"Subsistit in"
El paréntesis filosófico continúa, pero ahora en clave teológica, en la variante “amateur". Desde el Concilio Vaticano II se ha venido diciendo en muchas ocasiones lo siguiente:
“En lo referente a la relación entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica, la expresión “subsistit in” (“subsiste en”) sustituye al “es”.
Es decir, en vez de decir “la Iglesia de Cristo es la Iglesia Católica” o “la Iglesia Católica es la Iglesia de Cristo”, ahora se dice “la Iglesia de Cristo subsiste en la lglesia Católica”.
(Curiosamente, habría que ver cómo sería, de acuerdo a esto, la frase en la que el sujeto fuese la Iglesia Católica.)
Con ella se expresa que la plenitud de la Iglesia de Cristo se encuentra solamente en la Iglesia Católica.
La “subsistencia” es la propiedad del ser en forma de sujeto que existe en sí, y en ese sentido, expresa también el ser en su modo perfecto, la sustancia, contrapuesto al ser imperfecto, que es el accidente, que existe “en otro”, y también a las partes de la sustancia, físicas o metafísicas, que no “subsisten” sino en cuanto integradas en la sustancia completa.
Pero esta expresión, a diferencia del “es”, deja abierta la posibilidad de que fuera de esa plenitud, por el pecado de los hombres que hace surgir las divisiones entre los cristianos, existan “elementa ecclesiae”, concretamente, Iglesias locales y comunidades cristianas, que de suyo tienden a la unidad católica.
Lo que esta expresión no permite es decir que la Iglesia de Cristo “subsiste en” las Iglesias o comunidades cristianas separadas de la Iglesia Católica. En ese sentido se ha pronunciado el Magisterio eclesiástico contra Leonardo Boff.”
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Frente a todo esto, se impone la pregunta: ¿Hay o no hay identidad entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica?
Si la hay, obviamente que hay que seguir diciendo, tanto que la Iglesia de Cristo es la Iglesia Católica, como que la Iglesia Católica es la Iglesia de Cristo.
Si no la hay, obviamente que no la habrá tampoco entre la Iglesia de Cristo y cualquier otra Iglesia o comunidad cristiana. Y entonces, o bien la Iglesia de Cristo se identifica con el conjunto de las Iglesias y comunidades cristianas hoy existentes, o bien es una realidad puramente espiritual, o bien no existe hoy día.
Pero ninguna de estas alternativas es aceptable. La Iglesia de Cristo es una, tanto en su dimensión espiritual como en su dimensión visible. Y esa unidad no se da hoy entre todas las Iglesias y comunidades cristianas existentes.
Igualmente, la Iglesia de Cristo no es puramente espiritual, sino también visible.
Y obviamente que existe hoy día, con sus dos dimensiones, la visible y la invisible, pues ello es una verdad de fe.
Luego, sólo queda la identidad entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica, y en ese sentido, sigue siendo verdad que la Iglesia de Cristo es la Iglesia Católica, y que la Iglesia Católica es la Iglesia de Cristo.
De hecho, en Metafísica la identidad se define como “unidad en la sustancia”, o sea, precisamente, en la “subsistencia”. La “subsistencia” puede por tanto entenderse analógicamente, “secundum quid", de toda forma perfecta de existencia de algo, aunque no designe la forma perfecta de existencia del ente como tal, que es la sustancia, la cual no puede aplicarse a la Iglesia en sentido entitativo, pues está formada por muchas sustancias, es decir, muchas personas.
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Pero, se objeta, la afirmación de esa identidad, mediante el “es”, excluye que fuera de la plena comunión que es la Iglesia Católica pueda haber “elementa ecclesiae”.
A lo que respondemos que eso sería verdad, si la identidad se afirmase bajo todo punto de vista, pero no lo es si, como es el caso, la identidad se afirma solamente desde el punto de vista, precisamente, de la “subsistencia” de la Iglesia Cristo, o sea, de su realidad perfecta.
Es la Iglesia de Cristo en su subsistencia, en su realidad perfecta, la que es la Iglesia Católica, y es la Iglesia Católica la que es la Iglesia de Cristo en su subsistencia, en su realidad perfecta. Bajo este punto de vista, la identidad es total.
Eso no excluye, por tanto, que si consideramos a la Iglesia de Cristo no en su subsistencia o realidad perfecta, sino en sus realizaciones imperfectas, porque desgajadas del tronco original, en los “elementa ecclesiae” que se dan fuera de la Iglesia Católica, allí, y sólo allí, no valga la identidad entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica, sino que sean, imperfectamente por eso mismo, no en forma subsistente, Iglesia de Cristo, o mejor, elementos de la Iglesia de Cristo, sin ser Iglesia Católica.
¿Hay en esto algún atentado contra la lógica? No, porque tradicionalmente en la filosofía realista y en la teología católica el modo de evitar los atentados contra la lógica ha sido distinguir las diversas acepciones de los vocablos, como hemos hecho aquí.
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Es decir, que el “subsistit in” es un gran hallazgo de la teología conciliar, si y sólo si se lo entiende en unión con el “es”, del cual de ningún modo se puede prescindir.
En efecto, ¿qué quiere decir que la naturaleza humana subsiste en Pedro, sino que Pedro es hombre? No se trata solamente de que la naturaleza humana se encuentre en él, sino de que él es hombre. Una moneda se encuentra en un bolsillo, pero el bolsillo no es la moneda.
Y por la misma razón, no alcanza con decir que en la Iglesia Católica subsiste la Iglesia de Cristo, o se encuentra la Iglesia de Cristo, si no se dice además, o peor aún, se niega, que la Iglesia Católica es la Iglesia de Cristo.
Ahora bien, la naturaleza humana puede subsistir en varios individuos distintos, en Juan, en María, y por eso no se puede decir sin más que la naturaleza humana es Pedro.
Pero la Iglesia de Cristo, según la doctrina católica, no tiene ni puede tener varias subsistencias distintas. Luego, nada impide, sino que al contrario, es necesario decir que la Iglesia de Cristo es la Iglesia Católica.
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La prueba del nueve de lo que venimos diciendo es que ciertamente no parece posible sostener en teología católica las tesis siguientes: 1) La Iglesia de Cristo no es la Iglesia Católica. 2) La Iglesia Católica no es la Iglesia de Cristo.
Pero por el principio de tercero excluido, o la Iglesia de Cristo es la Iglesia Católica, o no lo es, no hay tercera posibilidad. E igualmente: o la Iglesia Católica es la Iglesia de Cristo, o no lo es, no hay tercera posibilidad.
Por la misma razón no parece tampoco que se pueda decir que no hay que pronunciarse sobre si la Iglesia de Cristo es o no es la Iglesia Católica, o viceversa. Porque necesariamente una de las dos proposiciones contradictorias es verdadera, y entonces, es necesario definirse por una o por la otra.
Recordemos que, obviamente, el Concilio no ha negado que la Iglesia de Cristo sea la Iglesia Católica, o viceversa, ni tampoco ha dicho expresamente que se deba “sustituir“, y no complementar, una expresión con la otra.
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¿Bastará con decir que la situación creada por la división surgida del pecado del hombre es contradictoria y no puede resolverse lógicamente, y que por eso mismo, la tendencia ecuménica a la unidad muestra que no estamos aceptando el relativismo eclesiológico que intenta fundamentarse en la pluralidad de subsistencias eclesiales?
No nos parece. Ante todo, lo contradictorio no existe, ni puede existir.
En segundo lugar, no es contradictorio afirmar la identidad en cuanto a la subsistencia y negarla en cuanto a lo que carece de subsistencia.
Y en tercer lugar, la búsqueda ecuménica de la unidad no puede ser la búsqueda de la unidad de la Iglesia, sino sólo la búsqueda de la unidad de los cristianos. La Iglesia es Una, no sólo en lo espiritual sino también en lo visible, y lo es indefectiblemente: dato de fe. La Iglesia no ha dejado nunca de ser Una, desde Pentecostés, ni dejará de serlo hasta la Parusía.
