Juan Piris, un gran error de Don Ricardo

Los dos últimos obispos de Lleida llevan el sello personal de Don Ricardo Carles. Don Francesc Xavier Ciuraneta fue su secretario particular en Tortosa y Barcelona, y Don Juan Piris fue su vicario y luego sucesor en la parroquia de San Fernando Rey de Valencia. Ambos fueron promocionados por su mentor al episcopado, ambos fueron obispos de Menorca y ambos volvieron a la península como obispos de Lleida. Ambos cayeron en la trampa del nacionalismo catalán y plantaron cara a Roma en el litigio de las obras de arte de la franja catalano-aragonesa.

Desde mi humilde punto de vista creo que Don Francesc fue un buen obispo, tenía las ideas claras y se rodeó en su gobierno de personas de recta doctrina como los miembros de la Fraternidad Sacerdotal de San Juan de Ávila, entre ellos el Rvdo. Joan Ramon Ezquerra, a quien nombró vicario general. Pero el error de enfrascarse en la guerra por las obras del museo diocesano fue catastrófico, un hombre de sana doctrina acabó pasando a la historia como alguien desobediente a las directrices romanas, casi un cismático.

Pero lo de Don Juan Piris aún me parece mucho peor. Ha metido la pata desde el principio en todos los campos y en todos los sentidos. Nombró como vicario general a un claro representante de la linea progresista como lo es el Rvdo. Ramon Prat Pons, cargándose toda la obra de su antecesor, y ahora acaba de desenterrar el muerto del litigio de las obras de arte, cuando otro valenciano Don Javier Salinas lo había dejado todo atado y bien atado como Administrador Apostólico, para dejar zanjado de una vez este espinoso tema.

Siempre he defendido a Don Ricardo, era un hombre bueno y piadoso, formado en recta doctrina, que nunca fue nacionalista catalán, ni se sometió a los dictámenes del todopoderoso entonces Presidente Pujol. Plantó cara en algunos temas al progresismo eclesial barcelonés (C.E.P., Seminario, Casa de Santiago…), pero no tuvo ni el coraje, ni las armas, ni la estrategia adecuada, para vencer a la “gran bestia". Cometió errores de gran calado entre los cuales el nombramiento de sus cinco primeros obispos auxiliares (fue como meter al zorro en el gallinero).

El martirio que tuvo que pasar en Barcelona le creó grandes simpatías en el episcopado español y en Roma, por eso todos los candidatos que presentó a obispos le fueron aceptados (Carrera, Perdigó, Traserra, Tena, Vives, Saiz, Ciuraneta, Piris, Casanovas, Vicente Juan). Un resultado en el marcador de 10-0 en la comparación Carles-Sistach por lo que se refiere a colocación de obispos. Pero muchos de esos obispos han dejado mucho que desear por no decir que han sido una verdadera calamidad.

Haber sido propuesto por Don Ricardo al episcopado no es una garantía segura, como tampoco lo es el hecho de ser valenciano. Durante un tiempo se pensó que nombrar obispos valencianos en Cataluña era una buena solución porque no llevaban en la sangre el virus nacionalista, pero a veces ha sido peor el remedio que la enfermedad.

Un buen obispo me dijo hace años que había “Un Vilaplana bueno y un Vilaplana malo". El bueno era Don Antonio (fallecido recientemente) el que fuera obispo de León y el malo era Don José, entonces en Santander y ahora en Huelva. Ambos eran valencianos y ambos tenían el mismo apellido, pero entre ambos había una distancia ideológica importantísima. No todos los obispos valencianos son buenos, los hay sin duda, valientes y decididos como S.E.R. el cardenal Cañizares, o Don Juan Antonio Reig, o en su momento Don José Gea Escolano, pero hay otros que no dan la talla y Don Juan Piris es uno de ellos.

Creo que desde Roma y desde Nunciatura deberían aprender de “la lección Piris” para no cometer más errores descomunales en el nombramiento de obispos en Cataluña. ¡Más Munillas y menos Piris por favor!. La iglesia en Cataluña ya está bastante mal como para permitirse más experimentos.

Antoninus Pius