¿Se puede prohibir el dulce nombre de Cristo?
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La noticia, la verdad, no sorprende aunque sea sorprendente porque, a veces, las cosas son como son y no se pueden pedir peras al olmo y de donde no hay no se puede sacar, etc.
No me negarán que pretender esto es llegar demasiado lejos en la manifestación de un obtuso y cerrado espíritu y bloqueado cerebro.
La cosa es como para leerla dos veces y luego preguntar hasta dónde puede llegar el sectarismo y el totalitarismo de más de uno y, sobre todo, cómo es posible que eso se consienta.
Las naciones que caen en manos de determinadas personas deberían ser excluidas, de forma automática, del grupo de las que se dicen civilizadas porque con cosas como ésta demuestran que, en todo caso, sólo siendo muy caritativos se puede decir de ellas que sean humanas por la forma denigrante con la que se manifiestan.
Prohibir por prohibir sólo puede salir de mentes que han sufrido una especie de barrido neuronal y que han quedado, literalmente, para el arrastre intelectual y con un vacío que han llenado con conceptos traídos de las noches más oscuras por las que ha pasado la humanidad.
Y llegados a este extremo sólo me queda poner, aquí mismo, el titular de la noticia: “Jesucristo, vetado en los sms”. Sí, lo que han leído ha sucedido en la actualidad y no es invención de alguna mente calenturienta que haya querido titular con sensacionalismo.
Ha sucedido, está sucediendo, en Pakistán donde un organismo oficial cuyo nombre es Autoridad de Telecomunicaciones de Pakistán (PTA) se ha permitido el lujo de prohibir que, entre otras palabras o expresiones (al parecer 1600) no se pueda utilizar, por ejemplo en mensajes la palabra “Jesucristo” porque les debe parecer ofensiva, peligrosa o vayan a saber ustedes qué.
Esto, francamente, se lo tienen que hacer ver por algún especialista porque no puede estar bien una persona que prohíbe el nombre de quien, por ejemplo, poseyó en grado absoluto la virtud de la mansedumbre cuando dijo “aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón” (Mt. 11, 29); el nombre de quien fue humilde hasta decir “que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos” (Mc. 11, 45); el nombre de quien fue compasivo en grado sumo como recoge el evangelio de San Mateo (9, 36): “Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas sin pastor” y de quien fue misericordioso de forma ejemplar como también recoge San Mateo (15, 32): “Me da lástima esta gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen que comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino”.
Al parecer no son del parecer que la mansedumbre, la humildad, la compasión y misericordia sean virtudes a defender y a propagar sino, al contrario, unas que lo son peligrosas para su forma de vida y de pensar. Sólo por eso se puede entender que se prohíba el nombre de Jesucristo que es lo mismo que rechazar el Amor en grado extremo que es el de “quien da la vida por sus amigos” (Jn 15, 13).
Pues eso se rechaza. En nombre de no sé qué extraña concepción religiosa (pues sólo puede ser por eso) islamista se intenta que nadie pueda escribir el dulce nombre de Jesucristo por si acaso alguien se convierte sólo con eso. Además, a quien ose dar un salto hacia delante y venga a ser discípulo de Aquel de quien quieren prohibir su nombre ya sabe lo que le espera en la “alianza de civilizaciones” musulmana: juicio y muerte social y casi asegurada, física… para que sirva de ejemplo.
Por eso pregunto si es posible prohibir el dulce nombre de Cristo. A esto cualquiera puede responder que, como puede verse, sí es posible hacer tan gran e injusta aberración. Lo que no creo es que nadie sea capaz de defender tal posición con alguna razón que vaya más allá que la consista en ser discípulos del Mal y perseguidores de lo bueno y mejor. Y eso, algunos, lo saben hacer, por desgracia, muy bien.
Eleuterio Fernández Guzmán
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4 comentarios
sin ir más lejos, en la mayor parte de los Foros políticos de Occidente (con pocas excepciones) en la práctica está prohibido nombrar a Dios y a Jesucristo, comenzando por el Congreso y Senado de España. Prohibición de hecho, por consentimiento social activo o pasivo de todas las fuerzas políticas; no por norma legal, claro.
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EFG
Eso es más que cierto. Francamente la pregunta del título tenía una intención, digamos, que pretendía ser inquisitiva acerca de por qué se hace tal cosa teniendo en cuenta el nombre de Quien (expresa o tácitamente) se prohibe nombrar. Vamos, la gran injusticia e inadecuación de tal prohibición.
EL HIMNO JESU DULCIS MEMORIA.
Es dulce el recuerdo de Jesús,
que da verdaderos gozos al corazón
pero cuya presencia es dulce
sobre la miel y todas las cosas.
Nada se canta más suave,
nada se oye más alegre,
nada se piensa más dulce
que Jesús el Hijo de Dios.
¡Oh Jesús!, esperanza para los penitentes,
qué piadoso eres con quienes piden,
qué bueno con quienes te buscan,
pero ¿qué con quienes te encuentran?
¡Oh Jesús!, dulzura de los corazones,
fuente viva, luz de las mentes
que excede todo gozo
y todo deseo.
Ni la lengua es capaz de decir
ni la letra de expresar.
Sólo el experto puede creer
lo que es amar a Jesús.
¡Oh Jesús! rey admirable
y noble triunfador,
dulzura infefable
todo deseable.
Permanece con nosotros, Señor,
ilumínanos con la luz,
expulsa la tiniebla de la mente
llena el mundo de dulzura.
Cuando visitas nuestro corazón
entonces luce para él la verdad,
la vanidad del mundo se desprecia
y dentro se enardece la Caridad.
Conoced todos a Jesús,
invocad su amor,
buscad ardientemente a Jesús,
inflamaos buscándole.
¡Oh Jesús! flor de la Madre Virgen,
amor de nuestra dulzura
a ti la alabanza, honor de majestad divina,
Reino de la felicidad.
¡Oh Jesús! suma benevolencia,
asombrosa alegría del corazón
al expresar tu bondad
me urge la Caridad.
Ya veo lo que busqué,
tengo lo que deseé
en el amor de Jesús desfallezco
y en el corazón todo me abraso.
¡Oh Jesús, dulcísimo para mí!,
esperanza del alma que suspira
te buscan las piadosas lágrimas
y el clamor de la mente íntima.
Sé nuestro gozo, Jesús,
que eres el futuro premio:
sea nuestra en ti la gloria
por todos los siglos siempre. Amén"
Hasta aquí lo escrito por el P. Jesús Marti Ballester. Si en Pakistán prohíben pronunciar el dulce nombre de Cristo, peor para ellos. Están perdidos. Pero como Dios quiere la salvación de todos, de alguna manera habría que evitar la tropelía y la injusticia de esa absurda y blasfema prohibición. Por cierto, es curioso. Al final, el extremismo islamista, el comunismo y la masonería coinciden en su esencia satánica: proscribir y negar el Nombre de Jesucristo.
Otro ejemplo que me sucedió, cuando estube estudiando informática y comercio, había una profesora, que le gustaba hablar de dioses y brujería, pero yo poco a poco, pues en principio parecía acoger bien lo que le iba diciendo, sobre Jesús, y cuando le hablé de nuestra devoción de María Santísima, sin esperarmelo, estalló de ira, ahora recuerdo, fue cuando un día salimos todos los estudiantes a una excursión, y fue en la calle, y a gritos me decía que no le hablase más de Jesucristo ni de María Santísima.
El Santísimo Nombre de Jesús, llega a aterrorizar a demonios, y hace descubir lo que puede esconderse en el corazón.
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