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El “es”, como no podía ser de otro modo, es palabra clave del pensamiento católico. Jesús es Dios, y no solamente Dios se encuentra o está en Jesús. La eucaristía es el Cuerpo y Sangre de Cristo, que no solamente están o se encuentran en ella. Y la Iglesia de Cristo no se encuentra solamente en la Iglesia Católica, sino que es la Iglesia Católica, y sólo en ese sentido se entiende católicamente el “subsistit in”.
34 comentarios
No creo que pueda afirmarse que "la Iglesia de Cristo es una sustancia en sentido propio". en sentido propio, la Iglesia es un todo relacional, una sociedad, perteneciente a la categoría accidente, no a la de substancia. La pertenencia a la Iglesia es también una relación. Por eso, no tiene sentido sostener la inherencia de otras Iglesias en la Iglesia: los que inhieren en los todos relacionales son los individuos, las otras "Iglesias" no tienen subsistencia sin la sustancia en que inhiere la Unica Iglesiamde Cristo. La subsistencia de la Iglesia es una inherencia en Cristo, el sí una sustancia. Es curioso que un Concilio integrado por tantos seguidores de De Lubac y otros que se cansaron de afirmar la relatividad de la Iglesia a Cristo hayan recalado en este término.. Por eso, el uso del término "subsistencia" es desafortunado desde el punto de vista metafísico.
Saludos
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Bueno, por eso digo en el texto que la Iglesia "en cierto sentido" es una sustancia en sentido propio. Lo que pasa es que decir solamente que la Iglesia es de orden relacional y accidental parece quitarle fuerza a aquello del "Cuerpo de Cristo", del cual todos somos miembros por el bautismo, y a la frase de Bossuet: "La Iglesia es Jesucristo difundido y comunicado". También se habla de la "persona mística" de la Iglesia, y con ello, así como con la expresión "Cuerpo de Cristo", se quiere ir más allá de lo meramente metafórico.
Sin duda, que por lo que mira a la relación de nosotros con Cristo, todo ello permanece en lo accidental, pero Cristo no está fuera de la Iglesia, ni es un miembro más de la misma. Es su Cabeza, y ella es su Cuerpo.
Tampoco creo que se pueda decir que la Iglesia inhiere en Cristo como el accidente en la sustancia. El accidente "relación" tiene un sujeto y un término. En este caso, el sujeto somos nosotros, los bautizados, y el término es Cristo, que no es por tanto el sujeto de inhesión de nuestra relación con Él ni mucho menos de nosotros mismos.
Los individuos no inhieren en los todos relacionales, sino que esas relaciones inhieren en los individuos.
Saludos cordiales.
Si la función del Magisterio es ACLARAR la doctrina, y siempre hay que ir desde menos claridad a más claridad, la frase "subsistit in" es algo que debemos rechazar. Introduce ambigüedad de forma innecesaria y no ayuda a los fieles a entender la doctrina. Si todos tenemos que hacer las piruetas linguísticas que ha hecho el autor de este artículo para comprender el Magisterio actual, ¡vamos apañados!
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La función del Magisterio es, muchas veces, al menos, definir, precisar, y eso traerá más claridad o no según la familiaridad, entre otras cosas, que el destinatario tenga con el vocabulario empleado, que muchas veces no tiene más remedio que ser filosófico, como se ve claramente por lo menos desde el Concilio de Nicea.
De hecho, y salvando las distancias obviamente infinitas, de buena parte de la Suma Teológica se podría decir, con el criterio que parece emplearse aquí, que son "piruetas lingüísticas".
Y en realidad, modestamente, pienso que para entender con bastante claridad lo dicho en el "post" no hace falta tampoco un intelecto sobrehumano, aunque sí ciertas ganas de concentrarse y prestar atención.
Saludos cordiales.
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Un término no necesita ser unívoco para ser predicado en sentido propio. Decimos que Dios es Sabio, en un sentido que es a la vez propio y analógico.
Pero en la expresión del "post" no se trataba tanto de hacer una analogía, cuanto de precisar el sentido en que se afirma una proposición.
Lo de ser "en cierto modo una sustancia" habría que entenderlo así: que el centro de la realidad eclesial, Jesucristo Nuestro Señor, es una sustancia.
El punto clave es que Jesucristo no puede quedar fuera de nuestro concepto de la Iglesia. Y que siendo Dios, no es parte propiamente de nada, sino siempre un todo.
La Iglesia es entonces una realidad compleja, que incluye un elemento sustancial y otro relacional. Sería una expresión de racionalismo eclesiológico, pienso, reducirla a solas las relaciones.
Saludos cordiales.
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Según la fe católica, existen las Iglesias locales, que tienen en su cabeza al Obispo, y que se distinguen, cada una de ellas, de la Iglesia Universal. En ese sentido, la Iglesia Universal no es simplemente una colección de individuos relacionados entre sí.
Los Padres llaman a Jesús "autobasileia", porque Él es el Reino de Dios, personalmente, y no solamente lo instaura. Y la Iglesia es en Cristo, dice el Vaticano II, el germen del Reino en la tierra. Eso es coherente con el nombre de "Cuerpo de Cristo" que se da a la Iglesia en las epístolas paulinas.
La Iglesia no es solamente un conjunto de relaciones, es también el Centro de todas esas relaciones, que es una sustancia, Cristo Nuestro Señor. Ante todo, la Iglesia es un misterio, y por eso hizo bien el Concilio en destacar esa dimensión mistérica de la Iglesia al comienzo de la "Lumen Gentium".
La complejidad de la realidad de la Iglesia se ve por las dos imágenes complementarias: Cuerpo de Cristo y Esposa de Cristo, la primera muestra la identidad entre la Iglesia y Cristo, la segunda, la diferencia entre ambos.
Saludos cordiales.
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Sin duda, si por "no" entendemos "no en plenitud" y "no todos".
Saludos cordiales.
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Hay imágenes que pertenecen al depósito de la fe y que no se puede por tanto despachar sin más. Sin duda, es necesario tratar de conceptualizarlas en lo posible. Pero para eso también es necesario, entre otras cosas, conocer muy bien la Metafísica.
Saludos cordiales.
La función del Magisterio no es aclarar la doctrina. La función del Magisterio es interpretar el depósito de la fe, lo cual es distinto.
Por lo demás, eso que dices que "la frase subsistit in es algo que debemos rechazar" supone que tú tienes más autoridad que el Magisterio.
. La Iglesia de Cristo "es" la Iglesia Católica.
Lo de "subsistit in" no deja de ser un tecnicismo, por cierto muy bien conseguido, pero complejo de entender y fácil de malinterpretar, porque no es de uso familiar y usual.
Así pues, desde un punto de vista de sociología de la lengua, a la gente corriente e incluso para los que tiene ciertos conocimientos, lo simple tiene mejor recomendación:
. la Iglesia de Cristo "es" la Iglesia Católica.
"Subsistit in" puede tener como sinónimos:
. La Iglesia de Cristo
. subsistit in / permanece / se mantiene / se conserva
. en la Iglesia Católica.
Según el RAE, "subsistir" puede definirse en un sentido filosófico:
. La Iglesia de Cristo
. existe con todas las condiciones propias de su ser y de su naturaleza (o sea, "es")
. en la Iglesia Católica.
Y esto es evidente, dado que las Iglesias más próximas a la Católica, como son las Ortodoxas, carecen de Pontífice, con lo cual se convierten en Iglesias "imperfectas", dado que al faltar el Papa, por ejemplo, sus comunidades sólo tiene obispos, los cuales por siempre jamás nunca tendrán la infalibilidad pontificia.
Y además de este caso, hay otros muchos otros supuestos.
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Bueno, mi tesis no es tanto que el "es" sea más sencillo y fácil de entender, que lo es, ciertamente, sino que el "es" es exigido por la fe católica y no puede ser negado ni se puede tampoco "prescindir" de él.
Y además, que el "subsistit in" se entiende correctamente sólo en unión con el "es".
A su vez, el "subsistit in" ayuda a entender correctamente el "es", sobre todo, de cara a la existencia de "elementa ecclesiae" fuera de los confines visibles de la Iglesia Católica.
Saludos cordiales.
