La ceguera y la luz

Homilía para el IV Domingo de Cuaresma (Ciclo A)

El Señor es la luz del mundo. Él es quien alumbra todas las cosas con el resplandor de Dios: “Era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre, que viene a este mundo”, leemos en el prólogo del evangelio de San Juan (Jn 1,9). Donde no hay luz, donde reinan las tinieblas, los objetos no resultan visibles. Sumidos en la oscuridad, nos sentimos completamente desorientados, sin saber cómo ni hacia dónde movernos.

Jesús viene a curar nuestra ceguera, al igual que curó al ciego de nacimiento (cf Jn 9,1-41). Le da a este hombre la capacidad de ver, pero le concede un don más profundo: el don de la fe. Abre así su mirada interior, permitiéndole participar en la mirada de Dios, en la visión con la que Él contempla todo. Lejos de ser ciega, la fe tiene sus propios ojos y capacita para observar la realidad en toda su riqueza y en la pluralidad de sus matices.

Esa mirada nueva hace posible que el que había sido ciego reconozca poco a poco la verdadera identidad del Señor. A sus vecinos, les contesta que “ese hombre que se llama Jesús” hizo barro, se lo untó en los ojos y le mandó ir a lavarse a la piscina de Siloé (Jn 9,11). A los fariseos, que le interrogan sobre quién le ha abierto los ojos, les contesta: “Es un profeta” (Jn 9,17). Y a Jesús, que se le revela como el Hijo del hombre, le responde: “Creo, Señor”, postrándose ante Él.

Queda así caracterizado el itinerario de su fe: Jesús es más que un hombre y más que un profeta; es el Señor. La confesión de fe se traduce en adoración, en reconocimiento pleno de la divinidad del Hijo de Dios.

La peor ceguera no consiste en la incapacidad de ver, sino en la obcecación de no querer hacerlo. La peor ceguera es la incredulidad, la resistencia obstinada en negar la realidad y, en consecuencia, en negar a Dios y las obras de Dios. Como les dice Jesús a los fariseos: “Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado; pero como decís ‘vemos’, vuestro pecado permanece” (Jn 9,41).

Para cada uno de nosotros la piscina de Siloé es la fuente del Bautismo. A través de este sacramento el Señor infunde en nuestros corazones la luz de la fe. Por eso San Justino llamaba al Bautismo “iluminación”. El bautizado, tras haber sido iluminado por Cristo, se convierte en “hijo de la luz” y en “luz” él mismo, como dice San Pablo (cf Ef 5,8-14).

¿Qué exigencias comporta ser “hijos de la luz”? Supone caminar en la bondad, en la justicia y en la verdad. Supone buscar lo que agrada al Señor. Supone llevar una conducta limpia que, por sí misma, denuncia y pone al descubierto “las obras estériles de las tinieblas”.

El Catecismo nos recuerda que si queremos permanecer fieles a las promesas de nuestro Bautismo – viviendo como hijos de la luz - debemos poner los medios oportunos: el conocimiento de sí mismo, la práctica de la ascesis adecuada, la obediencia a los mandamientos, la práctica de las virtudes morales y la fidelidad a la oración (cf Catecismo, 2340).

Guillermo Juan Morado.

13 comentarios

  
Marcos W
"La peor ceguera no consiste en la incapacidad de ver, sino en la obcecación de no querer hacerlo. La peor ceguera es la incredulidad, la resistencia obstinada en negar la realidad y, en consecuencia, en negar a Dios y las obras de Dios.

Como les dice Jesús a los fariseos: “Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado; pero como decís ‘vemos’, vuestro pecado permanece"
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Yes, el hombre de hoy cree que es muy diferente al de hace 20 siglos, yet menos de lo que piensa ha cambiado si se lee este pasaje de la Escritura.

Si se tuviera la suficiente humildad para reconocer nuestra ceguera, y en serio, buscar el remedio en la luz de Cristo, pronto encontraríamos la libertad y liberados del mal de la ceguera.

Pero a medida que la soberbia de "ser como dioses" nos invade, permanecemos aún en la oscuridad, la cual ya es voluntaria y, al mismo tiempo, injustificable ante Dios.



03/04/11 12:39 AM
  
César Fuentes
El Señor es la luz del mundo. Él es quien alumbra todas las cosas con el resplandor de Dios: “Era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre, que viene a este mundo”, leemos en el prólogo del evangelio de San Juan (Jn 1,9). Donde no hay luz, donde reinan las tinieblas, los objetos no resultan visibles. Sumidos en la oscuridad, nos sentimos completamente desorientados, sin saber cómo ni hacia dónde movernos.

