¿Cúando termina el deber que tienen los hijos de obedecer a sus padres?
Uno de las principales enfermedades que aquejan a nuestra sociedad es la pérdida de la autoridad de los padres sobre sus hijos. Ya sea por dejación de los primeros o por rebeldía incontrolada de los segundos, la realidad es que hemos pasado en menos de medio siglo de ver como no había un solo joven, no digamos niño pequeño, que osara no obedecer a sus padres, a ver como hay matrimonios que son incapaces de hacerse respetar y obedecer por niños y adolescentes. Eso, por supuesto, llega a otros ámbitos de la vida. Por ejemplo, a la escuela, donde la autoridad del profesor es en muchos casos una quimera.
Cito del Catecismo, que a su vez cita la Escritura:
«Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar» (Ex 20, 12).
«Vivía sujeto a ellos» (Lc 2, 51).
El Señor Jesús recordó también la fuerza de este “mandamiento de Dios” (Mc 7, 8 -13). El apóstol enseña: “Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor; porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, tal es el primer mandamiento que lleva consigo una promesa: para que seas feliz y se prolongue tu vida sobre la tierra» (Ef 6, 1-3; cf Dt 5 16).
En realidad, casi todo el mundo conoce esas citas. Ahora bien, voy a citar otro artículo del Catecismo que no es tan conocido, pero que apunta a una realidad cada vez más presente en esta época de crisis económica (negritas mías):
2217 Mientras vive en el domicilio de sus padres, el hijo debe obedecer a todo lo que éstos dispongan para su bien o el de la familia. “Hijos, obedeced en todo a vuestros padres, porque esto es grato a Dios en el Señor” (Col 3, 20; cf Ef 6, 1).
No dice “mientras el hijo sea menor de edad“, sino “mientras vive en el domicilio de sus padres“. Y hoy son muchísimos los jóvenes que siguen viviendo en casa de sus padres porque no pueden independizarse. Sin embargo, no pocos viven como si fueran realmente independientes.
Es evidente que unos padres sensatos no van a tratar a un hijo de 25 años como a uno de 16, ni a uno de 16 como a otro de 8. Es lógico que los padres consulten con mayor frecuencia o den mayor autonomía en la toma de decisiones a sus hijos según van cumpliendo años. Pero en un hogar donde todos son cristianos, tanto el de 25 como el de 16 como el de 8 tienen el mismo deber de obedecer a sus padres.
Ahora bien, ¿cuántos hogares verdaderamente cristianos quedan donde tal cosa se cumpla? Prueben a hacer leer ese artículo del catecismo a sus hijos mayores de edad que viven bajo el techo familiar. A ver qué les parece.
Ni que decir tiene que los padres tienen también el deber de educar a sus hijos en la caridad:
Y vosotros, padres, no exasperéis a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y en la enseñanza del Señor.
(Efe 6,4)Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten.
(Col 3,21)
Dios nos ayude a aumentar la santidad en nuestras familias por medio de la obediencia a lo que el Señor ha dispuesto para cada uno de sus miembros.
Luis Fernando Pérez Bustamante
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29 comentarios
Y ni falta hace mencionar cómo son en la realidad: El Principio de Autoridad ha caído en donde de suyo debe primar, an el hogar, y esa caída se va propagando al resto de la sociedad.
En tiempos antiguos los hijos debían obedecer a sus padres hasta en qué persona debían elegir para casarse. Hoy día eso se considera irrazonable y razón suficiente para invalidar el sacramento. Con la crisis educativa que existe en mi país, yo empiezo a tener serias dudas sobre la conveniencia de que los hijos obedezcan a sus padres en materia educativa y con frecuencia aplaudo los esfuerzos de rebeldía de los estudiantes contra el sistema.
Así, poco a poco, me parece que van quedando cada vez menos ambientes donde la obediencia sea útil o necesaria y me resisto a ejercer autoridad "porque sí". Si revisamos el mandamiento, Dios ordena "honrar" a los mayores, que es algo distinto de "obedecer". Se honra a quien merece honor, en la medida que lo merece. Sin duda un padre honesto, honrado y fiel merece ser escuchado y sus consejos ser seguidos, pero no veo de qué manera allí encaja la obediencia como mandato divino, a menos que uno haga un voto específico a ese respecto.
