Un amigo de Lolo - De cómo Dios estuvo y estará

Presentación
Manuel Lozano Garrido

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

De cómo Dios estuvo y estará

“Dios metió sus manos en el barro, para crearnos y, después también, en el fango, para salvarnos”
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (955)

En realidad, nosotros no sabemos cómo, en verdad, Dios creó a nuestros primeros padres ni, tampoco, cómo nos creó a cada uno de nosotros. Sin embargo, por fe estamos seguros que lo que dicen las Sagradas Escrituras es cierto y, aunque estén escritas para un tiempo determinado (el Génesis, por ejemplo, hace muchos siglos) sí gozamos con su lectura porque en ella está plasmada la inspiración de Dios y eso sólo puede ser garantía de veracidad. Y no nos valen ni nos pueden servir aquellas insinuaciones acerca de lo que parece pero, en realidad, así no fue…

Dios nos creó como quiso. Pudo haberlo hecho de cualquiera forma porque para eso es Todopoderoso y a quien hizo lo que hizo antes de que nada hubiera nada le es imposible. Pero quiso hacerlo tomando un poco de esa materia humilde, lo menos de todo, lo que está en la propia tierra, para formar un ser humano y, de ahí, infundirle el alma con su aliento.

Es decir, Dios nos crea de lo que es casi nada, materialmente hablando, porque tiene poder para hacer, porque quiere hacerlo y, entonces, lo hace. Y nos pone en el mundo para que caminemos por él hasta que, llamados por su corazón, volvamos al Señor. Y eso ha sido la realidad desde que el hombre es hombre sin negar que es posible, más que posible y real, que infundiera el alma en homínidos que ya había creado por su propia mano y, entonces, el hombre fue hombre y el ser humano una realidad muy distinta al animal irracional del que venía. Pero todo fue creación del Creador.

Pero eso, claro, es cuestión muy otra porque lo que aquí nos concierne es saber, como decimos, que nos puso donde nos puso y que, desde entonces, libres también por su santa voluntad, hicimos y hacemos lo que mejor nos parece por mucho que, en demasiadas ocasiones, ni nos convenga lo que mejor nos parece ni sea lo bueno para nuestro futura vida eterna.

Hemos dicho muchas veces que Dios es Creador pero que no se olvidó de lo que creó y no se olvida de lo que crea. Siempre está presente y en aquel “yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo” de Jesucristo se encuentra plasmada una realidad patente: Dios está y no, sólo, estuvo.

¿Por qué está Dios, por qué sigue estando?

Como nos conoce a la perfección, pues nos ha creado y ha visto, a lo largo de los siglos, cuál es el comportamiento de su semejanza, no ha querido abandonarnos para siempre sino que, al contrario, está a punto, preparado, listo, para cuando es el momento de llamarnos a su lado. Entonces, es más que probable que, no dejando de ser barro (del que fuimos creados, así dicho, en general y en el principio de la humanidad) hayamos pasado a ser fango, lo que es lo mismo, que hayamos empeorado mucho nuestra naturaleza humana y nos hayamos metido en más de un lío pecaminoso. Vamos, que es casi seguro que hayamos podrido bastante nuestro corazón y nuestra alma no esté del todo limpia o, al menos, con la limpieza con la que debemos presentarnos ante Dios.

Entonces, entonces, el Creador nos coge, incluso en tal fango (ya dijo Jesús que era muy importante buscar a la oveja perdida o que había venido a recuperar a los enfermos y no a los sanos) y nos lleva a su seno para siempre, siempre, siempre.

Ahora bien, al menos deberíamos procurar no estar demasiado enfangados con y en el mundo pues también es bueno y debe serlo facilitar a Dios las cosas al respecto de nuestra alma.

Menos mal que el Padre es bueno y es misericordioso…

Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, ruega por nosotros.

Eleuterio Fernández Guzmán

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Si bien lo pensamos, nuestro Creador nunca ha dejado de estar con nosotros. Es más, también espera que nosotros estemos con Él.

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3 comentarios

  
Alf_3
¡Qué 'ricura' de pensamiento de (casi) San Lolo.
Sigan sus pensamientos y sus mediaciones, ayudándonos.
03/09/13 1:03 AM
  
Antonio
Me parece correcto el texto ¿y? Al bebé q le diagnostican cáncer. ¿también es fango?


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EFG


No quisiera que se malinterpretara lo que he escrito. Cuando Dios nos coge del fango (del pecado, de hacer mal las cosas, de no ir por el buen camino, etc.) nos coge, en efecto, del fango, de lo que eso supone. Y, entonces, el bebé al que le diagnostican cáncer no está en ningún fango porque por ser bebé no es muy probable que esté en el fango del error o del pecado.
03/09/13 5:34 AM
  
Renzo
Disculpa Eleuterio, cuando dices:

..."el bebé al que le diagnostican cáncer no está en ningún fango porque por ser bebé no es muy probable que esté en el fango del error o del pecado."

¿Quieres decir que hay alguna probabilidad de que lo esté?.



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EFG


Yo no creo, así lo digo, que el bebé al que le diagnostican cáncer esté dentro de ese fango. Se supone, es de suponer, que en el fango nos metemos, por ser materia espesa, por la comisión de muchos pecados o, en fin, por no haberlos limpiado cuando hay que limpiarlos. Y en eso no me parece a mí que el bebé no puede incurrir.

Espero haberme explicado ahora.
03/09/13 1:12 PM

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