El camino de Santiago de nuestra vida
NOTA PREVIA:
Permítanme tomarme, hoy 9 de agosto de 2010, una pequeña licencia.
Se trata de lo siguiente: como hoy mismo mi esposa sale camino del Camino de Santiago a culminar el mismo, recibir la Compostela e, incluso ir un poco más allá hasta Finisterre, voy a recuperar un artículo publicado por el que esto escribe, en Análisis Digital, el pasado 27 de julio porque, a mi humilde entender, quizá sea hoy el día más acertado para traerlo a InfoCatólica.
Decía, y dice, lo siguiente:
“A veces, los paralelismos espirituales nos sirven para comprender qué nos pasa en nuestra vida como hijos de Dios y, sobre todo, hacia dónde encaminamos nuestros pasos como herederos del Creador.Así, ahora es tiempo de camino y caminar es el modo más sencillo de llegar a alguna parte. Además, cuando celebramos el día de Santiago Apóstol nada más adecuado que vernos en tan especial sendero hacia el definitivo Reino de Dios.
Al igual que pasa con el caminante que decide tomarse unos días de esforzado descanso para deambular por la ruta hacia Compostela y lo hace voluntariamente con el conocimiento que tiene de lo que eso supone, también los creyentes, sabiendo lo que es para nosotros creer en Dios aceptamos, con voluntad a lo mejor inquebrantable, dar un paso tras otro por nuestra vida espiritual hacia el Padre.
No es fácil tal opción porque hay otras formas de pasar por la vida. Al igual que también llegar a Santiago es fácil de muchas formas distintas al caminar, también podemos hacer como si Dios no nos importarse, hacer como si no existiese y gozar de un vacío espiritual totalmente pleno.
Pero, por lo dicho, y suponiendo que así sea, aceptamos caminar hacia Dios con todas las consecuencias sabiendo que lo que nos queda por delante es un largo, largo, largo, camino.
De todo nos puede pasar porque las etapas de nuestro espiritual recorrido son diversas y no siempre gozosas.
Facilidades del camino
No podemos negar que Dios nos pone las cosas bastante fáciles porque nos da una Ley para conducirnos por la vida, nos pone como ejemplo a Su Hijo y a lo que hizo en su vida terrena y, por si no fuera ya suficiente, nos regala su misericordia que, a veces, tanta falta nos hace.
Por eso, caminar, para caminar, contamos con un bagaje bastante aprovechable que, si queremos, nos puede servir en las ocasiones en las que nos encontremos perdidos y no sepamos hacia dónde caminar o mirar.
Dificultades del camino
Sin embargo, no todo puede ser de color de rosa en nuestro camino hacia el definitivo Reino de Dios.
Muchas veces caminamos por senderos en los que, a cada lado de nuestra vida, el abismo nos mira con ganas de engullirnos: mundanidades a las que nos entregamos, falsos profetas que nos engañan y nos atraen separándonos de Dios; conveniencias y respetos humanos que hacen tambalear nuestro edificio espiritual, etc.
Tampoco podemos olvidar que, en ocasiones, nos vemos caminando en solitario porque creemos que nadie nos acompaña. Así, no vemos a una mano amiga que nos acompañe ni entendemos haya nadie que nos de un empujón cuando flojea nuestra fe.
Además, no pocas veces, creemos que la etapa es larga y que, a lo mejor, sería bueno hacer un descanso que puede convertirse en excesivo… quizá definitivo. Perdemos, así, la forma que permitía que nuestro paso fuera firme y nuestra fe flojea, hacemos de la tibieza una forma de comportamiento y de la unidad de vida algo alejado, lejano, inalcanzable.
Dificultades como las aquí reseñadas las tendremos todos los creyentes porque somos seres humanos y, como tales, sometidos a las pasiones que por la vida nos llevan.
Sin embargo, no es poco cierto que, como hemos dicho arriba la ayuda de Dios no nos falta y no nos abandona Quien nos creó.
Llegar a buen puerto
A pesar de lo que de dificultoso tiene nuestro camino hacia el definitivo Reino de Dios, nuestra meta, la vida eterna, está al alcance de nuestro corazón: en primer lugar porque es donación graciosa de Dios y, en segundo lugar porque se nos ofrece no coactivamente sino, en todo caso y siempre, a consideración del hijo de Dios porque libros somos y de forma libre adoptamos tal decisión.
Por eso, llegar a buen puerto, para nosotros, se resume en haber hecho un camino recto hacia Dios, haber sorteado los obstáculos que se nos ponen en el camino (toda piedra contra nuestro espíritu) y vencer la voluntad, muchas veces, olvidadiza que tenemos hacia el Creador.
La vida eterna vale la pena porque es vida y porque es eterna.”
Que tengan un buen camino a sabiendas que Dios está con los caminantes.
Eleuterio Fernández Guzmán
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Escucha a tu corazón de hijo de Dios y piedra viva de la Santa Madre Iglesia y pincha aquí abajo:
Y, si puedes, da el siguiente paso. Recuerda que “Dios ama al que da con alegría” (2Cor 9,7).
2 comentarios
Ahora, Cristo avisa SU LLEGADA ("Segunda Venida") y está abriendo un CAMINO para que todos lo sigan... Lleva insistiendo para que "le recibamos a su llegada" con las alforjas llenas de todo cuanto en estos momentos importa, más de una década. Pero no hay peregrinos que quieran encontrarse con el MAESTRO. ¿No es contradictorio esto? El gran acontecimiento de los últimos tiempos, se anuncia, se prepara YA. Cristo lo AVISA, sin que quieran salir a recibirlo. (Ver lo referente a ello en: http://rosario-asuntosdejescuristo.blogspot.com) Es bueno mirar hacia Santiago, porque él CONTEMPLÓ A JESUCRISTO. ¿Y los creyentes de estos tiempos, lo quieren mirar como él?
Será NECESARIO mirar hacia lo próximo, hacia lo que CRISTO que VIENE nos oferta. La salvación no se realizó sino que es el Señor cuando llegue, quien realizará en ella SEGÚN NUESTRA RESPUESTA.
“Larga trinquete en nombre de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Tres personas y un solo Dios verdadero, que sea con nosotros y nos guarde, que acompañe y nos dé buen viaje a salvamento y nos lleve y vuelva a nuestras casas”.
Mientras se reza te vas alejando de la tierra firme hasta que la pierdes de vista. Sólo tú y el mar. Sólo tú y Dios. ( no se puede explicar con palabras la emoción de ese momento )
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