¡por supuesto que sí!.
Dentro de la cristiandad apóstata se ha extendido una opinión absolutamente falsa y anticristiana que consiste en decir que no importa lo que creamos, que la doctrina divide, pero que el “amor” une a los cristianos y al mundo. Esta creencia es la base del ecumenismo religioso, para ellos la doctrina es secundaria, o incluso no tiene ningún valor, ya que creen que la doctrina es la causa de la división entre los cristianos.
Esa forma de pensar, como voy a demostrar, es totalmente anticristiana y tremendamente peligrosa para la salvación eterna. Por supuesto que la doctrina es fundamental, vamos a ver unos cuantos pasajes del Nuevo Testamento donde Jesús y sus apóstoles hablaron de la doctrina como algo esencial para la salvación.
Jesús les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió” (Jn.7:16).
Como podemos ver, Jesús enseñó una doctrina, la cual procede del Dios supremo, el Padre. Él enseñó que hay un conocimiento que nos da la vida eterna, y es el siguiente:
Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. (Jn.17:3).
¿Quiere usted tener la vida eterna?, Jesús dijo bien claro que la vida eterna consiste en CONOCER al PADRE como el ÚNICO DIOS VERDADERO, y a Jesucristo como su enviado, es decir, como el Hijo de Dios y el Mesías. ¡Esta es la doctrina fundamental que hemos de tener para recibir la vida eterna!. Sin embargo, el padre de la mentira, por medio de la cristiandad apóstata, ha pervertido y falsificado esa doctrina de Jesús, enseñando la mentira de que el único Dios verdadero es un misterioso dios trino, algo que Jesús jamás enseñó. Observe que si Jesús hubiera enseñado esa doctrina del dios trino, entonces él jamás habría dicho esas palabras, sino que habría dicho algo como esto: "Y esta es la vida eterna: que conozcan que tu eres un misterioso dios trino”. O hubiera dicho esto: Y esta es la vida eterna: que conozcan que tu, yo y el espíritu santo somos el único dios verdadero”. Sin embargo, ¡esa no fue la doctrina enseñada por Jesús!
Obviamente la doctrina divide, por tanto, es cierto lo que dicen los ecuménicos, por la sencilla razón de que cuando tenemos la verdadera doctrina de Cristo y de sus apóstoles, esta nos divide o separa de las falsas doctrinas enseñadas por la cristiandad apóstata. Recordemos las palabras de Jesús, él dijo bien claro que vino para dividir:
"No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión (división) al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa.” (Mt.10:34-36)
¿Cómo una familia puede estar dividida?. Puede estarlo por causa de la DOCTRINA. Y Jesús dijo que vino precisamente a traer eso, la división entre las familias por causa de la doctrina. Cuando nosotros conocemos la verdadera doctrina enseñada por Jesús y por sus apóstoles, entonces causa división incluso entre nuestros parientes, porque esa luz que hemos recibido no puede tener comunión con las tinieblas, no se pueden unir, tal como dijo el apóstol Pablo:
No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.” (2Co.6:14-18).
Vea atentamente ese pasaje del apóstol Pablo. ¿Quiere usted ser verdaderamente un hijo o una hija de Dios?, pues NO SE UNA CON LOS INCRÉDULOS, no tenga compañerismo con ellos, ni comunión, ni concordia, ya que es imposible que la luz tenga comunión con las tinieblas. Esto es tremendamente importante. El llamamiento de Dios es SALIR de en medio de ellos y apartarnos de ellos, lo dice el Señor (comparar con Apocalipsis 18:4), y entonces Dios nos recibirá y él será nuestro Padre, y nosotros sus hijos e hijas.
Por consiguiente, por supuesto que la doctrina divide, ¡pero esa es la voluntad de Dios!, que nos apartemos de aquellos que no creen, o que enseñan falsas doctrinas.
Para saber si una organización, secta o iglesia enseña la verdad, solo hay una manera de saberlo: por medio de la DOCTRINA (ENSEÑANZA), por eso es que el apóstol Pablo le daba una importancia crucial y fundamental a la verdadera doctrina o enseñanza de Cristo transmitida por los apóstoles, él escribió las siguientes palabras:
"Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos." (Ro.16:17).
