(Fides) Con respecto a la realidad eclesial, hay un reconocimiento positivo de los esfuerzos realizados en la formación de los seminarios, en la promoción de la organización de las parroquias y en la entrega generosa de muchos misioneros en la dinámica de la Misión Nacional. A pesar de que los planes pastorales se han preparado a la luz del documento de Aparecida, que ha inspirado el espíritu misionero, “aún –escriben los obispos– estamos preocupados por la falta de presencia de los laicos comprometidos en la vida política, económica y social”.
Ha habido reuniones pastorales en cada diócesis, en preparación de la Asamblea Nacional que se celebrará del 13 al 16 de enero de 2012. “Esperamos recibir de este encuentro, un gran impulso del espíritu misionero en todas las dimensiones de la vida, y al mismo tiempo reflexionar junto a nuestros fieles sobre su pertenencia a una comunidad de discípulos y misioneros del Señor, para que nuestra gente pueda tener vida y la tengan en abundancia”, escriben los obispos.
Quinto centenario de la evangelización
Se recuerda, que a la conclusión de esta sección, la celebración del quinto centenario de la evangelización de Panamá, que se llevará a cabo en 2013, con dos acontecimientos importantes: la reunión anual del SEDAC (noviembre de 2012) y la Asamblea del CELAM (mayo 2013).
Sobre la realidad nacional los obispos hablan son claros: “Parece que hay un divorcio real entre los intereses reales de la clase política y las necesidades concretas del pueblo panameño. Hemos observado con tristeza y preocupación, la actitud de algunos políticos que están muy lejos de lo que debe inspirar confianza y respeto. Es necesario e imprescindible humanizar la política y recuperar su sentido ético, dando prioridad a la dignidad humana, el bien común y el respeto a la voluntad de los electores. Es importante, también, demostrar la coherencia entre la propia conducta y los principios morales en el cumplimiento de la misión”, recuerdan los obispos.
Panamá vive una gran pobreza, y los que trabajan, a veces no pueden contar con atención médica y/o de Seguridad Social. Es necesario promover con urgencia la educación que consiga humanizar la realidad, para tener una toma de conciencia de la dignidad humana. El documento propone la familia como base de la sociedad: “quien promueve la familia, promueve el hombre, quien ataca a la familia, ataca al hombre”. La declaración concluye expresando la preocupación por el aumento de la violencia en los diferentes segmentos de la sociedad, en las cárceles y en la familia.