La gente nos quiere porque nunca hemos intentado convertir a nadie
Creo que necesitamos hacer en la Iglesia una seria reflexión sobre cuál debe ser nuestro papel en países islámicos. Creo que las posibilidades se reducen bastante: atender la fe de los pocos cristianos que en ellos viven, dedicarnos a obras de caridad, anunciar explícitamente el evangelio.
Las tres cosas. Si a un país musulmán acude una comunidad religiosa, unos sacerdotes creo que una misión es sostener y fortalecer la fe de los católicos que en ellos viven, que entiendo no debe ser fácil. Pero ineludiblemente vamos para anunciar explícitamente el evangelio y tratar de convertir a la gente a Cristo cumpliendo el mandato del Señor de “id por todo el mundo y haced discípulos” según nos recuerda el decreto “Ad gentes” del concilio Vaticano II: “La razón de esta actividad misional se basa en la voluntad de Dios, que “quiere que todos los hombres sean salvos y vengas al conocimiento de la verdad. Porque uno es Dios, uno también el mediador entre Dios y los hombres, el Hombre Cristo Jesús, que se entregó a sí mismo para redención de todos”, “y en ningún otro hay salvación”. Es, pues, necesario que todos se conviertan a Él, una vez conocido por la predicación del Evangelio, y a Él y a la Iglesia, que es su Cuerpo, se incorporen por el bautismo”. “Pues aunque el Señor puede conducir por caminos que El sabe a los hombres, que ignoran el Evangelio inculpablemente, a la fe, sin la cual es imposible agradarle, la Iglesia tiene el deber, a la par que el derecho sagrado de evangelizar, y, por tanto, la actividad misional conserva íntegra, hoy como siempre, su eficacia y su necesidad”.
Otra cosa son los medios a través de los cuales se anuncia el evangelio, que necesariamente han de ser los de siempre: la caridad con los hermanos (“mirad como se aman”) y el anuncio explícito de la nueva vida en Cristo: “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? (Rom 10,14).
La predicación en países islámicos siempre ha sido difícil. Los primeros cinco hermanos enviados por Francisco de Asís a Marruecos fueron degollados. El mismo Francisco anunció explícitamente el evangelio al sultán de Egipto. Santa Teresa de Jesús tenía el sueño de ir a país de moros a sufrir el martirio. Esto no es nuevo. Nuestra fe está regada por la sangre de los mártires desde el inicio de la Iglesia: “hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”.
Es difícil pero hay que hacerla, aunque comprendo que no todos tenemos la fe y el valor de afrontar un posible martirio por la causa de Jesús. Los hay que sí, bendito sea Dios por ellos.
Dicho todo esto me sorprende leer hoy el testimonio de sor Mercedes, superiora de las hermanas de María Inmaculada en Melilla y con una dilatada experiencia de hacer el bien en un barrio musulmán marginal: “La gente nos quiere porque nunca hemos intentado convertir a nadie".
Supongo que esto no es fácil comprenderlo desde una parroquia de Madrid. Pero pienso en las palabras de Cristo, en el testimonio mártir de los apóstoles y tantos cristianos en la historia de la Iglesia, en la doctrina de la Iglesia especialmente el concilio, el testimonio de san Francisco de Asís, de sus primeros mártires, y me digo que algo no me encaja. Simplemente eso.
Benditas hermanas que se dejan su vida entre los más pobres de Melilla sin importar fe ni condición. Quizá es lo único que se puede hacer y lo que se debe hacer. Soy el primer enemigo del proselitismo a cualquier precio. Pero eso de que nos quieren porque nunca hemos intentado convertir a nadie he de reconocer que me ha dejado abiertos algunos interrogantes.
38 comentarios
Y una cosa es segura. El cristiano que PRESUME de no haber querido convertir a nadie a Cristo traiciona al propio Cristo. Así de simple.
Es probable que Sor Mercedes se refiriera a que acojen a todos sin imponerles nada, como sucedía con los hermanos benedictinos del Atlas, aunque después sean asesinados por los fanáticos de turno sin tener en cuenta el bien que les hayan hecho.
Para que se me entienda, Cristo muere en la cruz para salvar a todos y esa monja presume de no querer que la gente conozca a Cristo y se convierta. ¿Cómo cabe calificar tal hecho?
Convertir la penuria en salud ¿no es convertir? Y penuria de corazón sería no agradecerlo y no preguntarles su verdadera razón para hacerlo. Entonces, si no fuera por el amor de Jesús ¿por qué?
