InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Apostolado laico -La Palabra para el Domingo

15.01.22

La Palabra para el domingo - 16 de enero de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 16 sino sábado 15 de enero de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.”

  

Jn 2, 1-11


“1 Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. 2  Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. 3      Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: ‘No tienen vino.’ 4 Jesús le responde: ‘¿Qué tengo yo contigo mujer?, Todavía no ha llegado mi hora.’ 5 Dice su madre a los sirvientes: = ‘Haced lo que él os diga.’ =6 Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. 7 Les dice Jesús: ‘Llenad las tinajas de agua.’ Y las llenaron hasta arriba. 8 ‘Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala.’ Ellos lo llevaron.9 Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían  sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio 10 y le dice: ‘Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora.’ 11  Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos.”

 


COMENTARIO     

 
Nos dice este texto del evangelio de San Juan que con esto que contiene Jesús dio comienzo a sus señales porque, al parecer, era necesario que hiciese eso para que, al menos, fuese escuchado…

Bien podemos decir que dio comienzo a sus señales a su pesar. Y es que, como le responde a su Madre, aún no había llegado el momento de manifestarse al mundo. Y es que esto, lo que sucedió en aquella boda, fue una manifestación, una Epifanía, de Jesús. Digamos que es como un decir que el Hijo de Dios ha venido al mundo a cumplir con lo que ha sido establecido por Quien lo engendró y lo hace a plena satisfacción del prójimo.

También hay algo importante. Nos dice San Juan que con aquello que allí sucedió, en Caná de Galilea, los discípulos de Jesús, creyeron.


El caso es que hasta entonces el Emmanuel se había limitado, por decirlo así, a reclutar a los que iban a caminar con Él por los caminos del mundo conocido por ellos para transmitir la Buena Noticia según la cual el Reino de Dios ya había llegado. Seguramente, como bien nos dice aquí San Juan, aún no había manifestado Cristo un poder tan grande como el que aquí muestra. Se habría limitado a instruir a sus discípulos más allegados pero no había demostrado que el poder de Dios estaba en Él y con Él.

No podemos olvidar la intervención de María que aquí muestra un poder nada pequeño sobre su Hijo: un poder de Madre.

Fiesta de boda en Caná – signo de transformación - Crossroads Initiative

Aquella mujer, sabía (porque lo había guardado todo en su corazón) que su Hijo no era un hombre cualquiera: ni por su nacimiento ni por nada de lo que había antecedido podía pensar que era un hombre cualquiera. Sabía, por tanto, María, que era capaz de hacer mucho. 

Seguramente por eso hace lo que hace la Madre.

No puede callar. Ante la situación de aquellos amigos que los habían invitado a la boda no puede hacer otra cosa que dirigirse a su Hijo Jesús. Él puede hacer algo por ellos. Sin duda que María no sabe qué va a hacer pero tiene la confianza absoluta en el que algo puede hacer que los saque de aquella mala situación.

Y María casi ordena a los presentes: “¡Haced lo que Él os diga!” No sabe, decimos, qué va a ser lo que les diga pero espera algo bueno porque sabe que de su hijo sólo puede salir lo bueno y lo mejor.

Jesús se resiste. Y no es que sea mala persona y no quiera hacer uso de sus dones sino que cree que aún no ha llegado el momento de decir al mundo que es Quien es. Pero no puede hacer otra cosa. 

Su Madre insiste. Y es que no se conforma María con que su Hijo le diga que no ha llegado su momento. No. Ella insiste y pide a los tiene que pedir que hagan lo que Él les va a decir. Y algo dirá.

Y lo dice. Más bien lo hace. Transforma el agua en vino o, lo que es lo mismo (y por equiparar situaciones) convierte lo que sería su sangre en Sangre de vida eterna. Eso es lo que haría con el vino de la Última Cena. Y es, a lo mejor, algo que nos muestra lo que luego pasaría aunque es fácil entender que entonces nadie, salvo Él, conocían nada de lo que iba a suceder años después. 

Es más, Jesús saca de donde no hay nada (las tinajas parece que estaban vacías) para entregar a quien lo pide lo mejor que puede entregar: el mejor vino.

Y por cierto, lo mismo que en alguna que otra ocasión dijo a Dios, su Padre del Cielo, acerca de que el Creador escondía las mejores cosas a los sabios y se las daba a entender a los más sencillos, lo mismo hace ahora: son los sirvientes los que conocen lo que ha pasado.  Y el maestresala no se da cuenta de nada. Y es que Dios parece que goza al hacer que los más sencillos accedan a lo mejor porque, con seguridad, tienen el corazón más preparado.


