"La nueva evangelización necesita substancia", Tommaso Spinelli
Muchos se habrán enterado pero como hasta hoy me entero, les traigo lo que leyendo a Sandro Magister en su informe sobre el Sinodo de los Obispos recién clausurado, destaca por lo que fue celebrado por los concurrentes con el más efusivo aplauso dentro de la actividad.
Es la que será la memorable intervención de Tommaso Spinelli, un joven de 23 años, catequista de jóvenes en Roma, quien -así como de los obispos- de mis queridos lectores arrancará, de seguro, un fuerte y prolongado aplauso.
“La nueva evangelización necesita substancia: unas catequesis de espesor que sepan decir algo serio a nuestra vida. La nueva evangelización necesita substancia pero también, y sobre todo, vidas de espesor, que muestren con los hechos la solidez que tiene quien es cristiano.
Con mayor razón hoy que las familias están desunidas y con frecuencia abdican de su tarea educativa, los sacerdotes son un testimonio para los jóvenes de la fidelidad a una vocación y la posibilidad de elegir una manera de vivir alternativa y más bella respecto a la que propone la sociedad. Sin embargo, lo que me preocupa es que estas figuras de espesor se estén convirtiendo en una minoría.
El sacerdote ha perdido confianza en la importancia de su ministerio, ha perdido carisma y cultura. Veo sacerdotes que se adaptan al pensamiento dominante. Y lo mismo sucede en las celebraciones litúrgicas: cuando intentan ser originales acaban siendo insignificantes. Sacerdotes, os pido que encontréis la valentía de ser vosotros mismos.
No temáis, porque si sois auténticamente sacerdotes, si proponéis sin miedo la verdad de la fe, los jóvenes os seguiremos. De hecho, hacemos nuestras las palabras de Pedro: “Señor, ¿a quién iremos? ¡Sólo tú tienes palabras de vida eterna!” Y nosotros tenemos un hambre infinita de algo eterno y verdadero.
“Por tanto, propongo:
1) Aumentar la formación, no sólo espiritual, sino también cultural, de los sacerdotes. Con demasiada frecuencia vemos a sacerdotes que han perdido el papel de maestros de cultura que les hacía importantes para toda la sociedad. Hoy, si queremos ser creíbles y útiles, debemos volver a tener buenas herramientas culturales.
2) Redescubrir el Catecismo de la Iglesia Católica en su carácter conciliar: en concreto la primera parte de cada sección, donde los documentos del Concilio iluminan los temas tradicionales. De hecho, el Catecismo pone con sabiduría como premisa a la explicación del Credo una parte inspirada en la ´Dei Verbum´, en la que se explica la visión personalista de la revelación; a los sacramentos, la ´Sacrosantum Concilium´, y a los mandamientos, la ´Lumen Gentium´, que muestra al hombre creado a imagen de Dios. La primera parte de cada sección del Catecismo es fundamental para que el hombre de hoy sienta la fe como algo que le afecta de cerca y sea capaz de dar respuestas a sus preguntas más profundas.
3) Por último, la liturgia se olvida y se desacraliza con demasiada frecuencia: hay que volver a ponerla con dignidad en el centro de la comunidad tanto parroquial como territorial".
Ahora si, venga ese aplauso!
15 comentarios
Mi aplauso a Tommasso Spinelli. Todos somos responsables de la nueva evangelización, cada uno en su puesto, haciendo lo mejor que pueda lo que Dios le pide a cada uno.
A unos les pedirá predicar en alta voz, a otros poner algún comentario cristiano en una web católica que anime a la tarea evangelizadora, hacer algún sacrificio al parecer insignificante como fumar menos o dejar de fumar, tomar menos copichuelas, ser menos coqueto, estar menos pendientes algunas mujeres de zapatos, bolsos y complementos, etc....
En fín cumplir cuanto mejor podamos la voluntad de Dios. Solo tendremos espesor católico si estamos bien alimentados por los sacramentos y cumplimos la voluntad del Padre celestial, a la cual si no me equivoco llamaba Cristo su comida y bebida.
No sé en Hispanoamérica, pero en España tenemos MILES de sacerdotes con dos y tres carreras universitarias que NO HAN LOGRADO UN SOLO CONVERSO EN TODA SU VIDA.
Tener montones de carreras y mucha formación cultural no se traduce en evangelización. Si a mí me dicen "¿qué prefieres: 5 adolescentes que han hecho un par de cursos de nueva evangelización o 6 curas catedráticos de distintas temáticas?" yo respondo "dame los adolescentes y me prestas un cura, aunque sea analfabeto, que confiese y haga misa".
Respecto al Catecismo y a la Liturgia... son cosas buenísimas para los ya practicantes y convertidos. No sirven para los alejados. Para llegar a ellos (salvo casos milagrosos de "era ateo, vi una misa, me convertí") antes hay que pasar por Kerygma, nueva evangelización, comunidad acogedora, etc, etc...
A ver si lo que el joven Spinelli llama "sustancia" es simplemente "intelectualismo".
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Señores Sacerdotes, Abades, Vicarios, Arzobispos, Obispos y demás creyentes de verdad... un argumento a Favor de Jesús (o de Dios) no es, en absoluto, un argumento en contra de la razón. En este sentido, la Fe puede y debe ser explicada porque es racional.
Parezco inclinado a admitir que se puede llegar a la verdad mediante un proceso racional (siempre que sea lo bastante racional o bastante prolongado). Es decir, creo que los hombres se dejan guiar por la razón, por la verdad, por la argumentación.
