Epifanía, también hoy, y siempre

Reyes Magos


Esto se ha realizado, lo sabemos, en el hecho de que tres magos, llamados de su lejano país, fueron conducidos por una estrella para conocer y adorar al Rey del cielo y de la tierra. La docilidad de los magos a esta estrella nos indica el modo de nuestra obediencia, para que, en la medida de nuestras posibilidades, seamos servidores de esa gracia que llama a todos los hombres a Cristo

San León Magno
Sermón en la Epifanía del Señor

Siempre me ha parecido extraño que unos sabios, de lejanas tierras, acudieran a Belén en busca, o mejor dicho, para encontrar, a alguien que no conocían. ¿Qué les podía impulsar a ello?, ¿Qué extraña llamada fue la que les atrajo?

Cuando no sabemos qué responde a algo que nos produce duda o perplejidad echamos mano, en muchas ocasiones, de lo tangible, de lo que puede demostrar aquello y, así, tranquilizamos nuestra conciencia y nuestras ansias de conocimiento.

Y a esto también se le ha pretendido encontrar respuesta. Al parecer, por aquella época un cometa surcó el cielo, indicando el camino a seguir.

Sin embargo, aquí no hemos de fijarnos en el dedo que señala a la luna (en este caso al cometa) sino que la cuestión es muy otra: Dios se manifiesta al mundo porque el mundo tiene necesidad de tal manifestación.

Tanto un texto de Isaías (60, 1-6) como uno de Mateo (Mt 2, 1-12) recogen, o hacen referencia a profecías que el primero hiciera y que Miqueas, profeta contemporáneo de Isaías, manifestara sobre el nacimiento del Mesías. Aquel habla de la oscuridad de los tiempos en los que se hace necesaria la intervención de Dios (Yahveh). “Al verlo te pondrás radiante” dice, mientras que el texto de Mateo indica que al ver la estrella “se llenaron de inmensa alegría” (se refiere a los Reyes Magos) Y la alegría, su contento, era debido a que sabían que habían llegado a su destino.

Dios, por lo tanto, otra vez, tenía que intervenir.

Y se manifiesta, tal es significado del vocablo griego epifaneia, a los paganos. Es una especie de presentación al mundo de los que no creen para que crean. Por eso aquellos magos, venidos del oriente de oriente, creen sin haber visto porque, en cierta manera, manifiestan una fe que, aún no tienen. Son un, a modo, de apóstoles Tomás que cuando, al presentarse Cristo a los apóstoles reunidos y querer meter su mano en las heridas de su Pasión, exclamara aquello de “Señor mío y Dios mío” y su Señor y Dios definió, a la perfección, lo que es la fe: “Dichosos los que no han visto y han creído

Y eso hicieron aquellos magos: creyeron sin ver.

Entonces, ¿Qué ha de suponer, para nosotros, la manifestación del Hijo de Dios en tales circunstancias?

Dice, como recoge el texto que encabeza el artículo de hoy, san León Magno, que “La docilidad de los magos a esta estrella nos indica el modo de nuestra obediencia, para que, en la medida de nuestras posibilidades, seamos servidores de esa gracia que llama a todos los hombres a Cristo

Varias cosas se pueden destacar que no deberíamos olvidar:

1.-La docilidad a la fe.

2.-La obediencia.

3.-El servicio.

Y docilidad en el sentido de dejarse enseñar por Quien vino a enseñarnos; obediencia a la Palabra de Dios y a Quien vino a confirmar su sentido; servicio en la puesta en práctica de la docilidad y de la obediencia.

Bien sabemos que hoy día son muchos los factores que no nos quieren dejar cumplir con tales principios de la fe cristiana, aquí católica. Sin embargo, también sabemos cuál es nuestra obligación, grave, como hijos de Dios que nos sabemos: no cejar en el empeño de que nuestra fe sea, para el mundo, un faro, una luz que nos conduzca por el camino recto hacia el definitivo Reino de Dios; una, al fin, manifestación.

Por eso aquellos magos, reyes o simples hombres sabios, recorrieron aquella gran distancia para postrarse, en oración, ante un niño recién nacido y para recordar que también se les había ocultado a ellos lo bueno y mejor hasta que, arrodillados, supieron que ser humildes es, en cierta manera, una forma de ser eternos.

Y eso no lo deberíamos olvidar.

Feliz Epifanía del Señor.

2 comentarios

  
María
Una leyenda cuenta,que despues de la ressurrección de JESUS,el apóstol Tomás los halló en Sabá- Allí fueron bautizados y consagrados Obispos.
Despues fueron martirizados en el año 70 y depositadas sus reliquias en un mismo sarcófago.
Los restos fueron llevados a Costantinopla por Santa Elena. Posteriormente Federico I,en el siglo XII, los trasladó desde Milán a Colonia, donde hoy reposan, construyendolos para venerarlos su colosal Catedral gótica.
Colonia se convirtió, junto con Roma y Santiago de Compostela en uno de los grandes centros de peregrinación Europeos-


saludos
06/01/10 12:27 PM
  
Eleuterio
María

Gracias por recordarnos la leyenda acerca de la vida de los Reyes Magos. Al fin y al cabo, también ellos han devenido eternos.
06/01/10 4:03 PM

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