San Martín y Bolívar: su política religiosa. Conclusión

La Autonomía respecto del Consejo de Regencia gaditano, proclamada en varias secciones de América en 1810, fue un acto de fidelismo, tributado al Rey cautivo. No obstante, Fernando VII, al ser restituido al trono a la caída de Napoleón, en 1814, no lo interpretó así, y prosiguió, intensificando la guerra que las Regencia habían iniciado contra América. Tamaña ingratitud real- [1]- movió necesariamente a la Independencia respecto de la Corona de Castilla, y a sostenerla mediante un esfuerzo bélico. En esa tarea se significaron tres caudillos, Iturbide en México, Bolívar, en la Gran Colombia, y San Martín en Sur América.

Los tres buscaban, ante todo y por sobre todo, la Independencia de sus respectivas regiones, las cuales, eventualmente, se coaligarían, formando, como decía Bolívar, “la más grande nación del mundo”. También sabían que para consolidar dicha Independencia debían instalar gobiernos firmes y respetados, y evitar, a toda costa, la Anarquía. Esta sobrevendría si una vez cortado los lazos que nos unían al Padre Rey, se fracturaba aquella “costumbre de obedecer” que había caracterizado a América, conforme a la descripción de Bolívar, en su famosa “Carta de Jamaica”.

 También hemos afirmado que al Rey se lo acataba, como a toda buena autoridad, porque su principal imagen era la de Padre, un buen patriarca antes que un señor y un monarca- [2]-. De un Padre que protegía a una Madre, la Madre Iglesia, sostenida por el Patronato Real. Luego, para evitar el hiato gubernamental los patriotas tenían que arbitrar un sucedáneo de la autoridad real.

 Los tres Libertadores coincidían en un punto: había que fortalecer el respeto por la Madre Iglesia, venerando a la Madre Virgen. Simón Bolívar, que de los tres era el que poseía dotes literarias, y al cual le placía oralizar esos pensamientos, a los que sabía expresar con precisión y elegancia, en 1827, en una reunión de obispos, diría:

 

“La causa más grande que nos congrega hoy: el bien de la Iglesia y el bien de Colombia. Una cadena más fuerte, y más brillante que los astros del firmamento, nos une de nuevo a la Iglesia de Roma que es fuente celestial. Los descendientes del trono de San Pedro han sido siempre nuestros padres; pero la guerra nos había dejado huérfanos, como corderos que balan en busca de la madre que han perdido. La madre tierna los ha encontrado y los conduce al redil… La unión del incensario con la espada de la ley es el arca verdadera de la alianza[3].

 

Para huir de la orfandad, la receta consistía en reafirmar los lazos de unión con la Madre Iglesia. A ese efecto, les vino de perlas el predominio de los constitucionalistas liberales y anticlericales peninsulares, cuyo símbolo fue la Constitución sancionada por las Cortes en 1812. Debe recordarse que si el Renacimiento había supuesto en España una “Edad Media tardía”, en la frase de don Ramón Menéndez Pidal, ya instalada la Modernidad en la Metrópolis (desde el reinado de Carlos III; pero, sobre todo, con los gobiernos de la Junta Central, la Regencias y las Cortes), en América subsistía la tradición religiosa de la Cristiandad. Había, dijo Álvaro Gómez Hurtado, una “asincronía” que inclinaba a remozar en América la Cristiandad, con la doctrina de la Ciudad de Dios- [4]-. De esa suerte, aquel liberalismo peninsular chocó con el tradicionalismo americano, y de ello sacaron muy buen partido los Libertadores. En ese sentido, Don Demetrio Ramos Pérez comienza por apuntar que:

 “El revolucionarismo liberal español llegó a creer, vanidosamente, que sólo en sus cenáculos estaba el patrimonio de una lúcida regeneración. De sus mentores nacía la doctrina y América sólo tenía, para ellos, el papel de educanda. Hacia América fueron sus ideas y sus manifiestos; de América habían de venir sus discípulos”.

 Sin embargo, el sentido de los hechos fue el inverso al imaginado. Entonces, el constitucionalista liberal:

 “Álvaro Flores Estrada acusó a la Juntas americanas que “venían a continuar el “Antiguo Régimen” del despotismo, contra el auténtico sentido liberal que encarnaba en las Cortes de Cádiz”.