Lo expondré en forma de inferencia, para que se vea mejor la incongruencia. Que no lo es solo por contravención del mandato evangélico, sino por simple lógica práctica.
(1) Si el mayor bien del hombre es conocer (y seguir después de ser conocido) el Evangelio, conocer a Cristo, conocer su Iglesia y pertenecer a Ella, Sacramento de Salvación. Mucho más (infinitamente más) que tener salud o comer, porque Dios mismo es el Bien Infinito, que excede infinitamete a cualquier otro bien posible.
(2) Si el católico ha de amar a su prójimo, y practicar ese amor.
(3) Si quien ama de verdad a su prójimo desea el mayor bien posible para él y se lo procura.
y
(4) Si, en definitiva la acción (misionera, sobre todo) de la Iglesia (los católicos) en la sociedad se reduce a ser una ONG más, más comprometida y eficaz que las demás; pero cuyo fin (por no "molestar" al personal, por ser "tolerante", por "respeto a las creencias ajenas", etc.) ha de reducirse a subvenir a las necesidades materiales del prójimo menesteroso (materialmente), sin tratar sobre todo y ante todo de que conozca y luego posea el mayor bien para él, que es Dios mismo (su Palabra) a través de su Iglesia...
Entonces
(5) Estamos cayendo en una monumental incongruencia.
Esto es en el fondo lo que los enemigos de la Iglesia desean, para erradicar la influencia moral de la Iglesia en la sociedad: Que esta se reduzca a una mera sociedad filantrópica; pero que permanezaca calladita sobre Fe y Moral, que de eso ya se encargan, los profesionales de la Ingeniería Social laicista, en su deseo de transformar el Mundo en algo donde el Catolicismo sea un fósil, una inanidad, una irrelevancia.
Esa es una victoria del enemigo sobre la Iglesia, que jamás debemos permitirle. Controlan (en su mayoría, respecto de todo lo que sigue) los medios de enseñanza, controlan las editoriales, controlan las cátedras universitarias e impiden (con el comodín-idea-fuerza de la "tolerancia" hacia "otras formas de pensamiento y fe") que la influencia moral, doctrinal (y, en definitiva, evangelizadora) de la Iglesia en la sociedad tienda a 0.
El Evangelio es claro respecto de la misión fundamental de la Iglesia en el Mundo, y es clarísimo también con quienes desprecian la Palabra de Dios que la Iglesia predica y enseña. Pero en ningún sitio nos dice que debamos "respetar" en antievangelio o la ignorancia del mismo, ni que debamos abstenernos de evangelizar porque "hay que respetar el error teológico -religiones falsas- , la ignorancia o la susceptibilidad del interlocutor". Eso sería monstruoso. Eso sería una infame corrupción del fin esencial de la Iglesia Católica en el Mundo.
Expuesto resumidamente: La anticatólica (o al menos acatólica) e impía sociedad actual pretende aprovecharse del enorme potencial caritativo que la Iglesia genera/actualiza; pero sin que tolere que esta dé a conocer la ínclita fuente ubérrima e inagotable de dicho potencial: Cristo y su Evangelio.
Si a mi barrio, bastante pobre, llegase una congregación de monjas y no hiciesen nada por convertir a los demás ni hablasen de Jesus en ningún momento, sino que simplemente funcionasen exáctamente igual que cualquier otra ONG... Les aseguro que atraerín mucha más gente que la parroquia que hay a la que no va nadie, en la que el pobre cura siempre está predicando sin que nadie le haga caso y en la que se organizan jornadas, retiros, charlas, seminarios y múltitud de actividades muy interesantes a las que nadie acude, pese a ser perfectamente acordes a la ortodoxia católica y estar muy bien organizadas.
¿Ser como una ONG y simplemente decir algo de nuestra fé cuando nos lo pregunten? ¡A mi me parece una excelente opción!
----
Mt 21, 28-31a
«¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos y, dirigiéndose al primero, le dijo: "Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña". El respondió: "No quiero". Pero después se arrepintió y fue.
Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo y este le respondió: "Voy, Señor", pero no fue.
¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?».
--------
Quizás la expresión de las monjas fue tan desafortunada como la de primer hijo, que dijo "no quiero", pero lo hizo. Para el común de los mortales pecadores como su servidor, alcanzar una sola conversión sería una gracia extraordinaria.