PRECES
 
Pidamos a Dios por todos aquellos que no aceptan la mediación de María.

Roguemos al Señor.

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no creen en la señales del poder de Dios en Cristo.

Roguemos al Señor.

 

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a perseverar en la oración y pedir sin cansarnos y dar gracias sin cansarnos.

 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

    

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Palabra de Dios; la Palabra.

Para leer Fe y Obras. 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

8.01.22

La Palabra para el Domingo - 9 de enero de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 9 sino sábado, 8 de enero de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.”

 

Lc 3, 15-16. 21-22

 

“15 Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; 16 respondió Juan a todos, diciendo: ‘Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego’.

 21 Sucedió que cuando todo el pueblo estaba bautizándose, bautizado también Jesús y puesto en oración, se abrió el cielo, 22      y bajó sobre él el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma; y vino una voz del cielo:  ‘Tú eres mi hijo; yo hoy te he engendrado’”.

      

 

COMENTARIO

Aquel que bautiza con fuego

 

Muchos judíos esperaban, con franqueza y con fe, la llegada del Mesías. Y es que sabían que Dios, que nunca incumple sus promesas, había prometido que lo enviaría para que el mundo se salvase de la perdición eterna.

El caso es que muchas señales mostraban, en los textos sagrados del pueblo elegido por Dios para ser el Suyo, que el Enviado del Todopoderoso haría cosas grandes, que muchas otras cambiarían de signo y que, en general, vendría al mundo el perdón de los pecados. No extraña, por tanto, que muchos miraran a Juan el Bautista de una forma muy especial y esperanzadora. 

Juan, aquel hombre que había nacido de la prima de María, la Virgen, llamada Isabel estaba más que seguro de una cosa: él no era el Cristo. Lo sabía, primero, porque no se sentía capaz de serlo (por su indignidad personal según él mismo creía) pero, sobre todo, porque se le había dicho que sería él, precisamente él, quien anunciaría al Enviado de Dios. 

Es bien cierto que Juan sabía eso. Y lo muestra con unas palabras que son muy fuertes porque enseñan que Quien tenía que venir haría algo que él, el Bautista, no podía hacer: bautizaría con Espíritu Santo y fuego. 

¡Espíritu Santo y fuego! Estas dos realidades mostraban, bien a las claras, que quien bautizada en el río Jordán no era el Mesías. Él bautizaba, sí con un bautismo para el perdón de los pecados. Lo hacía, sin embargo, con agua. No lo hacía, tampoco, con Espíritu Santo. Eso era cosa de otro, del Otro. 

Juan, por tanto, presenta al Hijo de Dios mostrando dos características propias, en exclusiva de él: el Espíritu Santo estará con él y el fuego de su bautismo limpiará los pecados con el fuego de la purificación. 

Y entonces acude Jesús a ser bautizado por Juan. 

¿El Hijo de Dios pecador para ser perdonado? No, el Hijo de Dios mostrando qué se debía hacer a sabiendas de no haber cometido, Él, pecado alguno y, además, haber nacido de mujer Inmaculada. 

Jesús muestra qué se ha de hacer: nacer a la vida eterna a través de un bautismo que perdona los pecados, de la infusión del Espíritu Santo que sana el alma y prepara el corazón para ser su templo. Eso es lo que muestra Aquel que había venido a ser bautizado por su primo Juan. 

La cosa, como es de imaginar, no iba a quedar ahí. Dios debía manifestarse porque todos debía conocer, todos debían saber a qué atenerse. 

Dios, diciendo que Aquel era su hijo y que le había engendrado, sienta las bases de una fe, de una creencia, que se asentaba en una Voluntad santa: el Todopoderoso había engendrado, no creado, a Aquel que había salido de las aguas del río Jordán. Además, sobre Él se había posado el Espíritu Santo, que desde entonces regirá su vida de una forma muy especial (llevándolo, por ejemplo, enseguida, al desierto) y, a partir de entonces, iba a bautizar con fuego, con aquel que sana, con aquel que purifica y, en fin, con aquel que prepara para la vida eterna que dura para siempre, siempre, siempre. 

Por otra parte, Juan se sabe indigno. Y es que nos dice que no lo es para desatarle la “correa de sus sandalias”. Y se refiere al Cristo. 

Podríamos preguntarnos nosotros mismos si creemos que somos más que Juan y podemos hacer otra cosa que no sea seguir la santa Providencia de Dios que envió a su Hijo para que el mundo se salvase… y el mundo no lo recibió.

  

PRECES

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no aceptan el bautismo de fuego de Cristo.

Roguemos al Señor.

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren escuchar la voz de Dios.