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Por eso el Logos es LUZ y no confusión, aunque de la palabra se quiera apropiar el mal. Y por mucho que el mal, el maligno, use la palabra, el hombre firmemente enraizado en la fe no perecerá; tiene Su Luz, Su Agua, Su Cuerpo para combatir todo tipo de males, de tentaciones, de dudas y angustias.
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D. Guillermo, por circunsatancias, abandoné por una semana toda lectura y me centré en dos biografías del olvidado, pero magnífico, novelista Maxence Van Der Meersch; dos vidas,la del Cura de Ars y la de Santa Theresita. En esta última, hace hicapié en eso que señala usted, citando el Catecismo, sobre conocerse a sí mismo. Me ha servido de mucho, muchísimo.Nunca había pensado en eso para el caminar cristiano.

03/04/11 12:55 AM
  
Carolina
El Evangelio de este IV Domingo de Cuaresma me evoca la lectura de de dos libros: “Luz del mundo”, de P.Seewald y” Con ojos nuevos.La mirada de la fe”, de Alessandra Borguese.
La parábola de la curación del ciego es un símbolo de la Cuaresma, tiempo de conversión, de volver la mirada a Dios. Jesús, en un gesto de gran humildad y compasión se acerca al ciego para curarlo. Su ceguera es una metáfora de la oscuridad en la que se ha instalado el hombre desobedeciendo voluntaria y conscientemente la Ley de Dios. La conversión es un acto íntimo entre Dios y cada uno de nosotros y es el punto de partida de ese camino de fe que debemos emprender hacia la meta, hacia la santidad. Pero, antes debemos descubrir la “estrella, luz y rumbo en el cielo del alma.” La luz de Dios nos ha de acompañar siempre para asumir valientemente el reto de ser sus apóstoles, pero con una vida interior plena que deje entrever la luz que habita en nuestro interior.
El menosprecio de los demás hacia el ciego simboliza los obstáculos que podemos encontrar en el camino de acercamiento progresivo a Dios.”Esa misión no es fácil. Y puede convertirse en imposible, si sólo contáis con vosotros mismos. Pero lo que es imposible para los hombres es posible para Dios.”
Cristo nos ilumina especialmente en el Bautismo, sacramento a través del cual se nos devuelve la gracia perdida tras el pecado cometido por nuestros primeros padres. Ahí el signo empleado es el agua. El empleo del barro para curar al ciego hace que éste desee con más fervor salir de las tinieblas y recuperar la luz.”Durante nuestro caminar terreno, el dolor es la piedra del amor.” Es Cristo que pasa
La Cuaresma nos recuerda los compromisos adquiridos en el Bautismo, así como el rechazo de Satanás y nos invita a abandonarnos confiadamente en Cristo a través de la fe. La curación del ciego simboliza la victoria de la luz(Cristo) sobre las tinieblas(la ceguera). Al ciego, en realidad, le ha curado su fe, que es el medio que nos permite salir de la oscuridad para instalarnos bajo la luz de la gracia de Dios, todo ello tras una “radical conversión en Cristo, una dócil apertura a la acción de su Espíritu.”Juan Pablo II
Una vez curado, el ciego quiere ser testigo, apóstol, de Cristo en el mundo.”La luz de Cristo quiere iluminar la noche del mundo a través de la luz que somos nosotros (…); cada vez que un hombre permite que la luz del bien haga desaparecer en él las tinieblas del egoísmo, el niño Dios nace.”Benedicto XVI.
En el caso de Alesssandra Borghese, su conversión, su encuentro con Cristo, le ha llevado a contemplar el mundo con ojos nuevos.”Mi fe no es ciega ni sentimental. Es más bien un acto de libérrima obediencia a Aquél que finalmente he descubierto que está enamorado de mí.”
03/04/11 9:11 AM
  
rastri
El Señor es la luz del mundo. Él es quien alumbra todas las cosas con el resplandor de Dios:
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-Y nada existiera si la la Luz no existiera. Pues todo lo que es luz y permanece en la luz, procede de entre la Luz que es el Señor Dios Padre y de entre la Luz que es el dios Hijo; el resplandor de Dios que es, la gloria de Dios que es.



03/04/11 10:51 AM
  
Norberto
"Ese hombre no viene de Dios, porque no observa el sábado".

El sabbath como paradigma, pero en sí mismo, para Dios pero sin Dios, sin el Dios compasivo y misericordioso.

La luz de la fe es la certeza de saber "en quien he puesto mi esperanza", aunque ni las circunstancias ni los sentimientos, ni las personas, ni siquiera los más cercanos favorezcan, porque la luz de la fe no es un halo de inmunidad a las dificultades, sino un faro de ruta segura aunque el rumbo parezca llevarnos a la "costa da morte".
03/04/11 10:51 AM
  
Amfortas
Off-topic:

Para Nerea y para todos, la catequesis de Benedicto XVI del pasado miércoles sobre San Alfonso María de Ligorio:

http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/audiences/2011/documents/hf_ben-xvi_aud_20110330_sp.html
03/04/11 4:59 PM
  
SM
Padre, o el que me pueda ayudar: ¿qué significa "Mientras estoy en el mundo, soy la Luz del mundo"? ¿Qué quiere decir con "mientras"?