El depósito de fe estaba perfectamente interpretado ya sobre este punto, antes del CVII. Todos los católicos lo entendíamos, sabíamos que fuera de la Iglesia no hay salvación. Así de claro, así de fácil.
Luego se nos dice que sí pero no. ¿Qué era lo que dijo el Señor sobre Sí, Sí, No, No?
Si tú entiendes un determinado concepto de física, por ejemplo, y luego llega un profesor y te lo explica de una manera tan enrevesada que ya no sabes si lo entiendes o si el hombre se ha vuelto loco, hay que decir que es un mal profesor. Lo que ya entendías, lo ha vuelto complicado.
Magisterio viene de "magister", profesor. Si un profesor te confunde, no es un buen profesor.
Y no me estoy poniendo por encima del Magisterio. Precisamente rechazo la frase "subsistit in" porque me tomo en serio el Magisterio anterior al Concilio, que contradice el actual. Como dice San Vicente de Lerins, cuando hay duda, quedarse con lo tradicional.
Saludos en Cristo y mis mejores deseos.
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No necesariamente un profesor a quien uno no entiende es un mal profesor. En esos casos conviene primero revisar la forma en que estamos tratando de entenderlo, pues nada impide que el problema esté de nuestro lado, y no del suyo.
La fe en el Magisterio de la Iglesia implica que se le reconoce su autoridad más allá de que lo que diga sea fácil o difícil de entender.
Es claro que lo más tradicional de todo en la Iglesia es seguir al Magisterio y creer en la promesa de la indefectibilidad de la Iglesia que Cristo hizo a Pedro.
De lo contrario estaríamos siguiendo un criterio más protestante que católico.
Antes del Concilio Vaticano II, bajo Pio XII, el P. Feeney fue condenado por decir que los que no pertenecen visiblemente a la Iglesia Católica no se pueden salvar.
Más aún, San Cipriano de Cartago, según toda la tradición que llega hasta el día de hoy, pasando por San Pío V, San Pío X y Pío XII, estuvo del lado equivocado en su polémica con el Papa Esteban, donde éste sostenía que el bautismo dado por los herejes es válido, y aquel lo negaba.
Por eso el dicho tradicional: "fuera de la Iglesia no hay salvación", hay que entenderlo en el sentido en que lo entiende la Iglesia: todo el que se salva, se salva de algún modo por la Iglesia y no al margen de ella.
Saludos cordiales.
En toda analogía hay dos analogados: principal y secundario.
Cuando un concepto se predica en sentido propio remite al analogado principal. Y cuando se predica “en cierto sentido” remite al secundario.
Ejemplo: Dios es bueno (con bondad esencial imparticipada) en sentido propio, NO “en cierto sentido”; el demonio es bueno “en cierto sentido” (con bondad participada ontológica, y no moral) pero no en sentido propio.
Predicar al mismo tiempo un concepto análogo “en cierto sentido” y “en sentido propio” es una contradicción. Que sólo puede excluirse disolviendo los analogados en la univocidad o haciéndose hegeliano…
Saludos.
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Respecto de la analogía, es erróneo decir que el sentido propio de un término análogo sólo se da cuando se lo predica del analogado principal. Lo que no es propio, es metafórico. Es claro que las cosas creadas no son "buenas" en sentido sólo metafórico, por más que sólo Dios es el analogado principal del concepto de algo "bueno".
De hecho, es tradicional la distinción entre analogía de proporcionalidad propia y analogía de proporcionalidad impropia. Y en la analogía de proporcionalidad no hay analogado principal, ni secundario, como sí lo hay en la de atribución. Lo que hay es una semejanza entre relaciones.
Más aún, no se me ocurren ejemplos de analogía impropia, es decir, metafórica, que no sean analogías de proporcionalidad y no de atribución.
En la metáfora es clara la analogía de proporcionalidad, pues por ejemplo, dice Homero al hablar de la "aurora de rosados dedos", que la relación que hay entre el color de las nubes y la aurora es semejante a la que hay entre el color de los dedos y la mano.
O bien, al hablar del "pie de la montaña", que la relación que hay entre la montaña y su base es semejante a la que hay entre el hombre y sus pies.
Saludos cordiales.
Desde el momento en que la pertenencia a la Iglesia está dada por distintos elementos, se puede lícitamente hablar de "comunión parcial" si, para un individuo o grupo de individuos, algunos de estos elementos están presentes y otros no.
Tradicionalmente, la nota de unidad de la Iglesia se define como (a) profesión de la misma Fe, (b) recepción de los mismos Sacramentos, y (c) obediencia a una misma Autoridad. Hablando estrictamente y si consideramos los tres elementos como esenciales, entonces si falta cualquiera de ellos, no hay pertenencia a la Iglesia. Y en este sentido no hay comunión parcial posible. Sin embargo, como decía antes, nada impide que se emplee el término "comunión parcial" para definir la situación de un individuo o grupo de individuos que carecen de algún elemento esencial de la pertenencia a la Iglesia.
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Tal vez sea mejor hablar de comunión "simpliciter" o simplemente hablando, y comunión "secundum quid" o bajo cierto aspecto. Esos tres elementos serían esenciales al concepto de comunión "simpliciter", y la falta de uno o dos de ellos nos pondría ante la comunión "secundum quid".
Eso quiere decir, parece, que el término "comunión" se aplica analógicamente a ambos casos.
Saludos cordiales.
Primera pregunta: ¿El Concilio Ecuménico Vaticano II ha cambiado la precedente doctrina sobre la Iglesia?
Segunda pregunta: ¿Cómo se debe entender a afirmación según la cual Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia católica?
Mas claro, imposible.
La Iglesia de Cristo "es" la Iglesia Católica.
Viva Santo Tomás de Aquino!!!
Fuente:
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20070629_responsa-quaestiones_sp.html
Si yo hago algo malo, subsiste en mí mi naturaleza buena. No ha desaparecido, sigue estando allí en plenitud aunque visiblemente pudiera parecer que ya no es así.
La Iglesia, formada por pecadores, a veces se aparta del Bien eterno que es Cristo. Pero subsiste en ella el Señor, completo, íntegro, sin pérdida alguna, aunque nosotros, pecadores, seamos indignos de tal bondad.
Yo no puedo decir que SOY bueno (sólo Dios es bueno), porque hago cosas malas. Pero sí puedo decir que subsiste en mí la bondad. No por mis méritos, que no los tengo, sino por la infinita gracia de Dios que sigue creyendo en mí a pesar de todas las evidencias en mi contra.
La Iglesia católica no puede decir que ES la de Cristo, porque sería excesivamente arrogante. Implicaría una perfección más allá de toda duda, inalcanzable para todos nosotros los pecadores que faltamos a Dios siete veces al día. Pero sí puede decir que en ella subsiste la Iglesia de Cristo, a la que cada domingo vamos a buscar, tratamos de develarla, asistimos a fulgores de ella, sabemos que allí está, aunque puedan presentarnos mil evidencias en su contra.
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No veo que lo entienda así la teología católica. El pecado de los miembros de la Iglesia no es pecado de la Iglesia. La Iglesia es Santa, son sus miembros los que pueden ser pecadores. La Iglesia divide en nosotros, dicen los teólogos, el bien del mal, y sólo por lo que hay en nosotros de bien sobrenatural pertenecemos a la Iglesia. Hay pecado en los miembros de la Iglesia, pero no hay pecado en la Iglesia, a la que Cristo lavó con su sangre en el baño del bautismo para presentarla a Sí mismo sin mancha ni arruga alguna.
Cuando el Concilio dice que la Iglesia es "santa y necesitada de purificación", está juntando en una sola frase lo que corresponde a la Iglesia y lo que corresponde a los miembros de la Iglesia.
La Iglesia no puede apartarse del Bien eterno que es Cristo, porque dejaría de ser, ipso facto, la Iglesia, dejaría de ser el Cuerpo de Cristo, el Templo del Espíritu Santo. Habrían resultado falsas las palabras del Señor cuando prometió que las puertas del infierno no prevalecerían contra ella.