 Por consiguiente, resultó que:

 

“La Constitución fue más bien un factor contrario a los fines que se proponían sus creadores” [5]

 

En efecto, en su “Proclama de Pisco” ( del 8.9.1820), San Martín condenó la Constitución de Cádiz, elaborada “bajo el influjo del espíritu de partido” y que “no tiene la menor analogía con nuestros intereses”. Procediendo a derogarla al entrar en Lima. Mientras que Bolívar, en carta a Olañeta (del 28 de enero de 1824), dijo que esa Constitución era un “monstruo”. De esa forma, “la Pepa” (apodo popular de la constitución liberal española) prestó un servicio inesperado a la causa de la Independencia, facilitando que el Clero y los Patriotas se asociaran para repudiarla.

 Así se consolidó el proyecto sobre la Madre Iglesia ( no obstante, la falsas imputaciones de masonismo que quisieron atribuirles a los Libertadores).

 Empero, subsistía la cuestión central del modo de reemplazo del Padre Rey.

 

 Iturbide y San Martín pensaban- más allá de sus íntimas preferencias- que esa condición se cumpliría si un miembro de la dinastía borbónica se constituía en monarca americano, a partir del respeto por la Independencia. Existían, al respecto, los precedentes de la propia familia Borbón, instalada por la Guerra de Sucesión, que había gobernado España independiente de su Francia originaria, y el más reciente de los Braganza lusitanos, al dejar un heredero, con el carácter de Emperador en Brasil, sin dependencia de Portugal. Casos resueltos sin traumas anárquicos. Bolívar no compartía, en 1822, ese proyecto, dado que deseaba que el futuro Emperador fuera un americano y no un Borbón. En gran medida la solución estuvo en manos de Fernando VII, cuando recibió los tratados de Córdoba y Punchauca, suscritos por Iturbide y San Martín, respectivamente, con los virreyes O´Donojú y La Serna. Pues, el Rey una vez más se volvió a equivocar y rechazó la solución realista y prudente que se le ofrecía para conseguir la paz en América. Fracasado su proyecto, y carente de fuerzas suficientes para continuar la guerra en el Perú, San Martín se apartó de la escena, y, luego sus enemigos liberales rioplatenses, lo obligaron a exiliarse en Europa. Iturbide recurrió al expediente de proclamarse él Emperador, lo que de inmediato suscitó las envidias y celos previsibles, que concluyeron con su fusilamiento. Bolívar, tras la batalla de Ayacucho que en 1824 puso fin a la guerra de la Independencia, intentó instalarse como Emperador de los Andes, de un modo vitalicio, como lo consignó en la Constitución de Bolivia. Las fuerzas centrífugas liberales, encabezadas por Santander le impidieron consolidar ese modelo. Tras su experiencia de la Dictadura de 1828 a 1830, y el asesinato de Sucre, su eventual sucesor, Bolívar se retiró a morir, completamente desengañado de la suerte americana.

 

Los que hemos trabajado por la independencia americana “hemos arado en el mar”, dirá al final Bolívar. El Plan inicial de la Independencia, de las tres regiones autónomas que se iban a confederar en una “anfictionía” del istmo de Panamá, se estrelló. Iberoamérica, como deseaban los ingleses y sus logias, se balcanizó. Predominaron los gobiernos liberales francófilos y anglófilos. Surgió, entonces, afirma el nicaragüense Julio Ycaza Tigerino, “para nuestra desgracia, la casta de los ideólogos”. Desde el momento en que:

 

los liberales liquidan a los Libertadores; desde que Bolívar es arrojado del poder y muere miserablemente, Sucre es asesinado, San Martín y O´Higgins expatriados, Iturbide derribado del trono y fusilado luego como un vulgar rebelde…desde el momento en que la obra y el espíritu mismo de la Independencia se falsean por los ideólogos convirtiéndolos en una orgía suicida de libertinaje” [6].

 

Desde ese momento, se instala la Anarquía tan temida en Iberoamérica (con la sola excepción del Chile Portaliano) y ésta se torna ingobernable. Cual diría hacia 1850 el gran canciller conservador de México, Don Lucas Alamán, al introducir las teorías liberales:

 

“se ha dado lugar a todas las desgracias que han caído de golpe sobre los países hispanoamericanos, las cuales han frustrado las ventajas que la Independencia debía haberles procurado[7].

