Poco más o menos como un burro
Muchas veces he considerado que, a lo mejor, tengo algo que pueda enseñar a través de este blog, digo yo, al estilo de muchos blogeros que son personas tan instruidas y útiles a la Iglesia y a la sociedad, pero el caso es que nunca encuentro algo que alguien no haya enseñado o esté enseñando pero además que estoy bien clara en que poseo limitaciones bastante significativas.
Poco más o menos como un burro me siento a veces.
Pero igual, siempre he sido así, por lo que -de lo que tengo mejores recuerdos- es de cuando más burra he sido.
Burra fui cuando en los últimos ejercicios espirituales del colegio propuse a mis compañeritas donar a los pobres parte de lo recaudado para la fiesta de graduación. Of course, nadie me pintó! Burra completa!
Y es que, creo que eso de ser burra venía de tiempo atrás como cuando en la escuela con dos compañeritas nos sentíamos heroínas vendiendo gelatinas y pastelitos con el fin de recaudar fondos para las familias pobres.
Y quizá de más atrás aún, cuando mi abuela –agarrándome de burra- me enviaba a regalarle de sus cosas a los pobres por lo que, para cuando mamá preguntaba por esas cosas, la abuela se quitaba el tiro diciendo: - “Yo no sé. Preguntále a tu hija. Yo la vi llevándoselas a los pobres”.
Burra y media era cuando le decía a mi madre que si el Señor permitía que algún día no tuviera que trabajar para mantenerme todo lo que querría hacer sería ponerme a su servicio. De hecho, llevo años sirviendo al Señor de las mil formas en que se que puedo hacerlo pero a la vez tratando -sin éxito, obviamente- de mantenerme estable en alguna actividad lucrativa y, sin embargo, nunca me falta nada.
Más que burra también como cuando hace poco traté de conformar una asociación Una Voce y me salió una metedura de pata sin la cual, gracias a Dios, no existiría la Una Voce Costa Rica que ahora existe y todos conocen.
Cuando miro la cantidad de veces en que el Señor se ha valido de mí aún en mi fragilidad no me queda más remedio que continuar confiando en El así como darle gracias y glorificarlo.
Por eso, al final de cuentas, me queda claro que no tengo nada que enseñar a nadie a través de este blog si no es el aprender a obedecer y a confiar en Dios.
Lo cual tampoco es mucha garantía ya que lo voy aprendiendo día a día.
Poco más o menos como un burro me siento a veces. Más bien como quijada de burro.
Creo que por eso me gustó tanto ese mensaje que coloqué arriba y que posteó la gente espectacular de catholic link
“No desconfíes de Dios. A pesar de todas tus fragilidades Él puede convertir tu vida en un hermoso signo de esperanza para el mundo. ¡Coopera con Él! (www.catholic-link.com)”
7 comentarios
La primera era un lago muy tranquilo. Este lago era un espejo perfecto donde se reflejaban las plácidas montañas que lo rodeaban. Sobre éstas se encontraba un cielo muy azul con tenues nubes blancas. Todos los que miraron esta pintura pensaron que esa reflejaba la paz perfecta.
La segunda pintura también tenía montañas. Pero éstas eran escabrosas, rocosas y descubierta. Sobre ellas había un cielo furioso del cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos. Montaña abajo parecía retumbar un espumoso torrente de agua. Todo esto no revelaba para nada lo pacífico. Pero cuando el rey observó cuidadosamente, miró tras la cascada un delicado arbusto creciendo en una grieta de una roca. En este arbusto se encontraba un nido, y allí, en medio de la violenta caída de agua, y de los rayos y los truenos, estaba sentado plácidamente
un pajarito en su nido: paz perfecta.
El Rey, después de estudiar cuidadosamente ambas pinturas, escogió la segunda. Y explicó que la Paz no significa estar en un lugar sin ruidos o sin problemas o sin trabajo duro o sin dolor. Paz significa, dijo, que a pesar de estar en medio de todas esas cosas, reine la dignidad, la serenidad y la virtud en nuestro corazón.