Sólo Dios es Bueno en el sentido de que sólo Él se identifica sin más con la Bondad misma subsistente. Las creaturas son buenas, porque participan realmente, y no sólo metafórica o impropiamente, de esa Bondad. Sólo Dios es su Bondad, pero eso no quiere decir que las creaturas no puedan tener bondad, participar de ella, sin identificarse con ella, y en ese sentido, ser buenas, aunque no sean la Bondad misma.
La Iglesia de Cristo no es Dios, y por tanto, no hay dificultad por ese lado para que la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica sean una sola y la misma cosa. Por otra parte, como digo en el "post", si la Iglesia Católica no es la Iglesia de Cristo, entonces ¿alguna otra lo es? ¿ O si ninguna otra en particular lo es, lo es el conjunto de las iglesias cristianas de distintas denominaciones? ¿O, si ninguna de ellas, ni su conjunto, lo es, es la Iglesia de Cristo una magnitud puramente espiritual, como piensan los protestantes? ¿O, si tampoco es así, en definitiva no existe hoy entre nosotros?
Por otra parte, si la Iglesia de Cristo es algo que puede fulgurar o no en la Iglesia Católica, parece que sí estamos hablando de una Iglesia puramente espiritual, que estaría como "escondida" en la realidad visible de la Iglesia Católica. Pero esa no es la doctrina católica, según la cual la Iglesia de Cristo es una sola realidad al mismo tiempo visible e invisible, histórica y espiritual, inseparablemente.
No son dos Iglesias, una dentro de otra, una visible, la Católica, y otra espiritual, la de Cristo. Es una sola y única Iglesia a la vez visible e invisible, de modo análogo a como Cristo Nuestro Señor es una sola y única Persona divina, y en cuanto tal, invisible, que posee también la naturaleza humana, y por ella, fue visible a los hombres de su tiempo.
Por eso, así como Dios no solamente "está" en Cristo, sino que Cristo es Dios, así también, la Iglesia de Cristo no solamente "está" en la Iglesia Católica, sino que ésta es la Iglesia de Cristo.
Saludos cordiales.
La objeción que dice que el término “subsiste” no puede aplicarse a la Iglesia, porque son las sustancias las que subsisten y la Iglesia no es una sustancia, sino un conjunto accidental de sustancias, me ha llevado finalmente a reformar esa parte del texto, de acuerdo a lo que sigue.
Es tradicional la doctrina que dice que Cristo y la Iglesia forman “una sola persona mística”, pero es cierto también que esa única persona mística compuesta por Cristo y los cristianos, que son una pluralidad de sustancias y de personas, no es por ello mismo una persona física sustancial.
Por eso, para entender la expresión “subsiste” aplicada a la Iglesia, parece mejor lo siguiente:
La subsistencia, simplemente hablando, expresa el modo perfecto de ser sin más, que es el propio de las sustancias. Por eso, otros modos perfectos de ser esto o aquello pueden ser llamados analógicamente subsistencias, sin que por ello se afirme, en ese caso, la subsistencia sustancial.
Por ejemplo, podemos decir que la doctrina de Fulano subsiste entre sus seguidores, que la guardan fielmente, cuando es evidente que las doctrinas tienen una existencia accidental en la mente de los seres humanos.
Igualmente, la subsistencia indica la existencia en sí, y en sentido, independiente. Analógicamente se aplica a la Iglesia Católica, por cuanto ella es la Iglesia de Cristo independientemente de todo otro cuerpo eclesial, lo que no sucede con las Iglesias y comunidades separadas de la Católica, que por eso mismo no son la Iglesia de Cristo, sino que tienen "elementos" de esa Iglesia.
¿Es una subsistencia propia o es una subsistencia metafórica? La existencia perfecta de la Iglesia de Cristo en la Iglesia Católica, y sólo en ella, es propia y no solamente metafórica.
¿Se puede hablar de subsistencia “secundum quid”? Parece que eso va de suyo desde que hablamos de “subsistencia” en sentido analógico.
Recordar lo ya dicho: “propio” y “analógico” no se oponen necesariamente.
Finalmente, la expresión “una sola persona mística” referida a Cristo y la Iglesia no designa una unidad sustancial ontológica, sino una unidad espiritual basada en la gracia y en la caridad, que es propia y real, y no solamente metafórica. Escuchemos a Charles Journet, en “La Iglesia del Verbo Encarnado”, 1951 (traducción nuestra):
“Desde el punto de vista entitativo, la unidad de la Iglesia se define como accidental, no como sustancial; como sobrenatural, y no como natural, lo que la vuelve (ontológicamente) más preciosa que la unidad sustancial propia de las creaturas; como referida por la humanidad del Salvador al Espíritu Santo que es su principio supremo, no como abandonada a la falibilidad de las creaturas. Ella se define como unidad de caridad en la gracia divina, no como unidad de identidad en la naturaleza divina; como proveniente de nuestra operación (en este sentido se la puede llamar “moral”), no de una identificación con el ser sustancial o personal de Dios (en este sentido, no es ontológica); como efectiva y ya realizada, no como afectiva y aún esperada (en este sentido se la debe llamar “física”); como objetiva y no como simplemente causada; como mutua, o resultante de un amor de amistad, no como unilateral, o resultante de un simple amor de benevolencia; como fundada en la presencia de inhabitación de las tres Personas divinas, no en la simple presencia de inmensidad del Creador. Pero desde el punto de vista espiritual, intencional, místico, se la definirá como una unidad sustancial, porque, adhiriendo al Señor por el amor, la Iglesia no hace sino un solo Espíritu con Él. (…) Una concepción tal de la unidad de la Iglesia es capaz (…) de conservar toda su singular energía a los pasajes que anuncian, en fin de cuentas, la identificación espiritual o mística de Dios y de su Iglesia: “Que sean uno, como nosotros somos uno”; “Que el amor con que me has amado esté en ellos”.”
Saludos cordiales.
(…) El uso de esta expresión, que indica la plena identidad entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia católica, no cambia la doctrina sobre la Iglesia. (…)
El Concilio ha querido expresar la identidad de la Iglesia de Cristo con la Iglesia católica. Esto se encuentra en las discusiones sobre el Decreto Unitatis redintegratio.(…)
Postea clare affirmatur solam Ecclesiam catholicam esse veram Ecclesiam Christi(…)
Expressius dicatur unam solam esse veram Ecclesiam Christi; hanc esse Catholicam Apostolicam Romanam; omnes debere inquirere, ut eam cognoscant et ingrediantur ad salutem obtinendam...R(espondetur): In toto textu sufficienter effertur, quod postulator(…)
Clarius dicendum esset veram Ecclesiam esse solam Ecclesiam catholicam romanam...R(espondetur): Textus supponit doctrinam in constitutione ‘De Ecclesia’ expositam, ut pag. 5, lin, 24 - 25 affirmatur"(…)
Por lo tanto, la comisión que debía evaluar las enmiendas al Decreto Unitatis redintegratio expresa con claridad la identidad entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia católica, y su unicidad, y fundada esta doctrina en la Constitución dogmática Lumen gentium.(…)
R(espondetur): a) Ex toto textu clare apparet identificatio Ecclesiæ Christi cum Ecclesia catholica, quamvis, ut oportet, efferantur elementa ecclesialia aliarum communitatum».(…)
«Pag. 7, lin.5 Ecclesia a successoribus Apostolorum cum Petri successore capite gubernata (cf. novum textum ad pag. 6. lin.33-34) explicite dicitur ‘unicus Dei grex’ et lin. 13 ‘una et unica Dei Ecclesia’» (Act. Syn. III/VII).Las dos expresiones citadas son las de Unitatis redintegratio 2.5 e 3.1. (...)
Saludos cordiales.
Es doctrina católica que cuerpo y espíritu forman una unidad indivisible, no son dos "cosas" separadas. Siendo así, no es inconsistente pensar que la Iglesia exista, subsista o sea, al mismo tiempo, un conjunto de pecadores con un santo espíritu. La Iglesia sin personas (sin "cuerpos") no existe, como tampoco existe sin Cristo. Somos Una con El, Santa con El, Católica (universal) con El.