Como puede ver, Pablo dijo bien claro que nos fijemos en aquellos que predican falsas doctrinas contrarias a las que nosotros hemos aprendido de Jesús y de sus apóstoles, y que nos APARTEMOS de ellos, es decir, nos insta a la división, ¡no a la unidad con ellos!, la voluntad de Dios no es el ecumenismo con otras personas que crean doctrinas diferentes, sino el apartarnos de ellos.
"Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra. " (2Ts.2:15).
En este pasaje Pablo dijo que retengamos la doctrina que hemos conocido y aprendido, ¿y por qué esto es tan importante?, ¿por qué hemos de retener esa doctrina?, pues por lo siguiente:
"Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren." (1Tm.4:16).
Ahí lo tiene, hemos de tener cuidado con la doctrina, hemos de persistir en la verdadera doctrina, ya que haciendo eso, nos salvaremos nosotros mismos, y los que nos oyeren. Por lo tanto, observe la importancia fundamental que tiene la doctrina. Aquellos que desdeñan la doctrina, o la desprecian, sencillamente no son cristianos, sino que han sido engañados por el padre de la mentira, Satanás.
El apóstol Pablo dijo lo siguiente a Tito:
"retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen." (Tito 1:9).
"Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina." (Tito 2:1).
"...presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros. " (Tito 2:7-8).
Hemos de ser retenedores de la palabra fiel tal como fue enseñada por Jesús y por sus apóstoles, es decir, retenedores de la verdadera doctrina, para que así podamos exhortar con esa sana enseñanza a otros, y convencer a aquellos que contradicen y que están en contra de la verdadera doctrina. Hemos de hablar lo que está de acuerdo con la sana doctrina, y hemos de presentarnos como ejemplo de buenas obras y en la enseñanza, es decir, en la doctrina, mostrando integridad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de nosotros. ¡Este es un verdadero siervo de Dios y de Cristo!
En este Credo Doctrinal de las iglesias cristianas bíblicas hemos resumido la verdadera doctrina enseñada por Jesús y por sus apóstoles. Obviamente en este Credo hay doctrinas que no son fundamentales para nuestra salvación eterna, sin embargo, otras sí lo son. Por ejemplo, nadie se salvará por tener un conocimiento exacto de la profecía bíblica, o por creer en el Milenio, sin embargo, sí que se salvará si cree en el Padre como el único Dios verdadero, y en Jesucristo como su enviado, el Mesías (Jn.17:3), aquellos que niegan o pervierten esta doctrina fundamental enseñada por Jesús, sencillamente no podrán ser salvos. Por consiguiente, queremos dejar esto claro; aunque las doctrinas expuestas en este Credo son totalmente bíblicas y verdaderas, no todas ellas afectan a nuestra salvación eterna.
En este Credo doctrinal enseñamos lo que la Biblia dice de Dios, de Jesucristo, del espíritu santo, de las Sagradas Escrituras, del ser humano, de la salvación eterna, de la Iglesia y de la profecía bíblica. Si usted cree que lo que decimos en este Credo es falso, o hay algo falso, pues demuéstrelo usted con las Sagradas Escrituras y nos lo comunica, o si usted se atreve, tenga un debate doctrinal, en audio o por escrito, con nosotros, y de esta manera podremos dilucidar la verdad. Y si usted está de acuerdo con la doctrina expuesta en este Credo, pues le animamos a que se una con nosotros y tengamos una común unión (comunión).
Tito Martínez
1 de junio de 2010
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la Comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
Hace rato que pensaba glosar más de un párrafo de esta obrita, pues para mí siempre ha sido de referencia en los análisis de Lutero, por el prolijo y desapasionado juicio de Maritain.
Y sí, más allá de los desvíos que muy bien analiza el p. Meinvielle en "De Lammenais a Maritain" (disponible en la w3eb), creo que como bien apunta David, "abre la cabeza" y es un libro que puede hacer un gran bien a muchos.
Por otro lado es sabido por la Historia y por todos los escritos de Lutero que era un tipo rabioso que continuamente llamaba al asesinato de clérigos católicos, a la persecución de los judíos y a la represión sangrienta de los campesinos hambrientos que se rebelaron contra los señores feudales, a los que Lutero lamía las botas en busca de apoyo para su causa.
