La Iglesia, visible y espiritual

He estado repasando esta tarde algunos puntos del Catecismo. Es un ejercicio, la lectura sosegada de este libro, que recomiendo a todos. A mí al menos me hace bien: me ayuda a recordar la doctrina de la Iglesia, a profundizar en ella y a dar gracias a Dios por el don de la fe.

Sin la fe las cosas de Dios no se entienden. Y la Iglesia es una creación divina que “está en la historia pero al mismo tiempo la trasciende” (n. 770). No hay dos Iglesias paralelas: una puramente histórica y otra puramente trascendente. No. Solo hay una Iglesia que es, a la vez, visible y espiritual. El concilio Vaticano II empleó para describirla una expresión: “una realidad compleja”, en la que están unidos el elemento divino y el humano, estando subordinado el segundo al primero.

Sin la referencia a Cristo resulta imposible avanzar en la comprensión de la Iglesia. Ella se une a Cristo como a su Esposo y así se convierte en “sacramento” y “misterio”; es decir, en signo visible de la realidad oculta de la salvación. La analogía con la Encarnación del Verbo puede ayudarnos: El Señor, a través de su humanidad santísima, hace en cierto modo “visible” al Dios invisible.

Por la Encarnación, el Verbo, que trasciende la historia, entró en ella. No cabría esperar tanta proximidad. Jesús en medio de los hombres. Jesús que pasa “por uno de tantos”. Jesús que durante la mayor parte de su vida terrena apenas es conocido. Su humanidad revelaba y velaba a un tiempo su condición divina. En su vida pública va dando signos de que era “más que un profeta”, pero no para todos resultó evidente la interpretación de estos signos.

Muchos, contemplando a Jesús, siguieron sin creer. No les convencía su testimonio. No podían aceptar que Dios estuviese tan cerca. Lo tomaron hasta por un agente del Maligno. Solo quienes se dejaron atraer por el Padre pudieron confesar su fe en Él. Molido en la Pasión, hasta el punto de no parecer humano, provocaba rechazo, pero fue viéndole morir como aquel centurión reconoció que “verdaderamente este hombre era Hijo de Dios”.

Entre Jesús y la Iglesia existe un vínculo que va más allá de la continuidad histórica. El mismo Espíritu que unge la humanidad de Cristo vivifica a la Esposa de Cristo, a su Cuerpo. A través de la humildad del rostro visible de la Iglesia, deslucido, como dice san Bernardo, “por el trabajo y el dolor del prolongado exilio”, Dios sigue, a pesar de nuestros pecados, obrando la salvación mediante el anuncio de su Palabra, la celebración de los sacramentos y la edificación de la comunidad.

Si nos miramos a nosotros mismos, si descubrimos el alcance de nuestras incoherencias, puede asaltarnos el desánimo. Si nos detenemos en un punto y en un lugar de la historia, sin intentar alzar la mirada al todo, también. Cuando sobrevenga esa tentación, porque es una tentación, es la hora de la confianza. En Dios y en su Iglesia. Es la hora de decir con el corazón: “Creo en el Espíritu Santo” y “en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica”.

Es la hora de mirar a María, la Madre de Cristo, la Madre de la Iglesia.

Guillermo Juan Morado.

10 comentarios

  
Tomás Bertrán
Gracias Padre por hacerme meditar sobre la Encarnación, consejo que nos dio hace tiempo un Consiliario que tuve.
La Iglesia nació del costado de Cristo, cuando de él manó sangre y agua, por lo que el sacerdote echa unas gotas de agua en el vino que va a consagrar ya que el vino dejará de ser vino para ser realmente sangre divina y humana de Cristo y las gotas de agua somos los fieles que formamos con Cristo la Iglesia. Soy un enamorado de la Iglesia, y por lo tanto del Cuerpo Místico que es la Iglesia y que es la prolongación de Cristo en el tiempo. Es Madre y Maestra y único camino de salvación, cuya puerta es, como se dice en las letanías del Rosario, la llena de Gracia y Madre de Dios y nuestra la siempre Virgen María.
20/09/11 11:07 PM
  
