Sobre el designio de Dios Padre en la Pasión de su Hijo Jesucristo

Querido Padre! Espero se encuentre bien y Dios este con usted. Estoy leyendo - de a poco- un libro de S. Alfonso M de Ligorio, titulado: “Reflexiones sobre la Pasión de Jesucristo” y un párrafo me quedo como demasiado profundo para entenderlo.., dice : ” La pasión de nuestro Redentor no fue obra de los hombres, sino de la Justicia Divina, que quería castigar al Hijo con todo el rigor que merecían los pecados de los hombres". En el libro de Santa Faustina, recuerdo que leí de que la Voluntad de Dios siempre se cumple ¿era Voluntad de Dios que el Hijo de Dios padeciera en la Cruz y el enemigo malo no vino sino a cumplir con esa Voluntad? perdóneme Padre si interpreto mal. – C.A.

* * *

Hay en tu pregunta dos temas estrechamente relacionados. Uno es: ¿Cuál es el lugar de la justicia divina en la muerte de su Hijo, inocente y santo, en la Cruz? El otro es: ¿De qué modo o en qué sentido se cumplía la voluntad de Dios con que su Hijo muriera de esa forma infame e injusta?

Hay que notar que muchos pretenden salir de la dificultad que entrañan estas cuestiones planteando todo en un nivel puramente humano y terrenal. Quienes así piensan ofrecen típicamente argumentos como estos:

* “Dios no tiene nada que ver con la injusticia, las incoherencias o las traiciones de los hombres…”

* “Es posible que a Cristo la muerte le hubiera sobrevenido como algo inesperado, fruto de circunstancias adversas”

* “En realidad, la muerte de Cristo se debió a que se metió con los intereses de los poderosos de ese tiempo, y como siempre les sucede a los revolucionarios, lo quitaron de en medio.”

El problema de ese modo de lenguaje es que contradice Hechos 2,23: “a éste [Jesucristo], que fue entregado según el determinado designio y previo conocimiento de Dios, vosotros le matasteis clavándole en la cruz por mano de los impíos.” Y también Efesios 1,9-10: “dándonos a conocer el Misterio de su voluntad según el benévolo designio que en él se propuso de antemano, para realizarlo en la plenitud de los tiempos: hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra.” Uno tendría que negar demasiados textos, secciones enteras de la Biblia, para afirmar que en la muerte de Cristo, incluyendo la conspiración, se dieron solamente causas humanas, ya se trate de política, psicología o economía.

Es evidente entonces que, si hablamos de la muerte de Jesucristo, estamos ante un hecho que por supuesto tiene actores y motivaciones humanas, pero no sólo ellas.

La Escritura misma habla del poder y la influencia del maligno en esto (véase Juan 13,27) pero a la vez sostiene que hubo un “designio” de Dios, como ya lo hemos mencionado. No resulta fácil de entender.

Cualquier exposición seria sobre la Pasión de Cristo que quiera situarse dentro de la fe católica debe entonces considerar que son actores reales (en el sentido de personas que tienen acción voluntaria): Dios Padre, con su designio de salvación por nosotros; su Hijo Jesucristo, que acoge con amor y obediencia el mandato del Padre; el poder de Satanás que se revuelve contra Dios en todo momento y que ve en Cristo a un “justo,” uno que en todo es fiel a Dios y que llama “Padre” suyo a Dios; las personas humanas: incluyendo la traición voluntaria de Judas Iscariote, la debilidad y cobardía de los demás apóstoles, la inquina de las autoridades judías y la comodidad egoísta del procurador romano, Poncio Pilato. Pero uno ve que el único que en todo es soberano, entre todos estos actores reales, es Dios Padre, con su plan de amor y salvación: a él se somete el Hijo, por amor; y es su voluntad la que finalmente se cumple en las creaturas, sin que precisamente ello elimine la voluntad no absoluta de ellas.

Dicho de otro modo: nunca hubiera sucedido la Pasión de Cristo si no hubiera habido un deseo expreso de Dios Padre de que así sucediera porque nadie puede imponerse por encima de su sabiduría, su amor y su poder.

Lo cual nos obliga a preguntar por qué nuestro Padre Dios podría desear algo tan cruel y en apariencia tan absurdo. Negar que lo quería es negar que es verdadero Dios; así de sencillo.