Roguemos al Señor.

 

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a escuchar tu voz y a seguirla; y a seguirla.

  

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

    

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Palabra de Dios; la Palabra.

Para leer Fe y Obras. 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

1.01.22

La Palabra para el Domingo - 2 de enero de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 2 sino sábado, 1 de enero de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.”



Jn 1, 1-18


“1 En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. 2 Ella estaba en el principio con Dios. 3 Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. 4 En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, 5 y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron. 6 Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. 7 Este vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él. 8 No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz. 9 La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo.10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció. 11 Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. 12 Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; 13 la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios. 14 Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad. 15 Juan da testimonio de él y clama: ‘Este era del que yo dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo.’ 16 Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia. 17 Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. 18 A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado.”




COMENTARIO

En el Principio: en aquel Principio

 

El contenido de los Santos Evangelios es, por ser inspiración divina, verdaderamente maravilloso. Que proceden de inspiración de parte de Dios lo dice el hecho de poder aplicarse ahora mismo, siglos después de haber sido escritos.


Pues bien, hay textos, de todas formas, que expresan más que otros porque contienen una santa doctrina que va mucho más allá de lo que los mismos expresan. Y el de hoy es uno de ellos. Se mire por donde se mire y se haga como se haga la mirada sobre el mismo no se encuentra sino gozo, sino mucha información acerca de la historia de la salvación y, en fin, muchas formas de saber cuál es la voluntad de Dios.


Ciertamente no vamos a ser capaces de meditar sobre el total contenido de este esencial texto del Evangelio de San Juan. Es un verdadero privilegio hacerlo, al menos, sobre alguna parte del mismo.


El Principio de todo

 

Cuando oímos hablar del “Principio” sabemos que se refiere la Santa Biblia a cuando aún nada había sido creado. Era, entonces, el Principio de todo. Y se nos dice que todo se hizo por la Palabra (que es Cristo y que nada se hizo sin ella; todo, además, se hizo para la Palabra. Es más, la Vida (así escrita, con mayúscula) estaba en la Palabra, que era Cristo. Además, al parecer en el Principio había tinieblas pero no pudieron con la Luz (que era la Palabra o, lo que es lo mismo, Cristo) porque la Luz estaba en la Palabra y la Palabra estaba en diálogo con el Creador.


Los que no reciben a Dios en el Hijo

 

Como el ser humano hace lo que bien le parece haciendo uso de su libertad, es posible que no haga lo que le conviene sino lo que está muy en contra de la voluntad de Dios. Y eso es lo que pasó cuando la Luz visitó al mundo. El mundo la necesitaba pero actuó contra la misma de la forma que sabemos y que hizo con Cristo. Por eso muchos no supieron aprovechar la oportunidad que les estaba dando el Todopoderoso y no quisieron saber nada de aquella Luz que había enviado Dios al mundo para que el mundo se salvase.

 

Los que sí reciben a Dios en el Hijo

Hay, sin embargo, dos formas, dos actitudes, ante lo que pasó en aquel principio. La primera ya la hemos visto: no aceptar a la Luz, separarse de Dios, alejarse del Todopoderoso.

 

Pero no todo hijo de Dios tiene el alma encerrada en su corazón. También hay quien sí aceptó la Luz, sí tuvo a bien cambiar su corazón y, en fin, supo ver lo bueno que tenía seguir a Jesucristo. Pues bien, a tales creyentes lo que Dios les da es, nada más y nada menos, la posibilidad de considerarse hijos suyos. No hijos venidos de nacimiento carnal sino puramente espiritual. Y tales hijos son los que, entonces, deben transmitir la Verdad, Quién es el Camino y Quién la Vida.

 

La gracia y la Verdad están en Cristo

 

Los que estaban bajo la ley estaban sometidos a la ley, sojuzgados por el poder establecido por las autoridades religiosas judías. Ellos no estaban con la Ley sino, en todo caso, como decimos, bajo el poder de la ley. Sin embargo, el Hijo de Dios, cuando vino al mundo (según nos dice este evangelio) trajo al mundo algo más que la ley porque con Él vino la Gracia de Dios y la Verdad del Todopoderoso.

Por eso nos dijo que no quería que la Ley no se cumpliese sino que, al contrario, se cumpliese en su totalidad. Y no debía referirse a lo que muchos habían hecho con la que Dios había dado a la humanidad sino, en verdad, a la que Dios estableció como su santa Voluntad. Y tal Ley era la que Cristo quería hacer cumplir.

 

PRECES

Por todos aquellos que no quieren recibir a Cristo en sus corazones.

Roguemos al Señor.