 

Los frutos de la Independencia no resultaron agraces por la Anarquía, que a nombre de la Libertad, introdujeron los ideólogos liberales en América.

 

De todas maneras, maguer su intento fallido, los Libertadores dejaron dos herencias perdurables. La primera, la propia Independencia. Simón Bolívar, en el último mensaje al Congreso, el 24 de enero de 1830, concluía:

 

“¡ Conciudadanos!…Me ruborizo al decirlo: la Independencia es el único bien que hemos adquirido a costa de todos los demás” [8].

 

Glosándolo, el poeta argentino Leopoldo Lugones, en 1924, al festejar en Perú el centenario de la Batalla de Ayacucho, dirá: “La Independencia es lo único bien logrado que tenemos”.

 

Así es. Pero aun resta todavía la otra herencia que legaron los Libertadores. En el periódico “El Despertador Americano”, de la Ciudad de México, del 20 de diciembre de 1810, se afirmaba que como la Virgen de Guadalupe no había venido a fracasar, América continuaría siendo:

 

el último refugio para la religión de Jesucristo”.

 

Así fue. Y, ya no como meros historiadores, sino como cristianos, por nuestra parte añadimos: que así continúe siendo.

Dr. Enrique Díaz Araujo

 
Puede descargarse el artículo completo AQUÍ

[1].- Esas eran las mismas palabras que Juan Manuel de Rosas, Encargado de la Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina, empleó en su arenga del 25 de mayo de 1836, luego de alabar el pronunciamiento de 1810, por ser un “acto de generosidad y patriotismo, no menos que de lealtad y fidelidad”, fue mal pagado por el Rey, con “tamaña ingratitud”: Irazusta, Julio, Tomás de Anchorena. Prócer de la Revolución, la Independencia y la Federación, Bs. As., La Voz del Plata, 1950,pp. 29-30.

[2].- En el orden legislativo, existía el principio del “acato, pero no cumplo”, ante una ley manifiestamente arbitraria, que autorizaba la desobediencia. En el orden judicial, se reglaba el recurso de segunda suplicación, que permitía que una vez cerrada la vía judicial, se pudiera todavía acudir directamente al soberano, peticionando que aplicara al caso, no la justicia legal, sino la equidad. Dos pruebas de que operaba un orden patriarcal, al que ha sido ajeno el positivismo legalista moderno. Como la función local de establecer el “justo precio”, también diverso de la pura ley de la oferta y la demanda liberal. De ahí nacía el paternalismo que, según Thimothy Anna “permitía España gobernar un imperio gigantesco…sin tener que hacer uso de la fuerza”: op. cit., pp. 32, 33, 34. Era la “auctoritas patris”, del paternalismo monárquico, como proyección sociopolítica de la familia: Calderón Bouchet, Rubén, Sobre las causas del orden político, Bs. As., Nuevo Orden, 1976, p. 154.

[3].- André, Marius, Bolívar, cit., p. 271.

[4].- Gómez Hurtado, Álvaro, La Revolución en América, Barcelona, Editorial AHR, 1958, pp. 74, 75, 78, 81.

[5].- Ramos Pérez, Demetrio, “Las Cortes de Cádiz y América”, en: Revista de Estudios Políticos, Madrid, Instituto de Estudios Políticos, n° 126, noviembre-diciembre 1962, pp. 452-453, 463 nota 83, 499, 550.

[6].- Ycaza Tigerino, Julio, Sociología de la Política Hispanoamericana, Madrid, Seminario de Problemas Hispanoamericanos, Cuadernos de Monografías n° 12, 1950, pp. 74, 155.

[7].- cit. por: Romero, José Luis, El pensamiento político de la derecha latinoamericana, Bs. As., Paidós, 1970, pp. 83-84.

[8].- Madariaga, Salvador de, op. cit., t° II, p. 482. 

