(295) Inmanentismo vital y humo de Satanás

1.- Dar testimonio ha sustituido a dar razones, con nefastos resultados. La minusvaloración del entendimiento ha producido un experiencialismo insano, que debe erradicarse porque subjetiviza la fe. Con otras palabras: dar testimonio sin razones, ha sustituido a dar razones del propio testimonio, que es lo que hace un católico.

 

2.- La advertencia de San Pío X, en 1907, punto 4 de la Carta Encíclica Pascendi, es muy clara, y debe dejar de ignorarse:

«Si alguno dijere que la revelación divina no puede hacerse creíble por signos exteriores, y que, en consecuencia, sólo por la experiencia individual o por una inspiración privada deben ser movidos los hombres a la fe, sea excomulgado» (Concilio Vaticano I, De fide can.2.)

Por extensión, no puede convertirse la catequesis en una mera producción de experiencias, cómo si ésta fuera la forma adecuada de mover a las personas a la fe.

 

3.- El testimonialismo ha eclipsado la apologética, que habría que recuperar urgentemente. El conocimiento de Dios no debe destruirse en pos de las emociones, ni ser pulverizado en sentimientos, “enamoramientos sobrenaturales", sensiblerías humanas, demasiado humanas. Las emociones, sin el freno de la razón, sin el control de la gracia, sin el imperio de la ascética, tiranizan la vida cristiana y la hacen empatizar con el pecado. Porque la sensibilidad humana está caída. Los afectos deben ser redimidos.

 

4.-  Sin teología natural la catequesis queda mutilada, no puede sondear una explicación teológica sino en la propia existencia personal, que queda absolutizada, reducida a antropología, como pretende Kark Rahner. La catequesis, de esta forma, se reduce a testimonio existencial, derivando en fe fiducial. Como decimos, dar testimonio, entonces, sustituye a dar razones. La teología se vuelve monólogo del hombre.

El pasaje de la Pascendi, 5 es contundente al respecto. San Pío X describe así el inmanentismo vital aplicado a la religión:

«Pues bien: una vez repudiada la teología natural y cerrado, en consecuencia, todo acceso a la revelación al desechar los motivos de credibilidad; más aún, abolida por completo toda revelación externa, resulta claro que no puede buscarse fuera del hombre la explicación apetecida, y debe hallarse en lo interior del hombre; pero como la religión es una forma de la vida, la explicación ha de hallarse exclusivamente en la vida misma del hombre. Por tal procedimiento se llega a establecer el principio de la inmanencia religiosa. En efecto, todo fenómeno vital —y ya queda dicho que tal es la religión— reconoce por primer estimulante cierto impulso o indigencia, y por primera manifestación, ese movimiento del corazón que llamamos sentimiento. Por esta razón, siendo Dios el objeto de la religión, síguese de lo expuesto que la fe, principio y fundamento de toda religión, reside en un sentimiento íntimo engendrado por la indigencia de lo divino. Por otra parte, como esa indigencia de lo divino no se siente sino en conjuntos determinados y favorables, no puede pertenecer de suyo a la esfera de la conciencia; al principio yace sepultada bajo la conciencia, o, para emplear un vocablo tomado de la filosofía moderna, en la subconsciencia, donde también su raíz permanece escondida e inaccesible.»

 
Queda aquí expuesta la clave del infausto cristianismo anónimo, del cristianismo inconsciente, pura experiencia (interreligiosa) de sentido. Queda aquí expuesto ese supuesto anhelo inconsciente, al margen de la fe, que todas las religiones y todas las personas del mundo tienen de Cristo, supuestamente.
 

5.- Una filosofía que defiende la experiencia inconsciente contra el conocimiento, los sentimientos contra las verdades, la voluntad contra el entendimiento, la fe contra la razón, los fenómenos contra las esencias; una teología que defiende que sólo por experiencias personales pueden ser movidas las personas a creer, sólo puede identificarse con el humo de Satanás, ese que penetró por una rendija en la Iglesia, y que sigue creciendo hasta hoy.

 
 

16 comentarios

  
Pedro L. Llera
Y sigue San Pío X y explica que como todas las religiones tienen sus "experiencias religiosas", los modernistas llegan a la conclusión que todas las religiones son válidas, porque todas responden a la necesidad inconsciente del hombre de encontrar respuestas transcendentes sobre el sentido de la vida o sobre el sufrimiento y la muerte. Con lo cual llegamos a una concepción sincretista que es, obviamente, condenable.
Y si todas las religiones valen igualmente, ¿para qué hacer proselitismo? Si te puedes salvar igual siendo budista que judío, musulmán que católico, ¿para qué sirve el bautismo?
Hemos llegado a tal punto que ni los católicos saben ya lo que creen o dejan de creer porque no conocen el catecismo, ni los mandamientos, ni el Credo, ni los dogmas, ni nada de nada. Y las experiencias emotivas, las efusiones sentimentaloides, son como la semilla que nace en tierra pedregosa: crece muy rápido la planta, pero como le falta profundidad a sus raíces, en cuanto sale el sol, se seca y muere.