 

Por todos aquellos que no miran a Dios y se pierden en un Infierno mundano.

Roguemos al Señor.

  

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a recibirte en nuestro corazón.

  

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

    

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

Palabra de Dios; la Palabra.

Para leer Fe y Obras. 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

 

25.12.21

La Palabra para el Domingo - 26 de diciembre de 2021

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Como es obvio, hoy no es domingo 26 sino sábado, 25 de diciembre de 2021. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.  

 

También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.”

  

Lc 2, 22-35.39-40

 

“22 Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, 23 como está escrito en la Ley del Señor: = Todo varón primogénito será consagrado al Señor = 24 y para ofrecer en sacrificio = un par de tórtolas o dos pichones =, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor. 25 Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. 26 Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. 27 Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, 28 le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: 29 ‘Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; 30 porque han visto mis ojos tu salvación, 31 la que has preparado a la vista de todos los pueblos, 32 luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.’ 33 Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. 34 Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: ‘Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción - 35 ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.’ 39 Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. 40 El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él”.

 

 

COMENTARIO

 

Cuando Cristo se presentó por tercera vez

 

Ya se había presentado el Hijo de Dios ante el mundo cuando los Magos, venidos de allende de las fronteras de Israel, se postraron ante el Niño que hacía bien poco acababa de nacer. Aquella, claro está, fue la segunda manifestación de Cristo al mundo (creemos que la primera fue Su mismo nacimiento) pero, como bien sabemos, hubo otras ocasiones en las que manifestó, bien a través de sí mismo o de otros, que era Quien era y que se había cumplido todo lo escrito en las Sagradas Escrituras al modo, digamos, de Dios, y según su santísima Voluntad. 

En este texto del Evangelio de San Lucas, siempre tan cercano a la Virgen María y, por eso, fuente de información directa, se nos dice que la Sagrada Familia cumplía con la ley y con las normas establecidas para el caso del nacimiento de un ser humano. Por eso acuden al Templo para llevar a cabo la purificación. 

Seguramente, aquel anciano, Simeón, había tenido un soplo del Espíritu Santo: aquel sería un día especial y no debía faltar en el Templo. Y es seguro que no faltó como, por cierto, hacía a diario. Y es premiado como corresponde a quien, al recibir un gemido inefable del Espíritu de Dios lo escucha y actúa en consecuencia en vez de mirar para otro lado como si eso pudiese molestarle. 

Lo que no esperaría Simeón es que aquel día, en aquel preciso momento, Dios cumpliese con su promesa de enviar al Mesías, a su mismo Hijo engendrado y no creado, y fuera él quien contemplase la Luz del mundo mientras que, suponemos, otras muchas personas por allí pasaban sin darse cuenta de nada y yendo a lo suyo… 

Pero sí, Simeón se da cuenta al instante. Por eso le pide a Dios, sencillamente, que lo lleve de este mundo porque la promesa que le habían hecho se ha cumplido y ha visto con sus ojos a la salvación del mundo. Cómo sucede eso nosotros no lo sabemos pero es cierto y verdad que eso ha de ser así para que de su boca salga tal petición a Dios. Y algo más, dice algo más. 

Meditación 46: Profecía de Simeón sobre María | Contracorriente

Creemos que Simeón sabía que aquel Niño había llegado al mundo para causar un verdadero terremoto espiritual. Y es que ser causa de contradicción entre las personas y, además, servir para que una espada atravesase el alma de su Madre… en fin, que no era poca cosa. Y el caso es que, como sabemos, eso fue lo que luego pasaría. 

Y Simeón, que tanto tiempo había esperado aquello que entonces le sucedía y acaecía en su corazón, suponemos gozó más que mucho y, por eso, ya nada más podía esperar en aquel mundo que tan descreído se había vuelto. 

Luego, ya sabemos lo que pasó: cumplieron con la ofrenda, pobre como ellos lo eran, y “rescataron” al Niño para sí. Y sí, es cierto que aquello más bien parecía un buen negocio de parte de los mandamases del Templo pero, al fin y al cabo, era lo establecido y ellos lo cumplieron aunque bien sabemos que, con el tiempo, Aquel que había sido allí presentado recordará el celo que la Casa de su Padre le producía en el corazón y haría lo que hizo… 

Y aquel Niño creció, física y espiritualmente. Y lo hizo en bien de la humanidad entera y toda pero, ¡ojo!, sólo en beneficio de todo aquel que crea que es Quien es y que vino para lo que vino pues aquí, en esto, no puede haber café para todos…

PRECES 

Pidamos a Dios por aquellos que no creen en la venida de Cristo al mundo para salvar al mundo y que vino, que viene y que vendrá. 