Sergio
Me hace gracia porque si Jesús viviera hoy en nuestros días, seguramente pasaría completamente desapercibido. Nadie sospecharía que es Dios encarnado. Y es que es normal, la vista sólo puede aprehender las cualidades externas: estatura, tipo de constitución, vestimenta... ¿Cómo explicar a tus hermanos que tú eres ellos y ellos son tú? ¿Que tú estás en ellos y ellos en ti?
21/09/11 1:03 AM
  
Fredense
Qué hermosa reflexión, Páter. Y qué bien acaba. Muchas gracias.

21/09/11 8:49 AM
  
rastri
El mismo Espíritu que unge la humanidad de Cristo vivifica a la Esposa de Cristo, a su Cuerpo.
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-Con matices muy importantes sí.

-Pues si entendemos que el Espíritu que unge a Cristo como tal -salvador- no se define hasta que Él muerto en la cruz, es resucitado. Habrá que pensar que la Esposa de Cristo, en su cuerpo mortal, no será definida como tal hasta que muera y sea resucitada.

Pues aún siendo esposo y esposa ungidos y vivificados por el mismo Espíritu. Mientras no se haya muerto y no se haya resucitado: La diferencia es notable entre la fidelidad del esposo resucitado a la esposa por resucitar; Y viceversa: la falta de fidelidad de la esposa hacia el esposo.

¿cabe la matización del que siendo iglesia se siente pecador?
21/09/11 9:01 AM
  
Yolanda
DE LAUDES DE HOY Ef 2, 19-22

Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos del pueblo de Dios y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios por el Espíritu.

DEl POST:

A través de la humildad del rostro visible de la Iglesia, deslucido, como dice san Bernardo, “por el trabajo y el dolor del prolongado exilio”, Dios sigue, a pesar de nuestros pecados, obrando la salvación
...
Si nos miramos a nosotros mismos, si descubrimos el alcance de nuestras incoherencias, puede asaltarnos el desánimo. Si nos detenemos en un punto y en un lugar de la historia, sin intentar alzar la mirada al todo, también. Cuando sobrevenga esa tentación, porque es una tentación, es la hora de la confianza.


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Por muy afeado que esté a veces el rostro de la Iglesia, estamos llamados a mantener el edifico ensamblado, sin caer en la tentación de la desconfianza.
21/09/11 9:26 AM
  
Yolanda


DE LA EPÍSTOLA DE HOY

(Ef 4,1-7.11-13)


"...esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo. A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe..."

Parece que la cosa va de mantener la unidad: un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo. ¿Y vamos a caer el la tentación del desánimo porque la Iglesia presente, además de sus heróicas muestras de santidad, también la cara fea del pecado?
21/09/11 9:32 AM
  
Vicente
es necesario estudiar en Catecismo.
21/09/11 10:44 AM
  
Eduardo Jariod
"Si nos miramos a nosotros mismos, si descubrimos el alcance de nuestras incoherencias, puede asaltarnos el desánimo. Si nos detenemos en un punto y en un lugar de la historia, sin intentar alzar la mirada al todo, también. Cuando sobrevenga esa tentación, porque es una tentación, es la hora de la confianza. En Dios y en su Iglesia. Es la hora de decir con el corazón: “Creo en el Espíritu Santo” y “en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica”.

Es la hora de mirar a María, la Madre de Cristo, la Madre de la Iglesia."


Exacto. Por mi parte, sobran comentarios.
21/09/11 12:03 PM
  
Martin Ellingham
Visto el presente visible, si uno cree poco en el bien invisible (el bien óptimo, de orden sobrenatural) terminará en un pesimismo desesperante.

Saludos.

21/09/11 5:04 PM
  
Vicente
quería decir que nos viene bien estudiar el Catecismo.
21/09/11 5:19 PM

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