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A.G.:
Así es Pedro, lo has descrito muy bien. Y no olvidemos, como bien recalcas, que esto paraliza las misiones. Porque si todas las religiones en el fondo desean a Cristo, ¿para qué la misión? La reclusión de Cristo al interior existencial de la gente es un error catastrófico del personalismo.
12/09/18 10:58 PM
  
Ricardo de Argentina
Hay una vía por la que se demuestra, me parece, la futilidad del inmannetismo: por sus frutos podridos.
Fuerza es reconocer que hacia fines de siglo toda la Iglesia jerárquica se volvió abiertamente rahneriana. Y a tal punto que al más formidable contestador de las falacias de Rahner, el P. Cornelio Fabro, le cerraron las puertas de las editoriales y recién gracias al ímprobo trabajo de una congregación religiosa argentina, el IVE, desde hace unos años están saliendo a luz sus mejores escritos.
¿Cuáles son los "frutos" de esa iglesia rahneriana? Lo vemos y lo padecemos por vergüenza ajena: la inmoralidad clerical desatada, que ya no se puede ocultar.
Así como 2+2 son 4, la actual decadencia moral es deudora de una decadencia doctrinal que no inventó Rahner, pero que sí llevó a un nivel hegemónico, desplazando a la vera doctrina al rincón de los trastos.


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A.G.:
Ricardo, fuerza es reconocerlo, desde luego. La época del posconcilio es rahneriana, y esto significa: antropológica antes que teológica. Todo ese rollo de la misión única e irrepetible de cada persona, a salvo de la ley universal y objetiva, ha sido causa de muchos males y de muchos pecados.
12/09/18 11:05 PM
  
Luis Fernando
Dar testimonio ha sustituido a dar razones, con nefastos resultados.

El testimonialismo ha eclipsado la apologética

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Apologia pro vita sua, del Beato Newman, es un grandioso testimonio lleno de grandiosas razones. Por eso es tan apologético.


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A.G.:
En efecto, así es.

Dar testimonios sin razones, porque sólo el testimonio mueve a la fe, es un error nefasto. Otra cosa es dar testimonio en sentido católico, esto es, con razones y con fe.
12/09/18 11:11 PM
  
Oscar Ignacio

"El remedio del ateísmo hay que buscarlo en la exposición adecuada de la doctrina y en la integridad de vida de la Iglesia y de sus miembros. A la Iglesia toca hacer presentes y como visibles a Dios Padre y a su Hijo encarnado con la continua renovación y purificación propias bajo la guía del Espíritu Santo. Esto se logra principalmente con el testimonio de una fe viva y adulta, educada para poder percibir con lucidez las dificultades y poderlas vencer. Numerosos mártires dieron y dan preclaro testimonio de esta fe, la cual debe manifestar su fecundidad imbuyendo toda la vida, incluso la profana, de los creyentes, e impulsándolos a la justicia y al amor, sobre todo respecto del necesitado. Mucho contribuye, finalmente, a esta afirmación de la presencia de Dios el amor fraterno de los fieles, que con espíritu unánime colaboran en la fe del Evangelio y se alzan como signo de unidad" (Vaticano II, GS 21).

"La Buena Nueva debe ser proclamada en primer lugar, mediante el testimonio....Para la Iglesia el primer medio de evangelización consiste en un testimonio de vida auténticamente cristiana, entregada a Dios en una comunión que nada debe interrumpir y a la vez consagrada igualmente al prójimo con un celo sin límites. "El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan —decíamos recientemente a un grupo de seglares—, o si escuchan a los que enseñan, es porque dan testimonio" (San Pablo VI, EN 21, 41)