Roguemos al Señor. 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren escuchar los inefables gemidos del Espíritu Santo. 

Roguemos al Señor.  

ORACIÓN 

Padre Dios; gracias por crear una Familia como lo fue la que consideramos  Sagrada.

 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

    

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

Palabra de Dios; la Palabra.

Para leer Fe y Obras. 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

18.12.21

La Palabra para el domingo – 19 de diciembre de 2021

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Como es obvio, hoy no es domingo 19 sino sábado, 18 de diciembre de 2021. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.”


Lc 1, 39-45


“39 En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; 40 entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. 41 Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; 42 y exclamando con gran voz, dijo: ‘Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; 43 y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? 44 Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. 45 ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!’”.


COMENTARIO

Bendita la Madre de Dios


Cuando el Ángel Gabriel, en la Anunciación, le comunica a María que su prima Isabel, ya de bastante edad, está embarazada de 6 meses no tiene duda alguna de qué es lo que debe hacer: ayudar. Por eso nos dice el texto del evangelio que “se levantó María y se fue con prontitud”. 

Podemos imaginarnos a aquella joven judía, que llevaba al Hijo de Dios en su seno recién cubierto por la sombra del Espíritu Santo, aparejando los arreos para montar, así debería ser, en algún jumento que la llevara por las montañas hasta Ain Karem, donde vivían Isabel y su esposo Zacarías (ya mudo por entonces por su falta de confianza en el Ángel del Señor) y donde iba a nacer quien sería llamado Juan, por misión Bautista.

No sabemos si Isabel esperaba a su prima María. Y es que ni ella ni Zacarías le habían dicho nada de su embarazo. Lo que desconocía la anciana mujer es que el Espíritu Santo había cumplido con su misión a la perfección y le comunicó a ella algo muy importante.

Algo aquí nos muestra lo que pasa entre María e Isabel y entre el niño que ambas llevan en su seno. Quien sería llamado Juan reconoce, de alguna manera lo reconoce, a Quien ha venido a visitarlo. Y salta de gozo en el vientre de Isabel que, raudo, le comunica a María algo que la esposa de Zacarías no sabía hasta tan exacto momento: sabe Quién lleva María dentro de sí.

El caso es que el texto evangélico nos dice que Isabel se llenó del Espíritu Santo. Querría decir el autor de estas palabras que la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, que ya habitaba en el corazón de Isabel por ser su templo, se le manifestó en lo importante de la verdad.

Hesed: María visita a su prima Isabel (Lc 1, 39-56)

Isabel lo reconoce todo de una sola vez: María es una mujer elegida por Dios; el niño que lleva en su vientre (de apenas unos días) es el Enviado de Dios, el Mesías ansiado y esperado por el pueblo que el Creador tomó como especialmente suyo.

Aquellas palabras de Isabel tienen todo que ver con una clara revelación divina. Por eso la anciana mujer sabe que es bendita María y que es bendito el niño que ella lleva dentro de sí; que si el niño es el Señor, ella, María, es su Madre y, por tanto, alguien que es tenida por muy superior a sí misma por parte de Isabel.

Pero Isabel sabe, de alguna manera lo sabe, que María ha dicho sí a Dios. Ella, su prima, ha creído en lo que el Ángel le ha dicho y no ha hecho como su marido Zacarías que quiso dudar el poder de Dios y quedó mudo hasta que naciera el hijo que llevaba su esposa en sus entrañas. No. María dijo sí e Isabel lo sabía. Por eso sabe que las promesas de Dios hechas a María a través del Ángel (eso parece que también lo sabe Isabel) se van a cumplir porque Dios no es falso ni mentiroso sino veraz y cumplidor de su palabra, la Palabra. 

Sabemos, por otros textos evangélicos, que Isabel estaba embarazada de seis meses cuando el Ángel Gabriel le comunicó a María tan buena noticia para su prima y su esposo Zacarías. También que se quedaría ayudándola, al menos, hasta que naciera quien sería llamado Juan y a su padre Zacarías se le soltara la lengua como le había dicho el enviado de Dios.


María, pues, ya estaba embarazada de tres meses cuando volvió a Nazaret a enfrentar una difícil situación con relación a su desposado José. Pero antes, antes de eso, ya había ejercido de buena samaritana con quien la necesitaba mucho.


PRECES

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren escuchar los gemidos inefables del Espíritu Santo. 

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que no confían en Dios y no creen en el Creador.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN


Padre Dios; ayúdanos a creer y confiar en Ti.

 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

   

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

Palabra de Dios; la Palabra.

Para leer Fe y Obras. 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.