(SIC) En primer lugar, el Obispo de Roma les agradeció la contribución que brindan en el compromiso de la Iglesia para promover la cultura del encuentro, alentando a impulsarla de forma capilar e incisiva.
Y destacó que en «este desafío cultural, son decisivas las bases que se sientan en los años de la educación primaria de los niños»:
La apuesta de la cultura del encuentro contra el bullying
«La apuesta es la de cooperar en la formación de chicos abiertos, que se interesen en la realidad que los rodea capaces de cuidar y de ternura – pienso en el bullying – libres del prejuicio difundido, según el cual para valer hay que ser competitivos, agresivos, duros hacia los demás, en especial hacia los que son diferentes, extranjeros o los que de algún modo son vistos como obstáculo para la propia afirmación».
«Éste, lamentablemente, es un ‘aire’ que nuestros chicos respiran a menudo y el remedio es hacer que puedan respirar un aire distinto, más sano, más humano. Para este objetivo es muy importante la alianza con los padres».
Alianza educativa y complicidad entre escuela y familia
Ante la actual crisis e incluso ruptura de la alianza entre la escuela y la familia, el Papa alentó a «no mirar al pasado», sino a tomar conciencia de los cambios y a «renovar el compromiso para una colaboración constructiva, por el bien de los niños y jóvenes»:
«Y, puesto que esta sinergia ya no se presenta de forma ‘natural’, hay que favorecerla de forma proyectual, también con la aportación de expertos en campo pedagógico.
Pero primero hay que favorecer una nueva ‘complicidad’ – soy consciente del uso de esta palabra, ¿eh? Una nueva complicidad entre maestros y padres. Ante todo, renunciando a pensar en nosotros mismos como frentes opuestos, culpándonos mutuamente, sino, por el contrario, poniéndonos en el lugar del otro, comprendiendo las dificultades objetivas que uno y otro encuentran hoy en la educación, y creando así una mayor solidaridad: complicidad solidaria».
Ecología integral, educación, estilo de vida responsable no esquizofrénica
Con la educación ecológica, el Papa reiteró que no se trata de meras nociones, sino de «educar a un estilo de vida basado en la actitud de cuidar nuestra casa común, que es la creación». Recordando la perspectiva cristiana, la relación con Dios, con Jesucristo centro del cosmos y de la historia y con el Espíritu Santo fuente de armonía en la sinfonía de la creación:
«Un estilo de vida que no sea esquizofrénico, que, por ejemplo, cuide a los animales en extinción, pero ignore los problemas de los ancianos. O que defienda la selva amazónica y descuide los derechos de los trabajadores a un salario justo, y así sucesivamente, ésta es esquizofrenia ¿no? La ecología a la que hay que educar debe ser integral.
Y, sobre todo la educación debe apuntar al sentido de responsabilidad: no a transmitir eslóganes que otros deberían implementar, sino a suscitar el agrado de experimentar una ética ecológica a partir de opciones y gestos de vida cotidiana».
Asociación con estilo evangélico
Antes de concluir, el Papa exhortó a «renovar la voluntad de ‘ser y hacer asociación’ en la memoria de los principios inspiradores, en la lectura de los signos de los tiempos y con la mirada abierta al horizonte social y cultural». Sin temer las diferencias, los conflictos que normalmente hay en las asociaciones laicales, afrontándolos con estilo evangélico:
«El ser asociación es un valor y responsabilidad, que en este momento se les encomienda. Con la ayuda de Dios y de la Iglesia, están llamados a hacer fructificar este talento puesto en vuestras manos».