GJM. Que se manifiesta como luz del mundo incluso durante su vida terrena.
03/04/11 11:26 PM
  
Nerea
Amfortas ¡ Qué sorpresa tan bonita! me encanta el enlace y el villancico que menciona el Papa ¡Tu scendi dalle stelle! además la letra es muy hermosa, cuando llega a la parte… ¡Oh cuanto te costó haberme amado! Se te encoje el corazón, aunque estamos en cuaresma viene bien recordar que nos amó hasta el extremo.
Lo aprovecharé sin duda, es estupendo, Dios te bendiga.

http://www.youtube.com/watch?v=ksQVwbbseSg&feature=related

Gracias Don Guillermo por la Homilía, y las aportaciones de Marcos W , nos enriquecen, nos ayudan .
04/04/11 1:26 AM
  
Flavia G
Este pasaje del Evangelio es uno de los más profundos en aplicaciones para nuestra vida diaria. Veamos:

1.- Un pobre ciego, no puede valerse por sí mismo, vive marginado y de la caridad de los demás, si la tienen. Un sufrimiento intenso, indescriptible.
2.- Jesús lo sabe y le ofrece el medio para realizarse plenamente: la curación, con todo cuanto ello implica.
3.- Ante eso, la propia familia del antes ciego se desentiende y le dejan solo. Al curarse, parece que para ellos se ha convertido en un problema. Nadie se alegra de su curación. ¡ Es una situación terrible y desconcertante !
4.- Los sabios, los entendidos del templo, le tratan con un desdén total y lo expulsan por atreverse a defender a Jesús, que lo ha curado.
5.- Y entonces, Jesús le da TODO. Jesús pasa a ser el hogar de su corazón, la plenitud de su ser, porque le revela quién es.

Ante todo eso, tengo muy claro lo que significa para mí: es Jesús quien de verdad me conoce, quien de verdad me aporta el Bien supremo que necesito, Jesús, siempre Jesús, incluso en las situaciones de total abandono, como la de este ciego. Y ante esa actitud de Jesús tengo que reconocerla, adorarle, recibirle, y RESITUAR todo lo demás en grado secundario para que me haga sufrir sólo y únicamente en grado secundario.

¡ Es una libertad inmensa ! La Luz de Cristo + la ruptura de lazos que atan y no liberan, la verdad clara de conocer a otros que no son de fiar en los peores momentos.
04/04/11 11:22 AM
  
Tula
A mí lo que más me da que pensar es que, esta vez, nadie pide nada. El ciego no pide ver, no parece que haya una inquietud por su parte, está "tan tranquilo" con su ceguera; tampoco hay nadie que pida para
él, como otras veces. Jesús toma la iniciativa, se compadece y actúa. Todo sale de Jesús, hasta hay un "trabajo", fabricar el barro.

Yo no se nada, y a lo mejor estoy diciendo tonterías, ni siquiera he terminado de leer los Evangelios, pero no recuerdo otra ocasión en que la curación haya sucedido así, sin pedirlo, seguramente la hay, no lo sé.

Es todo gracia. El gratis total, en principio ni siquiera pedirlo.

Me vino enseguida a la memoria Is 65,1 "Yo ofrecía respuesta a quienes no preguntaban, me dejaba encontrar por quienes no me buscaban. Yo decía "Aquí estoy, aquí estoy" a un pueblo que no invocaba mi nombre."


05/04/11 12:05 AM
  
luis
¿Respondieron mal, respondieron bien los padres del ciego?
Por lo menos reconocieron a su hijo, en dos aspectos: admitieron que esa persona era su hijo, y le admitieron capacidad para responder, "ya tiene edad suficiente". Nada mal.
05/04/11 4:19 PM
  
Flavia G
luis,

oh, sí, maravillosos padres. No expresan la menor alegría por la curación de su hijo ni la menor gratitud hacia quien le haya curado, que podrían haberlo hecho perfectamente, además de decir lo que dicen. Y me atengo al texto, que es de lo que se trata, no tengo por qué imaginar si lo hicieron después o no. Se trata del pasaje evangélico, tal como se comentaría en una clase. Da la impresión de que tienen miedo a complicarse la vida ante quienes los interrogan.

Fenomenales padres.

Pero vamos, no entro en debates ni me voy a extender más. Si a ti te parece que actuaron bien...
05/04/11 6:26 PM
  
luis
No sé, hicieron algo que a los padres nos cuesta hacer: reconocer a un hijo como hijo y al mismo tiempo darle voz, su propia voz. Es bastante, aunque quizás no sea suficiente. "Si hubiera sido mudo, debían hablar por él, pero ellos sólo lo conocían como ciego" (San Agustín).
06/04/11 2:14 AM

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