Libros de mis amigos

Hay tres libros que deseo recomendar por dos razones: Porque los libros merecen la pena y porque los autores son amigos míos. Tan válida me parece una razón como otra, siempre que ambas vayan unidas.

El primero de ellos se titula “El gol de la santidad. El fútbol como imagen de la vida cristiana” (Cobel Ediciones, Alicante 2011, 109 páginas). A mí no me gusta el fútbol y creo que los últimos – y quizá los únicos – partidos que vi completos fueron dos de la selección española en el mundial de Sudáfrica. Más por patriotismo que por otra cosa.

Pues bien, este libro, escrito por el joven sacerdote José Alberto Montes Rajoy, ayuda a que “en el campo que es el mundo, juguemos cada uno en esa parcela del terreno, en esa posición que nos ha sido asignada, y logremos desarrollar el gran partido de nuestra vida y alcanzar al finalizar el partido, la corona de la victoria: el premio que es el cielo, el premio que es Dios”.

El segundo libro lleva como título “El vaticinio de la Cruz” (Cobel Ediciones, Alicante 2011). Su autor, Ángel Guerra Sierra, es un científico – un biólogo – pero, a la vez, un hombre con sentido contemplativo. Nos ayuda a profundizar en el aspecto redentor que tiene toda la vida de Cristo. La Cruz proyecta, asimismo, una luz potente que permite entender el sentido último de muchos pasajes del Antiguo Testamento.

También del Dr. Ángel Guerra Sierra es “Hombres de ciencia, hombres de fe” (Rialp, Madrid 2011), un texto de un enorme interés. Partiendo de una consideración de Einstein - «la ciencia sin religión es coja y la religión sin ciencia es ciega» -, nos muestra los relatos sobre un puñado de mujeres y hombres, todos ellos científicos ilustres, que logran una extraordinaria complementariedad entre sus creencias y sus decisivos descubrimientos científicos.

Tanto D. Alberto Montes como D. Ángel Sierra están vinculados a la parroquia viguesa de Nuestra Señora de Fátima – una parroquia limítrofe con la mía – . Pues bien, les recomiendo leer estos libros y, si se acercan a Vigo, visitar la Parroquia-Santuario de Nuestra Señora de Fátima. Ambas tareas merecen la pena.

Guillermo Juan Morado.