Teodoro y su penitencia
Escrupulosos, jansenistas y carentes de ironía, abstenerse. Aviso.
Hay algo que no se dice (¡no se quiere decir!) y es que la inmensa mayoría de los casos de abusos sexuales cometidos por parte del clero, han sido obra de sodomitas empedernidos que, viendo un ambiente propicio en los seminarios, ingresaron a ellos como el zorro ingresa en el gallinero.
Es decir, y para ser claros: no hay sacerdotes homosexuales, sino homosexuales que “trabajan” de sacerdotes.
Esta es la primera y principal reflexión, con todas las putrefactas consecuencias que quieran sacarse, con perdón de la eufonía.
La segunda es similar a la primera y es que la pedofilia o efebofilia, lamentablemente no son cosa de hoy, ni en el mundo ni en la Iglesia sancta et meretrix[1], al mismo tiempo. Tanto es así que, en siglo de hierro (s. X), la plaga de la homosexualidad también había asolado a la Esposa de Cristo en su cara visible, como podemos leer en el siguiente resumen del “Liber gomorrhianus” de San Pedro Damián, obispo y doctor de la Iglesia.
La diferencia entre lo que sucedía antes y lo que sucede ahora es que, nadie justificaba el pecado; se pecaba y se pecaba fuerte; pero se sabía de la falta, no se promovía –por ello– al pecador.
A partir de todas estas reflexiones, se nos ocurrió compartir con los lectores el famoso romance español titulado “El cura y su penitencia”, interpretado por el inigualable Joaquín Díaz (por favor, óiganlo) para, luego, intentar una leve modificación para los tiempos que corren.
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi
Teodoro y su penitencia
Teodoro que dice Misa
en medio de Washington
se enamoró de un mocoso
desde que lo bautizó.
Mientras vivieron sus padres,
no lo pudo tocar, no.
Cuando murieron sus padres,
el joven solo quedó.
Un día del mes de mayo,
sin saberlo Viganó;
pasó por allí el mal cura, pasó por allí el traidor.
– Vente conmigo, Pepito;
Pepito del corazón.
Lo ha agarrado de la manoy a su casa lo llevó.
Un día de Jueves Santo,
con el joven se acostó
la puso la mano al pecho,y el cuerpo muerto quedó.
“– Obispos, obispos sados,
si queréis buen envión,
sacadme de aquí este niño,
donde no la vea Dios.
A la mañana siguiente,
a decir misa marchó
y al tiempo de alzar el cáliz,del cielo bajó una voz.
– “Detente, traidor, detente;
detente padre traidor,
que no puedes decir misa,ni consagrar al Señor”.
A la mañana siguiente,
para Roma se marchó
a que le confiese algunoy le eche la absolución.
– Tranquilo, Teodor tranquilo,
que nadie te condenó,
y si nadie te condena
cómo he de hacerlo yo.
- Que te saquen el capelo,
que te quiten el reloj.
- Esa es mucha penitencia;
más chica la quiero yo.
– Que te reten un poquitohasta que olviden de vos
– Esa es mucha penitencia;
más chica la quiero yo.
– Que te metan en un claustroy que reces con ardor.
– Esa es mucha penitencia;
más chica la quiero yo.
– Que te agarren entre cuatro
y que te partan en dos,
esa sí que es penitencia,
bien grande la quiero yo…
[1] Santa y prostituta al mismo tiempo. Santa por su fundador y prostituta por algunos de sus miembros.
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15 comentarios
Mña no puede ser igual que hoy, y pasado mañana ygual que mañana. Fuera toda esta
....... De la Iglesia. Ya!
Y nada de retiros en monasterios, anacoreta hasta que rindan ante Dios sus pecados o a la cárcel si pueden ser imputados y condenados.
Que asco!
El comentario se queda corto ante esta imagen
Jesucristo Perdonanos. A cada una de las víctimas perdón, por la inaccion , por mirar a otro lado, por dejaros solas, si continuamos así todos merecemos la condenación eterna. Ahora sabemos lo que pasa. Sta. María ayúdanos a sacar esta lacra de la Iglesia.
Si no me equivoco el santo que nos ocupa fué Camaldulense, orden eremítica fundada por San Romualdo. Resultaría interesante precisar como un monje eremita, que en principio debe dedicarse a una vida retirada y exenta del ministerio de la oública predicación, sinembargo se metió de lleno en ella, fustigando allá y acullá, entre otros, los vicios gomorrianos.
Tal vez actualmente debamos esperar que desde algún desierto eremítico surga algún otro terrible predicador que fustigue la nefanda gomorría o sodomía, especialmente la practicada por sacerdotes y aún por obispos y cardenales.
