La autoridad melódica de Cristo (Mt. 5, 43-44), (Mc. 1, 22), (Jn. 5, 37)
Foix comentó en el artículo de ayer que Cristo enseña por palabra y hechos coherentes y comparó la vida de los cristianos que siguen ese ejemplo con “una música maravillosa, como el plectro y la cuerda de la cítara cuando suena una canción.” La cítara es un instrumento que se encuentra en formas variadas en muchas culturas, como la china, y que los antiguos griegos asociaban con su dios mitológico de la música, Apolo. Esas dos culturas no solían conocer a Jesucristo, esa música preciosa que cantamos los cristianos con nuestras vidas.
En la época de Jesucristo, como hoy en día, había muchas voces que “cantaban” sus propias interpretaciones distorcionadas de las Sagradas Escrituras, resultando en muchas versiones de la misma “composición”, la Palabra de Dios. En cambio, a Jesucristo le oían, según el Evangelio del 4o. domingo de Tiempo Ordinario : “enseñar con autoridad” (Mc. 1, 22). Explica Beda: “Los escribas enseñaban también a los pueblos lo que está escrito en Moisés y los Profetas. Pero Jesús, como Dios y Señor del mismo Moisés, con la libertad de su voluntad añadía a la ley lo que le parecía que le faltaba, o variándola predicaba al pueblo, según leemos en San Mateo ( Mt 5,21-44): ‘Se dijo a los antiguos; pero yo os digo’.” (Catena Aurea de Sto. Tomás de Aquino). Enseñaba como compositor, no como intérprete.
Ni los apuntes más meticulosos de una composición musical son interpretados siempre de la misma manera. El Señor sabía que “Vosotros no habéis oído jamás su voz” (Jn. 5, 37), refiriéndose a la voz de Dios Padre. Pero, en cambio, decía sobre sí mismo: “Mucho tengo que hablar y juzgar de vosotros, pues el que me ha enviado es veraz, y yo hablo al mundo lo que le oigo a Él…según me enseñó el Padre, así hablo.”(Jn. 8, 26.28)
¿Y cuál es la melodía o canción? La Verdad, que es cómo se llamó el mismo Hijo de Dios, Jesucristo. En el Torah tenían los judíos la Palabra de Dios también, pero con el paso del tiempo lo que se oía no era una versión fiel del original. Por eso vino la Palabra de Dios, Jesucristo, y explicó: “No penséis que he venido a abrogar la Ley o los Profetas; no he venido a abrogarla, sino a consumarla.” (Mt. 5, 18). La voz de la Ley y de los Profetas apuntan a su persona y Su Voz es el canto perfectamente armonioso de Dios.
Por eso tenía la autoridad para decir, por ejemplo: “Habéis oído que fue dicho: “Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen” (Mt. 5, 43-44). Lo cumplió a la perfección sobre la Cruz, y por su Resurrección demostró que era verdad lo que decía: “según lo oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió” (Jn. 5, 30) y también “Pues así como el Padre tiene la vida en sí mismo, así dio también al Hijo tener vida en sí mismo, y le dio poder de juzgar, por cuanto Él es el Hijo del hombre.” (Jn. 5, 26-27)
Explicaba Jesús sobre su autoridad: “Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no sería verídico; es otro el que de mí da testimonio, y yo sé que es verídico el testimonio que de mí da” (J. 5, 31-32). Es toda la Verdad porque es uno con el Padre y el Espíritu Santo, permitiendo que compositor, música e intérprete (Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo) sean uno en la Iglesia, la intérprete de la voz de Cristo en el mundo de hoy. Y se espera que los hombres se unan al canto para que la oigan más personas hasta el fin de los tiempos, cuando “los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la escuchan vivirán” (Jn 5, 25)
Pregunta del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Qué espera de la intérprete de la Voz de Cristo en el mundo de hoy que es Su Iglesia?
Mañana: Sta. Águeda y S. Felipe de Jesús - “Sé quién eres” (Mc. 1, 24)
5 comentarios
Ese pensador resaltaba el individualismo americano, algo que en el fondo es egoísta, pero Jesús siguió el ritmo que deberíamos de seguir todos porque origina de Dios nuestro Creador. Nos marcó el paso con Su Vida y podemos oirlo todavía en la Iglesia Católica a pesar de los ruidos del demonio, la carne y el mundo.
Por cierto, muchas gracias por lo que aprendo de los comentarios que deja, tanto en este blog como en otros. Que el Buen Señor le bendiga.
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