¿Cómo afectan la magia y el maleficio?

Hace tres años nos dejó José María Baamonde, antiguo presidente de la Fundación Spes, y uno de los miembros fundadores de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES). En su recuerdo, recuperaremos periódicamente algunos de sus buenos artículos sobre el fenómeno sectario y la nueva religiosidad.

¿CÓMO AFECTAN LA MAGIA Y EL MALEFICIO?

En muchas sectas y nuevos movimientos religiosos, como así también en varias de las disciplinas promovidas por la New Age o Nueva Era, puede observarse que subyace en mayor o menor medida, una concepción mágica.

Definición

La palabra magia, deriva del vocablo persa mag, cuya una de sus acepciones es el de sabiduría. La magia consiste en una concepción mecanicista basada en el convencimiento de que existiría una fuerza en la naturaleza, susceptible de ser captada merced a diversos rituales, y utilizada en beneficio o detrimento de los hombres.

En base a lo expuesto podemos sostener, de manera sencilla, que el concepto de la magia se asienta en la creencia paralela y recíproca de dos mundos (visible e invisible), con sus respectivas fuerzas y correspondencias. De tal manera que lo actuado en uno de estos mundos (visible), tendrá una correspondencia determinada en el otro (invisible), y viceversa.

Tipos de Magia

Si bien son muchas las posibles clasificaciones de la magia, popularmente se conocen dos variantes, especialmente en lo que hace a su metodología o formas de operación y sus fines.

En lo que respecta a la metodología se destacan las de carácter homeopático o analógico, y las de carácter transitivo o de contigüidad.

La primera se basa en el principio de similitud o concepción de que lo semejante actúa sobre lo semejante. Un ejemplo de ella sería aquel ritual en el que para curar una afección cardíaca, se realiza un emplasto con una planta cuyas hojas tienen forma similar al corazón. Es importante destacar que el ejemplo dado en la magia homeopática o analógica, no debe ser confundido con aquellos tratamientos que, basados en una vieja sabiduría popular, reconoce el efecto terapéutico de los componentes de ciertos vegetales y que es denominado como fitoterapia.

Por su parte la segunda, se basa en el principio que sostiene que los elementos una vez en contacto, continúan operando uno sobre otro. Este es el tipo quizás, más popularmente conocido y un ejemplo sería cuando se confecciona una figura de arcilla a la que se anexa algún elemento u objeto de la persona sobre la que se quiere actuar (v.gr.: un cabello, una uña, una foto o un pañuelo). Estos elementos u objetos de la persona, por pertenecer a ella, la implicarían en su totalidad. De esta manera las acciones realizadas sobre la figura de arcilla (presionarla, clavarle alfileres, quemarla con fuego), producirían efectos similares sobre la persona de la que se ha tomado el elemento u objeto y puesto en contacto con la figura.

Finalmente y en lo que respecta a su fines, habría basicamente dos tipologías, conocidas como magia blanca y negra, aunque algunos autores sostienen que esta definición es artificiosa. La primera de ellas tendría fines positivos, mientras que la restante, sólo fines negativos y es la asociada a la brujería y los maleficios.

El Maleficio

Comunmente se entiende por maleficio, la capacidad de una persona de realizar un mal sobre otra, en base a metodologías mágicas.

En nuestra sociedad y no distiguiendo clases o niveles intelectivos, la pregunta de si existe la posibilidad del maleficio, surge de tanto en tanto. Esta pregunta suele venir convenientemente respaldada, de un foklore que hunde sus raíces en creencias populares, cuentos, películas, libros e historias, que han creado un campo fértil a la fantasía o la exageración y, siempre, a un sordo temor que se manifiesta en el dicho popular: “¡Las brujas no existen, pero que las hay, las hay!”

A esta pregunta debemos responder que, sin descartar la posibilidad de una intervención preternatural, sólo que esta ocurre en rarísimas ocasiones, sólo cuando es permitido por Dios y nunca con la asiduidad con que se cree, la concreción del maleficio debe ser generalmente descaratada.

No obstante ello ciertas prácticas tienden a confundir a muchos, por los efectos que parecen derivar de ellas y que, ante el desconocimiento, fácilmente son atribuidas a consecuencias de un maleficios.