Si bien es cierto que el espíritu es inmaterial, eso no significa que su acción no sea visible a través de los actos del cuerpo. Cuando yo me arrodillo frente al Santísimo no es sólo el cuerpo el que se postra, sino también, en conjunto, mancomunadamente, el espíritu. Asímismo, al ver a la Iglesia Católica vemos a la Iglesia de Cristo, no oculta sino manifiesta, diáfana, perfecta a pesar de todos sus defectos.
Sin embargo, pese a ser unidad, cuerpo y espíritu no SON lo mismo. Son dos partes de un todo. El cuerpo sin espíritu no vive, el espíritu sin cuerpo no subsiste. Por eso creemos en la resurrección de la carne y no en la transmigración de las almas o la reencarnación. De modo similar, la Iglesia Católica sin la Iglesia de Cristo no vive, ni la Iglesia de Cristo sin la Iglesia Católica puede subsistir. Ambas forman un conjunto indivisible, sin SER lo mismo.
La Iglesia de Cristo no podría "transmigrar" ni "reencarnarse" en otro grupo separado, por muy "muerta" que queramos declarar a la Iglesia Católica. La Iglesia Católica tampoco podría infundirse de un espíritu ajeno, por mucho que quieran endilgarle "el humo de Satanás".
Y así seguirá siendo hasta el fin de los tiempos.
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Dice la Constitución “Lumen Gentium” en su n. 8:
“8. Cristo, el único Mediador, instituyó y mantiene continuamente en la tierra a su Iglesia santa, comunidad de fe, esperanza y caridad, como un todo visible, comunicando mediante ella la verdad y la gracia a todos. Mas la sociedad provista de sus órganos jerárquicos y el Cuerpo místico de Cristo, la asamblea visible y la comunidad espiritual, la Iglesia terrestre y la Iglesia enriquecida con los bienes celestiales, no deben ser consideradas como dos cosas distintas, sino que más bien forman una realidad compleja que está integrada de un elemento humano y otro divino. Por eso se la compara, por una notable analogía, al misterio del Verbo encarnado, pues así como la naturaleza asumida sirve al Verbo divino como de instrumento vivo de salvación unido indisolublemente a El, de modo semejante la articulación social de la Iglesia sirve al Espíritu Santo, que la vivifica, para el acrecentamiento de su cuerpo (cf. Ef4,16).”
Ese “no ser dos cosas distintas, sino una realidad compleja integrada por un elemento humano y otro divino” no puede entenderse en el sentido en que el alma y la materia, en el ser humano, forman una única realidad sustancial individual.
Porque el ser humano resultante de la unidad de ambos elementos, el material y el espiritual, no se identifica con ninguno de los dos, sino que es algo así como un “tertium quid” que existe a partir de ambos. El hombre no es el alma ni la materia, sino el compuesto de ambos.
Con ese criterio, habría que decir, si se sigue la opinión que presenta Ud., que la Iglesia de Cristo, parte espiritual, y la Iglesia Católica, parte material, forman una tercera realidad, que es la que existe concretamente, y que habría que encontrarle un nombre, si no fuese, claro, porque eso va evidentemente contra la fe.
Notemos que el pasaje citado de la “Lumen Gentium” refiere ese doble aspecto, tanto espiritual como material, tanto invisible como visible, a la misma y única Iglesia Católica. Eso queda claro por la continuación inmediata del texto, en el mismo numeral 8, en la que por otra parte es clara, como vimos que señala el documento de la Congregación para la Doctrina de la fe Fe de 2007, la identidad entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica:
“Esta es la única Iglesia de Cristo, que en el Símbolo confesamos como una, santa, católica y apostólica, y que nuestro Salvador, después de su resurrección, encomendó a Pedro para que la apacentara (cf. Jn 21,17), confiándole a él y a los demás Apóstoles su difusión y gobierno (cf. Mt 28,18 ss), y la erigió perpetuamente como columna y fundamento de la verdad (cf.1 Tm 3,15). Esta Iglesia, establecida y organizada en este mundo como una sociedad, subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él si bien fuera de su estructura se encuentren muchos elementos de santidad y verdad que, como bienes propios de la Iglesia de Cristo, impelen hacia la unidad católica.”
Según esto, la única Iglesia de Cristo es la que es Una, Santa, Católica y Apostólica, y ha sido encomendada por el Señor a Pedro para que la apacentara. Por tanto, la afirmación del “subsistit in”, que sigue inmediatamente, va precedida de la categórica afirmación de la identidad entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica.
Más aún, notemos que en el texto la que está "establecida y organizada en este mundo como una sociedad", es la Iglesia de Cristo, de la cual se viene hablando.
Es, por tanto, esa Iglesia de Cristo que es idénticamente Iglesia Católica, la que está integrada por un elemento espiritual e invisible, y otro material y visible, en vez de ser el elemento espiritual la Iglesia de Cristo y el elemento visible la Iglesia Católica.
Saludos cordiales.
En cambio Pablo, al referirse a la unidad estrechísima, que se da entre Cristo y todos lo que creen en ÉL, habla de "uno" en masculino, no en neutro, no de un conglomerado, sino de una persona que de modo "místico", pero no menos real, aúna en sí misma a muchas otras."Pántes gar hyméis éis éste en Jristo(i"(= Porque todos vosotros sois uno en Cristo - Gal 3, 28 -). Notando que no echa mano a "hén" (= uno, pero en neutro) sino a "éis" (en masculino, o sea:una persona, no un simple grupo).
Por otro lado, el mismo Pablo, desde su conversión, captó la sólida unión entre Cristo y los cristianos, porque, persiguiendo a estos últimos, recibe la noticia de parte del mismo Jesucristo, que lo estaba persiguiendo a ÉL:"¿Por què ME persigues?...Soy Jesús a quien tú persigues" (Hech 9,4 - 5; 22,8 - 9;26, 14 - 15).
Es innegable que todo apunta a una unidad mucho más fuerte que una mera congregación social o con cualquier otro cometido.
La salvacion en si misma es entrar a formar parte de la Iglesia. Hay tres estados en la Iglesia: orante, purgante y militante; y una sola Iglesia.
Por tanto, una persona en estado de desconocimiento insalvable de la Iglesia, si se salva sera por la Iglesia. Y para que se salve debera haber una pertenencia de deseo, es decir, un corazon que ame el bien y busque la justicia; aunque su conocimiento de esto sea imperfecto al no haber recibido el anuncio del evangelio de la Iglesia.
Repito, tan cierto es que fuera de la Iglesia no hay salvacion, que si te salvas es que has entrado a formar parte de la Iglesia (orante).
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Bueno, varias cosas:
1) La salvación no consiste en formar parte de la Iglesia. El católico puede condenarse, aún no está salvado en forma definitiva.
2)Los tres estados de la Iglesia, tradicionalmente, son la Iglesia militante, en la tierra; la Iglesia purgante, en el purgatorio, y la Iglesia triunfante, en el cielo.
3) Es cierto que el que se salva sin pertenecer visiblemente a la Iglesia Católica se salva por algún tipo de vinculación espiritual que tiene con la Iglesia Católica, y que ése es el sentido del axioma: "fuera de la Iglesia no hay salvación".
Saludos cordiales.
Un católico debe aceptar el Maisterio de la Iglesia. Todo, sin excepciones.
Desde el momento en que decides que determinadas intervenciones del Magisterio no "se deben tomar en serio", estás atribuyéndote una autoridad sobre el Magisterio.
Luego puedes hacer todas las piruetas intelectuales para decir que no te contradices. Pero el hecho claro y meridiano es que en una línea afirmas que no te pones por encima del Magisterio y en la línea siguiente decides qué intervenciones del Magisterio son serias y cuáles no lo son.
Por lo demás, si un maestro explica algo y los alumnos no lo entienden, puede ser problema del maestro (que no sabe explicar) o de los alumnos, que no son muy listos. No quiero ofenderte, pero el ejemplo lo iniciaste tú.
Y el caso es que en este caso, el Maestro está asistido por el Espíritu Santo, por lo que no falla. Me temo que el problema está en los alumnos. Además, lo entienden todos los alumnos salvo unos pocos. No digas que no lo entiende nadie: todos los católicos lo entienden salvo los lefebristas y cuatro gatos más. En total, cinco gatos. El resto lo entiende.
