Hemos salvado la Navidad
Mi padre, que es ingeniero industrial, nos ha contado varias veces lo difíciles que eran algunos de los exámenes de su carrera. Quizá los problemas más complicados eran los llamados “problemas de idea feliz”. Eran problemas que no se podían resolver con los métodos habituales, sino que había que inventarse un método sobre la marcha. Por lo tanto, era necesario tener una “idea feliz” en el examen, que permitiera resolver el problema.
Algo parecido sucede también con muchas cuestiones de pensamiento o de teología. Una idea feliz puede clarificar problemas que se han estudiado durante mucho tiempo sin conseguir frutos, porque no se había enfocado bien la cuestión. Hay muchos ejemplos de grandes problemas que se han solucionado así en la Historia de la Teología y quizá podamos tratar alguno en otra ocasión.
Hoy, sin embargo, por ser el último día del tiempo de Navidad de este año, voy a hablarles, a un nivel más modesto, de una “idea feliz” sobre la Navidad que me ha ayudado mucho a meditar y a vivir este tiempo navideño. Para desgracia de mi soberbia, la idea feliz no la tuve yo, sino mi mujer. Les cuento. Mis hijos, si por ellos fuera, se pasarían el día viendo dibujos animados, así que tenemos que limitar el tiempo que pasan ante el televisor. Cuando podemos, nos gusta sentarnos con ellos mientras lo hacen, así que tenemos la oportunidad de ver una buena ración de dibujos infantiles.
En uno de esos programas de dibujos animados, creo que de Disney, se repitió el argumento que tantas veces hemos visto: alguien impedía que Santa Claus volase en su trineo, de manera que, ese año, no iba a haber regalos. Como imaginarán, los héroes de la historia conseguían resolver la situación y asegurar que hubiera regalos para todos. Al final, repetían una frase muy común en este tipo de relatos: “Hemos salvado la Navidad”. Al oír eso, casi de forma automática, mi mujer dijo: “De eso nada, no salvamos la Navidad, es la Navidad la que nos salva a nosotros”.
Me impresionó mucho la frase. Creo que fue una idea feliz, que, al menos a mí, me permitió comprender cuál es el problema de la forma en la que se viven estos tiempos navideños. El problema de la Navidad no es el consumismo, ni tampoco la falta de solidaridad, ni Papá Noel… todo eso son consecuencias y no causas. El quid de la cuestión está en si nosotros salvamos la Navidad o la Navidad nos salva a nosotros, si nosotros somos los que creamos la Navidad o la recibimos como un don.
Después de oír la frase de mi mujer, me imaginé dos Navidades muy distintas, como si fueran dos ciudades diferentes, alzadas frente a frente, en una gran llanura. Las dos son grandes ciudades, con mucha gente en su interior y en ambas tienen lugar muchas celebraciones, reuniones y fiestas en este tiempo navideño.
Por un lado, la ciudad de la Navidad humana, basada en las fuerzas del hombre, en sus esfuerzos de ser solidario, en los regalos que se hacen y se reciben, en las relaciones familiares, en las fiestas, es decir, en la (más o menos) buena voluntad de las personas. Esta Navidad es una creación del hombre y, por lo tanto, es, ante todo, un esfuerzo. Depende de lo buenos y solidarios que seamos: si nos dejamos llevar por el consumismo, será un desastre. Depende de lo bien que se lleve nuestra familia: si hay problemas, un sufrimiento o un fallecimiento, será un desastre. Depende de los regalos que recibamos: si muestran que a los demás no les importamos mucho, será un desastre. Depende del éxito de las fiestas a las que vamos o que organizamos: si son aburridas la celebración será un fracaso. Por desgracia, no es una ciudad reservada a los paganos, sino que muchos cristianos viven en ella.
Esta ciudad de la Navidad humana tiene como centro una gran torre, la Torre de Babel. Es una gran empresa de los hombres, con muchas buenas intenciones, con buenas ideas, con genuinos esfuerzos por mejorar las cosas, pero destinada al fracaso, por la debilidad y el pecado de los hombres. El resultado, como sucedió en la Torre de Babel, es a menudo el contrario de lo que se deseaba: rencillas familiares, hastío por comidas y fiestas en exceso, una soledad mayor que el resto del año y, en definitiva, una tristeza profunda de mucha gente.
La otra ciudad de la Navidad es divina. Es la Navidad original, aquella cuyo centro es el hecho inconcebible de que Dios se ha hecho hombre. No está basada en las fuerzas del hombre ni en lo que éste hace, sino en la gracia de Dios. No puede ser un desastre, porque lo importante está asegurado. Podemos aprovecharla más o menos, pero no destruirla porque no depende de nosotros. No tenemos que construirla nosotros, sino que se nos regala.
Esta Navidad divina no es, ni mucho menos, ajena a la familia, a la solidaridad y el amor a los pobres y a los necesitados, a la alegría y a las celebraciones, sino que, al contrario, todo eso se hace verdaderamente posible, por primera vez, porque es Dios quien lo hace posible. Se hacen regalos, porque quien ha recibido el gran Regalo no puede evitar querer a los demás. Las familias se reúnen, pero el centro no son ellas mismas sino el pesebre del Salvador, que es la fuerza que las mantiene unidas. Hay alegría, pero es una alegría profunda, que se mantiene también en el sufrimiento o cuando, como nos pasó a nosotros el último año, hay que pasar las Navidades en el hospital.
