Semana Santa: el disco duro también lo carga el diablo
Es que vienen días muy cargaditos de cosas. Desde hoy, y hasta el domingo de pascua de resurrección, en cada parroquia andamos medio locos preparando la liturgia sin reparar en detalles. En apenas doce días tenemos por delante qué menos que una celebración penitencial, domingo de ramos, triduo pascual con sus oficios propios más otras devociones como el via crucis o la hora santa, muy probablemente rezo comunitario de la liturgia de las horas, amén de otras peculiaridades de cada parroquia o comunidad como procesiones o actos propios de culto.
Añádase a todo esto lo que, perdón por la licencia, servidor denomina “escenografía” de estos días: ramos, cirios, cruz procesional, manteles que se ponen, se quitan, se cambian, flores que hay, luego no hay, posteriormente sobreabundan. Incensario, naveta, hisopo, paño humeral, capas pluviales. Luces que ora mejor tenues, ora todas y con campanas. Ojo a la jarra y la jofaina, al monumento… Que haya aceite para las velas, y cirio pascual, y velitas para la vigilia.
Seguimos con los libros litúrgicos: leccionarios, evangeliario, misal, libro de la sede, oración de los fieles, rituales. Busquemos responsables, lectores, monitores… habida cuenta de que en algunos lugares es un hervidero de fieles y en otros se nos van al pueblo o a su segunda residencia y nos quedamos casi en cuadro.
Solo con leer esto seguro que ya se están estresando. Pues no he terminado. Porque me faltan muchas cosas. Por ejemplo, preparar las homilías de todos esos días. Por ejemplo, la hora santa del jueves y el via crucis del viernes. Alguna monición, y miren que no me gustan, pero que en celebraciones especiales pueden ser útiles.
Pues justo aquí, justo en este momento, es cuando el señor cura, desbordado entre las señoras –siempre esas benditas señoras- que no encentran ese mantel que colocamos el año pasado y venga a ver qué parece el monumento, el coro que discrepa en cuanto el canto de comunión y usted qué opina, las flores que acaban de llegar y que a ver si estos días se pasa por casa a llevar la comunión a mi madre y a la mía y a … Accede a la carpeta “documentos” del disco duro de su ordenador, lee “jueves santo” y casi sin más echa un vistazo, cambia la fecha e imprime… Nos valen las moniciones del año pasado y las preces. Y también se puede aprovechar la hora santa del 2012. Y para la vigilia pascual tomo las moniciones del 2012 también que son suficientes.
Pero claro, llega la celebración y ¡un año más! como hemos ido a toda prisa volvemos a pedir en la oración de los fieles por el papa Benedicto y nuestro obispo Antonio María, o hacemos una monición dando gracias por la reciente elección de Francisco… Estas cosas se las cuento porque me han pasado. Por eso pido que este año nos olvidemos del disco duro y del copia y pega y hagamos el esfuerzo de que las cosas sean diferentes.
Para empezar, la oración de los fieles la tomamos del libro propio. Un problema menos. Las moniciones, a ver si somos capaces de suprimirlas convencidos de una vez que no hay mejor monición que unos gestos realizados correctamente. Para el via crucis hay textos preciosos, sin necesidad de quebrarse la cabeza y otro tanto para la hora santa.
Pero volver a las moniciones del año 2012, a las peticiones del 2010 y a un esquema de hora santa preparado por el reverendo padre Fulanez para el año santo tiene mucho peligro. Y esto se lo advierto, como dirá un buen amigo mío, no por experiencia… sino porque me ha pasado.
7 comentarios
Efectivamente, la preparación importantísima, pero el Señor provee, y cuando algo sale mal y se nos pone la cara de un color por momentos blanco, bermellón,o de lechuguino pálido, siempre, siempre, está Cristo al quite, que para eso es el Maestro, y Él es el que remata la faena, y los demás, que no pasamos de monosabios, nos tenemos que quitar el sombrero o la gorra. Cristo siempre sale por la puerta grande, porque Él lo da todo en su "faena" y los tendidos lo saben, lo agradecen y se animan, y de qué forma. Perdón por los símiles taurinos D. Jorge, pero a veces, estas cosas del teclear tiran por donde menos se lo espera uno.
Un abrazo.
Creo que lo católico es preparar las cosas y esforzarse como si todo dependiera de nosotros, y pedirle al Señor su ayuda, como si todo dependiera de Él. Eso es lo que me enseñaron.
Al final resulta que nuestro esfuerzo está sostenido (e impulsado) por su gracia, cosa que tenemos que tener en cuenta para evitar cualquier pensamiento de autocomplacencia. Creo que ese es el punto.
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