Y también parto de la idea de que todas las almas (de toda la gente corriente, sencilla, humilde, trabajadora, bondadosa…) son tan importantes para Jesús (o para Dios) como la de aquellos que no lo son (‘no vengo para llamar a justos, sino a pecadores’) .
Aún así me pregunto: ¿de dónde puede esa gente sacar tiempo para la gran cantidad de pensamientos, reflexiones y razonamientos que se necesitan para hallar la verdad?
Y la conclusión que extraigo es que la mayoría deben recibir las verdades divinas de manera milagrosa (por medio de la gracia del Espíritu Santo) o por exquisita educación (formación… -¿de quién?) o la mayoría de ellos no la recibirán nunca de ningún modo.
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Yo, si bien he comprendido, se refiere más a que vivamos de tal manera la fe que incida sobre la realidad. Ni intelectualismo ni sentimentalismo sino cada uno en la justa medida, no más.
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Está seguro, Eric Culpe?. Eso que ha dicho es como decir que ya no necesitan conversión.
:)
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Uhh, me van a disculpar usted y todos los filo-lefebvristas que me lean pero así como no hay una misa verdadera y una falsa tampoco hay una evangelización antigua ni otra nueva.
Ustedes alardean de que a través de la forma extraordinaria bastaría para convertirnos, pues no es así ya que tendríamos en ustedes, por asistir a misa antigua, a los católicos más allegados a la gracia que jamás habría podídose conocer lo cual es clarísimo que no lo son. Están tan o más pagados de soberbia que cualquiera que asista diariamente a un plagado de abusos novus ordo.
Ya lo decia Jesus , amaos los unos a los otros como Yo os he amado , para que al veros crean .
Los que no sienten a Jesus, poco entenderan si todo se limita a decir palabras o liturgias , los testimonios se han de hacer con hechos para que lleguen aconvencer.
Y claro está, si tenemos sacerdotes que sientan el evangelio , mejor que mejor .pues a Dios , y en mi opinión no se le enseña , mas bien se le siente , y este sentimiento es el que se trasmite.
Lo que está fallando es el sentirlo , y vivir en consonancia , esto si que es evangelizacion.
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Correcto, María Isabel, todavía muchos vivimos como si Jesús fuese una idea y no una persona. Hasta que no sea con El nuestra vida una de trato diario con una persona real, ni sentida ni pensada valdrá nuestra existencia para dar testimonio.
El cristiano no nace de un repollo, ni lo trae la cigueña. Normalmente tiene buenos modelos sacerdotales y laicales que lo ayudan a ser como es. Aquí tienen un reportaje en italiano que le hicieron a Tommaso Spinelli donde explica en qué modelo sacerdotal se inspiró para redactar su intervención en el Sínodo: http://lavignadelsignore.blogspot.com.ar/2012/11/tommaso-spinelli-la-vigna-del-signore.html
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Gracias, Carlos, siempre es mejor recurrir a las fuentes.
El mensaje nunca va a cambiar, sólo cambia la forma. El Señor a veces hablaba con pescadores, otras veces con campesinos, a veces con mercaderes y otras con religiosos, a todos les decía lo mismo, pero con palabras distintas.
La "sustancia" es, ha sido y seguirá siendo siempre la Buena Noticia. Cuando despojamos a la evangelización de la sustancia, nos quedamos en palabras huecas. Cristo no podía emperrarse en usar sólo la parábola de la semilla de mostaza y quedarse allí para siempre: habría perdido sustancia en beneficio de una bonita parábola. Bonita, pero sin sentido.
Han pasado generaciones desde que alguien vio la última semilla de mostaza. La parábola ya no se entiende, pero la sustancia sigue estando allí. A nosotros nos corresponde extraer esa sustancia y hacer una nueva parábola.
¿Y qué es el Evangelio?... (caray, otra pregunta facilita) Son un conjunto de libros que nos hablan de la existencia de un personaje (Jesús) que destacó de forma notable, sobresaliente, en la historia de la humanidad… y que después de muerto, resucitó.
¿Porqué es necesario anunciarlo?... (otra fácil) Pues porque hay gente que no lo conoce y otra mucha lo conoce mal; es decir, repite los gestos de la Fe (mecánicamente) y estos no se corresponden con su acogida real ni con la adhesión a su figura… ¡como no va a ser necesaria una nueva evangelización! ¡Al contrario, es imprescindible!
¿Qué anunciar?... (pregunta chupada) A Jesús: su nombre, su vida, su persona, sus promesas, el camino que nos ha indicado… y el reino que nos ha legado.
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Para su próximo comentario limítese a utilizar sustantivos sin adjetivos calificativos. Por favor.
Por lo demás, mire, si THE GAME IS OVER, mejor por usted y por mi.
Hombre de poca fe!
El Evangelio no es un conjunto de libros, ni Jesús es un personaje.
Si lo quiere poner tan simple, el Evangelio es una buena noticia: Que la muerte no es el fin.
Eso fue demostrado por el Hijo de Dios, quien nació, murió y resucitó y su historia aparece relatada en ese conjunto de libros al que usted se refiere, junto con otras enseñanzas que nos muestran el camino a la vida eterna.
Esa Santidad se traduce en cada uno, según sus talentos y vocación, en una vida integra, mayor formación, real compromiso... siendo Luz verdadera en el candelero.
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