XIII estación: Bajan a Jesús de la Cruz y lo entregan a su Madre

Madre de Dios y Madre nuestra,
modelo de fe y obediencia plenas,
que dijiste Sí a la voluntad del Padre
de concebir a su Hijo en tu seno,
vuelves a asentir ahora
ante su inerte despojo desenclavado.

No hay dolor ni hay amor
más indescriptibles.
Sufriste su pasión en carne propia,
y ahora su muerte abrazas
en tu virginal regazo.

Toda la vida Madre,
Madre siempre, acoges a tu Hijo,
como a nosotros, sin preguntas,
sin reproches, callada, dulce,
sumisa.
Asumes el designio
escogido por el Padre
con todas sus consecuencias.

…Con serena discreción le lloras.

_____________

Eduardo Jariod.

Los comentarios están cerrados para esta publicación.