En corto, creo que la obediencia a los padres tiene sentido en cosas muy poco importantes ("levántate", "cepíllate los dientes") o en casos extraordinarios ("no metas las llaves en el enchufe"), pero que no debería formar parte vital de la educación de los hijos. En su lugar, padres e hijos por igual deben estar sujetos a la obediencia a la ley, sea esta civil o religiosa, o incluso de las normas del hogar. Si todos debemos ayudar con la limpieza, TODOS debemos ayudar con la limpieza. Obligar al hijo a barrer su cuarto si yo no lo hago con el mío, o apagar su televisor si yo no lo hago me parece más hipocresía y esclavitud que obediencia.
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LF:
Se da por hecho que si un padre pide a su hijo que se tire por un puente, el hijo no tiene por qué obedecer. Hablamos de una familia cristiana, en la que los padres son cristianos y no gente indeseable. Y por supuesto la obediencia a Dios está siempre antes que la obediencia a los padres en caso de que haya conflicto entre ambas realidades.
Fuera de casos extremos, la Escritura, la Tradición y el Magisterio son claros sobre la autoridad de los padres: "el hijo debe obedecer a TODO lo que éstos dispongan para su bien o el de la familia". Y todo es todo. No solo ir a por el pan o tener limpio y arreglado el cuarto. No hace falta hacer un voto. Hay que hacer caso a Dios, que es quien manda eso.
Y una cosa más. La honra a los padres es independiente de si la merecen o no. Un hijo JAMÁS debe deshonrar a sus padres.
Si asumimos como cierta la "obediencia para su bien o el de la familia", antes que obedecer el hijo -y el padre, por supuesto- debe conocer la diferencia entre bien y mal.
A menos que asumamos que todos los padres son perfectos e indefectiblemente sólo piden cosas para el bien, la enseñanza de la obediencia tiene más peligros que bienes. Y por decir padres digo también maestros.
En mi experiencia he descubierto que los maestros son bastante más perfectibles que los mismos padres y con mucha más frecuencia piden cosas que no necesariamente son para el bien de la familia o de los alumnos. Lamentablemente en la vida real, los hijos necesitan más entrenamiento en resistencia pacífica que en obediencia. "Examínalo todo y quédate con lo bueno" es una lección más valiosa para un estudiante que "obedece a tu maestro". En mi país, los estudiantes obedientes terminan siendo comunistas ateos y en el mejor de los casos cajeros de McDonald's. Los desobedientes tienen la opción de ser cristianos y dueños de sus empresas.
No digo que la desobediencia y la resistencia sean caminos seguros al éxito profesional y moral, pero sí creo que en la vida real, lejos de los supuestos teóricos de perfección cristiana y devoción absoluta, la formación del CRITERIO propio es mucho más valiosa que la obediencia, incluso desde edades muy tempranas.
Y en la medida que las leyes civiles se vuelven más corruptas, inmorales y anticristianas, la desobediencia empieza a convertirse en un deber.
Sin embargo, debido a que nuestra sociedad y nuestras familias están cada día más descristianizadas, es que la obediencia, va en retirada (no confío en ti ni en lo que me enseñas, por eso no te obedezco).
Si no nos apartamos de Nuestro Señor, sabemos que nuestras familias serán mejores que si nos alejamos de Él.
El problema es que eso lo sabemos nosotros, pero, ¿y los demás? ¿Nuestra sociedad? Tenemos un trabajo grande por delante.
@DavidQ: “si yo hiciera algo inapropiado o que pusiera en peligro su seguridad, no sólo tienen derecho de no obedecerme, sino obligación de detenerme por todos los medios a su alcance."
¿Por qué socavas tu propia autoridad paternal de esa manera?
¿No sabes que los niños necesitan confiar en la figura paterna para sentirse seguros y contenidos?
¿Qué clase de seguridad les da un progenitor que les plantea la posibilidad de poner en peligro su seguridad y entregarles ¡a ellos! la responsabilidad de decidir qué es riesgoso para ellos y qué no, y por lo tanto cuándo deben obedecer y cuándo no?
