J.R.R.Tolkien - Ventana a la Tierra Media – Vidas paralelas: Gandalf-Saruman
Estamos seguros (aún sin poderlo demostrar) que, en sus tiempos de estudiante, J.R.R. Tolkien tuvo que llevarse a los ojos las llamadas “Vidas paralelas” del escritor romano Plutarco. Y es que, como sabemos, en ellas se desarrollaba una, digamos, biografía de dos personajes que, por sus especiales características personales, podían entenderse, por decirlo así, comparables.
Algo así vamos a procurar hacer en este concreto y especial apartado del blog dedicado al profesor de Oxford. Y aunque, como es de esperar, esto no esté repleto de citas eruditas (cada cual da lo que puede) al menos vamos a tratar de hacerlo lo mejor que posible.
EXCURSUS
Antes de seguir, debemos decir que tanto aquí como en otros artículos de este especial apartado del blog dedicado a Tolkien podrán verse imágenes de las películas que han llevado al cine tanto El Hobbit como El Señor de los Anillos dirigidas por Peter Jackson. Y eso lo decimos porque no son pocos los que gustan de las obras escritas del profesor de Oxford que tienen a bien manifestar su desacuerdo con las mismas por las más diversas razones muchas de las cuales, eso sí, tienen que ven con gustos particulares y apreciaciones muy personales (como también pasa a quien esto escribe). Sin embargo, siendo la cultura actual como es nada mejor nos parece que hacer uso de tales imágenes por mucha que sea la crítica que se haga a tal saga cinematográfica que, no podemos negarlo, nos gusta más que mucho. Y esto lo decimos para que nadie se lleve a engaño y no nos ponga por los suelos por hacer eso. Además, es bien cierto que muchos pintores y dibujantes hacen sus propias interpretaciones sobre los personajes que aquí citamos y que, creemos, todos los lectores conocen, pero no nos equivocamos si decimos que los actores que han encarnado a los mismos en las citadas películas han quedado como los más representativos. A nuestro humilde entender decimos esto aún sin desconocer que muchas de tales obras son, sencillamente, maravillosas y representan más que bien el espíritu (el físico es otra cosa) de los personajes de J.R.R. Tolkien.
FIN DEL EXCURSUS
Estos dos personajes pertenecían al mismo rango, por decirlo así, de existencia. Es decir, tanto Gandalf como Saruman pertenecían a la orden de los Istari y eran, en su categoría concreta, Maiar. Sin embargo, bien es conocida su trayectoria vital que no es, precisamente, la misma. Así, uno estuvo al lado del Bien; el otro, al lado del Mal aunque podemos decir que su existir corría, de forma paralela, hacia un buen final o hacia uno más que malo.
I. Cuándo aparecieron - Nombres que se le daban a cada uno
“Cuando llegó a la tierra media tomó forma de anciano, es alto (de 1,80 cm.), tiene una barba larga y blanca hasta más abajo de la cintura, nariz aguileña y cejas largas y espesas.”
Esta, bien puede ser una descripción de Gandalf. Ahora bien, este personaje de la inmortal obra de J.R.R. Tolkien era llamado de muchas formas, a saber:
Mithrandir, como era conocido entre los elfos y hombres de Gondor,
Incánus, entre los hombres del sur,
Tharkûn, entre los enanos o,
Olórin, en las Tierras Imperecederas.
Nosotros, de todas formas, nos quedamos con Gandalf, si debemos escoger uno de ellos, si ustedes nos entienden. Y, en cuanto a su vestimenta, primero con el apodo de “El Gris” y, luego, con de “El Blanco”…
Pues bien, Gandalf es enviado a la Tierra Media (en la Tercera Edad del Sol) a remediar, en lo que pudiera, la situación por la que estaban pasando los habitantes que andaban del lado del Bien y era acosados por Morgoth, por su secuaz Sauron (sin olvidar al corrompido Saruman del que luego hablaremos) y por todos los seres que habían sido preparados para tal menester.
Podemos decir que Gandalf podía haber sido un Maiar muy poderoso si hubiera alcanzado ser líder del Concilio Blanco, como había propuesto la dama Galadriel. Pero no quiso porque, en realidad, él se debía a los seres para los que había sido enviado y no quería verse atado, a lo mejor, por ciertas dominaciones propias de tal cargo. Y no decir tiene que Saruman, otro Maiar (también elegido para “ayudar” en la Tierra Media), no estaba por la labor de que eso pasara y, en efecto, fue él quien se convirtió en Jefe de tal Concilio.
