InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Amigo de Lolo

24.06.20

Beato Manuel Lozano Garrido – Amar el sufrimiento (IX) – En el sufrimiento, con Cristo

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

Amar el sufrimiento (IX) – En el sufrimiento, con Cristo

 

“Ahora está claro que un hombre se enajene por una calentura, el cilicio, la fatiga, su cáncer, la ‘polio’, porque detrás está Getsemaní, el látigo de huesos, la Vía Dolorosa, el taladro de los miembros y la frondosa inmovilidad de veinte siglos.” (El sillón de ruedas, p. 314)

 

El Beato Manuel Lozano Garrido da, con este texto, un paso en su comprensión del sufrimiento. Y la cosa no es nada fácil, como se puede entender…

Todo se puede soportar con fe. Eso lo sabemos pero, a la hora de la verdad, nos resulta mucho, y más, difícil hacer eso porque nuestra creencia no suele correr a la par de lo que eso supone y solemos flaquear o, simplemente, ser tibios en tal aspecto.

Pero Lolo, él no, como ni es tibio ni flaquea, puede manifestar lo que sabe, ¡sabe!, sobre el sufrimiento y la relación que tiene el mismo, primero, con nosotros mismos pero, sobre todo, con Aquel que sufrió no lo indecible, porque se dijo y se dice, sino lo insoportable.

Y, claro, teniendo un mártir como fue el Beato de Linares (Jaén, España) porque mártir es quien es testigo del Amor de Dios y lo es, en efecto, nuestro hermano en la fe: testigo en dolor y testigo en respeto a la Voluntad de Dios. Mártir, pues, no de sangre como se entiende son los mártires, los que dan su vida por la fe pero… ¿es que no la dio Lolo por la suya y nuestra?

Bueno. Nosotros creemos que sí. Y, sin embargo, aquel hombre sufriente comprendía muy bien su sufrimiento. Y lo comprendía porque sabía que no estaba solo sino que tenía, junto a sí, a Quien todo lo había dado, como hemos dicho arriba.

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17.06.20

Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” - Amar el sufrimiento (VIII) – Ser loco de la Cruz

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

Amar el sufrimiento (VIII) - Ser loco de la Cruz

“Y es que ya sé que el dolor sin más, aséptico, desnudo, con la arista como fin, no tiene cabida en el dulce paraíso del Amor.

Ser santo, y paciente, y amante, y loco de Cruz es vivir la magia de las adivinaciones, el milagro de las transmutaciones.” (El sillón de ruedas, p. 313)

“Con la arista como fin”. Esto que nos dice el Beato Manuel Lozano Garrido establece una clara diferencia entre lo que supone entender o no entender el sufrimiento.

Tener como fin el propio sufrimiento, la arista, lo malo, o, en fin, aquello que no podemos soportar y no queremos soportar, supone no haber entendido muy bien que el mismo puede no ser sólo, y exclusivamente, una mala realidad o un mal augurio.

Lolo nos habla de una forma tan clara que no resulta excesivamente difícil entenderlo aunque, ciertamente, no es lo mismo de fácil atenderlo y llevarlo a la práctica.

En realidad, como nos dice El Beato de Linares (Jaén, España) sabe que el dolor puede tener una relación más que gozosa con el amor pero no todas las formas de tener en cuenta el sufrimiento pueden llegar a tenerla.

Digamos que el dolor, así, sin más es aquel que es así, seco, sin medida espiritual, sin sobrenaturalizar.

Digamos que el dolor aséptico no expresa sentimiento alguno y, por tanto, dista mucho de tener una buena relación con un espíritu que acepta, que reconoce lo que le pasa.

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10.06.20

Sinaí, una obra de Lolo

 

Lolo y Sinaí | Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo

El que esto escribe lleva algunos años haciéndolo sobre el Beato Manuel Lozano Garrido, conocido mejor por Lolo. Por eso han sido muchos los temas que se han ido tratando, teniendo muy en cuenta, todo en cuenta, lo dejado dicho y escrito por el Beato de Linares (Jaén, España)

No podemos negar que el gozo de hacer una cosa así ha de ser agradecido a quien, gracias a su vida, le ha dado, al que esto escribe, un motivo más que bueno para juntar unas cuantas letras que, eso sí, al lado de lo escrito por Lolo, no son más que poca cosa, nada al fin y al cabo.

Sin embargo, a lo mejor a algún lector de lo aquí dejado dicho le ha podido hacer reflexionar sobre esto o lo otro y, como diría San Pablo, si al menos he convencido a alguno para que crea… es más que suficiente.

Por cierto, pasado mañana, 12 de junio, se cumplirán 10 años de la Beatificación de Lolo en Linares. Aquel día llovía, lágrimas del Cielo podríamos decir.

Sin embargo, hay algo que nunca se ha tocado aquí y que ha llegado el momento de traerlo a estas internáuticas páginas.

En el año 1958, Manuel Lozano Garrido, acompañado por su hermana Lucy a modo de enfermera, cumpliendo tal menester, visitó Lourdes, su santuario y a la Virgen. A la vuelta de tal viaje, en la estación de Atocha de Madrid se encontró con una serie de periodistas (entre ellos, el P. José Luis Martín Descalzo) que salieron a saludarlo.