Está muy bien tu cita de San Vicente, pero la Tradición también dice que ubi Petrus ibi Ecclesia. ¿Por qué seleccionas la Tradición escogiendo lo que más te gusta y olvidándote de lo que te molesta? ¿O es que aquí también te atribuyes la autoridad para decir qué forma parte de la Tradición "seria"?
Honestamente yo creo que la opinión de "Santodomingo" al decir que lo que era claro se volvió confuso es correcta.
La prueba está en la tinta que ha hecho correr el dichoso "cambio" en la expresión de la doctrina.
La pregunta que haría que hacer es: luego de siglos afirmando simple y llanamente que la Iglesia católica ES la Iglesia de Cristo, ¿cómo justificar que ahora digan que "subsiste en" ?
El señor Néstor es un buen tomista, y posee las herramientas conceptuales suficientes para hacer que la expresión, luego de un largo, técnico y nada sencillo análisis termine significando algo parecido a la expresión tradicional, pero ¿y los demás?
El tema es que, como yo lo veo, el cambio favorece el ecumenismo. Obviamente eso de que la iglesia católica ES la Iglesia de Cristo no es muy del agrado de los protestantes y demás grupos. Luego va un poco en la onda suavizar las cosas y abrir la puerta a interpretaciones más amigables.
El Magisterio no debe ni puede ser equívoco. ni prestar se a ambigüedades, precisamente la ambigüedad hizo que un San Atanasio se apartara del Papa Liberio que estaba favoreciendo el arrianismo con su falta e claridad. San Atanasio fue incluso "excomulgado", y consagró Obispos católicos para guardar la fe. Hoy sabemos quién de los dos estaba en lo correcto.
¿En qué beneficia a la fe el cambio de expresiones milenarias que todo católico guardaba en su corazón? En nada.
Así como el señor Néstor usa sus herramientas conceptuales tomistas para entender la expresión en modo aceptable, así otros usan las suyas para entenderla en modo no tan "correcto", y pareciera que estas posibilidades interpretativas hubieran sido queridas por los autores de la palabrita.
En resumen, nada de ambigüedades, menos cuando se trata de algo tan central para la FE. Nada de "subsistit in", digamos "ES" y punto.
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El mismo San Atanasio puso en peligro hasta su vida por defender el "homousios" de Nicea, del cual igualmente se podía decir, y se dijo, que era difícil de entender, que era un concepto filosófico, que no está en la Escritura, que sin duda ha hecho y seguirá haciendo correr ríos de tinta, que hasta ese momento no era de uso habitual en la Iglesia, que da lugar a diversas interpretaciones erróneas y que para entenderlo bien hay que desplegar toda una filosofía y una teología.
Tratando de entender correctamente el Concilio de Nicea, Nestorio dió en la herejía de las dos personas, divina y humana, en Jesucristo. Fue condenado por el Concilio de Éfeso. Sobre la base de la condena de Éfeso, los monofisitas llegaron a la herejía de la única naturaleza en Cristo. Fueron condenados por el Concilio de Calcedonia.
¿Eran ambiguos estos Concilios, que daban lugar a interpretaciones heréticas? En todo caso, la "ambigüedad" radica aquí en la misma naturaleza humana, que, discursiva como es, no puede captar la verdad en todos sus aspectos de un solo golpe y necesita inevitablemente precisiones y aclaraciones sucesivas y muchas veces complementarias entre sí.
La Revelación terminó con la muerte del último Apóstol, pero la tarea de definir y precisar el contenido de la Revelación ante los errores que van surgiendo en la comunidad cristiana, encomendada al Magisterio de la Iglesia, ha continuado desde entonces y continuará hasta el fin de los tiempos. Ante esa misión suya el Magisterio no escatima los medios técnicos que sean necesarios, y bien que hace, porque la verdad de la fe ha de estar por encima de todo. Lo importante es mantenerse en fidelidad, justamente, a ese Magisterio, que es el único que cuenta con la asistencia del Espíritu Santo prometida por Cristo Nuestro Señor.
Saludos cordiales.
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Las personas son de orden sustancial, y entonces, es lógico que tengan primacía sobre las relaciones. El fin último de las personas creadas es Dios, no es una sociedad de la que esas personas formen parte. En todo caso, el fin último de las personas creadas no son las relaciones que mantienen entre sí ni con Dios. Sin duda que de la definición del hombre como "animal racional" se sigue que es de naturaleza social, y en ese sentido, la relación, pero no forma parte explícitamente de esa definición. La "subsistencia secundum quid" es absurda si se toma en relación al existir "en sí" de lo subsistente, pero podría no serlo si se toma en relación a su ser sujeto y a su ser una totalidad independiente. La Iglesia no es una sustancia, pero es un sujeto histórico y teológico. Lo de "secundum quid" vendría justamente por la falta de la "inseidad", del existir en sí propio de la sustancia. Y hasta por ahí nomás, porque la Iglesia tampoco es un accidente, algo que existe en otro. Tampoco es las relaciones solas, sino, ante todo, los sujetos de esas relaciones, los bautizados y Cristo, su Cabeza, y el Espíritu Santo, su alma, y el Padre, el que los envía a ambos. Más bien habría que decir que existe en sí en cuanto a su miembros, y en otro en cuanto a las relaciones entre ellos. Es una realidad compleja. Si algo es claro acerca de Erasmo, es que no es buen consejero ni en filosofía ni en teología.
Saludos cordiales.
De los comentarios el que más me ha llamado la atención es el de Mons. Barriola: Cristo toma las ofensas a Su Iglesia como ofensas a Su Persona. O sea que la Iglesia es mucho más que un ente convencional, como lo es una asociación de personas con un fin común (el cual sería salvar el alma, en el caso de marras). No, la Iglesia es más que eso, mucho más.
En cuanto al "subsiste en", lo que yo entiendo (y apelo a vuestra caridad si yerro) es que estamos de acuerdo en que fuera de la Iglesia no hay salvación, tanto como que la Iglesia Católica es la Iglesia de Cristo. Perfecto. Pero bien sabemos que pueden salvarse quienes no pertenecen legalmente a la Iglesia Católica visible, ¿entonces?
Entonces el "subsiste en" trae la matización y la complementariedad adecuadas al caso.
Cristo es cabeza de todos los hombres sin excepción, pero en grados diversos.
El salvar a los hombres o el ser víctima de propiciación por sus pecados compete a Cristo en cuanto que es cabeza.
Por tanto, Cristo es cabeza de todos los hombres”(S. Th., III, Cuestión 8, Artículo 3,)
Diferentes maneras de pertenecer al cuerpo místico de Cristo.
Se puede pertenecer a él
1+en acto.
2+en potencia.
Cada una de estas dos formas admite algunas subdivisiones.
1+Miembros en Acto:
a)Imperfecto: por la sola fe (en pecado mortal).
b)Perfecto: por la caridad (en gracia de Dios).
c)Perfectísimo: por la gloria (confirmación en gracia).
2+Miembros en Potencia:(Todos los hombres del mundo, incluso los paganos no bautizados, tienen capacidad o potencia para pertenecer al Cuerpo místico de Cristo)
a)Que se reducirá al acto: los que han de creer en Cristo.
b)Que no se reducirá al acto: los que no han de creer en El.
Luego:"Fuera de la Iglesia (cuerpo místico de Cristo) no hay salvación"
Muchas Gracias.
Fuente:Padre Royo Marín- Jesucristo y la Vida Cristiana-BAC.(Capítulo que habla sobre la Gracia capital de Cristo)
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Ahí habría que distinguir dos casos de miembros en acto imperfecto: uno es el católico en pecado mortal, y otro, el bautizado no católico que desde el comienzo ha estado de buena fe en una comunidad cristiana no católica. Ése no está en plena comunión con la Iglesia, como sí lo está el católico en pecado mortal, aunque a su vez la comunión de éste es menos perfecta que la del católico que está en estado de gracia.
Pero alguna comunión actual con la Iglesia tiene el cristiano no católico, porque es imposible que el bautismo válidamente celebrado (recordemos al Papa Esteban en su polémica con San Cipriano) no produzca alguna comunión actual con la Iglesia.
