Celebrar Ad Orientem: también Weigel y los bizantinos
La propuesta del cardenal Sarah de recuperar la práctica litúrgica de que sacerdote y pueblo fiel se orienten en la misma dirección durante la Liturgia de la Eucaristía (no durante la Liturgia de la Palabra) ha generado numerosas reacciones. No soy liturgista, pero la cuestión me parece relevante: como cristiano aprecio la belleza de la liturgia y estoy convencido de la verdad de aquel adagio que afirma que lex orandi, lex credendi, o sea, que el modo en que damos culto a Dios influye poderosamente en lo que creemos.
La propuesta del cardenal Sarah, que toda la Asamblea dirija su mirada hacia el Señor que viene, tiene sentido a poco que uno la estudie sin prejuicios (otra cuestión es si, para evitar confusiones y tensiones estos asuntos no deberían mandarse por quien tiene autoridad para ello en vez de tomar la forma de una simple propuesta lanzada a quien quiera oírla). Pensaba esto cuando recibí un escrito de George Weigel en Catholic World Report, que resume en cinco los motivos a favor de la propuesta del cardenal Sarah. Son los siguientes:
- “Subrayaría que la liturgia no es sobre nosotros. La orientación común del sacerdote y el pueblo durante la Liturgia de las Eucaristía simboliza, o quizás mejor da vida, a la convicción de la Iglesia de que la misa es un acto de culto ofrecido al Dios tres veces santo en la que tenemos el privilegio de poder participar. Sí, la liturgia construye la comunidad cristiana y su solidaridad, pero este es uno de sus efectos, no su fin primario. El sacerdote y el pueblo rezando juntos “hacia el Señor” pueden ser un antídoto eficaz contra la tentación de pensar en la misa como en un ritual de autoafirmación comunitaria, una tentación demasiado frecuente en la Cultura del Yo contemporánea“.
- “Ayudaría a los católicos a profundizar nuestra apreciación de la dimensión de Reino de la misa… Volviéndonos hacia el Señor que viene ahora, bajo las formas del pan y el vino, y después como el Señor resucitado, se recuerda a los cristianos que son el pueblo que sabe cómo va a acabar la historia del mundo“, alimentando así, si se me permite añadir algo, la esperanza del pueblo de Dios.
- “Ayudaría a mitigar el problema continuado de los sacerdotes-celebrantes que imponen su propia personalidad sobre la liturgia”
- “Armonizaría el rito católico latino con la práctica de las iglesias católicas orientales y de la iglesia ortodoxa“
- “Pondría la reforma litúrgica del Vaticano II en continuidad con una antigua tradición litúrgica de la Iglesia“.
El cuarto punto, muy desconocido, me ha traído a la memoria una misa a la que asistí hace unos años en Miami. La iglesia estaba al lado de mi hotel y al entrar descubrí que era una parroquia católica de rito melquita, en concreto la parroquia de San Judas, en Brikell, Miami. Allí me dieron un folletito, en español, que aún conservo y que se titula: ¿Por qué en la Iglesia católica bizantina el sacerdote celebra de espaldas al pueblo?. En él se encuentran algunos de los argumentos que ahora ha retomado Weigel:
- “de este modo se acentúa el concepto teológico de que el sacerdote y el pueblo ofrecen el sacrificio y sus oraciones a Dios, mirando a Dios, no uno al otro”
- “la orientación hacia el Este, es decir, hacia el sol que se eleva, era concebida como una mirada hacia el Señor, hacia el verdadero sol”
- “hay en la liturgia una anticipación de su regreso: sacerdotes y fieles van a su encuentro”
- “esta orientación de la oración expresa el carácter teocéntrico de la Divina liturgia”
- “el sacerdote guiando a su pueblo va primero, pero también él está en camino hacia la morada celestial”
Y acaba con una aclaración que me parece importantísima: “El sacerdote bizantino no da la espalda al pueblo, sino que celebra de espaldas al pueblo, celebra por el pueblo y con el pueblo con los ojos puestos en Dios, fuente de Vida, el Alfa y Omega”.
Ya ven, la propuesta del cardenal Sarah es, entre otras cosas, ecumenismo de verdad, de ese que tan poco practicamos.
21 comentarios
Nunca será bastante que se mencione el valor que tiene celebrar ad orientem.
Tengo la dicha de tener en mi país un sacerdote que la celebra de esa forma para ocasiones especiales y la alegría de darme cuenta que las personas lo valoran y agradecen.
