Ángeles
Hace pocos días, el 29 de septiembre, celebrábamos la fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. Ya en el siglo V, en la vía Salaria de Roma, se le había dedicado una basílica a San Miguel. Se trata pues de una devoción, y de un culto, de notable antigüedad.
La celebración de los Santos Ángeles Custodios es mucho más reciente. Se remonta al siglo XVII. La Iglesia conmemora a los ángeles, enviados por Dios para nuestra custodia. En la Santa Misa pedimos “vernos siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía”.
Decía San Gregorio Magno que “casi todas las páginas de los libros sagrados testifican que existen ángeles y arcángeles”. Y el “Catecismo” precisa que “la existencia de seres espirituales, no corporales, que la sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe. El testimonio de la Escritura es tan claro como la unanimidad de la Tradición” (328).
San Juan de la Cruz veía a los ángeles como una especie de intermediarios entre los hombres y Dios: “Los ángeles, además de llevar a Dios nuestras noticias, traen los auxilios de Dios a nuestras almas y las apacientan como buenos pastores, con comunicaciones dulces e inspiraciones divinas. Dios se vale de ellos para comunicarse con nosotros. Los ángeles nos defienden de los lobos, que son los demonios, y nos amparan”.
Todo el Nuevo Testamento destaca la subordinación de los ángeles a Cristo. Ellos anuncian la Encarnación, están a su servicio en las tentaciones y en Getsemaní, y son los primeros testigos de su Resurrección y Ascensión.
Un excesivo racionalismo ha pretendido apagar el rumor de los ángeles. Como si, con pretenderlo, pudiésemos disminuir la gloria de Dios Creador, de lo visible y de lo invisible.
Guillermo Juan Morado.
10 comentarios
Desde que tengo uso de razón, su compañía y protección ha sido útil,
Hay una parte de las escrituras donde San Rafaél acompaña a Tobías en el camino, me encanta la humildad de San Rafaél.
La Biblia le dedica un capítulo y titula "El compañero" capítulo V libro de Tobías, vers 5.
Gracias Don Guillermo, por recordarlos en el blog
Felicidades a Ángel por su santo,he visto que en el anterior post pone su testimonío.
Hay otro apartado del evangelio, Jesús , dice cuidado de hacer daño a estos pequeños (hablando de los niños) porque sus ángeles están abogando día y noche por ellos al padre (no recuerdo el vers.)
Lo hermoso de los ángeles es que se les prueba en la humildad de su servicio, obedientes a la orden de Dios.
Asi pues mis agradecimientos a que se haya hablado en comentarios de este post del libro de Tobias.
Si tengo que ir a un sitio importante a primera hora de la mañana, rezo a mi Angel para que me despierte; siempre lo hace antes de que suene el despertador.
Si voy, corre que te corre, a algún sitio donde no puedo llegar tarde, le rezo a mi Ángel para que me procure aparcamiento rápido. Nunca falla.
Pero sobre todo lo noto cuando me advierte de algún peligro o incoveniente. En estos casos he cogido la costumbre de hacerle caso, porque siempre suele pasar lo que él ya me ha advertido (si yo no le he puesto remedio antes)
Como no sé su nombre, le llamo Ángel, pero algo me dice dentro de mí que se llama Diego... no sé...
Vais a pensar que estoy chalada, pero esto es lo que hay. No es dogma de fe. El que lo quiera creer, que lo crea, y el que no, que no lo crea. A mí me da exactamente igual. Yo, seguiré con mi Ángel.
A esos "milagritos" providentes me refería yo el otro día. Esos los llevo constatando toda mi vida.
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