Explorando nuestra propia dificultad en formular la pregunta con plena claridad llegaremos a una conclusión parcial: nos cuesta afirmar que Dios quería que su Hijo muriera en la Cruz porque solemos absolutizar la vida presente y entonces pensamos, aunque sea de modo implícito, que llevar a alguien a la muerte, y sobre todo una muerte ignominiosa, sólo puede ser señal de odio e infinito desprecio.

Si uno supera, en cambio, la idea de que todo termina con esta vida–y es un hecho que no termina todo con esta vida–entonces uno ve que entregar la vida puede tener sentido por causas que sean superiores a lo que esta vida vale, que por supuesto es muchísimo.

Ya en el Antiguo Testamento encontramos testimonio de la convicción que algunos judíos tenían de que la vida presente no es el valor supremo por el que habría que darlo todo. El caso impresionante de 2 Macabeos 7: aquellos siete jóvenes que se dejaron martirizar de modo espantoso antes que ceder a la presión del rey que quería hacerles desobedecer la Ley de Moisés, muestra que hay gente que tiene ese nivel de fe. De hecho, aún en el plano civil hay personas que dan la vida, por ejemplo por la libertad de su país, con lo cual demuestran que su propia vida física no es el valor supremo para ellas mismas.

Entonces cabe suponer que en el designio de Dios Padre, y en la correspondiente obediencia de su Hijo Jesucristo, hay un bien mayor que el de la vida terrenal. Ese bien es la destrucción del poder del pecado en nosotros, que somos imagen y semejanza de Dios, de modo que en nuestras vidas restauradas brillen su amor, sabiduría y poder.

Y tal es el sentido de la palabra “justicia” en la Biblia, pues “hacer justicia” significa en la Escritura “a-justar” una vida, un pueblo, o la Humanidad entera, al plan de Dios. Por eso decimos que en la Cruz se realizó “toda justicia,” porque en la ofrenda sacerdotal de Cristo el pecado ha quedado totalmente denunciado y expuesto; el demonio ha quedado completamente derrotado y confundido; el hombre ha sido perfectamente lavado y renovado; y así Dios mismo ha sido glorificado más allá de todo o que puedan expresar nuestras palabras.

Por supuesto, ese camino, el de la denuncia de la gravedad del pecado y de la entrega absoluta del Hijo en obediencia al Padre, implicaba los atroces dolores que vemos en la Cruz pero es que el camino no terminaba en esos dolores ni en a muerte misma sino en la gloria de la Pascua, que es gloria del Hijo, y en el fruto de nuestra salvación, que es gloria del Padre y del Hijo.

11 comentarios

  
José Ángel Antonio
"nos cuesta afirmar que Dios quería que su Hijo muriera en la Cruz porque solemos absolutizar la vida presente"

No, porque si su Hijo se entregara, por ejemplo, salvando niños en un incendio hasta morir por las llamas, podría espantarnos solo que el Padre "quiera" que su Hijo muera entre dolores, pero no habría ninguna maldad.

Pero si decimos que el Padre "quiere" la Cruz significaría que el Padre "quiere" que unos de sus hijos traicionen y maten y torturen y se burlen de su Hijo, que el padre "quiere" ese mal moral, quiere que alguien clave los clavos, quiere que alguien azote,... y encima luego lo castiga.

¿Quiere el Padre bueno que los hombres hagan cosas malas -malísimas- a su Hijo, o entre ellos?

Nota de fray Nelson: El acto de "querer" no termina en los dolores ni en la muerte física.
08/02/17 9:06 AM
  
José Ángel Antonio
Por otra parte, lo de "matar está bien si lo dice Dios" no convence, excepto a los de Daesh.

Incluso lo de "lograr que me maten está bien porque lo dice Dios" no convence, porque es colaborar con el mal del otro y, la verdad, fuera de los relatos de la Biblia, donde el narrador nos explica cuando Dios habla, en la vida cotidiana extrabíblica no sabemos si algo lo dice Dios (aunque podamos intuir sus preferencias).

Los hombres y sus poderes en el mundo son muy rápidos en dar excusas para matar, y la de "mátale [o mátate, o haz que te maten] porque está justificado y a Dios le parece bien" es de las más comunes, es muy eficaz.

La gente es de gatillo rápido (sobre todo para justificar que maten a otros) pero Dios Padre Bueno no debería serlo. Pues "la gloria de Dios es el hombre vivo", "mía es la venganza, dice el Señor", "nadie toque a Caín", etc, etc...