Rogaré para que el ejemplo cunda.
Es increíble lo arraigada que está la confusión, como si lo propio del Novus Ordo fuera celebrar mirando a la gente, cuando no es así. De hecho, las rúbricas del Misal parten de la premisa de que se esté celebrando ad Orientem.
Hasta caía en el mismo error aquella lamentable nota de la portavocía vaticana con la que se apresuraron a contraprogramar al cardenal Sarah, que por cierto es la máxima autoridad en liturgia por encargo del Papa.
Dicho lo cual, el que se recupere la orientación tradicional y lógica del celebrante puede ser el mayor éxito litúrgico desde el descuajeringamiento postoconciliar generalizado.
Hay mucho en juego, porque los gestos se entienden antes que las palabras.
Por eso me indigna que lo fieles estemos a merced de los lobos que van socavando la Iglesia desde dentro sin que los pastores, empezando por el Papa, hagan nada por su rebaño. Se ha contaminado la santa Tradición de la Iglesia Católica de medio siglo de herejías y abusos litúrgicos, y quienes sí podían (y pueden) hacer algo para arreglarlo, lisa y llanamente, no lo han hecho. ¿De que vale detentar la máxima autoridad en la Iglesia si luego no haces uso de ella para defenderla de sus enemigos externos e internos?
Exactamente como siempre se dijo y se hizo en el rito latino... hasta que vino Bugnini y sus demoledores. A mí no me lo tienen que explicar, es que además es de cajón.
Es una tomadura de pelo que con la excusa de la ecumanía se hayan pasado por el arco del triunfo los puntos comunes —que son muchos— con el resto de iglesias apostólicas, y todo para darles el gusto a unas comunidades eclesiales protestantes en descomposición que ni siquiera creían en la eucaristía y ya no creen en nada.
Es decir, que lo de la protestantización de la Liturgia no cuela. Hay "misas" protestantes en santo Tomàs dd Leipzig que parecen más católicas que las de santa Eduvigis de Berlín, por poner un caso.
Aquí lo que hay es una defección de la Fe en la Eucaristía, que queda reducida a fe en la Presencia Real, y eso pasa por católico.
La Fe eucarística de la Iglesia no es sólo no fundamentalmente en la Presencia Real, sino que es una Fe en el Sacrificio consumado, eterno, presente, actualizado y al que nos asociamos nosotros mismos.
Ahora, don Jorge Soley, te van a caer palos. Espera que comiencen a venir a comentar los kikos....
rorate-caeli.blogspot.com/2015/09/infusing-spirit-of-novus-ordo-into.html
Nota: agosto se está demostrando el mes de las maquinaciones desde que llegó Francisco, supongo que porque el resto anda despistado con las vacaciones.
Sabía lo de los ritos anglicanos de la High Church, pero no lo otro. Pues entonces da que pensar que fue una reforma con intenciones impias. ¿Alguien sabe qué propusieron y por qué los inmumerables consultores protestantes invitados para el NO?
Respecto a los kikos, no te preocupes: que les salude con «Shalom!», a ser posible en escritura hebrea, y ya los tendrá tranquilos y babeando de gusto.
Que detrás del a Novus Ordo (ojo, no detrás de la intención de reforma del V-II, peri sí detrás del Novus Ordo) hay una voluntad impía no me cabe duda.
Lo de la monserga de la protestantización de la Misa es una obsesión de los lefevrianos y otros tradicionalistas cincuentistas (es decir, de los cincuenta del año pasado), pero que no es cierta, porque la Fe y la verdad sobre la misma siguen inalteradas lo que pasa es que el envoltorio, el rito, impide su plasmación, su expresión eficaz, su transmisión, y la participación de los fieles de una manera "actuosa".
Ojalá Constantino levantara la cabeza... el hijo de Elena, me refiero...
¡RUBRUCISTA, so RUBRICISTA!
O tempora o mores!!!!
Ya estamos cansados de que lo repitáis: los kikos son los únicos verdaderos cristianos.
Punto.
Me lo creo.
Desde ahora en vez de neokatecumenales les llamaremos neokátaros, los únicos puros en moral familiar y en rúbricas de la Misa. O al menos los más puros.
El cardenal Sarah es un precursor o mejor dicho, viene de nuevo a la fuente de la liturgia…O por lo menos se puede entenderlo así.
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