Lutero es una de las peores figuras de la Historia europea.
Fue invitado a una de las sesiones de Trento, y no concurrió. Fue escuchado pacientemente por Carlos V y sus teólogos, y no convenció. Entonces sus mentores desenvainaron las armas (por ahí hubiésemos empezado...) y consiguieron arrancarle al emperador una buena parte de Europa, imponiendo por la sangre la tesis: "cuius rex eius religio", la religión del rey debe ser la de su pueblo.
¿Cuál religión? La que había inventado Lutero, llena de resentimiento hacia la Iglesia, les venía de maravillas porque les permitía disponer a su antojo de la tan anhelada autoridad espiritual.
De hecho y hasta el día de hoy todas las jererquías protestantes han sido funcionales al poder. Y no al modo de la jerarquía católica, que en ciertos casos de decadencia puede caer en ello como quien cae por debilidad, sino que los protestantes lo hacen por convicción y por su propia constitución.
En ellos es inconcebible el cesaropapismo porque todos ellos son -en esencia- meros funcionarios de los gobiernos de turno.
Por eso es que en el Occidente ex cristiano y ahora liberal hasta la náusea, todavía se encuentran países confesionalmente "religiosos". Es que son protestantes.
Todas las ramas del cristianismo se han arrimado al poder.
Grecia no es confesionalmente ortodoxa.
Y en lo último, mejor dirías que todas las ramas del poder se han arrimado al cristianismo, buscando domesticarlo.
Con variado éxito.
Es muy fácil, si el gobierno sueco dice que el matrimonio gay es legal y la iglesia luterana sueca es la religión oficial y los pastores son funcionarios del estado, pues están obligados a casar homosexuales.
A no ser que dejen de ser funcionarios.
No sé hasta qué punto estas situaciones se resolvieron. No recuerdo ahora si en Suecia la iglesia luterana renunció a su carácter oficial o si hubo un cisma, o si se permitió objetar a los pastores más conservadores.
En cualquier caso estos problemas no los tendrían en caso de ser un país laico o al menos aconfesional, con separación iglesia-estado.
Eso siempre va a producir tensiones entre la autoridad religiosa y la autoridad civil, de las cuales es ejemplo la historia de la Iglesia desde Constantino hasta la Revolución Francesa. Pero es la única forma en que en estos 20 siglos se ha podido crear una cultura cristiana.
La separación es necesaria solamente cuando el supuesto Estado católico lo es sólo de nombre, como sucedió finalmente, después de la Revolución Francesa, en la mayoría de los casos. Se trataba de Estados más bien gobernados por la masonería y que utilizaban los derechos que les daba su condición de "confesionales" para trabar la acción pastoral de la Iglesia.
Otra cosa totalmente distinta es la sujeción de la Iglesia al Estado, que se llama cesaropapismo, galicanismo, etc.
En realidad, el Estado es soberano, y eso quiere decir que sólo está sujeto a la ley natural, dada por el Creador. Pero la intérprete autorizada de la ley natural en este mundo es la Iglesia, basada como está en la Revelación divina.
Eso quiere decir que en tesis, al menos, el Estado debe dejarse guiar por la Iglesia en todo lo tocante a la ley moral natural, concretamente, no puede legislar en contra de la misma. La Iglesia, por su parte, no tiene competencia en las cuestiones puramente temporales.
Sin duda que hay mucha gente que no cree en la Iglesia, pero sin duda también que la realidad de las cosas no depende de lo que la gente cree o deja de creer.
Saludos cordiales.
Saludos cordiales
Algunas personas no pueden cultivar la vida espiritual si están tapadas de actividades.
No cultivar la vida espiritual lleva a no poder encauzar según Dios la energía de los impulsos básicos, impulsos que en sí son buenos y parte de nuestra naturaleza: comer, beber, reir, jugar, hacer el amor.
En esa situación, la persona tiene dos opciones: reprimir brutalmente esos impulsos o dejarse llevar por ellos.
La represión brutal es insostenible psicológicamente.
