La posibilidad de hablar de Dios: la analogía

¿Podemos decir algo, en sentido literal, no figurativo, de Dios o sólo cabe referirse a Él de modo simbólico, metafórico o poético? Entre los extremos del apofatismo y de la univocidad se sitúa la analogía. El apofatismo niega que los nombres que se atribuyen a Dios puedan significarlo de modo propio. Los nombres divinos serían metáforas, imágenes, etc., que no proporcionan un saber propiamente dicho sobre Dios. La univocidad admite que las palabras pueden decir a Dios al mismo tiempo que dicen al hombre, su esencia y su historia.

La analogía permite emplear ciertas palabras de modo que, en determinadas condiciones, puedan decir efectivamente, aunque sea de manera lejana, la realidad de Dios: “Puesto que nuestro conocimiento de Dios es limitado, nuestro lenguaje sobre Dios también lo es. No podemos nombrar a Dios sino a partir de las criaturas, y según nuestro modo humano limitado de conocer y de pensar” (Catecismo de la Iglesia Católica, 40).

W. Kasper ha resaltado el carácter primario de la analogía frente a la univocidad: “la analogía es el presupuesto y el fundamento que hace posibles los enunciados unívocos”, porque los enunciados unívocos sólo son posibles mediante determinación y coordinación de otros enunciados y suponen, por consiguiente, la comparabilidad, algo que implica igualdad y diversidad.

La fundamentación de la analogía se halla en la doctrina de la creación: Dios es el creador del hombre, y el hombre puede buscar, con su inteligencia, conocer su principio. Algunas de las palabras que emplea tienen, entonces, que poder decir los nombres de Dios; aunque a Dios sólo se le pueda nombrar como Dios, y no como a un hombre o como un objeto del mundo. Es decir, se da, a la vez, una proximidad a Dios como principio y una distancia; la distancia que existe entre el Creador y la criatura. Como enseña el IV concilio de Letrán, “entre el Creador y la criatura no puede afirmarse tanta semejanza, sin que haya que afirmarse mayor desemejanza” (DS 806).

Las múltiples perfecciones de las criaturas (su verdad, su bondad, su belleza) reflejan la perfección infinita de Dios. Por ello, podemos nombrar a Dios partiendo de las criaturas (cf Sb 13,5). Pero, puesto que Dios trasciende toda criatura, nuestro lenguaje ha de ser purificado de todo lo que tiene de limitado e imperfecto para no confundir a Dios con nuestras representaciones humanas: “Nuestras palabras humanas quedan siempre más acá del Misterio de Dios”. Nuestro lenguaje se expresa de modo humano, pero capta realmente a Dios mismo, aunque no pueda expresarlo en su infinita simplicidad.

En la analogía se pueden señalar tres pasos relacionados entre sí: la vía de la afirmación, que arranca de la relación positiva entre lo finito y lo infinito que deriva de la creación y conoce a Dios por sus efectos en el mundo; la vía de la negación, que niega el modo finito de nuestro conocimiento y de las perfecciones en la esfera finita; y la vía de la eminencia, que supone que las perfecciones finitas competen a Dios en una medida sublime, eminente.

Guillermo Juan Morado.

5 comentarios

  
Nerea
Gracias por estas últimas reflexiones Pater, quizás sea esta, otra forma de lenguaje religioso.

http://www.zenit.org/article-38864?l=spanish
08/04/11 1:21 AM
  
Martin Ellingham
La analogía es casi un preámbulo de la fe.

Felicitaciones por tocar el tema. Tiene más importancia de la que pudiera suponerse en un primer acercamiento.

Saludos.
08/04/11 1:28 AM
  
Yolanda
Pues vaya lección magistral para amanecer una mañana cualquiera. Gracias
08/04/11 6:34 AM
  
Josafat
Un par de apuntes que me permito lanzar al aire:

1. El lenguaje humano es limitado y finito y por ende no apto para expresar una realidad absoluta y omnipotente.
2. Dios es una idea o si se prefiere una emanación de la psique colectiva humana. El "gran padre" que ya comentaba Freud hace un siglo.


GJM. Como es obvio, estoy en completo desacuerdo con lo que usted piensa.
08/04/11 10:29 PM
  
manuel roman ramirez
es triste observar cuando se habla de dios y personas como yo que deseamos aprender mas y sentir mas a dios. y las personas ilustradas,que no saben la suerte que tienen con ello,escriban para otros como ellos mismos sin importarles aquellos que no tenemos sus estudios.Yo DESEO HABLAR CON DIOS, y se que me quedo corto, pues cuando quiero hacerlo el vacio se hace en mi mente y tengo que recurrir a las palabras de jesus el cristo, el padrenuestro eintentar hablar alPADRE ETERNO en mi corazón, pero repito me quedo vacio´, y cuando recurro a los ilustrdos para tener una respuesta me doi cuenta que lastimosamente saben menos que yo.
Cuando quieras hablar con Dios recurre a las palabras del cristo y piensa en DIOS TODOPODEROSO,EL PADRE ETERNO, EN TU CORAZON TENIENDO FE ,SABIENDO QUE EL TE ESCUCHA y aunque te sientas vacio como yo, adite que EL TE ESCUCHA, Y HABLA COMO SI FUERA UN AMIGO QUE DESDE LUEGO ES EL MEJOR AMIGO Y EL MEJOR PADRE

GJM. No sé muy bien qué tiene que ver su comentario con el post...
09/04/11 2:40 PM

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