13 comentarios

  
manu
la independencia siempre estuvo controlada por masones de Estados Unidos. La prueba es que enseguida se apropiaron de más de la mitad del Estado mexicano (Tejas, Arizona, California, Utah, etc.). Los masones mexicanos fueron cómplices, aunque luego Juárez hizo la pantomima. Algo similar muchos años después pasó con la independencia de Panamá. Y fue Riego (un general liberal) el que impidió que las tropas españolas embarcaran para América, siguiendo instrucciones de la masonería inglesa (que pensaría, donde las dan, las toman).
Los militares sublevados faltaron a su juramento, pero hicieron cosas peores (que se lo pregunten a los indígenas).
22/12/14 12:15 PM
  
voy
Lo que más me gusta de ti, P.Ravasi, es el cariño hacia España católica y la Hispanidad. Y ojalá que los pensadores, políticos, filósofos de España, trataran de pensar en lo HispanoAmericano y en la Hispanidad. Difícil cosa es pero no imposible. Por lo demás, todo lo que escribes sobre la independencia y la religiosidad de los próceres, no lo acabo de ver claro. No sabemos bien lo que pasó por las cabezas de ellos. Hay muchos clarooscuros que no se pueden aclarar. Te cuento lo que por tradición oral me llegó hace muchos años: En Bologne sur Maire San Martín frente al Atlántico, con la cabeza entre sus manos llorába diciendo: Pero cuánto mal te he hecho, España, Cómo he podido hacer todo esto. Este testimonio por escrito lo entregué al Doctor Petrocelli en Rosario
22/12/14 1:55 PM
  
Ikari
Las naciones iberoaméricanas dejaron de ver a sus hermanos cuando renegaron de sus raíces ibéricas y católicas para ver hacia Francia e Inglaterra. Solo eso explica episodios tan tristes como la Guerra del Pacífico donde sus más grandes héroes Miguel Grau y Arturo Prat combatieron, años antes, en el mismo bando en un enfrentamiento naval contra España.

Excelente serie sobre Bolívar y San Martín
22/12/14 3:46 PM
  
Antonio49
Padre Ravasi:
Le felicito calurosamente por esta serie de artículos, son ponderados y abren los ojos a muchos.
Sucede que a veces nuestros amigos peninsulares no tienen los suficientes elementos de juicio sobre aquellos acontecimientos de América. Quiérase o no, la historiografía liberal ha penetrado mucho en ambas márgenes del mar. Para unos España fue una madre desnaturalizada que tiranizó un continente, para los otros América fue una hija desagradecida que aprovechó ciertas dificultades para traicionar a la madre. Nada es más falso y antihistórico. Pero se sigue repitiendo.
Espero que esta serie prosiga con temas polémicos. Como colega en el campo de la Historia le aseguro que está en el buen camino, de formar e ilustrar.
A usted y a los demás colegas de este foro (en especial a Ricardo de Argentina, por nuestra proximidad) les ruego que reciban mis deseos de una santa Navidad, encomendándome las oraciones de todos ustedes.
22/12/14 10:50 PM
  
Javier Olivera Ravasi
Antonio49: muchas gracias por sus palabras. Esto de intentar revelar la verdad histórica es un trabajo de nunca acabar, pero commpletamente necesario. Es como una catequesis; una catequesis histórica. Retribuyo para ud. y el resto de los comentadores, los saludos para esta Santa Navidad. Dios los guarde. P. Javier Olivera Ravasi
22/12/14 10:55 PM
  
Ricardo de Argentina
Gracias por tus augurios, Antonio49, que retribuyo. Cuenta con mis oraciones.
Y para usted P. Javier y demás contertulios de este "histórico" blog, ¡Feliz y Santa Navidad! les deseo afectuosamente.
23/12/14 12:44 AM
  
HORACIO A. VIVANCO
Sinedo, solamente, lector de " Cabildo " ( revista argentina ), creo que sería muy provechoso reproducir alguno de sus artículos en ella. Saludos y que Dios lo ilumine y guarde.
23/12/14 1:25 AM
  
