Tratar con cada uno personalmente. Uno a la vez. Uno a cada instante.
Conocer el contexto histórico dentro del cual se movió Jesús sirve para comprender de qué manera desenvolvernos en el nuestro ya que tanto Jesús como nosotros nos movemos en un ambiente paganizado.
En tiempos de Jesús la mujer era tratada, literalmente, como una mercancía; cuando, sin descendencia enviudaba, se la enviaba a la indigencia e, incluso, se le invitaba a echarse al aceite hirviente para evitar tan amarga existencia; por otro lado, los niños eran considerados mano de obra, los ancianos o enfermos, un estorbo. Cada uno estaba por lo suyo, es decir, el caos socio-económico en el que vivió Jesús era dramáticamente cercano al nuestro.
Ahora bien, quizá por eso Jesús se tiró a la calle para tratar con cada uno personalmente. Uno a la vez. Uno a cada instante.
Sitúate en un laberinto con quienes, más desesperados que tú, caminan desorientados buscan la salida. Qué harías? Te esmerarías en salir por tus propios medios o procurarías ayudar a cada uno con el que te encontraras? O, por ejemplo, si estás en un gran barco que se hunde. Qué harías? Buscarías tu propia salvación o procurarías salvar a quien no encuentra la forma de sobrevivir?
En esto me hizo cavilar la promoción de una serie de televisión titulada Helix que trata sobre un virus que amenaza a la especie humana en la que locutor dice: - ¡Para establecer un nuevo orden siembra el caos!
Es solo una serie de televisión pero han escrito el guion muy cercano a la realidad de los cristianos ya que el protagonista, sin importar lo que sucederá al momento siguiente, trata personalmente de salvar a cada uno con el que se encuentra por lo que la trama cambia constantemente, lo que produce gran suspenso en el espectador.
El personaje principal es un experto que desconoce si podrá contener al virus por lo que, mientras lo descubre, reacciona ante las necesidades de los demás con la firmeza de sus convicciones en procura de salvarlos a pesar de que no tiene certeza de que sobrevivirán. Lo hace porque encuentra que es lo justo, lo razonable, lo único posible.
Deja la vida por salvar a cada uno. Uno a la vez. Uno a cada instante.
Actualmente vivimos un período en que el virus de la mentira ha penetrado hasta la médula de un gran porcentaje de la población produciendo en ellos indescriptible irracionalidad, por lo que es realista considerar que vamos camino a la desaparición de la cultura cristiana dentro de la cual hemos conocido a Dios.
Tendemos a angustiarnos y a desesperar ante dicha perspectiva de futuro pero es una tremenda tontería reaccionar de ese modo ya que lo que la realidad nos propone es volvernos a Jesús.
Si, es simple, mirarlo a los ojos y pedir su gracia para creer en su plan de salvación el cual siempre ha consistido tratar con cada uno personalmente. Uno a la vez. Uno cada instante.
Es, quizá, lo único justo, razonable y posible que a la vez podemos hacer por los demás mientras el resto, jugando a ser Dios, nos hacen pagar el precio*
No será hasta que termine la temporada de Helix que sabremos si el “nuevo orden” del que habla la promoción llegará a establecerse; por el momento, lo que necesitamos saber es que la serie tiene sentido únicamente debido a que el personaje principal sobrevive aferrado a sus convicciones.
Quizá de la misma forma muera y así concluya la temporada. No lo sabemos. Y, poco importa, ya que es solo una serie televisión y la vida espera al actor fuera de las puertas del estudio tal como a cada uno nos esperan fuera de este lugar.
*”Play God. Pay de Price” (lema de Helix que se puede leer en el cartel)