"No son los que me dicen: «Señor, Señor», los que entrarán en el Reino de los Cielos".
digitalmelilla.es/index.php/sociedad/social/2182-educacion-firma-varios-convenios-con-las-religiosas-de-maria-inmaculada-para-la-atencion-a-desfavorecidos
www.diocesismalaga.es/index.php?mod=content&secc=view&id=2011071701
www.periodistadigital.com/religion/solidaridad/2014/03/22/padre-angel-desde-melilla-vienen-buscando-la-tierra-prometida-y-no-se-si-la-encontraran-iglesia-religion-mensajeros-paz-africa-emigracion.shtml
Es en la última noticia en la que sale la afirmación de sor Mercedes que cita don Jorge. Lo hace de pasada, en medio de un publirreportaje a la visita del "padre Ángel" a Melilla, a potenciar algunas ONG católicas, hacerse fotos, reunirse con Buxarrais y dar su opinión sobre la inmigración. No se habla mucho en ese reportaje de la labor de estas hermanas, ni se añade ningún detalle más.
Desde la lejanía, la interpretación no es fácil. Yo entiendo que, dado que las hermanas viven en un barrio musulmán (el más deprimido de la ciudad), el no predicar el evangelio ha servido para ser bien aceptadas por la población (ser "queridas"). La razón es que un musulmán está obligado por sus doctrinas a alejarse de aquellos predicadores cristianos que intenten convertirle (y si vive en un país confesionalmente musulmán, como lo son casi todos en los que son mayoría, debe denunciar al predicador a las autoridades, para que le castiguen por predicar a musulmanes). Al no intentar predicarles el evangelio, los musulmanes del barrio no tienen que poner a prueba su conciencia: si aceptar los bienes materiales y la ayuda que las religiosas les prestan, o seguir su fe y alejarse de ellas.
Si así fuera; si las hermanas predicaran explícitamente a Cristo mientras hacen su labor (y hacer el bien sin hablar de Cristo es hacer el trabajo del cristiano a medias) ¿qué harían los musulmanes del barrio?
Yo apuesto porque la mayoría no se acercaría más a las iniciativas, y los que siguieran acudiendo, lo harían furtivamente o de noche, de forma que sus vecinos no se enteraran.
La razón es que, para los musulmanes, su fe es más importante que sus condiciones materiales (y eso no quiere decir que no padezcan por la miseria como todos). A nosotros nos resulta difícil de creer, pero para las comunidades musulmanes norteafricanas, su fe es un elemento nuclear.
Las monjas no quieren ponerles en la tesitura, y evitan la evangelización.
No sabría decir si la hermana Mercedes hace esa afirmación como simple constatación de un hecho, o si lo dice con orgullo. Es muy distinta una cosa de la otra.
Creo que hay que ser prudente antes de juzgar desde la distancia. Tampoco sé si se puede extrapolar la situación especial de las monjas (instaladas voluntariamente en un barrio musulmán de una ciudad española) con otro tipo de realidades eclesiales en sociedades mayoritariamente musulmanas.
La reflexión más poderosa que me suscita esta noticia es la fortaleza en su fe de los musulmanes: prefieren seguir sufriendo carencias materiales que violentar un precepto de sus creencias. Tal vez porque han situado correctamente el orden de la fe espiritual y las posesiones materiales. No deja de ser una forma especial de "martirio".
Los cristianos, incluso los "practicantes" hemos olvidado ese orden correcto de prioridades, y nos parece mucho más escandaloso no tener agua corriente o vacunas que ofender a Dios. En cuanto a la capacidad martirial... aparentemente está en horas bajas.
Cada uno podrá extraer sus propias conclusiones. Lo que sí es cierto, en cualquier caso, es que las hermanas de María Inmaculada en Melilla se hallan allí para atender a los más desfavorecidos, y no en misión. La pregunta es ¿puede un católico, en cualquier circunstancia que se halle (y por muy loable que sea) renunciar voluntariamente a la misión? ¿es legítimo callar sobre la Buena noticia de Cristo a cambio de poder poner en práctica sus enseñanzas de amor al prójimo? ¿Querría Cristo que optáramos entre predicar el Evangelio o ser como el Buen samaritano?
Estaría bien que los pastores de nuestra Iglesia trataran el tema más a menudo, y sobre todo, que diesen indicaciones claras a los fieles.
"Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. Y ¡AY DE MÍ SI NO PREDICARA EL EVANGELIO!" (1ª Cor. 9 16).