Una responsabilidad de ese tamaño debe siempre estar en manos adultas.
Porque llevamos décadas de vida y experiencia es que hacemos las leyes, trabajamos, manejamos el dinero, podemos casarnos, tenemos derecho a voto, podemos conducir vehículos y los menores están a nuestro cargo.
A la inversa, varios milenios de historia nos dicen que no es conveniente.
Aun Si el padre se equivoca obedecer. Es parte de un sacrifico para Dios y para uno mismo.Parte de la dignidad cristiana y parte del plan de Dios para todos nosotros. Parte del plan de la familia.
Yo parto de la realidad. La realidad es que yo no soy perfecto. Si yo supiera con absoluta precisión cuándo estoy en lo correcto y cuándo estoy equivocado, no me equivocaría. Por lo tanto, EN MI OPINIÓN es más importante que yo desarrolle el criterio de mis hijos -aún a temprana edad- a que les imponga mi autoridad.
Entre mis innumerables defectos se encuentra que soy ciclotímico (maníaco-depresivo, le decían antes). En varias oportunidades he intentado suicidarme y nada me garantiza que no vuelva a intentarlo. ¿Sería correcto que yo les dijera a mis hijos que me obedezcan siempre, incluso cuando quiera matarlos antes de matarme yo? Por el contrario, desde pequeños les he inclulcado que crean en sí mismos y que formen su criterio. En parte porque sé que eventualmente no estaré aquí para ordenarles qué hacer, y en parte porque -todos deberíamos saberlo- tarde o temprano ellos tendrán que tomar sus propias decisiones. Un hijo que sólo obedece y es incapaz de decidir, cuando pueda decidir decidirá mal y dejará de obedecer. Un hijo que sabe decidir también sabe cuándo obedecer.
Ese programa trata de hijos -algunos de menos de cinco o seis años-, que se han convertido en verdaderos salvajes que insultan e incluso agreden a sus padres delante de la cámara. Y no hijos de familias desestructuradas, nada de eso, familias en principio normales. Cuando lo vi por primera vez no podía creerlo. Niños que no habían llegado a los seis años gritando "hijos de p..." a sus padres ¡sin que estos hicieran nada, con terror a ejercer su autoridad!.
El argumento del programa es el trabajo de un señor que intenta explicar a esos chicos, con buenas razones y ejemplos la necesidad de la disciplina y la obediencia. Por supuesto, nada de nada, sobre la ofensa a Dios que supone ofender -y gravemente- a los padres. Todo el programa está muy bien intencionado, y al final incluso parece que los chavales entran en razón. Pero, a la larga ¿Vale para algo? ¿Sin el sano temor de Dios, alguien puede verdaderamente reformarse? Sinceramente creo que no.
Un autorizado comentarista del catecismo en Radio Maria explicaba a propósito de esta sentencia: El niño es un sujeto moral, no un objeto, y podría ocurrir que el niño, en conciencia, no en egoísmo, y aunque su conciencia no esté plenamente formada, perciba que se le ha dado una orden que es contraria al sentido del bien y del mal, de la verdad y la mentira. La virtud cristiana de la obediencia debe ser razonada y razonable (no una obediencia ciega) en lo que se está pidiendo.
Un saludo.
No hay nada peor para un niño ver que sus padres y su autoridad están a su mismo nivel.
Se descolocan porque la autoridad está descolocada.
Eso si, mucho amor y muchos besos, que no está reñido.
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LF:
Cien por cien de acuerdo,
Creo que la mejor respuesta a todas nuestras dudas nos las puede dar la Sagrada Escritura, que es Palabra de Dios.
Lamento que padezcas ese problema.
Me cuesta imaginar lo difícil que debe ser tu vida, y la de tu familia.
Consuela y entrega paz saber que Nuestro Señor no nos entrega cruces superiores a nuestras fuerzas.
Y conforta saber que existen personas en cualquier parte del mundo que comparten nuestra fe, y se declaran, por tanto nuestros hermanos, a quienes les importan nuestros pesares y nos acompañan en oración, que ya es mucho.
Sé que todos cuantos lean estos post orarán por ti y tu familia.
Yo lo haré también, de hoy en adelante.