Nota de fray Nelson: Tratar de simplificar el argumento presentado como: "Dios lo dijo y está bien" es irresponsable. Por favor, leer. Y luego, entender.
08/02/17 9:12 AM
  
Luis López
Yo creo que la manera más correcta de asumir la pasión y muerte de Cristo es entenderla como la mayor revolución religiosa jamás ocurrida en la historia de la humanidad.

El hombre, desde sus inicios, ha ofrecido todo tipo de sacrificios a Dios o a los dioses -desde la vida de los demás (nunca la propia por supuesto), hasta animales o cosechas-, con intención de aplacar su ira por nuestras maldades.

Los sacrificios de vidas humanas siempre fueron repugnantes al Dios verdadero desde cualquier punto de vista, como claramente expone la Biblia; los únicos sacrificios agradables a Dios eran aquellos donde junto a la ofrenda, el oferente entregaba su corazón convertido y arrepentido al Altísimo. Y más agradaba al Señor lo segundo que lo primero..

Con Cristo se invierte todo. Ya no es el hombre quien sacrifica; es Dios quien se sacrifica. Eso es insólito, asombroso -hasta absurdo para una mente pagana, recuerda San Pablo- (en realidad no es tan absurdo si se piensa que Dios -como nos lo revela la biblia-, es Amor y que el verdadero amor no tiene otra razón de ser y actual que ese mismo amor).

Dios, que es todo, que no necesita nada de nadie, nos lo entrega todo con su Hijo, pero no como idea o apariencia sino en su más absoluta realidad y verdad. Porque nadie puede discutir que lo mayor, lo más excelso y grandioso que puede hacer un mero hombre en esta vida es entregarla y morir para que muchos otros se salven. Por eso Dios (que no puede morir) se hizo hombre, para entregar lo más valioso de uno -su propia vida- por el hombre, pero no por uno o por otro, sino por todos. Porque no sólo era hombre sino también Dios. Nos salvó, "cancelando el Acta de Acusación por nuestros pecados, clavándolo en la cruz". ¡Sublime ofrenda agradable a Dios!

Cristo -como hombre- hizo el mayor acto de amor que puede hacer un hombre. Y como Dios -que es amor- lo universalizó, lo extendió a todos: "En sus heridas hemos sido salvados"

Ante ese océano infinito de amor, nosotros -que contemplamos un día sí y otro también nuestra miseria- nos seguiremos preguntando, hasta el final de nuestros días, por qué sin merecer nada, lo recibimos -lo seguimos recibiendo- todo.
08/02/17 12:17 PM
  
Aldovan
Reflexionar en el desenlace de la muerte de Jesús, tan absurdo según el mundo, la carne, pero en conformidad al plan del Padre, que con su sabiduría rebasa el paupérrimo pensar del hombre entregado a sus bajos instintos, solo queda admirar la grandeza de su sacrificio, tal que ha alcanzado atraer la mirada, la mente, los corazones de una inmensa muchedumbre, de manera que estos, han logrado convencer a otros, sin objeciones, de intentar seguir este bendito camino, trazado por el mártir del calvario, Hombre bueno, santo y glorioso que da profundo sentido a nuestra existencia y que ofrece la esperanza de alcanzar plenitud en la vida futura, a todo aquel que se arriesgue a seguir sus pasos.
08/02/17 2:05 PM
  
Néstor
Lo de "castigar al Hijo" en la expresión que cita el corresponsal no me parece que se pueda decir en sentido propio. Jesús es Inocente y Dios no es injusto para castigar (en sentido propio, que supone una pena que se aplica por una culpa) a un inocente. Otra cosa distinta es que sin duda el Padre quiso que el Hijo muriese en la cruz para redimirnos de nuestros pecados, no castigándolo a Él, sino aceptando su sacrificio por nosotros, y el Hijo aceptó esa Voluntad del Padre.

Saludos cordiales.
08/02/17 4:22 PM
  
Frayjaider
Gracias Fray por su escrito.

Tengo una pregunta: ¿Podríamos decir que el aborto, es también un designo de Dios, quizás para la salvación de muchas almas? Pues Jesús era inocente, al igual que los niños que son abortados.

Perdone mi ignorancia.