De todas formas, se aplica perfectamente a la misión que tenía encomendada. Así, lo vemos, por ejemplo, guiar a Thorin escudo de roble y a la Compañía hasta el Bosque Negro. También lo vemos aconsejar muchas veces a los Hobbits acerca de qué era lo mejor para ellos y, en fin, aparecer en la Batalla de los Cinco Ejércitos tratando de que las cosas no fueran a mayores…
El caso es que la relación, por ejemplo, entre Gandalf y los enanos fue más que provechosa para estos últimos porque no podemos negar que gracias a las palabras que pusiera en el corazón de Thorin, él y otros más que acudieron a la llamada del mago quisieron recuperar Erebor, hasta entonces en manos del dragón Smaug cosa que, como sabemos y después de más de una aventura, se consiguió y que aparece en El Hobbit.
Qué decir, sobre eso, con la elección de Bilbo como “saqueador”. Y es que no es poco que la dama Galadriel le preguntara (en verdad no sabemos si esto consta en algún libro pero sí en la versión cinematográfica y perdonen si lo primero no es cierto) a Mithrandir la razón de la elección del “mediano” (de Bilbo) como instrumento de aquella aventura. Y Gandalf le dice que “porque tengo miedo” porque veía en aquel ser, en principio, poco dado a aventuras, a alguien más valiente y arrojado de lo que pudiera parecer…
Es más que cierto que este personaje, a pesar de lo que podría parecer por ser de edad avanzada (así se muestra en la Tierra Media), no deja de aparecer en multitud de ocasiones (en otras, cierto es, desaparece por un tiempo más que largo, probablemente, por estar en otros lugares haciendo lo que debía) y podría hasta sorprendernos (de no saber que es un Maiar, claro está) de la gran capacidad que tiene de mostrar una sabiduría propia de quien tiene una experiencia más que extensa. Por eso, a lo largo de todo El Señor de los Anillos Gandalf es un personaje tan esencial que, sin él, muchos acontecimientos deberían haber tomado otro camino y, sobre todo, la victoria del Bien hubiera resultado mucho más difícil.
Por eso ayuda más que mucho en la formación de la Compañía que trataría de destruir el Anillo Único en el llamado “Concilio de Elrond”, el medio elfo llevado a cabo en Rivendel. Y, por eso se tiene que enfrentar a un Balrog en Moria, en aquellas minas tan amadas por los enanos y, por eso, cuando parece que ha muerto (sus amigos eso creen y lo sienten mucho), vuelve al mundo convertido en Gandalf el Blanco (ya citado arriba) o, lo que es lo mismo, como real y efectivo jefe del Concilio Blanco y, por tanto, por encima de Saruman…
Digamos que la opción de vida de Gandalf fue la de hacerlo a favor del Bien y, claro, en contra del Mal. Y lo último que sabemos de este buen Maiar fue que partió hacia las Tierras Imperecederas junto con otros personajes más que queridos.
En cuanto a Saruman, como hemos dicho arriba, había sido escogido para echar una mano en la Tierra Media a los oprimidos por el Mal. Pero bien sabemos que su recorrido no fue, precisamente, el mismo que el de Gandalf.
También este personaje, como pasa en el caso de Mithrandir y en el de muchos otros de la obra de J.R.R. Tolkien, tiene varios nombres o, mejor, es conocido de diversas maneras, a saber:
Curnír’Lân, Antiguo nombre de Saruman,
Curumo y, también,
Curunír, o, lo que es lo mismo, “hombre hábil”
No podemos olvidar que también era conocido como “Señor de Isengard”.
Este personaje bien podría haber cumplido la misión para la que fue enviado a la Tierra Media (la misma que la del resto de Maiar) de una forma, digamos, correcta. Y es que, de haber seguido el ejemplo de su, en principio, amigo Gandalf, las cosas no habrían sido como fueron. Ahora bien, comprendemos que J.R.R. Tolkien escribiera así, en cuanto a tal personaje, para dar, digamos, vida a muchos echos y acontecimientos en la lucha del Bien contra el Mal.