"El hombre contemporáneo cree más a los testigos que a los maestros; cree más en la experiencia que en la doctrina, en la vida y los hechos que en las teorías. El testimonio de vida cristiana es la primera e insustituible forma de la misión: Cristo, de cuya misión somos continuadores, es el « Testigo » por excelencia (Ap 1, 5; 3, 14) y el modelo del testimonio cristiano. El Espíritu Santo acompaña el camino de la Iglesia y la asocia al testimonio que él da de Cristo (cf. Jn 15, 26-27). La primera forma de testimonio es la vida misma del misionero, la de la familia cristiana y de la comunidad eclesial, que hace visible un nuevo modo de comportarse. El misionero que, aun con todos los límites y defectos humanos, vive con sencillez según el modelo de Cristo, es un signo de Dios y de las realidades trascendentales. Pero todos en la Iglesia, esforzándose por imitar al divino Maestro, pueden y deben dar este testimonio, que en muchos casos es el único modo posible de ser misioneros. El testimonio evangélico, al que el mundo es más sensible, es el de la atención a las personas y el de la caridad para con los pobres y los pequeños, con los que sufren. La gratuidad de esta actitud y de estas acciones, que contrastan profundamente con el egoísmo presente en el hombre, hace surgir unas preguntas precisas que orientan hacia Dios y el Evangelio. Incluso el trabajar por la paz, la justicia, los derechos del hombre, la promoción humana, es un testimonio del Evangelio, si es un signo de atención a las personas y está ordenado al desarrollo integral del hombre" (San Juan Pablo II, RM 42).

13/09/18 6:36 AM
  
María Arratíbel
Quizás falta un dato que en cierto modo justifica la evangelización emocionante y sentimental: la razón del hombre occidental está enferma, lo cual es un obstáculo para la apologética. Me atrevo a afirmarlo por pura experiencia.
Eso sí, quienes están detrás de la evangelización por el sentimiento deben tener el objetivo a medio plazo de formar las conciencias y sanar la razón. Desde la lagrimilla a la apologética. De otro modo esa fe emocional queda coja y no resiste bien el paso del tiempo...
13/09/18 7:49 AM
  
Tomás
Se quedan Vds. a las puertas.

Estoy de acuerdo en todo lo que comenta el artículo, pero no estoy de acuerdo en cómo lo presenta, ni en las consecuencias que pueda tener.

Hoy el testimonialismo es lo primero que se hace en todas partes, EN TODAS. Y lo de los frutos que comentaba otro, es lo siguiente que se añade como su hermano mayor.

Esos son los elementos de la pinza que se usa para manipular - que no evangelizar - y crear una santidad y catolicidad impostada.

Y se lleva haciendo muchos años. Allí dónde vayas, se acepta como medio de propaganda legítimo presumir del testimonio de tus miembros, ya sea de su número de hijos, de sus labores de voluntariado, y cada vez más en auge, de su vida anterior de pecado y morbo. Esto, por supuesto, se presenta como pequeña gota de los frutos de conversión y apostolado que tiene tal grupo, que, como corolario final, todos suponen como indicio infalible de la santidad de quién lo promueve.

Entonces si alguien osa argumentar que allí se hace algo incorrecto, es inmediatamente tenido como un agente diábolico, porque como Vd. bien dice el testimonio es tenido como superior a la razón. Contra testimonios no valen razones.

Por eso Maciel llegó donde llegó, y McCarrick también. Porque lo que ahora nadie dice, es que McCarrick iba presumiendo y haciendo valer como éxitos de obispo, que su diócesis era la que más sacerdotes ordenaba de todos los EEUU. Eso solo puede significar una cosa: santidad personal. Por eso llegó a cardenal.

Porque aunque hubiera razones sobradas para pensar que tanto Maciel como McCarrick eran profundamente inmorales, el testimonio de sus frutos impedían tenerlas en cuenta.

Aquí el problema es que hoy, Vd., puede escribir este artículo, y se sumarán muchos a apoyarle y a decirle que tiene razón de forma rotunda. Y mañana alabaran a los que precisamente a los que hacen de manera sistemática y continuada lo que Vd. censura. Por eso Vd. se queda a las puertas.

Y no voy a empezar a poner nombres y enlaces - de momento - para que no me censuren el comentario, y porque, en realidad, es algo que se hace de forma masiva actualmente y llegado el momento, aquí, la inmensa mayoría lo aplaude.


13/09/18 10:20 AM
  
YH
"Porque la sensibilidad humana está caída. Los afectos deben ser redimidos".
No se me ocurre mejor manera de resumir todo lo que está pasando en el Mundo (lobbies animalistas, feministas, filo-sodomitas, veganos, anarco-comunistas, ateístas y sectas de todo tipo).
Y también en la Iglesia: modernistas, nihilistas, protestantismo, liberalismo, pelagianismo, secesionismo, y un agnosticismo que lleva a aceptar toda clase de errores como sodomía, pederastia, divorcio o aborto.