Tanto la Iglesia como la ciencia, sostienen un principio de economía, que al mismo tiempo es de prudencia y objetividad, y que estipula que “frente a un hecho extraordinario, nunca debe darse una respuesta de orden preternatural o sobrenatural, si puede ser explicado naturalmente". Sólo cuando se acaban las posibilidades de una explicación natural, se puede empezar a pensar en la posibilidad, y no certeza, de una de orden no natural.

De esta manera podemos decir que el maleficio surte un efecto, entre otras razones, por autosugestión. Si uno cree en la posibilidad de un maleficio, es muy posible que le termine ocurriendo algo. O para decirlo de otra manera: todo lo malo que nos pasa a todos, todos los días, si creemos en el maleficio, se lo adjudicaremos a él.

Si una persona cree que han ejercido sobre ella un maleficio, aumentará su tension nerviosa, manteniendo una situación de alerta constante, lo que repercutirá en una secreción mayor de lo habitual de adrenalina y un aceleración del ritmo cardiorespiratorio, contracciones musculares, gastritis, insomnio, angustia, ansiedad y demás disfunciones, que pueden llegar a provocar cuadros clínicos serios.

Otra de las formas por las que el maleficio suele surtir un efecto, es a raíz de algún engaño encubierto. En ocasiones los objetos que se utilizan, cuentan con sustancias tóxicas que al tomar contacto con la persona, producen una serie de efectos que facilmente pueden ser adjudicados a lo preternatral, cuando las causas son perfectamente naturales.

Al respecto se suele mencionar como ejemplo cuando se colocan cánulas de bambú embadurnadas en curare, entre las plumas de algún gallo muerto. La persona a la que está destinada el maleficio, al tomar el gallo con sus manos se pincha con las cánulas de bambú, ingresando el curare a su organismo. El curare es un veneno que actúa sobre el sistema nervioso y puede producir la muerte por paro cardiorrespiratorio. En otras ocasiones, las sustancias tóxicas son preparadas en pócimas o infusiones que, sin conocimiento del afectado, se dan a beber produciendo diversos efectos.

Algunas consideraciones

La creencia popular en la magia y el temor atávico frente a la posibilidad de un maleficio, es explotado por numeros nuevos movimientos religiosos de características sectarias y los clasificados de los periódicos dan sobrada prueba de ello.

Movimientos relacionados con la New Age o Nueva Era y, especialmente, cultos afrobrasileños de lo más diversos que prometen solución a todos los problemas, laborales, familiares y sentimentales, recurren a la concepción mágica en su proselitismo.

¿Cuántas veces escuchamos a diario a personas que desesperadas por dificultades económicas y laborales, acuden a estos movimientos y por respuesta no reciben explicaciones relacionadas con la actual situación socioeconómica, sino que les han hecho un maleficio y que, para deshacerlo, deben oblar sumas que van desde los doscientos a los cinco mil dolares o más? O, preocupados por la enfermedad propia o de algún familiar cercano, reciben igual respuesta, abandonando tratamientos médicos con graves consecuencias.

En el mejor de los casos sólo pierden el dinero, en otros, se puede perder también la vida del alma y del cuerpo.

JOSÉ MARÍA BAAMONDE
(1959-2006)

1 comentario

  
rastri
Así como el beneficio espiritual o físico nos puede llegar a través de la llamada, petición u oración dirigida hacia un ser existente en la espiritualidad espacial celestial situada fuera de nuestro entorno físico terrenal temporal.

Así la desgracia o la maldición psíquica o física nos puede llegar a través de la llamada, la petición u oración dirigida hacia un ser existente en la espiritualidad temporal terrenal situado dentro de nuestro entorno físico terrenal temporal.

Y tanto para el primero como magia blanca; como así para el segundo como magia negra: El efecto, positivo o negativo según sea la petición, viene dado por el poder de compromiso de fe y entrega que el orante pueda tener ante el orado.

Jesús el Cristo, con singular fe para resucitar al muerto, ruega al Dios de vida: Y el muerto resucita.

Otros con fe suficiente en poderes soterrados: También pueden hacer cumplir sus deseos aunque estos, para otros, no sean justos.

De aquí que la ignorancia hacia estos eventos como milagros. U otros poderes soterrados: Dejen a quien los ignora, respectivamente, inválidos para el beneficio del milagro. Y válidos para el perjuicio de la maldición.

Pues donde todo es causal; la casualidad como hecho consumado sin principio causa no existe.
19/09/09 1:07 PM

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