Podemos decir que Saruman sabía, según sus intenciones, a qué atenerse. Por eso, cuando Gandalf acude al Concilio Blanco para que se posicione en contra de Sauron, el primero convenció a los miembros del citado Concilio para que esperasen, digamos, para ver qué pasaba. Y es que Mithrandir sabía que el Anillo Único aún no había sido encontrado y aquel era un momento más que oportuno para atacar a Sauron. Pero no pudo, al parecer, convencer a los miembros del Concilio Blanco para que actuasen contra aquel Mal que se cernía sobre la Tierra Media. En realidad, lo que quería Saruman era el ciado Anillo para sí mismo y para aumentar su poder. Por eso lo estaba buscando por el río Anduin y, claro, no podía permitir según qué tipo de acciones…
La actuación, a tal respecto, de Saruman quedó claramente mostrada cuando Gandalf acude a su encuentro para hacer ver la grave situación en la que estaba la Tierra Media. Pero se encontró con un supuesto amigo, aquel mago blanco, que en vez de hacer caso al aviso de quien iba a ponerle al cabo de la calle de lo que estaba pasando le comunicó su intención de hacer con el Anillo Único y arrebatar el poder, nada más y nada menos, que a Sauron. Y es que Saruman empezó a utilizar la Palantír de Orthanc creyendo que así podría conocer más de muchos pero acabó siendo seducido por Sauron.
Podemos imaginar (bueno, en realidad, ya lo sabemos, pero esto es para quien no lo sepa…) cuál fue la reacción de Gandalf: se negó a tan loco plan y, acto seguido, fue encarcelado por Saruman en Orthanc de donde sólo pudo salir cuando Gwaihir, jefe las Águilas, de allí lo rescató.
No creamos, de todas formas, que Saruman era la única vez que hacía de las suyas. Y es que cuando Sauron quiso hacerse con el Anillo Único y envío a los Nazgûl (espíritus de los reyes de los hombres que habían sido corrompidos por el Mal) a preguntar si sabía algo del citado Anillo Saruman mintió diciendo que nada sabía nada del paradero del Anillo ni de los Hobbits ni de la Comarca y que, además, era Gandalf el que sí lo sabía…
Al fin, fue derrotado Saruman pues el Mal, al menos en la obra de J.R.R. Tolkien, no puede prevalecer siempre. Y, en vez de huir, se quedó en Isengard. A pesar de eso, de haber sido derrotado, aún quiso lleva a su causa a Gandalf (otra vez) pero fracaso de nuevo consiguiendo, eso sí, que Gandalf lo expulsara de la orden de los Istari, o magos, a la que pertenecían ambos.
Saruman pudo convencer a los Ents (árboles que habían atacado Isengard) de que lo dejaran marchar y, en efecto, se marchó junto a Lengua de Serpiente (conocido como Gríma). Y marchó a La Comarca porque ignoraba que los Hobbits iban a volver a su casa. Allí, por cierto, hizo todo el mal que pudo hasta que, como decimos, regresaron los Hobbits y la sanearon…
Vemos, por tanto, que Saruman había sido corrompido por el poder del Anillo Único y eso había dado con él en el lado del Mal y enfrentado, claro, a, por ejemplo, Gandalf además de a todo aquel que se manifestase (de palabra y/o de obra) contra el citado Mal.
Digamos que la opción de Saruman fue, al contrario que la de Gandalf, la de ponerse al lado del Mal y, así, contra el Bien. Y lo último que sabemos de este personaje es que, por su perversidad y por el mal trato que infirió al llamado “Lengua de serpiente” (que había hechizado y dominado al Rey Théoden de Rohan hasta que fue desenmascarado, precisamente, por Gandalf) murió a manos de aquel desdichado hombre que no pudo soportar por más tiempo las burlas y el daño que le había causado su amo Saruman.
Y no nos podemos callar esto: cada cual, Gandalf y Saruman tuvieron el final que, verdaderamente, merecían.
II. Comparación de Gandalf y Saruman
Es cierto que, hasta ahora, se ha dicho algo de Gandalf y Saruman en cuanto a personajes, digamos, con igual origen pero con existencia más que diferente.
El caso es que las cosas podrían haber sido de otra manera si Saruman no hubiera actuado como actuó contra la misión que tenía encomendada.
Digamos, para empezar, que ambos, Gandalf y Saruman, son dos pares. Es decir, Istari, Magos, ambos tienen poderes similares sino iguales y ambos son enviados a la Tierra Media. Por tanto, en un principio, nada presagia que las cosas se van a torcer. Y ambos forman parte del Concilio Blanco donde se deciden cosas como, por ejemplo, qué hacer en contra del Mal.
