Nuestra Señora de la Salud, el 8 de mayo

La devoción a Nuestra Señora de la Salud está atestiguada desde hace siglos y está, asimismo, muy extendida.

 

Algemesí, en Valencia. Archena, en Murcia. Barbatona, cerca de Sigüenza. Carratraca, en Málaga. Castro de Río, en Córdoba. Chirivella, también en Valencia. Elda, en Alicante. Esparralego, en Badajoz. Marquina, en Vizcaya. Onil, de nuevo en Valencia. Palma de Mallorca. Pola de Siero, en Asturias. Sabadell, en Barcelona. San Feliu de Pallerols, en Girona. Tejares, en Salamanca. Terrades, de nuevo en Girona. Traiguera, en Castellón. Viladordis, en Manresa (Barcelona)….

 

Y en muchos otros lugares. También en tres parroquias de mi diócesis (Tui-Vigo): Parada de Miñor; en A Insua, en Rebordelo (Ponte Caldelas), y  en Camposancos (A Guarda).

 

En algunos sitios y en algunas familias religiosas la fiesta de Nuestra Señora de la Salud de celebra el 8 de mayo.

 

Más o menos por estas fechas, este año el 10 de mayo, se dedica un día a la Pascua del Enfermo.

 

Los obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral de la CEE han escrito un mensaje titulado “Salud  y sabiduría del corazón” en el que recuerdan que vivir el sufrimiento o acompañarlo “toca el corazón”. Y así debe ser, si no queremos convertirnos en personas indiferentes ante la suerte de los que nos rodean.

 

Hace ya unos años me ocupé del tema de la salud en una Novena a nuestra Señora de la Salud. La palabra salud viene de “salus”, que significa tanto la salud del cuerpo y de la mente como la salvación del alma.

 

Y la salvación es un regalo que viene de Dios. Un don que se ha acercado a nosotros en Jesucristo, en su Iglesia y en sus sacramentos.

 

María, nos dicen los obispos, “guardaba el misterio del sufrimiento en su corazón”. A Ella le confiamos la vida de todos los enfermos y sus familias.

 

¡“Salus infirmorum”, Salud de los enfermos, ruega por nosotros!

 

Guillermo Juan Morado.

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