Seguro que San Pedro Damián, si viviera actualmente, al constatar que algunos sacerdotes, como el Padre J.Martin, e incluso ilustres obispos y cardenales, como Kasper, Marx, Cupich, Dolan, Tobin. Bonny, y un largo etcétera, la presentan como algo bueno y aceptable en algunos casos, exigiría también que a esos tales se le removiese de sus cargos eclesiásticos y quedasen reducidos al estado laical.
!San Pedro Damián bendito, te necesitamos, vuelve con tu vara de la corrección y el justo castigo¡
El primero en ser denunciado sería el asesor Vaticano: James Martín que promueve la homosexualidad y afirma que los homosexuales no tienen que guardar la castidad, después Plagia, que mandó pintar un mural homoerótico en su catedral y a pesar de ello fue promovido, o Luigi Ciotti que apareció públicamente dando ostentosos abrazos al Papa y entró de la mano con él a pesar de ser homosexual declarado y participar en el Orgullo Gay, o a Mons. Battista Ricca.
Incluso los esconde en el Vaticano para que escapen de la Justicia como a Wuerl que está en paradero desconocido o el diplomático vaticano destacado en Washington Carlo Capella. El pasado septiembre se supo que en junio del año pasado, el Vaticano había apelado a la inmunidad diplomática para sacar de Washington a este sacerdote, funcionario de la Nunciatura, acusado en EEUU de tenencia de pornografía infantil.
Quiero decir, por mas que nos esforcemos, siempre habrá en la sociedad y por ende en la Iglesia, un resto que sea proclive a este pecado y no pueda contenerse. Lo grave para la Iglesia no es eso, lo grave es que se lo encubra.
Otra cosa en la que pensaba es que en los antiguos manuales de teología moral se hablaba de la homosexualidad circunstacial o de ocasión -cárceles, barcos- donde no necesariamente había una inclinación permanente, sino debido al entorno. Tal vez, solo TAL VEZ, muchos de estos hermanos encontraron mas a la mano los varones que las niñas, como en los casos de colegios y seminarios. No se si logro explicarme en esto ultimo.
A la luz de las enseñanzas de los Santos Padres debemos comprender como debe ser el sacerdote, pues no tiene que ser como cualquier otra persona, sino como un ángel de Dios.
De las enseñanzas doctrinales de San Alfonso María de Ligorio:
«La mano que toca la carne sacrosanta de Jesucristo, dice el Crisóstomo deberían ser más pura que los rayos del sol» y añade en otro lugar que: «el sacerdote que sube al altar debería ser tan santo que pudiera ser colocado entre los ángeles». ¡Qué horror, pues, causará a esos ángeles ver que el sacerdote enemigo de Dios extiende su mano sacrílega para tocar y alimentarse del Cordero Inmaculado. (San Alfonso María de Ligorio, Dignidad y Santidad sacerdotal. Páginas 92 y 93. Apostolado Mariano. Sevilla)
A los consagrados y consagradas modernistas, no se conmueven con las enseñanzas espirituales de los santos, no llegan a convertirse.
En otro lugar San Alfonso enseña:
«Siempre es gravísimo el pecado del sacerdote, por la injuria que hace a Dios, que lo ha elegido por ministro suyo y colmado de tantas gracias, pero «una cosa es, dice San Pedro Damiano, quebrantar las leyes del príncipe, y otra golpearle con las propias manos, que es lo que hace el sacerdote que celebra en pecado mortal» (Opus. 26, c. 2). Tal fue el pecado de los judíos que se atrevieron a poner las manos en la persona de Jesucristo; pero San Agustín añade: «Que es mucho más grave el pecado de los sacerdotes que celebran indignamente» (In Ps. 68, s. 2). Los judíos no conocían al Redentor, como lo conocen los sacerdotes; además, dice Tertuliando, «aquellos que tuvieron sólo una vez la osadía de poner sus manos en Jesucristo, en tanto que los sacerdotes llevan su audacia de repetir frecuentemente esta injuria» (De idol.). Y nótese que dicen los doctores, que el sacerdote sacrílego comete, al celebrar, cuatro pecados mortales: uno por consagrar en pecado; el segundo, por comulgar en pecado; el tercero, por administrar en pecado; y el cuarto, por administrar a un indigno, ya que sabe que se halla en estado de pecado.»
• » Esto hacía estremecer de celo a San Jerónimo contra el diácono Sabiniano. ¡Desgraciado!, decíale, ¿cómo no se te ciegan los ojos, no se te hiela la boca y no se te caen los brazos cuando te atreves a subir al altar en pecado? (Ep. ad Sabian). (San Alfonso María de Ligorio, La dignidad y santidad sacerdotal. Págs. 94 y 95)
• «El que comete pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio» (1Jn 3,8).