Así que "el que tenga oídos para oír, que oiga." (Mc. 4, 9).
"La Fe se propone, no se impone": no confundamos "proponer" con "imponer", son dos cosas muy diferentes. Hay que "proponer" a todas horas y en toso los lugares de una forma u otra... Quizás el comentario de esta monja va en este sentido y no en otro.
El buen Samaritano se merece el apelativo «buen» a pesar de ser samaritano, y no gracias a serlo.
En segundo:
Podría poner realmente muchos casos de «azotes dialécticos», pero creo que al caso los más relevantes son:
1.- Tolerancia.
Si algo se tolera es por que es malo, sino, hablamos de cualquier otra cosa menos de tolerancia.
Yo soy intolerante, y me enorgullezco de ello. Soporto, y lo hago por Amor. Son cosas distintas.
2.- Proselitismo.
En la publicidad, para denominar al exceso se ha acuñado la palabra spam (que originalmente es una marca de carne enlatada de muy mala calidad), y la publicidad sigue teniendo su significado.
Pero a la Iglesia le han enhebrado el burro, y han tratado de forma despectiva el término proselitismo para avergonzarle, con lo que ahora se úsa para denominar el exceso, y en lugar de la palabra original, hemos tenido que acuñar otra: evangelizar.
3. Matrimonio.
No es necesario que recuerde que ahora están llamando a cualquier cosa matrimonio. ¿Vamos a permitir que también nos lo roben?
Jaque mate.
Lo siento, pero no se necesita ser cristiano para sostener una ONG de ayuda a los necesitados.
la Iglesia catolica debe abandonar esa pasividad, esa "correccion politica" impuesta por malos teologos y salir a predicar. Ya lo dijo Cristo: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios"
No soy un experto en esto, pero supongo que todo proceso evangelizador supone un doble movimiento: el misionero se da a conocer como persona, se hace un hueco ayudando a la comunidad, se comienzan a entablar relaciones afectivas de ayuda, de cariño, de amistad, de confraternidad y, en todo ese proceso, el alma de ambas partes se va abriendo de un modo especial y profundo. Ese paulatino acercamiento íntimo, personal, moral y espiritual, propicia de algún modo la curiosidad por el extraño que es tan bueno con nosotros. Y es ahí cuando, supongo, se puede hablarles con toda naturalidad de la causa que motivan sus acciones.
En territorios donde la conversión está taxativamente prohibida, este acercamiento espiritual está vedado. Solo puede darse la ayuda material o humana, pero no la realidad afectiva que la fundamenta. Por así decir, el proceso se trunca en su desarrollo, y lo que podía ser una relación profunda de las almas en búsqueda del origen de todo bien, queda desvirtuado en una ayuda benéfica. No puede darse esa apertura, esa curiosidad que siempre se suscita ante alguien que actúa con gratuidad y desprendimiento hacia nosotros.
A pesar de todo, en este caso, no siento que haya nada criticable, salvo una expresión desafortunada. Es muy posible que esté equivocado.
Mira que soy ateo, pero entiendo que cualquier misionero que esté en países musulmanes se juega la vida por el mero hecho de estar allí.
He estado en Tánger y he conocido a franciscanos que se ocupan de niños enfermos desahuciados por sus familias, algo que me parece totalmente loable.
Ellos saben que si públicamente reconocieran que uno solo de esos niños ha sido bautizado el rey de Marruecos los expulsaba del país.
La labor de esa gente es heroica, silenciosa, peligrosa y discreta.
Y eso lo digo yo, el ateo, que no tiene dudas que despejar, ni tampoco ninguna gana de sembrar dudas sobre los franciscanos in partibus infidelium.
«Yo actúo así, por que creo en Dios, creo que Él me ama», etc: Este testimonio es más que suficiente en un lugar difícil.
No sé qué dicen las leyes de Melilla, pero conozco varias oficinas donde es prohibido evangelizar. Casi diría que todas: básicamente el 90% de nuestro tiempo de vigilia tenemos prohibido hablar de Dios si queremos conservar nuestro empleo que en muchos casos significa nuestra vida y la de nuestra familia.
Es admirable que haya gente dispuesta al martirio civil por hablar del Evangelio.
Hay una bella canción que dice: ¡Ay de mí, si no anunciara el Evangelio...!
Buen fin de semana.
Bajo las circunstancias en las que se mueven estas religiosas, probablemente lo único que queda es evangelizar con el testimonio de la conducta personal (una evangelización “silenciosamente activa”).
