(474) Evangalización de América –17. Pedro de Valdivia, fundador de Chile

Pedro de Valdivia –Terrible la muerte de Valdivia.

–Todo su intento fue fundar un Reino cristiano. Y como Cristo, murió sellando su obra con su sangre.

 

–Pedro de Valdivia (1497-1554)

A diferencia de no pocos descubridores y conquistadores de América, el extremeño Valdivia (La Serena 1497 – Santiago de Chile 1553) fue un militar de profesión. Y con larga lista de servicios: batalla de Pavía (1525), Saco de Roma (1527), etc. A los 40 años de edad pasó a América, a Venezuela, y después a Perú, en donde se unió a Francisco Pizarro como maestre de campo. En 1538 portaba su bandera en la batalla de Salinas, en la que fue derrotado Diego de Almagro, rival de Pizarro.

Esta victoria, precisamente, le facilitó cumplir su altísimo destino. Almagro, en 1535, había atravesado el inmenso desierto de Atacama, al sur del Cuzco peruano, e intentó luego descubrir y conquistar lo que había de ser Chile. Pero su aventura fracasó y hubo de regresar con su pobre tropa diezmada. Valdivia en 1540, impulsado por Pizarro, reinició la obra grandiosa que Almagro no pudo realizar.

 

–La fe cristiana de Valdivia

Fue en 1539 cuando, con licencia de Pizarro, inició Valdivia su empresa de conquistador y pobla­dor de Chile,  la tierra de los araucanos. De ellos dijo el historiador jesuita Alonso de Ovalle (1601-1651): «Los indios de Chile, a boca de todos los que los co­nocen y han escrito de ellos, [son] de los más valerosos y más esforzados gue­rreros de aquel tan dilatado mundo» (Histórica relación 56). En 1540 salió Valdivia de el Cuzco con doce españoles y cientos de indios yanaconas. También le acompañaba, como si fuera una sirvienta, su amante Inés de Suárez.

Tras una durísima travesía por el desierto enorme de Atacama, llegaron en diciembre de 1540 al valle del río Mapocho, unos 2.400 kilómetros al sur de Lima. Y allí fundaron la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo, en honor del patrón de España. En muy malas condiciones materiales, hubieron de trabajar el campo y la ganadería para subsistir. Pero aún peor fueron los ataques de los idios picunches, que les atacaron con frecuencia, hasta quemar la ciudad. Pudieron reconstruirla y subsistir con ayuda de refuerzos llegados de el Cuzco. En 1547 el virrey La Gasca nombró a Valdivia Gobernador y Capitán general de Chile, aunque para ello se le exigió separarse de Inés de Suárez, que se casó con otro expedicionario español.

Habiendo «llegado el ejército de los cristianos al valle de Mapo­cho», cuenta Pedro Marino de Lobera (1528-1594: Crónica del Reino de Chile), supieron que se les venía encima la indiada, cantando victoria anticipadamente. Los españoles, sin ate­morizarse, se pertrecharon «de las cosas necesarias para tal con­flicto, y ante todas cosas la oración, la cual siempre tiene el primer lugar entre todas las municiones y estratagemas militares. Y muy en particular invocando todos el auxilio del glorioso Apóstol San­tiago, protector de las Españas y españoles en cualquier lugar donde se ofrece lance de pelea.

«Tras esto se siguió un breve razo­namiento del general [Valdivia] a sus solda­dos, en que solamente les daba un recuerdo de que eran españoles y mu­cho más de que eran cristianos, gente que tiene de su parte el favor y socorro del Señor universal» (Crónica 26). En otra ocasión, «estando los dos ejércitos frente a frente, se apeó [del caballo] el gobernador [Valdivia], postrándose en tierra en voz alta con hartas lágrimas, profe­sando y haciendo protestación de nuestra santa fe católica, y supli­cando a Nuestro Señor le perdonase sus pecados y favore­ciese en aquel encuentro, interponiendo a su gloriosa Madre, y di­ciendo otras pala­bras con mucha devoción y ternura» (71). Pláticas igualmente devotas pone el cronista en labios del teniente Alonso de Monroy (40). En 1550 tuvieron las reducidas tropas españolas que enfrentar en Andalén, armados de sus corazas, arcabuces y caballos, a varios miles de indios, que les atacaron con lanzas, mazas y flechas con punta de piedra. Murieron unos 1500 o 2000 indígenas, por un solo español.