He discutido con algunos "ateos" que creen que el diablo (aquí la razón de las comillas) comprende mejor a la humanidad que Dios. Creen que hacer su propia voluntad les libera, cuando en realidad esclaviza.
Esto es un gran problema que tiene como raíz precisamente ese inmanentismo relativista del que nos habla en el artículo. Estoy de acuerdo con usted, ojalá lo vean muchos más.

Gracias por compartir tan buenos dibujos y artículos, D. Alonso. El día que publique algún libro estaré gustoso de comprarlo.
13/09/18 10:51 AM
  
Gabriela de Argentina
Todos estos vicios que tan bien desarrolló Alonso quedan patéticamente expuestos en las "catequesis familiares" de primera comunión. Los encuentros de "catequesis", lejos de ser un espacio en donde se explica la sana doctrina, se reducen a un interminable recuento de "experiencias personales", a cuanto más lacrimógenas mejor. Los niños llegan a ese día tan importante sin saber casi nada de la fe, a menos que los padres se tomen el trabajo de instruirlos por su cuenta en casa. Pero muchos de ellos ni siquiera están capacitados para eso. Muy triste y desolador.
13/09/18 3:03 PM
  
Ricardo de Argentina
Me ha dejado pensando el comentario de Tomás.
Pareciera mencionar a algo así como a una "frutología", un proselitismo impostado que se utilizaría a modo de "santómetro" de índole meramente testimonial, que podría ser especialmente peligroso si es utilizado como chapa y pantalla de perversidades encubiertas. O sea : el testimonio y la cantidad como "argumentos" de facto contra la doctrina y la moral.
Me parece que cuela.
Lo sigo masticando porque aquí hay miga.
13/09/18 6:15 PM
  
Fernando Martín López Avalos
Gracias por el inmenso bien que, por medio de usted, Jesucristo me hace todos los días.
13/09/18 8:28 PM
  
vicente
lo propio del catolicismo es integrar si se puede, la y.
13/09/18 9:00 PM
  
Tomás
Ricardo:

Tampoco descubro nada nuevo. Ese método se viene usando desde que el hombre es hombre. Hay una tendencia humana a creer que el hombre de apariencia religiosa es bueno. Es como si se relajara la prudencia habitual en la vida para estos casos y no pocos se aprovechan de ello.

Pero el uso del sentimiento y el testimonio sentimental como medio para conseguir adeptos se usa en todas partes. Desde los anuncios de teletienda, mítines políticos, eventos deportivos, conciertos,...lo que quieras. Y se usa porque es efectivo.

Vender la moto se llama.

Su uso en la Iglesia está extendido a todos los niveles. Videos de las JMJ, anuncios de la X, labor de la misiones, las conversiones en tales grupos, los testimonios desgarradores de vidas rotas, etc...y a todos les parece bien.

Desde luego hay algunas cosas más dañinas que otras, y al margen de la importancia que tiene lo dicho por D. Alonso, a nadie parece importarle que muchos de esos testimonios lleven aparejado un abuso sobre la intimidad de las personas, especialmente en los jóvenes.

Se les anima a hacer público su pasado de pecado, muchas veces exagerado, cuando no totalmente distorsionado, incluso en internet. Hay una cantidad enorme de jóvenes que, para evangelizar, van contando su pasado homosexual o de drogas y alcohol, y no se dan cuenta - y algunos les manipulan para conseguir lo que buscan - que eso va a quedar ahí para toda la vida.

Hay incluso sacerdotes y religiosos que hacen lo mismo.

Y aqui todos tragando y alabando semejantes prácticas como "nueva evangelización".



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A.G.:
Tomás gracias por los comentarios. Son dignos de tener en cuenta.
14/09/18 12:05 AM
  
Yo2
Lo que dice es verdad, pero no toda la verdad.
El problema es la exclusión de esa parte.
Del mismo modo que los sentimientos están tocados por el pecado lo está la razón, porque es el hombre todo entero el que está enfermo de pecado, y sólo en Cristo Jesús se encuentra la salud.
El testimonio es lo primero, tanto de palabra como de obra, y el que tiene capacidad que de las razones, que poderoso es Dios para ponerlas en la boca de aquellos a quienes dispone para darlas, pero todos estamos llamados a la santidad.
Que la Verdad es una, y tan verdadero es el testimonio como la razón, el encuentro personal con Jesús como su descubrimiento en el análisis metódico de la realidad. Pero Dios no regala los mismos dones a todos, ni establece un único modo de alcanzar su salvación, salvo caminar por Él.
Digo esto porque si bien la Iglesia necesita de apologetas con urgencia, Dios proveerá, no todos tienen que serlo. Que los que somos menos listos y capaces, que no llegamos a entender la complejidad de las raíces filosóficas que hay detrás del duro momento en el que estamos, también somos amados por el Amor primero. Y si mi Amado bella me vio, no repareis en mi negrura.
Un saludo en la Fe
14/09/18 9:35 AM
  
