(Terra) "No es una felicidad especialmente cristiana de la que canta Beethoven, sino la felicidad de la coexistencia de la gente, de la victoria sobre el egoísmo", dijo el Papa.
Agradeció a Barenboim por su elección de repertorio, porque "permite dar un mensaje con la música que afirma el valor fundamental de la solidaridad, de la fraternidad y de la paz".
Tras sus palabras Benedicto XVI saludó a los artistas y trabajadores de La Scala antes de dirigirse a la catedral de Milán para una oración y una eucaristía enfocadas a las víctimas de los sismos que recientemente afectaron la región de Emilia-Romagna.
La decisión de Benedicto XVI de asistir a un concierto en La Scala representa un gran honor para el teatro, dijo Barenboim antes de la presentación.
"Este es un gran honor para nuestro teatro, que el Papa haya venido a Milán y que venga a La Scala. No es una obligación que el Papa venga a La Scala", agregó.
Para Benedicto XVI fue su primera presencia en un concierto público fuera de Roma desde que comenzó su papado. Es el único pontífice, además de su predecesor Juan Pablo II, que ha asistido a una función en La Scala.
La presencia del Papa demuestra que La Scala "es un instituto cultural importante" y que "una de sus preocupaciones es la cultura", agregó el director.
Barenboim consideró lógico optar por la Novena Sinfonía de Beethoven. "Necesitábamos una pieza importante", expresó el director. "No podemos tocar algo frívolo para el Papa".