Xaberri
Feliz Navidad a Todos
23/12/14 11:20 PM
  
wjatsap
Estimado Padre Ravasi. Soy ex-toomach. Hay que reconocer que el opusculo del profesor Monedero es muy certero porque el evolucionismo (teista o ateo) se trata solamente de una serie de inferencias basadas en el metodo inductivo y nunca va a pasar de ahi. O sea, el evolucionismo nunca llegara a tener el grado de evidencia cientifica del metodo hipotetico-deductivo por mucho que se esfuercen. Tengo que confesarme mas creacionista que evolucionista. Gracias por compartir sus conocimientos con nosotros. Un saludo en Cristo.
10/01/15 10:18 AM
  
wjatsap
...continuo. Concretamente me confieso partidario del Creacionismo de la Tierra Joven que afirma que la Tierra no tiene mas de 6000 años de Antigüedad basandose en los calculos del obispo anglicano Usser. Ya se que la Iglesia Catolica rechaza una interpretacion literal del Genesis pero mis conocimientos, mi curiosidad y mi tiempo no dan para mas. Por otro lado, decir que la filosofia evolucionista atea es anticristiana tal y como la expone el doctor Li
10/01/15 10:33 AM
  
wjatsap
...continuo. Por otro lado, hay que reconocer que la filosofia del evolucionismo ateo es anticristiana y que trata a la persona como un medio en lugar de como un fin tal y como lo he deducido de la lectura de la obra del doctor Leguizamon. Gracias por compartir sus conocimientos con nosotros. Un saludo en Cristo.
10/01/15 10:36 AM
  
Alberto
Padre Javier Olivera Ravasi. ¿Cómo es posible que no se contradigan sus artículos y la encíclica de Pío VII Etsi longissimo terrarum.
Muchas gracias




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El texto que ud. cita puede encontrarse aquí: http://nucleodelalealtad.blogspot.com.ar/2007/10/enciclica-legitimista.html

En cuanto a que se contradiga, creo que está entendiendo mal: la independencia americana, puntualmente la argentina, no se dio para separarse de España, sino justamente para intentar ser fiel a ella y a la idea que encarnaba. El papa Pío VII estaba condenando la anarquía y la dirección liberal que comenzó a tomar poco tiempo después. Para ello basta con leer el “Manifiesto” de justificación oficial del Congreso de Tucumán, del 25 de octubre de 1817, donde se ratificaba el espíritu de sincera fidelidad de la Junta de Mayo, y se indicaba que Fernando VII, restaurado en el trono, procedió con una “ingratitud, superior a todos los ejemplos, que se hallan en la historia…Él nos declaró amotinados…Nosotros pues impelidos por los españoles y su Rey nos hemos constituido independientes”: Díaz Araujo, Enrique, Mayo Revisado, La Plata, UCALP, 2010, t. II, pp. 257-261. “Fernando (mal hombre, mal rey, mal español)”: Busaniche, José Luis, San Martín vivo, Bs. As., Emecé, 1950, p. 15. Más completo, del mismo autor: BS. En su conocida arenga del 25 de mayo de 1836, dijo don Juan Manuel de Rosas, que el acto que se recordaba ese día, no se hizo “para sublevarnos contra las autoridades legítimamente constituidas, sino para suplir la falta de las que, acéfala la nación, habían caducado de hecho y de derecho… No para introducir la anarquía, sino para preservarnos de ella y no ser arrastrados al abismo de males en que se hallaba sumida España”, Agregando, referente al 9 de Julio: “Pero ¡ah!..¡ Quién lo hubiera creído!...Un acto tan heroico de generosidad y patriotismo, no menos que de lealtad y fidelidad a la nación española y a su desgraciado Monarca; un acto que ejercido en otros pueblos de España con menos dignidad y nobleza, mereció los mayores elogios, fue interpretado en nosotros malignamente como una rebelión disfrazada, por los que debieron haber agotado su admiración y gratitud para corresponderlo dignamente…hasta que cansados de sufrir males, sin esperanzas… nos pusimos en manos de la Divina Providencia y confiando en su infinita bondad y justicia tomamos el único partido que nos quedaba para salvarnos: nos declaramos libres e independientes de los reyes de España y de toda otra dominación extranjera”: en: Irazusta, Julio, Vida política de Juan Manuel de Rosas a través de su correspondencia, t. III, La suma del poder y los conflictos exteriores 1836-1841, 2ª ed., Bs. As., Trivium, 1970, pp. 82-83.
05/05/16 12:54 PM
  
Gregorio
Buenas, tendrá un link donde se encuentre la Carta de Bolívar a Olañeta? Agradecido de antemano.
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La verdad que no. PJOR
31/10/20 11:58 PM

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