El ansia de poder, sin embargo, diferencia de forma radical a uno y a otro personaje. Así, mientras Gandalf no quiere ostentar más del que sea necesario para cumplir su misión, Saruman cede ante la posibilidad de dominar la Tierra Media y se alía con Sauron. Tal alianza sólo puede suponer que se ha corrompido aquel que debía ser de una forma muy distinta a cómo acaba siendo.
Estos dos personajes están puestos por J.R.R. Tolkien como ejemplo claro, básico y esencial de lo que es el Bien y el Mal. Es decir, ni siquiera hace falta recurrir a Melko/Morgoth y a Eru para darse cuenta de que el Mal (en caso del primero de ellos) y el Bien (en el caso del segundo) juegan partidos más que distintos. No. Basta con ver la trayectoria vital de Gandalf y de Saruman para comprender que lo que va bien sólo puede acabar bien (caso de Mithrandir) y lo que va mal ha de terminar mal a la fuerza (caso del denominado Señor de Isengard) Y, por tanto, sólo pasa lo que ha de pasar.
Aquí todo se yuxtapone. Es decir, Gandalf camina por la Tierra Media procurando echar una mano a quien la necesita y haciendo uso de sus poderes para que prevalezca el Bien; Saruman, desde su torre mortífera, hace, justamente, lo contrario: cortar toda posibilidad de libertad de aquellos que quieren formar parte de los pueblos libres de la Tierra Media y miente, acecha, ataca o, en fin, malmete para que prevalezca lo malo y peor que un corazón corrompido y corrupto puede idear.
Sí, es cierto que puede decirse que aquí todo es demasiado simple o pudiera parecer eso. Es decir, está el Bien y está el Mal. Lo que pasa es que, en esto, no caben media tintas y, como muy bien hace ver el autor de El Hobbit y de El Señor de los Anillos en tales obras, las cosas son como son, ahí, en la Tierra Media y aquí, en la que vivimos. Y, es más, nos adherimos a uno o a otro. En eso también hay que escoger, como hacen Gandalf y Saruman.
Eleuterio Fernández Guzmán- Erkenbrand de Edhellond
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Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Hay mundos que, sin duda alguna, nos llevan más lejos del que vivimos, nos movemos y existimos.
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Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
2 comentarios
EFG
Estimado Centurión Cornelio.
Estoy más que seguro que usted tiene un mejor conocimiento que yo de los personajes de Tolkien padre. Y es que soy, digamos, un recién llegado a este mundo de la Tierra Media. Por eso me apoyo en las personas que han trabajado sobre este tipo de temas. Así, sobre Gandalf puedo aportar esto escrito por David Day en su obre de título "Tolkien. Enciclopedia ilustrada":
"Los Maiar eran multitud, pero sólo unos cuantos de estos inmortales aparecen nombrados en las crónicas de Tolkien: Eönwë, Heraldo de Manwë; Ilmarë, Doncella de Varda; Ossë de las Olas; Uinen de los Mares Tranquilos; Melian, Reina de los sindar; Arien, Conductora del Sol; Tilion, Conductor de la Luna; Sauron, Señor de los Anillos; Gothmog, Señor de los balrogs; Thuringwethil, la Vampira; Ungoliant, la Araña; Draugluin, el Licántropo; Baya de Oro, la Hija del Río; Iarwain Ben-adar (Tom Bombadil), y los cinco magos: Olórin (Gandalf), Curunir (Saruman), Aiwendil (Radagast), Alatar y Pallando."
Por eso le digo que, por que a mí respecta, me vale esto y no con esto quiero desmerecer para nada a la opinión que usted ha manifestado pues lo considero un "colega lector". Y, en efecto, también son Maiar Sauron y los Balrogs pero, digamos, fueron corrompidos por el corruptor que todos conocemos, por ese envidioso llamado Melko/Morgoth.
Un abrazo.
De todas formas, diga Mr Day lo que quiera, yo por mi cuenta no considero Maiar a los Magos, sino unos enviados de los Valar, servidores del Fuego Sagrado, de otra especie.
Los Maiar tomaron partido antes de los tiempos, de una vez y para "siempre", y no cambian de bando en la ilusión de los tiempos.
No pretendo discutir, don Eleuterio, pero no considero un argumento la opinión (¿fundada en qué? para los otros personajes que menciona el autor ha especificado "son Maiar") de Mr Day.
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