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Buen observador, el rey.
Gracias,
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¡Bendita perseverancia la del borrico de noria!Siempre al mismo paso. Siempre las mismas vueltas. Un día y otro: todos iguales. Sin eso, no habría madurez en los frutos, ni lozanía en el huerto, ni tendría aromas el jardín. Lleva este pensamiento a tu vida interior. Camino, 998
Pensad en las características de un asno, ahora que van quedando tan pocos. No en el burro viejo y terco, rencoroso, que se venga con una coz traicionera, sino en el pollino joven: las orejas estiradas como antenas, austero en la comida, duro en el trabajo, con el trote decidido y alegre. Hay cientos de animales más hermosos, más hábiles y más crueles. Pero Cristo se fijó en él, para presentarse como rey ante el pueblo que lo aclamaba. Porque Jesús no sabe qué hacer con la astucia calculadora, con la crueldad de corazones fríos, con la hermosura vistosa pero hueca. Nuestro Señor estima la alegría de un corazón mozo, el paso sencillo, la voz sin falsete, los ojos limpios, el oído atento a su palabra de cariño. Así reina en el alma. Es Cristo que pasa, 181
¡Ojalá adquieras —las quieres alcanzar— las virtudes del borrico!: humilde, duro para el trabajo y perseverante, ¡tozudo!, fiel, segurísimo en su paso, fuerte y —si tiene buen amo— agradecido y obediente. Forja, 380
Sigue considerando las cualidades del borrico, y fíjate en que el burro, para hacer algo de provecho, ha de dejarse dominar por la voluntad de quien le lleva...: solo, no haría más que... burradas. De seguro que no se le ocurre otra cosa mejor que revolcarse en el suelo, correr al pesebre... y rebuznar. ¡Ah Jesús! —díselo tú también—: ut iumentum factus sum apud te! —me has hecho tu borriquillo; no me dejes, et ego semper tecum! —y estaré siempre Contigo. Llévame fuertemente atado con tu gracia: tenuisti manum dexteram meam... —me has cogido por el ronzal; et in voluntate tua deduxisti me... —y hazme cumplir tu Voluntad. ¡Y así te amaré por los siglos sin fin! —et cum gloria suscepisti me! Forja, 381
Niño, pobre borrico: si, con Amor, el Señor ha limpiado tus negras espaldas, acostumbradas al estiércol, y te carga de aparejos de raso y sobre ellos pone joyas deslumbrantes, ¡pobre borrico!, no olvides que "puedes", por tu culpa, arrojar la hermosa carga por los suelos..., pero tú solo "no puedes" volvértela a cargar. Forja, 330
Mira qué humilde es nuestro Jesús: ¡un borrico fue su trono en Jerusalén!... Camino, 606
Te entendí bien, cuando concluías: decididamente casi no llego a borrico..., al borrico que fue el trono de Jesús para entrar en Jerusalén: me quedo formando parte del montoncillo vil de trapos sucios, que desprecia el trapero más pobre. Pero te comenté: sin embargo, el Señor te ha elegido y quiere que seas instrumento suyo. Por eso, el hecho —real— de verte tan miserable, ha de convertirse en una razón más, para agradecer a Dios su llamada. Forja, 607
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Muchas gracias, Javiergo, siempre aprendo algo nuevo de ti.
¿No le da un poco de pudor ?
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augur,
Es lo que ha pensado que estoy haciendo? Imagínese que ni siquiera yo lo habría sospechado.
El burro es un animal con muchas cualidades , y aunque fuera el que llevó al Señor a Jerusalen , nunca se podria comparar con alguien que da testimonio cada dia de su Fe y amor a Dios en los tiempos que corren.
Asi que animo y gracias al Creador por lo que somos.
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Leo, resulta que la positio (Positio super virtutibus) es un documento o conjunto de documentos utilizados en el proceso por el cual se declara una persona venerable , el segundo de los cuatro pasos en el camino hacia la santidad católica romana.
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