maru
Le doy la razón. Hoy, llega a un grupo parroquial, catequesis, etc. y, en lugar de escuchar una explicación o enseñanza del catecismo de la Iglesia, conocimiento o formación cristológica, etc., lo primero que es escuchas es: '' fulanito/a nos va a dar su testimonio .....y al siguiente dia, se sigue hablando de testimonios. Al final, te aburres porque no aprendes nada de lo que creias y no vuelves.
14/09/18 10:10 AM
  
Tomás
Gracias.

Es que Vd. ha tocado un punto primordial que enlaza con multitud de otros asuntos. Esa religión de testimonios tiene dos vertientes principales: es fruto de errores graves y a su vez genera otros tampoco pequeños. Hablar de todo ello daría para libros.

A mi me sucede algo curioso. Me he pasado toda mi vida cristiana con una angustia interior significativa. Allá dónde iba veía cosas que no eran normales, y he visto muchas cosas, pero muchas. Ya no desde el punto de vista de doctrina - que también - sino simplemente desde el punto de vista humano. Me he pasado la vida en la Iglesia conociendo gente que confunde la bondad con el hecho de ser lelos... o tontos de remate. Y me los he encontrado en la Iglesia porque se, o les hicieron así en la Iglesia.

No deja de ser sorprendente que a la vez que se fomenta un sentimentalismo testimonial y una verborrea sobre intimidades privadas, se predica un silencio - que llega hasta la obligación de suspender el uso de la propia razón - sobre cuestiones públicas de la propia parroquia o diócesis. Los fieles con criterio asustan mucho. La razón asusta porque exige y obliga a la conciencia.

Por eso, ahora, cuando todos los días salen a la luz escandalos tan graves, y en tantos sitios, además del dolor y la estufefacción de conocerlos, me producen un cierto alivio.

Todo encaja.

Porque llegado un punto la cosa era clara. O el equivocado era yo y entonces me había convertido en un murmurador interior, el clásico tipo que encontraba pegas a todo, que no tenía ni idea de por dónde soplaba el Espíritu, o en el ambiente eclesial prosperaba la estupidez en el mejor de los casos.

Efectivamente, en todo lo que está pasando por cada tipo perverso que sale, hay miles de católicos que reniegan a usar la razón. De otra forma jamás hubiera ocurrido nada.

Me hace mucha gracia esta cita de Quevedo: "Todos los que parecen estúpidos, lo son y, además también lo son la mitad de los que no lo parecen".
14/09/18 10:26 AM
  
Ricardo de Argentina
Exactamente Tomás, yo veo que absolutizar imprudentemente la Parábola de la Higuera sin un adecuado discernimiento, ha sido un error nefasto. Creo que ha habido mucha "frutología" tanto en los "aires primaverales" que soplaron en ocasión del CVII, como también en todo el pontificado de SJPII.

Y por cierto, pareciera que ahora son más creíbles los testimonios de los que vienen de una vida depravada, que el de quienes por gracia de Dios le han agradado durante toda su vida. Y no al modo de San Francisco, Santa Teresa o San Ignacio, llamados por Dios a su momento a cumplir con su elevada misión, sino al de quienes han vivido ofendiendo gravemente a Dios durante una buena parte de su vida. Es que el mero sentido común nos dice que no son los más autorizados para darnos lecciones de santidad.

Justamente ayer le pregunté a un monje si esta crítica le podría calzar al famoso portal "Cambio de Agujas", solventado por una benemérita y flamante congregación religiosa española que tiene mucha y muy buena presencia evangelizadora en los medios.
Me respondió que si bien es cierto que ese portal agrupa los testimonios tipo culebrón y muy lacrimógenos a veces, de golpes de timón dados por Dios en la vida de almas extraviadas absolutamente, no lo hace a despecho de la buena doctrina, que está presente y explícita con buena frecuencia en los relatos o en las observaciones de la conductora.
Además me dijo que esa congregación abarca en otros ámbitos la cuestión doctrinal con amplitud y exactitud, de forma que quienes la siguen no se van a quedar jamás en el sentimentalismo.
dulzón e irracional.
14/09/18 2:15 PM

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