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3.06.20

Beato Manuel Lozano Garrido – Amar el sufrimiento (VII) - Dejarse conducir por Dios

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

Amar el sufrimiento (VII) - Dejarse conducir por Dios

 

“En ese minuto me acerco a Ti, ya con un rebullir de corderillo huérfano, para que pongas en mi desarboladura la roca de tu sabiduría, la clave de tu palabra – la PALABRA -.

Y para las líneas pautadas de mi oración, para estos garrapatos de colegial, te alargo un lápiz rojo porque quiero que Tú vayas tachando y dando giro firme a mi titubeo irresponsable.” (El sillón de ruedas, p. 313)

 

Verdaderamente, para un hijo de Dios, estar a la Voluntad de su Padre del Cielo no es que sea lo más recomendable sino que es lo único que debería ocupar su corazón.

Muchas veces, sin embargo, bien sabemos que no estamos a eso sino a otras cosas que nada tienen que ver con una pretensión así.

El Beato Manuel Lozano Garrido, tiene un pensar muy distinto al de los que creen que pueden hacer, en su relación con Dios, de su capa un sayo o, vaya, lo que les viene en gana despreciando en sus vidas lo que quiere el Creador para las mismas.

Esto lo decimos porque resulta gozoso darse cuenta de que Lolo, en este texto de su Sillón de ruedas, dice lo que es, lo que cree que es al verse con relación a Dios y lo que quiere de su Padre del Cielo.

En primer lugar, es bien cierto que nosotros no somos nada, pero nada de nada, ante Quien nos ha creado. Que nos creemos otra cosa es muy cierto y verdad pero, a la hora de la verdad… nada de nada somos.

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27.05.20

Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” - Amar el sufrimiento (VI)

Presentación

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

Amar el sufrimiento (VI)

 

“Me acuso, Señor, de mi revuelo satánico por ser como Tú, de haber parodiado tu fiebre y tu pulso de artífice queriendo amasar solo a mi barro y luego insuflarle una mística pura de lágrimas y sangre.” (El sillón de ruedas, p. 312)

 

Sabemos que, en materia de fe católica, cuando una persona “se confiese” lo hace porque sabe que ha cometido alguna tropelía en materia pecaminosa y, en fin, quiere remediar tal situación diciendo que, en efecto, ha pecado. Y, en este sentido, se está acusando de algo que ha hecho o, en su defecto, que no ha hecho.

El Beato Manuel Lozano Garrido, muy a pesar de lo que pudiéramos considerar sobre, en vida, su fama de santidad y, luego, con la santidad efectiva y real, también se acusa. Y lo hace ante Dios, ni más ni menos.

Cuando el Beato de Linares (Jaén, España) hace eso es porque está muy seguro de lo que dice y no quiere hacer ningún tipo de presentación falsa de lo que le pasa, de qué es lo que pasa por su corazón de hijo de Dios. No. Si lo dice es porque es cierto y verdad y, además, nos puede venir la mar de bien porque podemos, digamos, “aprovecharnos”, aquí también, de Lolo…

Pues bien, ¿qué es lo que nos dice nuestro hermano en la fe?

Es cierto que si nos queremos comparar con el Hijo de Dios tenemos todas las de perder porque ya sabemos las diferencias que hay entre nosotros y Él. Pero, a veces, es posible que queramos hacerlo estando lo mejor de parte de aquel que se dé cuenta de tamaña barbaridad espiritual.

Manuel Lozano Garrido se acusa. Y lo hace sabiendo que en eso ha tenido que ver mucho el Príncipe de este mundo. Al menos, cree Lolo que ve en su ser, en su actuación, que algo ha tenido que ver el Maligno. Y es que no puede ser otra cosa cuando se hace de forma que, según nos dice Lolo, se ha pretendido ser como Jesucristo.

Nosotros sabemos que Manuel Lozano Garrido sufrió mucho en vida. Físicamente pasó unos años, bastantes, de médico en médico, de transfusión sanguínea en transfusión sanguínea o, por decirlo pronto, postrado en un sillón de ruedas, ora ahí, ora en una cama. Y con eso queremos decir que, en cierta manera, sufrió mucho. Y por eso, a lo mejor, cree que quiso emular el sufrimiento de Jesucristo.

En lo más profundo de la intimidad de un ser, decir algo así supone que se ha dado cuenta de hasta dónde ha podido llegar su situación espiritual: hermano de Cristo, sufridor como Cristo, ser igual a Cristo… Es, sin duda, una pretensión elevada a la que, por cierto, sólo pueden llegar aquellos discípulos del Maestro que quieren ser, al menos, igual al Maestro y no ponerse por encima del mismo. Y nosotros creemos que Lolo lo que hace es eso.

Y ahí, precisamente ahí es donde radica la humildad de nuestro hermano. Y es que, siguiendo las propias palabras de Cristo, el discípulo no puede ser más que el Maestro pero, pensamos, puede ser igual (entiéndase esto, por favor) al mismo. Pero Lolo ni siquiera quiere que se piensa que él, un habitante de una ciudad española no demasiado grande, en el mapa del mundo una entre muchas miles de ellas, puede ser igual a su Maestro. Y se siente mal por eso… por no querer, si quiere pensar (por haberlo hecho, en todo caso) que eso podía ser posible.

El Beato Manuel Lozano Garrido, a la sazón Lolo, nos enseña que, incluso pudiendo estar, digamos, a nivel de sufrimiento de Cristo resulta cierto y verdad que no debemos ponernos a la altura (aún pudiendo) de Quien nos/le amó hasta el extremo… al menos por humildad de verdad.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

 

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.