Rebobinando:
Para integrar y encauzar en el amor de Dios las tendencias naturales como la de amar a una mujer, hay que cultivar la vida espiritual, mucho más aún si ese encauzamiento implica una reorientación radical de esas tendencias hacia el plano espiritual, como en el caso de los monjes.
Pero personas como Lutero no pueden cultivar la vida espiritual si están tapadas de actividades.
Por lo tanto, la situación en la que estaba Lutero en su vida monacal, y que dió pie a que desarrollara su doctrina herética, fue causada por dos errores: primero, de parte de él, hacerse monje; luego, de parte de sus superiores, taparlo de actividades. La caída en la herejía, luego, fue causada por un error/pecado de Lutero: no entender que la causa de su situación era su discapacidad neurológica para llevar una vida de monje, mucho más aún si esa vida debía ser combinada con una actividad intensa, y entender, erróneamente, que la causa era un error en la doctrina y praxis de la Iglesia.
Objetivamente, el primer curso de acción, el que no tomó, habría estado basado en la humildad, entendida estrictamente según la definición de Santa Teresa de Ávila: "la humildad es andar con verdad", en este caso la verdad sobre sus limitaciones. Objetivamente también, el curso de acción que tomó estuvo basado en el orgullo, entendido estrictamente según la definición de la RAE: "exceso de estimación propia", como dije antes: "yo estoy bien y soy la referencia, y la doctrina y praxis de la Iglesia estan equivocadas." Lo cual es semejante al error que cometería un hipotético albino que considerase que el dermatológicamente normal es él y que el grado usual de exposición al sol de los no albinos es erróneo y perjudicial también para ellos.
Ahora bien, solamente Dios sabe hasta qué punto este error/pecado de Lutero fue pecado en el plano subjetivo. Pretender dar un veredicto al respecto sería pretender tomar el lugar de Dios, lo cual sería un error/pecado de soberbia tal vez peor aún que el de Lutero.
Precisamente porque Lutero no podía controlar sus impulsos naturales, los odiaba. Se sentía empujado a la condenación eterna, nada menos, por un naturaleza humana que no podía encauzar por las vías del Evangelio, porque lo quería hacer en forma voluntarista.
La solución habría sido ponerse en manos de la gracia divina, buscando el cambio con humildad y perseverancia, sobre todo en la oración y los sacramentos.
En cambio de eso, renuncia a corregirse y trata de superar la desesperación consiguiente convirtiendo su capitulación en un acto de “la verdadera fe”, ésa que salva sin las obras.
Lutero efectivamente odiaba a la razón humana. Ha dejado escrito que la razón es la prostituta de Satanás, etc.
De hecho, eso es coherente con la afirmación básica de Lutero según la cual el pecado original ha corrompido radicalmente la naturaleza humana.
Y con la otra tesis de Lutero que dice que después del pecado original el ser humano no tiene libre albedrío.
Ni siquiera la justificación por la gracia de Cristo cambia las cosas para Lutero, pues es puramente “putativa”: Dios declara justo al hombre, pero el hombre sigue siendo la misma masa de corrupción que era antes del bautismo.
Eso se debe además a que Lutero identifica erróneamente el pecado original con la concupiscencia, que según el Concilio de Trento ha sido dejada en nosotros, una vez borrado el pecado original por el bautismo, “ad agonem”, para la lucha.
El rechazo por todo lo que es humano y natural se ve en la oposición radical que el protestantismo, inspirado en Lutero, establece entre Dios y el hombre. La fe sola, sin las obras, la gracia sola, sin el libre albedrío, la Escritura sola, sin la Iglesia.
Eso no significa hacer un juicio sobre la culpabilidad subjetiva de Lutero, que ciertamente no nos corresponde a nosotros.
Saludos cordiales.
En el caso de personas con cierta configuracion neural, y mucho más aún si tienen un desbalance de neurotransmisores, una actividad intensa como la que le habian encargado a Lutero es incompatible con el control del flujo mental. Si esa persona no entendió que, en su caso, cualquier pensamiento que tenga lugar mientras está haciendo otra cosa no es pecado, en otras palabras si no entendió que no puede a la vez hacer algo y controlar su flujo mental, comienza a torturarse ya sea para examinar su conciencia en orden a confesar esos pensamientos, o para controlar esos pensamientos. Esa autoexaminación e intento de autocontrol patológicos llevan a un grado de tension que, por un lado, disminuye aun mas su capacidad de autocontrol, y por otro lado, aumenta la fuerza de los impulsos que su psiquis y sistema nervioso torturados generan en reacción en busca de un desahogo, un respiro, un alivio.
