Doctorarse en Teología

Estoy muy contento porque varios ex-alumnos son, a día de hoy, doctores en Teología. Me parece algo de gran relevancia. La fe pide la inteligencia. Y la Teología es la fe que se piensa, la fe que es pensada.

 

Hoy, tristemente, no existen muchos estímulos para que los alumnos de Teología deseen doctorarse. En las diócesis prima la urgencia de cubrir determinados destinos pastorales. No obstante, es verdad que algunos obispos, o muchos de ellos, siguen apostando porque haya alguien que se doctore.

 

“El tiempo es superior al espacio”, dice el papa Francisco. E ilustra el Papa este enunciado comentando: “Este principio permite trabajar a largo plazo, sin obsesionarse por resultados inmediatos” (“Evangelii gaudium”, 223).

 

Pues es así. Hay que trabajar a largo plazo. No basta con una Iglesia que cubra “espacios”; es preciso, también, entrar en los “procesos”. Es imposible, a corto o a medio plazo, seguir cubriendo las parroquias que hoy tenemos. Hay que pensar, muy a fondo, si se puede seguir de este modo. Y la verdad es que no se puede. La idea de una Iglesia que coincida, - punto por punto -  con un territorio, es una idea obsoleta.

 

La Iglesia, hoy y siempre, ha de pensar su despliegue en clave de misión. Y no puede haber misión sin pensamiento. No puede haber misión sin Teología.

 

El día que me digan – los obispos – que han preferido dejar un “espacio” con el fin de entrar en un “proceso”, yo asentiré con total convicción.

 

Pero voy a lo que voy. Son, pese a todo, muchos. Muchos sacerdotes jóvenes los que, con el apoyo de sus obispos – sin eso, no hay nada –, han proseguido el laborioso camino de la tesis doctoral.

 

No son mejores ni peores, pero han trabajado. Y yo siempre defenderé a los doctores “laboris causa”, frente a los doctores “honoris causa”, aunque el honor, si es honor, puede ser causa más que de sobra.

 

Hace muy poco he recibido un precioso volumen. El título es: “Cristo, centro de la historia, en la obra cristológica de Marcello Bordoni y Olegario González de Cardedal”, escrito por David Varela Vázquez, y publicado por la Universidad Pontificia de Salamanca (Publicaciones Universidad Pontificia de Salamanca, Salamanca 2014). Es el texto de una tesis  defendida en la Pontificia Universidad Gregoriana, dirigida por Mons. Luis Fernando Ladaria.

 

Su autor, David Varela Vázquez, no ha sido mi alumno. Pero, leyendo este libro, me sentiría orgulloso de que lo hubiese sido.

 

Un texto, el de David Varela, que recomiendo.

 

David Varela Vázquez, “Cristo, centro de la historia, en la obra cristológica de Marcello Bordoni y Olegario González de Cardedal”, Publicaciones Universidad Pontificia (Bibliotheca Salmanticensis. Estudios 349),  Salamanca 2014, 397 páginas.

 

 

Guillermo Juan Morado.

 

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