La estrella de los Magos

¿Qué dice el papa, en su libro sobre “La infancia de Jesús", acerca de la estrella que siguieron los Magos?

No ha dicho que no fuese un fenómeno histórico. La “Dei Verbum” afirma, conviene recordarlo, que “la Santa Madre Iglesia firme y constantemente ha creído y cree que los cuatro referidos Evangelios, cuya historicidad afirma sin vacilar, comunican fielmente lo que Jesús Hijo de Dios, viviendo entre los hombres, hizo y enseñó realmente para la salvación de ellos, hasta el día que fue levantado al cielo” (DV 19).

Creo que lo que subyace en las palabras del papa – de J. Ratzinger, ya que escribe como doctor privado – es una discusión propiamente teológica. La estrella puede haber sido, como decía San Juan Crisóstomo, algo extraordinario o pudo haber sido, al menos en principio, en pura hipótesis, un fenómeno astronómico. El papa no dice que haya sido un fenómeno astronómico, sino que “sería un error rechazar a priori esa pregunta remitiéndose a la naturaleza teológica de la historia”.

Santo Tomás, en la cuestión 36 de la tercera parte de la “Summa”, se pregunta si la estrella que se apareció a los Magos fue uno de los astros del cielo: “Parece más probable – responde el Doctor Angélico - que fuese una estrella creada de nuevo, no en el cielo, sino en la atmósfera próxima a la tierra, y que se desplazaba a voluntad de Dios”. O sea, se inclina por el parecer de San Juan Crisóstomo, pero con cautela a la hora de determinar en qué consiste el fenómeno extraordinario en sí: “parece más probable”.

¿Por qué el papa considera que no hay que desechar a priori que haya sido un fenómeno astronómico? Por el valor teológico que le concede al “liber naturae”, a la naturaleza como “libro” que nos habla de Dios.

En la homilía de la Epifanía de 2009 decía: “El pensamiento cristiano compara el cosmos con un “libro” —así decía también Galileo— considerándolo como la obra de un Autor que se expresa mediante la “sinfonía” de la creación. Dentro de esta sinfonía se encuentra, en cierto momento, lo que en lenguaje musical se llamaría un “solo", un tema encomendado a un solo instrumento o a una sola voz, y es tan importante que de él depende el significado de toda la ópera. Este “solo” es Jesús, al que precisamente corresponde un signo regio: la aparición de una nueva estrella en el firmamento”.

Y en la exhortación apostólica “Verbum Domini”, en uno de sus pasajes teológicamente más importantes, dice: “Por otra parte, si bien es cierto que en el centro de la revelación divina está el evento de Cristo, hay que reconocer también que la misma creación, el liber naturae, forma parte esencialmente de esta sinfonía a varias voces en que se expresa el único Verbo” (VD 7).

Guillermo Juan Morado.

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Nota: He convertido en post un comentario hecho en el estupendo blog de Luis Fernando, cuya entrada última me ha parecido de gran interés.

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Novena de Navidad: Para preparar la solemnidad del Nacimiento del Señor, de Guillermo Juan Morado

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