(Catholic Herald/InfoCatólica) Las noticias de los Países Bajos no son alentadoras. Casi una de cada veinte muertes es ahora el resultado de la eutanasia, y una proporción considerable de las personas condenadas a muerte no son enfermos terminales, sino que sufren solo de vejez. Como dijo un comentarista, de estos ancianos que supuestamente eligen morir: «Estos son los ancianos que pueden tener problemas de salud, pero ninguno de ellos pone en peligro la vida. Son viejos, no pueden moverse, sus amigos están muertos y sus hijos no los visitan más. Este tipo de tendencia pide un debate. ¿Creemos que sus vidas todavía valen la pena?»
Esa es una buena pregunta. En Holanda, ¿la vida humana sigue siendo valiosa? Dada la tendencia al alza de las estadísticas sobre la eutanasia, ¿es un buen lugar para crecer o envejecer? ¿Están estos ancianos realmente eligiendo morir libremente y deliberadamente, o son presionados para hacerlo?
Pendiente resbaladiza
En este punto, un católico seguramente estará tentado a señalar el defecto esencial en la legislación original que hizo la eutanasia legal en Holanda en 2002. En primer lugar, legistlar en base a casos excepcionales producen malas leyes; Y en segundo lugar, cualquier apertura de la puerta a la eutanasia voluntaria comienza el camino de una pendiente resbaladiza, pues lo extraordinario tiene el hábito de hacerse habitual, y lo voluntario tiende a menos, dada la tiranía de la opinión pública.
Los países que no han legalizado la eutanasia deben encontrar en la experiencia holandesa una advertencia de qué esperar si lo hacen. En los países donde la Iglesia sigue haciendo todo lo posible para oponerse a la eutanasia, los católicos deben tomar conciencia, dándose cuenta de la importancia de la lucha y no dejarse desanimar. El ejemplo de Holanda debe hacer temer en nuestros corazones sobre el futuro que nos espera si no resistimos.
Los lobbies que se mantendrán callados acerca de las noticias de Holanda son, por supuesto, todos aquellos que desean hacer avanzar la causa de la eutanasia en otros países. Pues la verdad es que ningún ser humano racional elegiría vivir en una sociedad donde la eutanasia es algo frecuente. Porque como el derecho a morir se convierte en el deber de morir, la sombra del miedo cae sobre toda vida. Uno se pregunta cómo se siente la población anciana de Holanda por esto y si alguno de ellos ha sido preguntado sobre la situación actual. Tal vez con el tiempo, algunos vendrán a rebelarse contra ella. Lo esperamos, por el bien de la humanidad.