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LF:
No soy kiko ni lo seré, pero les defendemos tanto que no admitimos calumnias sobre ellos. Búscate otro lugar donde escribirlas.
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LF:
Antes de responder, pregunto: ¿Hay alguien verdaderamente cristiano en esa familia?
gracias de antemano
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LF:
Si él se ha convertido de verdad y ahora es cristiano, no hay razón para que no pueda llegar a ser su marido. Tanto si sus padres quieren como si no. En eso no hay obligación de obedecer a los padres. Sobre todo si se tiene 30 años.
Fuimos hijos, y nuestros padres tambien sufrieron en ocaciones a causa de nuestra desobediencia y cada vez nos recordaban con este versiculo y obedecíamos por temor, amor y respeto a ellos y Nuestro Dios. Pero nuestros hijos con la mentalidad que tienen hoy aunque les hallamos enseñando este temor, ya no lo ven así por las amistades que tienen otras enseñanzas adquieren nuevas costumbres y hábitos y muchas veces no podemos con ellos, y he concluído que: Un día les enseñé a como debían vivir la vida con respeto, con amor con tolerancia, CON OBEDIENCIA como Nuestro Señor nos la enseñó a vivir, ahora ellos ya cumplieron 18 años y se definen como "MAYORES DE EDAD" Entonces si así es, pueden independisarse y hacer lo que ustedes crean que es mejor para sus vidas, pero así como Dios en un principio nos indicó el camino y yo me separé de El, aunque él nunca me abandonó, nunca me olvidé de sus enseñanzas, y espero que ustedes se recuerden de los valores que aprendieron de pequeños, les amo pero ellos elegieron y.........?????????
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LF:
Pues yo no soy abogado y este post es de hace años, así que es casi imposible que entre algún abogado y lea su comentario.
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LF:
Has hecho bien.
Les comento estoy casada y amo a mi esposo, es una increíble persona con defectos como yo. El punto es que no hemos podido tener hijos ya que no tenemos un trabajo estable. Ambos somos profesionistas y responsables para trabajar pero hasta ahora no hemos tenido éxito para encontrar un trabajo permanente o de base con prestaciones; debido a esto no hemos tenido familia (tengo 29 años) yo me deprimo a veces y pierdo interés en hacer las cosas que hago normalmente debido a mis ganas de ser madre, aun así trato de ser optimista y mantengo mi fé de que muy pronto tendré la oportunidad, he discutido con mi esposo por eso varias veces ya que el opina que necesitamos estabilidad economica y el desea que nos mudemos por sus deseos de estudiar maestría e irnos al extranjero y se que debo apoyar sus sueños pero no quiero sacrificar tanto por el; quiero un equilibrio. Yo pienso muy diferente a el, opino que un niño motiva y fortalece más la relacion y la esperanza de encontrar un trabajo adecuado. Otro dato que me angustia mucho es que mis padres me presionan demasiado para que ya tenga familia, se la pasan diciendo que es lo mejor para mi (según yo cuando uno se casa y vive aparte la relación es de dos) y como vengo de una familia clase media alta, me dicen que pueden sustentar las necesidades que requiere un bebe, que debe de preocuparme. Mi esposo opina que no está bien que estemos gastando el dinero de mis padres que ellos ya lucharon y es grosero depender de los suegros. A pesar de que ellos mismos nos ofrecen su ayuda. Pss el caso es que me lastiman mis padres con sus palabras que no tengo un buen trabajo por que no me esfuerzo lo suficiente y que no tengo hijos porque yo y mi esposo somos unos miedosos y no estamos seguros de nuestro amor. También mi madre como es médico me habla de las complicaciones de tener un hijo después de los 30 y le creo porque yo como maestra de cs.de la salud explico sobre las complicaciones o anomalías genéticas en la gestación. Pero ¿porque yo debo correr con tan mala suerte como para que mi hijo nazca enfermo si llego a embarazarme en 6 meses o 1 año más? No me gusta pensar negativamente. Por lo anterior yo quisiera ir con un sacerdote para que me aconseje como un amigo porque de vdd sufro. Que opinan?
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LF:
Opino que ciertamente hace falta que acuda a un buen sacerdote para pedir consejo.
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