Y que terrible será el juicio que Dios hace a los impuros, el terror infinito de los consagrados que ha corrompido el propio cuerpo y el ajeno con tan inmensa abominación, la sodomía, los pensamientos y deseos impuros, que más le hubieran valido el no haber nacido. Para luego pasar la eternidad cargadas de horrores y sus tormentos infinitos.
para rezar todos los días .
Oh Jesús!
Te ruego por tus fieles y fervorosos sacerdotes,
por tus sacerdotes tibios e infieles,
por tus sacerdotes que trabajan cerca o en lejanas misiones,
por tus sacerdotes que sufren tentación,
por tus sacerdotes que sufren soledad y desolación,
por tus jóvenes sacerdotes,
por tus sacerdotes ancianos,
por tus sacerdotes enfermos,
por tus sacerdotes agonizantes
por los que padecen en el purgatorio.
Pero sobre todo, te encomiendo a los sacerdotes
que me son más queridos,
al sacerdote que me bautizó,
al que me absolvió de mis pecados,
a los sacerdotes a cuyas Misas he asistido
y que me dieron tu Cuerpo y Sangre en la Sagrada Comunión,
a los sacerdotes que me enseñaron e instruyeron,
me alentaron y aconsejaron,
a todos los sacerdotes a quienes me liga
una deuda de gratitud, especialmente a...
¡Oh Jesús, guárdalos a todos junto a tu Corazón
y concédeles abundantes bendiciones
en el tiempo y en la eternidad! Amén.
Yo mas bien diría que hay homosexuales que fingen ser sacerdotes.
Brillante.
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"Operari sequitur esse"
Esta pobre gente endiablada ha desarrollado un psiología neurótica que les lleva a adquirir una personalidad paranoide en la que se pierde la sensibilidad por el daño y el desorden causado.
No haber resuelto adecuadamente la propia afectividad, encauzándola satisfactoriamente por comprensión objetiva satisfactoria y no por represión voluntarista, acarrea estas neurosis compulsivas de impulsos irresistibles a practicar actos contrarios a la voluntad consciente del sujeto.
Una situación mental que conlleva tratar de justificar la actitud y la práctica sexista deshonesta a menos de caer en la esquizofrenia.
En los medios"intelectuales" de cultura católica en esta fase de creación de conciencia ética interconfesional, que ya no es moral confesional católica, estamos sometidos a la pugna de introducir como hecho normal todas las modalidades de la actividad sexual por perversiones de signo tántrico que puedan expresar y por lo mismo pagano que pudieran haberse entendido con anterioridad, hasta el punto que ni la Revelación de Jesucristo ni las aseveraciones de FE de San Pablo se tienen en consideración.
Por supuesto que el término castidad ya no tiene acomodo ni siquiera razón de ser en el sexismo llegado a obsesión de "tocar carne sin miedo" .
Toda vez que la Teología Católica de la Liturgia Sacramental y de La Economía de la Gracia ha desaparecido con el reformismo litúrgico conciliarista interconfesinal, cualquier actividad humana del signo que sea puede declararse de santidad profana, tipo priscilianista o pelagiana de gnósticos cristianos, aunque sea inconciliable con La FE católica que se declara invalidada por la mentalidad talmúdica vigente, en razón del reformismo por escandaloso que resulte.
La repercusión se hace desoladora además de corruptora y diabólica; se nota hasta en la pérdida de sensibilidad interior reflejada en la terminología usual en la que se introducen expresiones burdas o bordes y en la imaginería de la deformación que rechina a la vista y al buen gusto, desilustración que nos va impregnando inconscientemente.
La ideología llamada de género se apodera de mentes y conciencias de personas, como es el caso de los clérigos LGTBI, que sería impensable en fieles católicos con sentido de la vida sobrenaturalizable.
Que el secularismo de los arrupitas del soho londinense lleven años en la tarea con la complicidad del arzobispado de Westminster o la intervención directa del anterior Maestro General dominicano ; que el arrupita Martín promotor de la ideología LGTBI esté incrustado en la Curia francisquita; que haya intervenido de oficio como tal en el Encuentro de la Familias de Dublin o que se le anuncie como prima donna en el evento convocado para el mes que viene en Albano de cuya diócsis es prelado el Esmeraro secretario del G9 o Consejo de Administración reformista elegido a dedo por Fancisco, demuestra suificientemente a qué grado de promiscuidad ideológica descatolizadora se ha llegado.
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