Por eso, esta Navidad no es ante todo un esfuerzo, sino un regalo. Por eso, no construye una Torre de Babel, sino que en su centro está la Torre de Marfil, aquella que recibió, antes que nadie, el regalo que es Jesucristo. De ella podemos aprender a recibir con sorpresa, agradecimiento y sencillez el regalo del Nacimiento del Enmanuel, de Dios con Nosotros. Si tenemos ese regalo, nadie podrá arrebatarnos la alegría, porque la Navidad nos habrá salvado.
24 comentarios
Además, el estilo periodístico de tus artículos es cada vez mejor.
Lo único que salva a todo el hombre es el teocentrismo. Lo único que nos afirma en la densidad de nuestro ser es reconocer que el ser es todo regalo, todo gracia.
Hace dos años decidimos pasar las navidades los cuatro solos lejos de todo el mundo. Fue nuestra mejor decisión. De este año 2008, en fin, terribles días, conseguí pasarla con mis dos hijos, los tres unidos en el recuerdo y presencia espiritual de su padre. Con todo el dolor que teníamos, sigo prefiriendo esta Navidad a las de mi infancia.
(cotilleo al que si no quieres no respondes, claro: ¿también tu padre es/era ingeniero del icai como tu hermano?mi padre es ingniero del icai, del año catapún, obviamente, y sigo teniendo familia allí en Areneros)
Yolanda.un abrazo fortísimo a ti y un beso a tus hijos, al pequeño en especial, bueno a los dos y sigo con vosotros ya que me habeis hecho muy devota de María Auxiliadora a ella os encomiendo a diario .
Feliz Año nuevo a ti también y a toda tu familia. Que este año traiga abundantes bendiciones para todos.
A propósito de dibujos animados, ¿no pensáis algunos que debiéramos espabilar y tener para nuestros hijos material selecto y con poco espíritu disney? ¿sería posible hacerlo a un nivel superior al casero, familiar o grupal sin vulnerar los copyrights? ¿lo habéis hablado ya antes?
Pero la salvación por la Navidad es desde luego una idea feliz que subyace a todas las Navidades felices que he vivido, incluso cuando no era creyente, porque recibía el fruto de la salvación de la Navidad de todas formas: el amor gratuito es siempre sanador y produce más amor. Tarde o temprano te haces consciente de que la Navidad te salva.
Gracias a Dios, hoy sé que la felicidad del hombre es posible porque Dios se hace Dios-con-nosotros.
Yolanda y Ana y todos,
Creo que nos necesitamos mutuamente mucho más de lo que creemos. Si nos reunimos en nombre del Señor, aunque sea una reunión virtual, algo bueno surgirá de todo esto.
Ese es el espíritu que me ha traido aquí hoy.
Feliz Navidad otra vez, que la Navidad nos salve el resto del año.
Ademas desde pequeño me enseñaron que los reyes magos eran enviados por el diablo y la estrella la había puesto el diablo porque el plan era hacer llegar a Herodes al lugar donde habia nacido Jesus. Empiezen a ver con mas alegria la navidad jejeejeNo tienen idea cuan feliz soy poniendo el nacimiento (belen para ustedes).
La biblia es una arma peligrosisima sin la correcta interpretacion de la madre Iglesia. Aguanta con todo, hasta con las ideas mas aberrantes y locas si no hay quien te de las claves correctas para entenderla.
Aún me acuerdo de tu estupendo artículo sobre la forma extraordinaria del rito romano y el teocentrismo.
Si Dios no es el centro de nuestras vidas, todo lo que hagamos, pensemos o digamos estará necesariamente descolocado.
Mis padres son, los dos, ingenieros de la Escuela Politécnica.
Hay Navidades muy duras, sería absurdo negarlo. Nosotros pasamos la del año pasado en el hospital, con nuestro hijo Esteban muy grave en algún momento. Y, sin embargo, Dios estuvo presente con nosotros. No fueron las Navidades que nosotros habríamos elegido, pero fueron las que Dios quiso para nosotros. Él sabe lo que hace, porque le importamos de verdad.
Un saludo.
Para que te hagas una idea: mi primer piñata (celebracion de cumpleaños) la vine a tener hasta los 28 años porque me la celebro mi esposa. Porque, en la biblia "dice que celebrar cumpleaños es pecado" (porque como celebracion de cumpleaños en la biblia solo menciona la del faraon cuando matan al panadero del rey y la otra es cuando le cortan la cabeza a san juan bautista, que te parece?) jajajaajaja. Eso como muestra de que si no hay quien te interprete la biblia correctamente puedes sacar las ideas mas locas de ella.
La Misa del Gallo es algo estupendo. Ahora no podemos ir, al tener niños tan pequeños, pero siempre pienso que los que esa noche se van de copas no saben lo que se están perdiendo...
Parece mentira que pueda ser cierto todo lo que cuentas.
Creo que es muy bueno que lo hagas, para que veamos la suerte que tenemos al estar en la Iglesia, lo importante que es la guía de la Tradición y del Magisterio para no terminar inventándonos las cosas más absurdas.
El artículo de ayer de Luis Fernando también hablaba de lo que significó para él darse cuenta de esto cuando era protestante.
Saludos.
Si no tuvieramos a nuestra madre que nos enseña, nos cuida y nos alerta de los peligros, quedamos expuestos a que cualquiera haga o diga lo que quiera. No se si en Europa es como aca, pero aqui tu vas a los pueblos y ves casi una iglesita por cuadra. Cualquiera viene pone sillas en su garage un rotulo con el nombre de SU iglesita protestante y ya! a empezar a llamar gente y poner su "sucursalita del cielo" jajajaja
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