Saludos cordiales.
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Sin duda está íntimamente relacionado con el tema del "post" y me gustaría poder dedicarle uno aparte. La idea central es que precisamente, por ser la Iglesia de Cristo Una y Única,y por tanto, Universal, no puede haber otra Iglesia de Cristo que sea Una, Única y Universal como ella, pero sí puede haber Iglesias locales, o conjuntos de Iglesias locales, separadas o en no plena comunión con la Iglesia de Cristo, precisamente porque ninguna de ellas ni el conjunto de ellas es la Iglesia Una, Única y Universal.
Me parece que hay una cierta, débil, lejana analogía con la relación que hay entre las creaturas y el Creador. Alguien podría preguntar cómo, si Dios es Infinito, queda "lugar" para otros entes distintos de Él. Y la respuesta es que lo que no puede haber es otro Infinito, porque para poder distinguirse esos dos Infinitos, a uno al menos debería faltarle algo que el otro tuviese, y así, ya no serían dos Infinitos. Pero entes finitos sí puede haber, por la misma razón: por cualquier límite que tengan, ya no son el Infinito y entonces no chocan, no compiten con Él, porque no se ubican en el mismo nivel ontológico.
Aclaremos además que la denominación de "Iglesias" dada a las Iglesias orientales separadas no nace con el Concilio Vaticano II. No he buscado en el Magisterio anterior, pero estoy leyendo "La Iglesia del Verbo Encarnado" de Charles Journet, que es de 1951, y utiliza esa forma de hablar en forma totalmente pacífica y como de suyo.
Saludos cordiales.
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Jamás dije yo eso, ni nada que se le parezca. Pero no voy a continuar esa vía ya que seguramente es muy difícil entender la unidad cuerpo/alma, y completamente imposible entender que la Iglesia sea santa y formada por pecadores.
Intentemos con otra analogía. Digamos, por ejemplo, un acumulador de automóvil. Su función es guardar electricidad. Sin electricidad es una pila inútil de plomo. Pero usted no diría que deja de ser acumulador sólo porque está descargado. Mientras se mantenga conectado al sistema eléctrico del automóvil, sigue siendo el acumulador del automóvil. Si por ventura el auto arranca y le pasa carga, el acumulador tiene electricidad y ya no es ninguna pila inútil de plomo.
Los cables de electricidad son como los sarmientos de la vid, el motor es Cristo y el acumulador es la Iglesia. El motor subsiste sin el acumulador. El acumulador no subsiste sin el motor. La Iglesia podría estar descargada, pero no deja de contar con la energía de Cristo, aunque en algún momento pudiera llegar a un mínimo.
El acumulador sin electricidad no es una "tercera realidad". Es un acumulador descargado. Ningún acumulador está jamás cargado al 100% de su capacidad. Por razones naturales -porque así lo dispuso Dios- la carga siempre queda aunque sea una cienmilésima parte debajo del 100% ideal teórico. Pero la carga "subsiste" en el, al 99.97% o al 0.003%, no importa, cada amperio y cada voltio sigue siendo electricidad.
Si usted quiere hablar de las otras comunidades religiosas, también podrían ser acumuladores, pero no están conectadas al automóvil. Al romper sus lazos con la Iglesia Católica, pierden la conexión con la Vid y se secan como los sarmientos cortados. Ya no subsiste en ellas la carga vital de Cristo, por muy "enérgicas" que parezcan, quizás incluso más "recargadas" que la batería original.
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Las cuestiones espirituales son de orden metafísico y jamás se pueden resolver los problemas que ellas presentan a la inteligencia mediante imágenes de realidades corpóreas. En estos temas no hay más remedio que renunciar a la imaginación y dedicarse solamente a la conceptualización.
En su ejemplo, la "tercera realidad" no es el acumulador descargado, sino el acumulador cargado. Es decir, la Iglesia Católica es el acumulador, la Iglesia de Cristo es la carga eléctrica (recuerde que era eso lo que estábamos discutiendo, la relación entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica), y el acumulador cargado ¿qué es? Habría que encontrarle un hombre, si no fuera, como dije antes, porque es contrario a la fe postular que la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica son partes de una tercera realidad que sería el compuesto de ambas.
Saludos cordiales.
Quisiera aclarar un punto.
Cuando en la analogía de proporcionalidad se dice que no tiene analogado principal lo que se quiere expresar es que dicho analogado está implícito:
“En la analogía de proporcionalidad, el concepto análogo conviene más perfectamente y con mayor adecuación a uno de los analogados; al analogado del que el concepto se abstrajo y en el que se funda la analogía y de manera menos perfecta y adecuada a los demás analogados, a los que se hace extensiva la predicación analógica. Pero no es esta extensión de la predicación arbitraria y caprichosa, ya que el concepto análogo contiene una formalidad realizada en muchos de manera idéntica, no con identidad absoluta sino con identidad proporcional. El concepto del ser contiene en acto tanto el valor universal del ser como el modo particular de cada una de sus determinaciones y conviene de manera más perfecta y adecuada a la substancia, que es a la que vemos existiendo primero y ante todo y de manera menos adecuada y perfecta a los accidentes como la cantidad y la cualidad a los que les corresponde existir como radicados en otro y por lo mismo de manera secundaria y diferida.
Usando un término geométrico podemos decir, que el concepto análogo se aplica recta y perpendicularmente a uno de los analogados aquel de donde el concepto se abstrajo y se aplica también recta pero oblicuamente a los demás analogados en los que el concepto objetivo tiene realización proporcional.” (Cfr. Cárdenas, A. Breve tratado sobre la analogía, p. 46-47).
Cárdenas sigue a Ramírez, y también el divulgado manual de Gredt, por citar otro ejemplo, al tratar de la analogía de proporcionalidad habla de “analogado principal” y “analogados menos principales” para expresar lo mismo que el fragmento citado.
Saludos.
Es cierto que "el católico puede condenarse" puesto que "aún no está salvado en forma definitiva".
Pero si se condena es porque sus pecados y decisiones personales le separan de la Iglesia, del cuerpo de Cristo. Si bien en lo presente se mantiene (por lo menos externamente) unido a la Iglesia, no entrara a formar parte de la Iglesia en estado triunfante, sino que queda excluido de la salvacion, en la condenacion eterna del infierno.
Pero, cuando dije que "la salvacion en si misma es entrar a formar parte de la Iglesia", me referia a que cualquier persona si se salva es participando ya definitivamente de la Iglesia. Es decir, una persona que en vida nunca haya entrado a contarse entre los catolicos, no podra salvarse de otro modo que entrando en la unica Iglesia. Pues no podremos decir que se ha salvado si no entra finalmente a formar parte de la Iglesia triunfante.
Mientras estemos en la tierra, no podemos decir que ya estemos definitivamente salvados, pero si es cierto que seguimos encontrando la salvacion en la Iglesia. No definitiva, porque en el presente nada es definitivo, ni el camino de la salvacion ni el de la condenacion. Pero encontramos salvacion mientras nos encontremos verdaderamente unidos a la Iglesia.
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Veamos:
1) No todo pecado, aún mortal, separa de la Iglesia. Solamente lo hacen la herejía, el cisma, la apostasía y los pecados que la Iglesia misma ha penado con excomunión.
2)El católico pecador no es que esté sólo "externamente" unido a la Iglesia. Es un verdadero miembro de Cristo, pero un miembro muerto, que debe recibir la gracia de la reconciliación si quiere volver a ser un miembro vivo y alcanzar la Vida Eterna.
3)El condenado, en el Infierno, está sí, separado de la Iglesia. Salvo los pecados arriba señalados, si se condena, lo que lo ha separado definitivamente de la Iglesia no es ese pecado mortal que ha cometido, sino el hecho de haber muerto sin haberse arrepentido del mismo, o sea, lo que se conoce como la "impenitencia final".
4)De acuerdo en que la salvación sólo se tiene por formar parte de la Iglesia Triunfante y no por el solo hecho de ser un verdadero miembro de la Iglesia Militante. Es decir, un católico puede estar en estado de gracia, y luego, cometer un pecado mortal, y si muere en ese estado, se condenará.