Nota de fray Nelson: El acto de obediencia del Hijo no está presente automáticamente en cada inocente maltratado o asesinado.
08/02/17 7:52 PM
  
Palas Atenea
Creo que nuestro alejamiento del Cristocentrismo nos hace más dificultosa la comprensión del misterio del Justo ofrecido en Holocausto que a los Padres de la Iglesia o los medievales. Desde el Renacimiento damos vueltas alrededor del hombre y miramos todo con ojos humanos, el esfuerzo de nuestros antepasados por tratar de comprender los designios divinos es ya de una dificultad terrible para nosotros. Para ellos el Pantocrátor, fuese éste el Padre o el Hijo, representaba una Persona Divina mientras que nosotros somos personas humanas y esto marcaba la gran diferencia. Hoy en día abajamos a Dios hasta nuestra naturaleza humana y, naturalmente, todo lo que esté más allá de nuestra justicia o nuestra comprensión es desechado. Esto explica el querer hacer paralelismos entre la Muerte de Cristo y otras.
09/02/17 5:54 PM
  
Emilio
¿Y podemos nosotros solidarizarnos con Cristo en ese plan del Padre e incorporar como actos meritorios los acontecimientos que se digne enviarnos, como enfermedades y todo tipo de limitaciones?. ¿Es determinante la actitud de mayor o menor rebeldía o rechazo para su validez?

Nota de fray Nelson: Sí, a ambas preguntas.
10/02/17 12:28 AM
  
Vladimir
Dios no puede querer nunca el mal, para que sobrevenga un bien.
El no depende del mal que hagan otros, para realizar Su obra.
El poder de Dios se manifiesta en que es capaz de hacer triunfar Su Plan
de Salvación, a pesar del mal que se le oponga.
Bendiciones.

Nota de fray Nelson: En los actos complejos sí hay males parciales que hacen posibles bienes mayores. El acto de querer no se queda en los males parciales. En la Pasión de su Hijo, Dios no está queriendo un mal, sino que a través del padecimiento por amor de las consecuencias del mal, nos libera del mal. Hay muchos ejemplos que ayudan a entenderlo: La mamá que ve llorar a su hija por una vacuna que sin embargo sabe que le hace bien; el capitán que ve agotados y enojados a sus soldados pero sabe que debe entrenarlos hasta el límite; el profesor que recibe desaprobación e insultos de sus estudiantes pero sabe que a la larga todo será bien para ellos. Comprendámoslo: Dios por amor nuestro ha querido asumir en nuestra naturaleza la capacidad de soportar la dureza de nuestro pecar para así denunciar el pecado, manifestar misericordia y liberarnos del pecado. Y entendiendo algo de este inmenso misterio, postrémonos en adoración, gratitud y alabanza.
10/02/17 4:38 PM
  
Luiscar73
El sufrimiento de Cristo en la Pasion lo causa el pecado de los hombres y la salvacion de Dios es la com-pasion que causa en los hombres el Amor de Cristo. Era necesario que Cristo descubriera la cara del pecado para que la pudieramos ver con la Luz divina del Amor indecible y pudiera surgir en nostros el arrepentimiento genuino y la conversion, el nuevo nacimiento a una vida nueva, a una nueva creacion, a una nueva naturaleza hecha participe de la gloria de Dios, de la Vida divina.
Hay casusa formal, eficiente, instrumental y meritoria, y obviamente todo obedecio y obedece al plan divino concebido desde toda la eternidad.
Dios no castiga al Hijo, Dios se da a SI mismo en Cristo. EL esta igualmente sufriendo y amandonos en la Cruz con el Señor, redimiendo nuestra naturaleza caida para que posteriormente sea santificada por obra del Espiritu Santo.

Nota de fray Nelson: Si entendemos por castigar "infligir una pena proporcionada a una falta cometida," es evidente que Dios Padre no castiga a su Hijo. Si entendemos simplemente "mortificar y afligir," que es la segunda acepción de "castigar" en Diccionario de la Real Academia, entonces si es claro que el designio de amor del Padre incluía que su Hijo fuera mortificado y afligido, en orden a la denuncia y expiación del pecado, en orden a la victoria sobre el demonio, y en orden a la sublime perfección por obediencia de amor de la voluntad humana de Cristo que así alcanza una gloria incomparable a nada creado.

Sobre el tema de Dios Padre "padeciendo con su Hijo"... es una idea que resurge una y otra vez en la Historia de la Teología y que siempre se ha demostrado contradictoria con el ser divino. Se llama "patripasianismo."
17/02/17 5:28 AM
  
Fray Nelson
Gracias a todos por su participación en este tema tan profundo como arduo y bello.
17/02/17 11:12 PM

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