 Chile - Patagonia

–Valdivia, fundador cristiano de Chile

Como vimos, por los años treinta, Almagro fracasó totalmente en su intento de conquistar el sur de Chile. En 1540 volvió a intentarlo Valdivia. Según es­cribe el que fue abad benedictino, Gabriel Guarda (Valdivia 1928-), historiador chileno, citando crónicas anti­guas (Los laicos 197-202), «conociendo [Valdivia] que Dios le quería para que fuese instrumento de que estos gentiles viniesen al conocimiento de su santísima fe, muy contento y muy animado, comenzó a publi­car su jornada [a alistar perso­nas] y buscó lo primero dos sacerdo­tes que le acompañasen y fuesen capellanes de su ejército y minis­tros del evangelio entre los infieles».

Su buen intento se fue reali­zando. Valdivia fundó en 1550, quinientos kilómetros al sur de Santiago, una ciudad que nombró Concepción de María Purísima del Nuevo Extremo. Puerto de mar, Concepción fue la capital del Reino de Chile entre 1565 y 1573, y se mantuvo como el centro militar del reino por todo el resto del período español. En 1550 el Cabildo de Concepción, en carta al prín­cipe Fe­lipe –hijo y sucesor de Carlos I–, le informa que Valdivia, al fundar esa ciudad, comenzó por reunir a los indios para «darles a entender y mostrarles quién fue su Crea­dor y que así les daría maestro a sus hijos para que lo deprendie­sen y a ellos lo declarasen y fuesen cristianos y vivie­sen el ver­dadero conocimiento del Creador de todas las cosas criadas».

Es sin duda Don Pedro de Valdivia el fundador de Chile. Él dirigió los descubrimientos y conquistas de ese territorio desde 1540. Fundó varias de las ciudades chilenas hasta hoy más importantes: Santiago, 1940; La Serena, 1544; Concepción, 1550; Valdivia, 1552; La Imperial, 1552, y otras que se establecieron bajo su mandato, como Villarrica (1552).

De él testificaba Diego García de Cáceres en 1548: «los in­dios le tienen afición porque aún cuando se venía entraban caci­ques llo­rando, pensando que no había de volver más allá; porque este deponente no ha visto tratar hombre tan bien a los indios como él trata, y esto hace tanto que a muchos, que no son tan buenos cristianos, les pesa que tenga tanto cuidado de que no se les haga mal». Y añade el mismo testigo que, al fundar Valdivia, la ciudad de su nombre, no quiso hacer repartimiento de los indios, sino que «en lugar de encomenderos señaló personas que atendiesen al bien de los indios, los cuales les doctrinasen y sosegasen en la paz y quie­tud». Y también tuvo cuidado de que en su encomienda de Quillota los indios fueran adoctrinados por un maestro de escuela. En fin, otro testigo ocular, Góngora Marmolejo (1522-1576), pudo asegurar: «Yo me hallé presente con Valdivia al descubrimiento y conquista, en la cual hacía todo lo que era en sí como cristiano» (Historia).

 

–Muerte de Valdivia

Los indios mapuches, varias veces vencidos por los españoles, encontraron un gran jefe Lautaro, que les llevó a importantes victorias. Era Lautaro un joven de unos veinte años que, después de ser capturado en batalla por los españoles, había sido paje de Valdivia. Aprendió así la equitación y el arte militar. En 1553, los mapuches destruyeron un fuerte español al sur de Bío-Bío. Fueron entonces atacados por Valdivia en Tucapel –provincia de Bío-Bio, junto a la Araucanía, al sur de Chile–. Valdivia disponía de 42 soldados y un cierto número de indios yanaconas. Conducidos los mapuches por Lautaro, sufrieron los españoles una total derrota, sobreviviendo sólo Valdivia y un religioso. Padeció Valdivia terribles torturas, que terminaron en su decapitación. Así permitió la Providencia divina que muriese el fundador de Chile.

 

–Cristianos gobernantes de Chile

Chile tuvo en sus inicios gobernantes sinceramente cristianos, como don Pedro de Valdivia. Escribe el padre Guarda: «De don García Hurtado de Mendoza y de Francisco de Villagra, sucesores de Val­divia en el gobierno de Chile, hay varios tes­timonios acerca de su cristiandad. Más relevantes, sin em­bargo, son los relativos a sus otros sucesores, Pedro de Villa­gra y Rodrigo de Quiroga, ambos veteranos de la conquista» (201).

José María Iraburu, sacerdote

Post post.– Confidencia. Recién ordenado sacerdote en Pamplona, España, viví en Chile varios años (1964-1969), y con ocasión de cursillos, conferencias y ejercicios espirituales, allí he vuelto 17 veces en los veranos de España. Funciono, pues, con medio corazón, pues el otro medio o está en Chile o está en España.

 

Índice de Reforma o apostasía

Bibliografía de la serie Evangelización de América

 

 

 

 

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