5)Lo que tenemos en el presente en la Iglesia son los medios necesarios para alcanzar la salvación, la plenitud de los mismos, y si se quiere decir así, en el caso de quien está en gracia de Dios, la salvación en estado germinal (las "arras" o "primicias" de que habla a veces San Pablo), pero no asegurada, ni plena, ni definitiva como es la de los que están en el Cielo.
Saludos cordiales.
establecer, apostar (unos solados en una cumbre), colocar, erigir, consolidar, fijar, hacer cesar, citar ante un tribunal, establecerse, detenerse, sostenerse firme, resistir y comparecer en juicio (Vox).
"in", por su parte, según Vox, tiene un sentido de profundidad, de que una cosa o situación está dentro, en el interior.
Da la sensación de que "subsistit in" tiene un sentido de una cosa o situación: solida, firme, fijada, consolidada, estática, no mutable o movible, segura; una cosa con raíces o fundamentos muy profundos e interiores.
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No, porque ya lo tiene: Iglesia Católica. (En la que "subsiste" la carga eléctrica, es decir, la Iglesia de Cristo)
Las realidades no son estáticas, son dinámicas. El Acumulador (La Iglesia) fue constituido para soportar diferentes cargas a lo largo del tiempo. A veces para arrancar el vehículo, a veces para sostener las luces encendidas. Cuando vamos a Misa los domingos, a veces el mensaje nos cambia la vida, a veces apenas nos mantiene despiertos. A veces el cura es un santo taumaturgo, otras es un alcohólico luchando con su adicción. Pero Cristo es el mismo. Subsiste de la misma manera en la hostia que sostiene el Papa que en la que lleva el ministro extraordinario a un enfermo y en la miga que quedó en la patena. No hay dos, tres ni diez mil realidades distintas e incorpóreas, es la misma Iglesia, con diferentes niveles de carga.
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El acumulador más la carga es la Iglesia Católica, la carga es la Iglesia de Cristo. ¿Y el acumulador, qué es?
Según esto, la Iglesia Católica (acumulador + carga) estaría compuesta de la Iglesia de Cristo (carga) más otra cosa, el acumulador. ¿Cuál es esa otra cosa en la realidad?
No puede ser la Iglesia Católica, porque ella, según esto, no es una parte, sino el todo (acumulador + carga), mientras que el acumulador es solamente una parte de ese todo.
Porque la carga es algo distinto del acumulador, no? Y esas dos realidades juntas, carga y acumulador, forman una tercera realidad, el acumulador cargado, que según dice Ud. ahora, es la Iglesia Católica, mientras que la carga es la Iglesia de Cristo.
¿A qué corresponde, entonces, el acumulador?
Saludos cordiales.
"...si la Iglesia Católica no es la Iglesia de Cristo, entonces
¿alguna otra lo es?
¿O si ninguna otra en particular lo es, lo es el conjunto de las iglesias cristianas de distintas denominaciones?
¿O, si ninguna de ellas, ni su conjunto, lo es, es la Iglesia de Cristo una magnitud puramente espiritual, como piensan los protestantes?
¿O, si tampoco es así, en definitiva no existe hoy entre nosotros?"
En definitiva, ¿qué significa todo ello?
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Eso es una refutación "por absurdo" de la tesis que dice que no se debe afirmar la identidad entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica.
En una refutación "por absurdo", se toma la tesis que se quiere refutar y se deduce de ella consecuencias falsas. Eso refuta la tesis, es decir, muestra que es falsa, porque de lo verdadero no puede seguirse nada falso.
Las consecuencias falsas que se siguen de la negación de la identidad de la Iglesia de Cristo con la Iglesia Católica son las que se elencan en el texto citado por Ud.
Es decir, en esa hipótesis de no identidad entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica, o bien la Iglesia de Cristo se identifica con alguna otra Iglesia histórica, por ejemplo, la luterana.
O bien se identifica con el conjunto de las Iglesias históricas existentes: la Católica, la luterana, la calvinista, la anglicana, la ortodoxa, etc.
O bien es una Iglesia puramente invisible, espiritual, como dice el protestantismo.
O bien, si no es ninguno de los casos anteriores, no existe.
Todas esas consecuencias son falsas a la luz de la fe católica.
Por tanto, es necesario identificar a la Iglesia de Cristo con la Iglesia Católica.
Saludos cordiales.
Aprecio mucho la tranquilidad, paciencia, y sencillez de Nestor, de igual a igual (aunque las diferencias saltan a la vista), sin la triste pose poco cristiana de "yo lo se todo y tu eres un ignorante que solo puedes asentir o callar".
Subsiste PLENAMENTE es igual a "es". Por eso la Iglesia de Cristo ES la Iglesia Catolica. La Iglesia de Cristo Subsiste PLENAMENTE en la Iglesia Catolica porque la Iglesia catolica es la unica que tiene TODOS los Elementa Eclesiae. Las Iglesias ortodoxas tienen MUCHOS pero NO TODOS los Elementa Eclesiae. Los protestantes tienen solo unos pocos Elementa Eclesiae.
Siempre entendí este texto que expresa "subsiste en" como el de que la Iglesia de Cristo "SIGUE EXISTIENDO EN" la Iglesia Católica. No veo del todo correcto decir directamente "ES" porque deja de lado a las demás iglesias de manera contundente, hecho que sería absolutamente contradictorio con la vocación ecuménica que el mismo CVII expresó en sus resoluciones.
El texto aclara bien cuando luego de la afirmación "subsiste en" expresa que en las demás iglesias existen elementos que impulsan hacia la unidad católica.
En mi opinión el sentido común (sin hacer aquí una clarificación tomista del mismo) me dice que sería absolutamente desacertado pensar que, por ejemplo, en la Iglesia Ortodoxa no está la Iglesia de Cristo con todos los ejemplos de santidad que uno puede observar en ella.
El CVII me parece claro. Dice que en la Iglesia Católica está la Iglesia de Cristo y no niega que pueda haber elementos de ella en las demás que los impulsan hacia la unidad.
Decir otra cosa es más duro y, claro está, para nada ecuménico. Y, sobretodo, no es más verdadero que la expresión "subsiste en" dado que se está pensando en referirse a las demás iglesias en el mismo párrafo. Si no hubiese ninguna otra iglesia -cosa que lamentablemente no se da- sería preferible decir "es".
En resumen, me parece que la expresión "subsiste en" es absolutamente acertada y expresa la coyuntura eclesial actual mucho más claramente que si se dijera "es", cosa que sería demasiado taxativa y, por lo tanto, ofensiva, si es que puede decirse así, para las demás iglesias y negaría en el propio documento conciliar la consideración de "hermanos separados" que el mismo concilio se propuso emplear a mi entender por concreta inspiración del Espíritu Santo.
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Ése es precisamente el tema del "post". No podemos decir que la Iglesia de Cristo no es la Iglesia Católica. Y por el principio de tercero excluido, no hay otra posibilidad: o es la Iglesia Católica, o no es la Iglesia Católica.
Entre ser y no ser no es cuestión de mayor o menor contundencia, dureza o taxatividad. Simplemente, o se es, o no se es.
Recordemos que el documento de la Congregación para la Doctrina de la fe del año 2007 afirma la identidad entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica.
Eso es una cuestión primaria, básica, que va más allá de la buena voluntad de no herir a los hermanos separados o de no dar la impresión de que fuera de la Iglesia Católica no hay "elementa ecclesiae".
Repito el argumento del "post": si la Iglesia de Cristo no es ninguna de las Iglesias actualmente existentes, ni el conjunto de las mismas, entonces o no existe, o es invisible, puramente espiritual. Ninguna de esas dos alternativas es aceptable desde la fe católica. No se puede "estar en" sin "ser" en alguna parte.
En definitiva, la verdad de la fe y la lógica están antes que todas las estrategias y todas las coyunturas.
Aclaremos además que solamente la Sagrada Escritura es inspirada, en los actos magisteriales se habla de "asistencia" del Espíritu Santo.
Saludos cordiales.
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