Testimonio tal que en algún momento despierte la curiosidad de las personas con quienes se convive , y les lleve a reflexionar y preguntarse: “cómo es la fe de estas mujeres?”, qué o quien les motiva a hacer lo que hacen?”. Claro, así se iniciaría un proceso de evangelización, cuyo siguiente paso debería ser interesarse por conocer algo más de “esta otra fe”.
Pero si tal situación no se ha dado…
Y es que si “se tira la semilla”, pero transcurrido un tiempo perentorio se constata que “no hay fruto”, cabe pensar en la posibilidad de que a lo mejor este testimonio personal no es del todo adecuado, tanto en cantidad como en calidad u orientación.
Una madre, una abuela y la niña pequeña. La abuela pregunta que dónde va a llevar a la niña al final y la madre le dice que al colegio de las monjas "Tal".
- La abuela:"Pero,¡Le van a enseñar religión!"
- La madre:"¡Qué va!tranquila, que no les enseñan nada casi"
Pues eso,la gente lleva a ese colegio de monjas a sus hijos porque no evangelizan. Como la inmensa mayoría de los colegios presuntamente católicos de este país.
¿Cuando quieren conocer más de esa otra fe, -parafraseándote-, donde obtienen respuesta?
A mi es que me parece de patio de colegio eso de , «esta señora me ha hablado de su Dios», «No, que ha sido él quien em ha preguntado»..., «Y tú más», «No, tú más»..., etc.
Que no se pueda anunciar explícitamente no interfiere con las relaciones personales, donde yo te cuento a tí lo que me da la real gana, y tú a mí, más de lo mismo.
Si los extremistas quieren acusarla de hacer proselitismo, lo van a hacer, por mucho que ella diga que no lo hace, y por mucho que no lo haga.
Ahora, también puede ser que esas declaraciones estén encaradas a una defensa. Es posible que la estén acosando. Es la única justificación que le encuentro, y entonces, creo que se le debería prestar atención a ese otro mensaje. Pero, quien sabe, no es la primera vez que oímos algo así, ya infocatólica nos ha desayunado en alguna ocasión con declaraciones similares.
Conozco a una señora que está como voluntaria, en uno de los comedores de Cáritas en Granada. En Granada como he comentado en otras ocasiones, hay una gran cantidad de musulmanes, y algunos van a comer a los comedores de Cáritas, en donde hay menús especiales para los musulmanes. Se acerca un musulmán a esta señora, y le dice que a ver cuando van a poner cordero. El cordero como es sabido, es una carne que no todas las economías se pueden permitir con frecuencia. Y hablo de economías que se pagan la comida de su propio bolsillo.
Sus autoridades religiosas no tienen comedores de caridad para ellos, porque pienso que si los hubiera, no irían a comedores católicos. Les dan un menú especial para musulmanes... pero ellos piden "que a ver cuando ponen cordero". Por pedir, que no quede.
Buen descanso.
"Para avanzar en la construcción de un pueblo en paz, justicia y fraternidad, hay cuatro principios relacionados con tensiones propias de toda realidad social".
El primero de esos principios es: "El tiempo es superior al espacio".
De este principio se dice que "es muy propio de la evangelización, que requiere tener presente el horizonte, asumir los procesos posibles y el camino largo" (Los entrecomillados están tomados todos de la Exhortación apostólica «La alegría del evangelio» (221-225).
Creo que ofrecen un marco suficiente de comprensión para que las palabras de la hermana dejen de ser incriminadas para ser comprendidas.
Y hasta donde sé, Melilla es España, y en España, hasta donde sé, no está prohibida, aún, la evangelización.
Cristo no es alguien ajeno al mundo mahometano y eso hay que aprovecharlo. Le consideran el más grande de los profetas, pero no el último. La Iglesia no da a elegir al necesitado entre la caridad y la fe, sino que ofrece la caridad y propone la fe al mismo tiempo. Una cosa es consecuencia de la otra -la primera de la segunda-. El mero asistencialismo se acaba agotando con el tiempo, creo.
El ejemplo de la Beata Teresa de Calcuta o el del padre Damián de Molokai son buena muestra de que se puede evangelizar a partir de la máxima caridad. Ojo, puede ser que se ejercite la caridad por amor a Cristo y el otro ni lo note, eso pasa mucho. Por eso hay que tratar de que conozca a Cristo, por caridad es-pi-ri-tu-al
Dejar un comentario