Un gran error de Lutero era percibir esos impulsos no gobernados por su voluntad deliberada como contrarios a la voluntad de Dios. Esto es evidentemente errónep: los impulsos de alguien que está siendo asfixiado - o, para una mejor analogía con Lutero, autoasfixiado - por tomar una bocanada de aire pueden no ser gobernados por su voluntad deliberada, pero de ninguna manera son contrarios a la voluntad de Dios. Al contrario, responden a la voluntad de Dios inscrita en su naturaleza. En sintesis, Lutero estaba en dos errores antropológicos:
- confundir concupiscencia con pecado. Entendible en su caso porque no podia discernir si un pensamiento era voluntario o no.
- confundir cualquier impulso natural no voluntario con concupiscencia, como si todos fueran contrarios a la voluntad de Dios. Entendible tambien en su caso de obsesivo compulsivo del tipo control total: percibía todo lo que no podía poner bajo su estricto control como malo, y le proyectaba esa percepción a Dios.
Por supuesto que las consecuencias ya de por sí graves en el espíritu, psiquis y sistema nervioso de Lutero de estos errores antropológicos eran agravadas aún más por su error teológico, la noción de Dios como malo y cruel, tema que Daniel Iglesias trató en un artículo (4) (5).
De todo esto saco dos conclusiones:
Primero, Lutero necesitaba la reducción al estado laical, (para así no tener la obligación de decir misa, la que lo obligaba a estar seguro de que estaba en gracia, lo que a su vez lo llevaba a la autoexaminación torturante,) y llevar una vida tranquila, con un buen grado de actividad física para alterar para bien su balance de neurotransmisores, y de paso no terminar gordo como terminó.
Segundo, es trágico y patético que millones de personas hayan considerado, y todavía consideren, como referencia en temas de fe a un pobre tipo que, en un estado neurológico y psicológico ruinoso, producto de su constitución defectuosa y de estar donde no debía tratando de vivir como no podía, pergeñó su "doctrina" como una salida a su situación asfixiante.
1. en.wikipedia.org/wiki/Johann_von_Staupitz
2. Annemarie S. Kikkder 2010, "Making confession, hearing confession". Ch. 8 "Martin Luther and confession", pp. 103-107.
books.google.com/books?id=0LXfVanuRCEC
3. www.instituteofcatholicculture.org/salvation-a-reflection-by-dcn-sabatino-part-3/
4. infocatolica.com/blog/razones.php/1110100620-la-otra-cara-de-lutero
5. Sobre esta idea de un Dios terrible no sabemos cuánta influencia pudo haber tenido la figura del padre de Lutero, que según el artículo sobre Lutero en la Catholic Encyclopedia "was a miner, a rugged, stern, irascible character." ... Extreme simplicity and inflexible severity characterized their home life, so that the joys of childhood were virtully unknown to him. His father once beat him so mercilessly that he ran away from home and was so "embittered against him that he had to win me to himself again." His mother, "on account of an insignificant nut, beat me till the blood flowed, and it was this harshness and severity of the life I led with them that forced me subsequently to run away to a monastery and become a monk."
www.newadvent.com/cathen/09438b.htm
Es difícil ver en todo esto la mano de Dios, es más fácil distinguir la voluntad humana de ayer y de hoy para negar la primera, sin embargo es aquí donde viene la purificación de las almas, muchos serán los llamados pocos los elegidos, el trabajo que se ha de hacer después de esta vida debe ser difícil si hay que pasar por esa zaranda. Es necesario que valoremos nuestra Liturgia cada día más, que la disfrutemos con más fervor y alegría que no cambie nuestra doctrina, nuestra moral, estas cosas hacen la diferencia en este mundo y como ayer en aquel tiempo pagano a las personas no les quedará más remedio que buscar la Verdad que no cambia y que dijo cielo y tierra pasarán más mis palabras no pasarán.
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